René Drucker Colín
Emerson dijo alguna vez que la tarea más difícil del mundo era pensar. En las últimas semanas se ha abierto una enorme discusión sobre las fuentes de energía.
Desde luego, es un tema de capital importancia para el país. Desafortunadamente, el tema y su discusión se han centrado sobre el petróleo y se ha puesto en la palestra más por un asunto de posiciones políticas que de razonamiento de hacia dónde debe ir el país en los próximos años para enfrentar lo que indudablemente vendrá, que es la crisis energética mundial. Mucho más allá de la polémica sobre el petróleo, que desde luego debe defenderse a como dé lugar para preservarlo, por y para los mexicanos, están las necesarias estrategias que deberá seguir el Estado mexicano para asegurar las fuentes de energía que se requerirán pronto, en cuanto se agote el petróleo. Si bien es cierto que la fecha y la hora en que dejará de haber petróleo en nuestro país no se sabe con absoluta certeza, lo que sí es cierto, es que este recurso se agotará. Yo he escuchado y leído que esto ocurrirá en 10 años, si la velocidad y cantidad de extracción continúa al ritmo actual. Supongamos que esto se presente 10 o 20 años más tarde de lo que se haya señalado por los expertos; yo me pregunto: ¿qué no sería inteligente pensar en explotar las energías alternas y, en particular, la energía solar?
Para empezar, resulta que 70 por ciento de la población mundial habita en lo que se llama la franja solar y México está situado en una posición ideal dentro de esa franja. Pregunto, siendo esto así, ¿qué no sería estratégico para el país empezar a desarrollar en serio la energía solar?, sobre todo por un dato impactante. Resulta que la energía solar recibida cada 10 días sobre la Tierra equivale a todas las reservas conocidas de petróleo, carbón y gas.
En México, alrededor de tres cuartas partes del territorio nacional, son zonas de insolación media del orden de los 5 KWh/m2 al día. Pero aún hay más: resulta que con 0.14 por ciento de la superficie de los estados de Chihuahua y Sonora todo el consumo nacional de electricidad podría ser abastecido, si se desarrollara la energía solar en el país, que es una fuente de energía inagotable.
La gran pregunta que yo haría es: ¿qué no valdría la pena pensar en desarrollar a la brevedad posible toda una estrategia para impulsar con recursos nacionales, tanto públicos como privados (pero mexicanos), lo que se podría denominar Compañía Nacional de Energía Solar (Conaes)? Mis amigos expertos en el área me han señalado que si esto se lleva a cabo, al término de un tiempo se pueden generar hasta un millón de empleos entre directos e indirectos. Creo que la discusión energética no pasa sólo por el petróleo, tiene que pasar por la transición energética. Ojalá el Estado mexicano y los movimientos sociales en contra de la privatización de Petróleos Mexicanos piensen sobre esto y luego actúen.
Addendum:
Lo que ocurrió el domingo en el Partido de la Revolución Democrática sólo muestra a Jesús Ortega como hombre patético, que ilustra lo que Oscar Wilde dijo hace años: “la ambición es el último refugio del fracaso”. ¿Qué no sabrá Ortega que vencer ilegítimamente impide dirigir?, pues para esto último hay que tener estatura moral.
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