Es un lugar común hablar de la temporada navideña como época de reflexiones y recuentos; sin embargo, eso no demerita la importancia de tomarse un espacio, cerrar el ciclo y hacer el sumario de lo que hemos vivido en una etapa determinada. A nivel personal nos ayuda a reordenar las ideas, delinear nuestros objetivos y proyectos y tener los cimientos de las decisiones futuras.
La Navidad, justo en la recta final del año, otorga esa posibilidad de reflexión que se refleja claramente en los tradicionales propósitos de año nuevo, una lista de deseos y buenas voluntades que van directamente ligados a nuestro proyecto de vida; pero de una manera activa, pues se refieren a cuestiones por las que debemos de trabajar y poner un determinado empeño.
La reflexión de fin de año tiene un sentido claro: revisar el debe y el haber de nuestra conciencia y plantearnos nuevas metas; sin embargo, también es un lugar común hablar de lo quimérico de estas proyecciones, de cómo el primer mes del año está lleno de entusiasmo y se va desgastando el empeño conforme avanza el año.
Esto puede ser producto de la falta de voluntad y una escasa claridad de metas, es decir, que si mi proyecto de vida incluye la superación académica y uno de mis más fervientes deseos es concluir una maestría, no me puedo fijar como propósito de año nuevo el obtenerla en ese año, cuando se requieren al menos dos para cursarla y, por otro lado, si es factible concluirla para ese año, es necesario que se piense en el empeño que debe ponerse para concluirla. Esto por poner un ejemplo burdo.
Entonces se trata de tener una adecuada relación entre nuestros objetivos y sus posibilidades, distinguiendo entre aquellas que están fuera de nuestro alcance y las que dependen de nuestro esfuerzo, pues a partir del adecuado balance de factores podremos tener un proyecto anual mucho más viable y la satisfacción al hacer el sumario será sin duda mayor. La claridad en la reflexión y los propósitos es la base.
Si bien hemos estado planteando este punto en lo que toca al tema individual, puede traducirse también a lo social, pues esta etapa de recuento debe pasar por lo que como sociedad representamos, nuestro proyecto de vida social depende de acciones individuales que se suman para formar la colectividad. Si cada uno de nosotros ponemos en uno de los puntos de nuestra reflexión anual a la vida social de nuestro país, seguramente lograremos un nivel de conciencia amplio y diseccionado a un proyecto de nación.
¿Qué queremos?, ¿Hacia dónde vamos? y ¿Qué debemos hacer para lograrlo?, son las preguntas clave y, finalmente, así como vamos sumando en uvas nuestros propósitos de año nuevo, aumentar a éstos los que tenemos como sociedad, con la misma claridad que hemos propuesto en estas líneas, poder hacer una reflexión de las posibilidades que tenemos para cumplir nuestros deseos nacionales. Piense usted cuáles serían los suyos.
Felicitaciones ad hoc.- Es en este sentido social que nos permitimos utilizar este espacio para dejar nuestro más sincero agradecimiento y felicitación por su labor en el engrandecimiento social de nuestro estado y nuestra nación a aquellos que desde sus diversas trincheras contribuyen día a día con el fortalecimiento democrático: periodistas, luchadores sociales, empresarios de todos los niveles, ciudadanos, funcionarios y académicos. Felices fiestas y más felices reflexiones de fin de año.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es ednafuerte@gmail.com para sus comentarios. Muchas gracias
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