Julio Hernández López
Abandono, cobardía, complicidad...
¿Congruencia o solapamiento?
AMIGOS DE TELEVISA. La líder del magisterio, Elba Esther Gordillo; Mario H. Páez, presidente del consejo directivo de Con-México; el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto; Emilio Azcárraga Jean, presidente del Grupo Televisa, y Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública, durante la presentación de la campaña Elige estar bien contigo, en las instalaciones de Televisa San Ángel. Foto: Notimex
Felipe Calderón insiste en culpar a otros de que no le salgan bien las cosas que ha decidido por sí mismo, sin concurso ni consenso sociales. Obstinado en una “guerra” contra el narcotráfico, que histórica y económicamente está sabidamente perdida, el general de cuatro estrellas de duración sexenal dispara políticamente en redondo contra todos los que supone debieran ser sus aliados, pero percibe distantes e incluso obstructores: Felipe, su ejército y su guerra van contra los otros dos poderes, a los que entienden subordinados y administrativamente sujetos a regaño (los legisladores no hacen buenas leyes y los jueces dejan salir de las cárceles a criminales confesos); contra los medios de comunicación (a los que exige se conviertan en aplicados voceros voluntarios de las “buenas nuevas” gubernamentales y no sean divulgadores del terror y la barbarie nacionales), y contra los ciudadanos en general, a los que demanda que no sean “cómplices de la ilegalidad” y sí, en cambio, se conviertan en puntuales denunciantes de delitos y operaciones criminales.
(Los tres rubros tocados por la crítica y la exigencia del ocupante formal de la Presidencia de la República han conocido, también, el rigor de la militarización de lo social y lo político que, en el fondo, está tras la estrategia explícita del “combate al tráfico de drogas”: el Congreso fue tomado por el Ejército para que Calderón rindiera protesta, los periodistas –sobre todo de provincia, especialmente en el norte del país– cada día son más impunemente agredidos por soldados y la Policía Federal militarizada, y los ciudadanos en general viven aterrorizados por las caravanas militares, las balaceras donde mueren civiles sin relación con el tema del narco y el encolerizado deambular de cuerpos represivos deseosos de venganza por los asesinatos de sus mandos: la República bajo control militar, los derechos civiles recortados, las libertades disminuidas y el aire cada vez más injerencista de una elite castrense desbordada frente a la incapacidad y las debilidades, institucionales y personales, del grupito civil encaramado mediante fraude al poder).
Engallado discursivamente al grado de pronunciar un enigmático “¡ya basta!” en días pasados, Calderón fue conminado ayer, durante una conferencia de prensa conjunta con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, a que explicara y ampliara el sentido de su consigna de aires guerreros, y allí externó sus reclamos y demandas a la alcahueta sociedad en general, los poderes ineficaces y los medios de insatisfactoria comunicación. El tono heroico y la retórica patriotera cayeron, sin embargo, en una clara contradicción para la que esta columna pacifista no pide fusilamiento, sino claridad y, en la medida de lo posible, satisfacción: resulta que el lic. F.C. dijo que es necesario seguir con la “batalla para liberar a México, porque no nos vamos a sumar al abandono, a la cobardía o a la complicidad que permitieron que México llegara a esta situación”. Y de inmediato, sin agarrar aire, a punto y seguido, pues, agregó: “Y el ¡ya basta! es una convocatoria y es una exigencia a todos, sin excepción: a los ciudadanos, para precisamente no ser cómplices de la ilegalidad, para denunciar los delitos, para avisar a las autoridades de las operaciones criminales, para no solapar la existencia (…) de las organizaciones criminales”.
Claridad y satisfacción deseables, planteaba esta columna liberada, porque resulta que el ciudadano Calderón exige a los demás lo que no hace él mismo: explicar, por ejemplo (y actuar en consecuencia), quiénes son los responsables, por abandono, cobardía o complicidad, de que México “llegara a esta situación”: ¿Incluye al gobierno de Vicente Fox y a la cofradía familiar de saqueo encabezada por los hijos de Marta Sahagún? ¿Entre esos malvados estarán, por ejemplo, el procurador actual de Justicia, que en el sexenio pasado fue secretario de Seguridad Pública, o el actual titular de la SSP federal, que en el foxiato también ocupó altas responsabilidades policiales, o el actual subsecretario de Gobernación, Cabeza de Vaca, quien antes fue cómodo procurador federal? ¿O quiénes, concretamente y, sobre todo, judicialmente investigables, son esos tales por cuales que actuaron omisamente, por sacones o por cómplices? Preguntas de necesaria respuesta porque, de otra manera, los emotivos discursos, la revisión de pajas en ojos ajenos y los exhortos cívicos quedan en mera palabrería sin sentido, en teatralidad circunstancial, en complicidad, solapamiento y parapeto de objetivos más trascendentes, como la militarización social preventiva de movilizaciones, como las que pueden darse contra reformas calderonistas varias y como la apertura de caminos de crisis para que vecinos ambiciosos entren a la tierra en llamas a “ayudar” a su control.
Astillas:
El ingeniero Juan Édgar Oliva Cuevas, director general de Jeo Ingeniería y Construcción (www.constructorajeo.com), empresa que tiene entre sus clientes a Bimbo, Lala, Bayer, Nissan, Mercedez Benz, Kimberly Clark, Sherwin Williams y Shell, se ahorra gastos de diván mediante el envío persistente de comentarios no siempre injuriosos a este columnista (en uno de ellos reta: “Si tienes pantaloncitos, contéstame”). Ayer cumplió apaciblemente con su rutina médica y produjo un sedoso análisis político: “De verdad que me encanta leer tu columna (no muy seguido porque mata neuronas), pero me maravilla la rapidez con que corres a servirle de trapeador al señor López (la centaveada debe estar buenísima), ya que hace dos años todo el sistema era bueno (AMLO iba a la cabeza de las preferencias), después se dividió en calderonistas y pejistas y para ti ya únicamente la mitad del país era buena, y en esta mitad estaba todo el PRIRD (lo de PRI, es por los genes, ya que tanto en ti como en AMLO corren genes priístas). Luego, en cuanto no estuvo de acuerdo con tu patrón 100 por ciento del PRD (lo de patrón lo digo porque en cuanto te ordena que mauyes, de inmediato estás presto) entonces ya tampoco son de los buenos. Al paso que van, al final quedarán únicamente AMLO y tú como su gato, perdón, su amigo”…¡hasta mañana!
Lo que queda claro en los comentarios del señor Oliva Cuevas es cuánto lo ciega el odio, pobre hombre, mejor sería que consultara a un terapeuta porque sus mensajes a Julio no lo van a curar y se nota que la pasa muy mal.
martes, mayo 13, 2008
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