Carlos Fernández-Vega
Los beneficiarios de siempre
El mismo circuito de negocios
En política no hay casualidades. Tampoco en los negocios. Y en el festín de evasión y elusión fiscales no es fortuito que se repitan empresas y empresarios participantes, como no lo es que a lo largo de los años los mismos nombres aparezcan relacionados como beneficiarios de "rescates", "salvamentos", subsidios cambiarios, exenciones, "decretazos" y demás negocios apadrinados por el gobierno en turno y amparados en el erario.
A raíz del informe que sobre la revisión de la Cuenta Pública 2005 difundió la Auditoría Superior de la Federación, de nueva cuenta aparecen las empresas y empresarios de siempre entre los agraciados en el festín fiscal. La ASF no da nombres, pero no obstante su aparente "olvido" todos saben de qué consorcios y de qué "hombres de negocios" se trata.
Si se revisa la historia de los últimos 25 años, para no ir más lejos, los nombres de esas empresas y empresarios aparecen reiteradamente en el inventario de favorecidos con los multimillonarios subsidios cambiarios del Ficorca, la "devolución" al capital privado de 34 por ciento de la banca estatizada por medio de los certificados de aportación patrimonial (CAP), la desaforada especulación que con estos títulos se desató en la Bolsa Mexicana de Valores, el crack del mercado bursátil que pasó a cuchillo a más de 350 mil pequeños inversionistas, la reprivatización bancaria, su "rescate" y extranjerización, el saqueo con Tesobonos, la fuga de divisas, la especulación cambiaria, la interminable lista de "salvamentos" y, desde luego, la evasión y elusión fiscales, permitida y "legalizada" por y desde el gobierno mismo. Son, pues, los monopolios y oligopolios que mantienen estancado al país, y a la clase política agarrada del punto de equilibrio, porque también en el financiamiento de campañas políticas han encontrado la fórmula de la permanencia y, sobre todo, de la impunidad.
A las denuncias de la ASF y los focos rojos encendidos por la creciente evasión y elusión fiscales, el gobierno calderonista respondió de inmediato: publicó un acuerdo (JG-SAT-IE-3-2007) en el Diario Oficial de la Federación, por medio del cual autoriza la "condonación total o parcial de los créditos fiscales", que a 2005 acumularon cerca de 500 mil millones de pesos, algo así como el 7 por ciento del producto interno bruto, el ingreso anual de millones de mexicanos o, si se prefiere, la fortuna íntegra de Carlos Slim.
La ASF "esquivó" los nombres de las empresas y empresarios beneficiados, pero comienzan a documentarse. La Jornada publicó que entre los agraciados en el festín fiscal aparecen, cuando menos, Bimbo, Kimberly Clark, Wal-Mart, Televisa, Telmex, Grupo México, Cemex, Industrias Monterrey (IMSA), Grupo Carso Telecom y Grupo Modelo. No podía faltar la banca, siempre presente en las oscuras historias sobre el manejo de los dineros públicos, ni los sempiternamente "rescatados" ingenios y sus barones del azúcar. El fisco es tan desprendido, que hasta equipos de futbol (propiedad de las televisoras) aparecen en la relación de beneficiarios. No son los únicos, pero sirven de muestra.
Allá por los años del generoso Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios (Ficorca, que dirigía Ernesto Zedillo), 30 grupos empresariales concentraron más del 50 por ciento del subsidio (alrededor de 25 mil millones de dólares) que en este renglón les otorgó el gobierno de Miguel de la Madrid. Es larga la relación de atracos cometidos, pero no hay que olvidar que muchos de ellos se beneficiaron con la reprivatización salinista (banca incluida), sobresalieron en el "rescate" del Fobaproa y su capítulo especial, la UCABE, vendieron a muy buen precio sus "rescatadas" acciones en la extranjerización de las instituciones financieras; le sacaron raja a la descarada especulación con Tesobonos, que al erario le costó más de 30 mil millones de dólares, y, en fin, han hecho de este país su negocio particular, con el erario a su servicio.
Entonces, no es que la historia se repita. En realidad es una historia, la del saqueo, que no concluye. Se ha documentado, también, que muchos de ellos son evasores de las cuotas al IMSS, al Infonavit y tantas otras "obligaciones". El gobierno de la República, en particular, y la clase política, en general, se ha convertido en su sastre particular: leyes, decretos, acuerdos y programas a la medida, mientras el país se mantiene en el hoyo.
La telaraña es un cuento de hadas: Cemex (tercero en el ranking internacional) es el monopolio del cemento en México y su cabeza visible es Lorenzo Zambrano, quien también participa en Televisa, otra de las involucradas en el festín fiscal, que preside Emilio Azcárraga Jean, empresario presente en Teléfonos de México, de Carlos Slim, magnate que a su vez forma parte del consejo de administración de Televisa, consorcio en el que tenía asiento María Asunción Aramburuzavala, del Grupo Modelo, del duopolio cervecero en el país, en el que sobresale Valentín Díez Morodo, a su vez participante en el consejo de administración de Kimberly Clark, que preside Claudio X. González Laporte, éste con asiento permanente en Teléfonos de México y Televisa, emporio en el que aparece Germán Larrea, cabeza del Grupo México (el de Pasta de Conchos), consorcio en el que también participan Claudio X. González Laporte y Valentín Díez Morodo, todos ellos beneficiarios de la reprivatización de Banamex, del Fobaproa, de la extranjerización de esa institución financiera y, obvio es, de la elusión fiscal realizada a la hora de venderla a Citigroup por medio de la Bolsa Mexicana de Valores, en las que todas las empresas citadas participan.
Lo anterior, como muestra del banquete y de cómo se benefician no sólo en el consorcio que cada empresario preside, sino en el circuito de "negocios" en el que participan.
Las rebanadas del pastel
En efecto, es un cuento de hadas, pero para el país es una historia de terror. Y el gobierno es parte de ella.
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