María Teresa Jardí
Patricia Mercado llama a votar a los yucatecos y a los avecindados con credencial para hacerlo en Yucatán, supongo.
Difiero de lo dicho por la excandidata a la Presidencia, por un partido capaz de evidenciar desde el nombre que mientras existan las clases sociales los campesinos no pueden tener la misma categoría de los socialdemócratas.
Votar en México, hoy, sólo sirve para avalar el sistema político impuesto por el imperio yanqui de manera brutal aquí, por la corrupción de la clase política y empresarial mexicana.
Votar en la elección de mayo en Yucatán es caer en el juego del sistema político impuesto en México por gobernantes apátridas al servicio del imperio yanqui, encabezado por el más grande capo del terrorismo, del narcotráfico y del crimen organizado que existe en el mundo: George W. Bush.
Por más mal que anden las cosas de inteligencia en nuestro país y en el imperio yanqui, antes de llevar al gobernante más poderoso del mundo, se investiga sobre el mensaje que va a enviar a la sociedad la elección del anfitrión de la visita.
Por poco inteligente que sea quien encabeza el gobierno de un país y por más espurio que ese gobierno sea, o mejor dicho por ser espurio, con mayor razón, se cuidan los mensajes que de cara a la sociedad se quieren enviar.
Y quedando claro lo que la sociedad opina, porque es público, sobre quién es Roberto Hernández, a cuya finca trajo Fecal, y vino Bush, el mensaje que mandaron desde Yucatán al mundo, es que por encima de la ética están, para Fecal y para Bush, es decir, para el sistema impuesto por Bush y ejecutado en México por Fecal, los negocios y los negociantes vinculados con el crimen organizado, o mejor dicho, por eso, porque están vinculados con el crimen organizado quisieron mandar el mensaje de que ellos, y no el pueblo y menos aún la ética, son los pilares que mantienen sin posibilidad de cambio alguno el fracasado, para millones de personas en el mundo, sistema político capitalista impuesto por el imperio yanqui.
No hay candidatos mejores, todos son peores. Y por eso con el respeto que me merece Cholo como actor cómico de teatro regional y también como persona, es indignante, a estas alturas y como están las cosas en México, constatar cada día la mediocridad del PRD, que otra vez se presta a jugar el mismo papel inaceptable que aceptó Campa, a nombre del Partido Comunista, cuando la elección en la que López Portillo llegó como presidente no electo, aunque haya aparecido con 17 millones de votos a su favor como resultado de esa contienda, de la que el PAN cuando fingía ser demócrata se retiró y ese retiro de la derecha, curiosamente, es lo que llevó a Reyes Heroles, cuando México tenía secretarios de Gobernación que pensaban, a impulsar la reforma política con la que el PC dejó de ser un partido clandestino, para convertirse en nada, visto está, lo que también hay que decir.
Triste destino el de eso que se llama izquierda mexicana aunque de izquierda no tenga nada.
En México la izquierda no ha gobernado desde Carrillo Puerto y por eso asesinaron a Carrillo Puerto aunque hayan buscado un pretexto tan banal, como un desliz con la mujer de otro, para asesinarlo porque todavía no se habían convertido las ejecuciones en ajustes de cuentas para dejar impunes los homicidios. Votar, hoy, es cancelarnos la posibilidad de empujar la búsqueda de la medicina para poner remedio a una enfermedad tan grave, que amenaza convertirse en mortal para acabar con México.
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