Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Es lo duro y lo tupido, desde todos los frentes abiertos por la amañada contrarreforma calderonista, lo que tiene ya contra la espada y la pared las cinco iniciativas que, abortadas por la presión del centro a las izquierdas de los partidos representados en el Congreso General (institucionalmente por las corrientes del PRI, semiviolentamente por el PRD, popularmente por la oposición lópezobradorista, más la carga del PT y Convergencia y el oportunismo del Panal y los Verdecologistas) han generado una nueva crisis política en la que está atrapado el presidencialismo de derechas y que no sabe maniobrar mar adentro del estira y afloja de las transacciones políticas.
Y no sabe, porque la propuesta calderonista está viciada de origen. Sus fines son privatizadores tanto como sus medios. Es el resultado de una concepción gerencial. Calderón no lleva dentro nada de estadista. Opera como empresario del sector privado sometido al intocable libre mercado, con visión de corto plazo, aunque haga promesas para el futuro. Su director de PEMEX, Jesús Reyes González y sus asesores, con su secretaria de Energía: Georgina Kessel, están al servicio de sus cargos, apoyando incondicionalmente la privatización de lo que resta de los recursos no renovables del petróleo.
En cambio Cuauhtémoc Cárdenas, echado hacia delante, con su quehacer pacífico del político que sabe actuar, en las crisis nacionales, sobre todo desde 1988 (cuando debió ser el Presidente de la República) la fecha de la escisión del partido en el poder y la creación de lo que con todo su expediente es el partido de la Revolución Democrática y éste, ahora, 20 años después presa de un sacudimiento que transita en el filo de una fractura con el ala cardenista, por un lado y por el otro el ala lópezobradorista.
La cuestión es que Cárdenas se ha estado oponiendo a la privatización calderonista y Cuauhtémoc, con su crítica propositiva, le está haciendo un daño mayor a la contrarreforma desde el frente de quien ha acreditado, en dos décadas, que es un leal opositor de conciencia nacional, patriótica y constitucional que racionaliza sus actos políticos. Nadie lo puede acusar de beligerante. Sus medidas, pero contundentes impugnaciones, a la propuesta panista-calderonista, han penetrado al corazón y el cerebro del reformismo oficial. A tal punto que criticada desde muchos puntos de vista, la propuesta es ya un cadáver. La oposición de Cárdenas ha sido definitiva y sin limar el filo de la agresiva manifestación de AMLO con los senadores y diputados del PRD más combativo, indudablemente los argumentos de Cuauhtémoc pesarán en el balance final de la discusión que se iniciará y en cuyos foros se escuchará la crítica y la propuesta antiprivatizadora de este político que ha demostrado tener razones de excelencia para con ellas tomar decisiones para resolver las crisis en las que ha tomado parte.
cepedaneri@prodigy.net.mx
Como dice Álvaro, nadie puede acusar a Cuauhtémoc Cárdenas de beligerante, "revoltoso", "violento", etc... O sea, que ya para que éste, que más bien ha sido criticado por tener sangre de atole, se oponga a la reforma energética, significa que ésta es a todas luces inaceptable.
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