Dictamen forense: Magnicidio
Con base en la autopsia realizada al cadáver de Salvador
Allende, así como en otros documentos relativos a su muerte, el experto en medicina forense Luis Ravanal realizó un informe técnico que pone en duda la versión oficial de que Allende se suicidó y abona la tesis de que, en realidad, fue asesinado. Dicho informe técnico -cuya publicación provocó revuelo en Chile- es completado con consideraciones que el propio Ravanal hace a Proceso.
Allende, así como en otros documentos relativos a su muerte, el experto en medicina forense Luis Ravanal realizó un informe técnico que pone en duda la versión oficial de que Allende se suicidó y abona la tesis de que, en realidad, fue asesinado. Dicho informe técnico -cuya publicación provocó revuelo en Chile- es completado con consideraciones que el propio Ravanal hace a Proceso.
SANTIAGO DE CHILE.- "Allende recibió el impacto de un proyectil, proveniente de un arma de bajo calibre, que entró por la cara en la zona próxima al globo ocular derecho y salió por la zona parietal posterior. Y a los pocos momentos de muerto, para simular un suicidio, se le dio un disparo bajo el mentón", afirma el médico tanatólogo Luis Ravanal durante una entrevista con Proceso.
El pasado 8 de septiembre, Ravanal publicó un informe pericial sobre la muerte del presidente Salvador Allende en el que analiza la autopsia 2449/73 realizada por los médicos José Luis Vásquez y Tomás Tobar durante la noche del 11 de septiembre de 1973. En esa fecha murió el mandatario chileno, cuando el Palacio de la Moneda, sede del gobierno, fue atacado por las fuerzas armadas que ese día dieron un golpe de Estado.
El informe de Ravanal analiza la necropsia de Allende para verificar si "los procedimientos autópsicos empleados se ajustan al método científico, de acuerdo con la lex artis médico forense ad hoc y si las conclusiones médico legales encuentran sustento científico en los hallazgos descritos y documentados de la autopsia y del sitio del suceso".
Además, coteja las conclusiones de la necropsia con los antecedentes disponibles acerca de la muerte de Allende. Entre éstos, el informe de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones que se presentó en el lugar de los hechos aquel 11 de septiembre, el Acta de Análisis levantada por la Policía Técnica de Investigaciones, las versiones del doctor Patricio Guijón, quien dice ser el único testigo del "suicidio" de Allende, y el croquis número 15.254 del policía planimetrista Alejandro Ossandón.
Ravanal realizó el informe a solicitud de dos abogados de derechos humanos: Roberto Celedón y Matías Coll.
El forense
José Luis Vásquez, uno de los médicos que realizó la autopsia de Allende, es ginecólogo y no forense. Trabaja desde hace más de 30 años en el Servicio Médico Legal de Chile. Su historial registra que varios de los informes de autopsia que realizó están plagados de errores y falsificaciones.
Algunos ejemplos: el diplomático español Carmelo Soria murió el 14 de julio de 1976 víctima de las torturas aplicadas por la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina). Sin embargo, Vásquez reportó que murió al ser atropellado por un auto.
En el caso del secuestro y homicidio del niño Rodrigo Anfruns, ocurrido en junio de 1979, Vásquez aseguró que el menor murió el día de su desaparición, 10 días antes de que se descubriera su cuerpo, a pesar de que en el sitio del suceso las livideces cadavéricas eran fácilmente atribuibles a las de una muerte ocurrida en las 24 horas previas.
Hay otro caso relevante en el que Vásquez tampoco acertó. Se relaciona con una mujer -cuyo nombre su familia solicitó mantener en reserva- que murió el 6 de agosto de 2001 en el hospital San José, de Santiago, y cuyos antecedentes están contenidos en la causa Rol 78.324-7 del 12º Juzgado del Crimen.
En el informe de autopsia, firmado por Vásquez, se sostiene que el deceso fue producto de una bronconeumonía, a pesar de que la mujer fue encontrada muerta con un tubo conectado irregularmente en una de sus venas. El médico forense José Luis Pérez, que la examinó poco después de fallecida, registró la presencia de burbujas en sus venas, las cuales fotografió y anexó en su informe. Expresó que éstas eran "signo inequívoco de la presencia de oxígeno", por lo que dictaminó como causa de muerte una "embolia aérea" provocada de manera intencional.
Vásquez omitió estos antecedentes en el informe que entregó a la juez María Rodríguez, quien se hizo cargo del caso en agosto de 2001. Después de un largo juicio, la causa se cerró en mayo de 2007, cuando la juez declaró que la paciente murió asesinada. Sin embargo, el tiempo perdido en establecer el móvil del homicidio dificultó las tareas de identificación y la captura de los presuntos asesinos.
En una declaración realizada durante ese juicio, Vásquez afirmó para defender su autoridad forense: "Fui yo quien le hizo la autopsia al presidente Salvador Allende".
En entrevista con Proceso, el abogado Coll relata que en mayo de 2007 él y su colega Celedón conocieron de este hecho. Ello les ocasionó "una enorme inquietud", pues se trataba del médico que realizó la autopsia de Allende. Durante un año estudiaron todo lo relativo a la muerte del presidente chileno. En junio pasado solicitaron al doctor Ravanal que analizara el informe sobre la autopsia realizada por Vásquez y por Tobar al cadáver del presidente.
La publicación de ese informe instaló en la opinión pública chilena dudas sobre las verdaderas causas de la muerte del mandatario. Los antecedentes vertidos en ese informe "son complementarios a la información entregada por Proceso (edición 1651) donde se ponía en duda la tesis de que Allende se suicidó", expresa Coll.
El informe
En sus conclusiones, la autopsia 2449/73 señala que Allende murió por "una herida cérvico-buco-cráneo-encefálica, con salida de proyectil". Ésta habría sido causada por un disparo realizado a "corta distancia" en el submentón. "La trayectoria intracorporal del proyectil -estando el cuerpo en posición normal- es: de abajo hacia arriba; de delante hacia atrás, y sin desviaciones apreciables en sentido lateral", según afirma el protocolo de la necropsia.
Si a ello se agrega que el disparo se habría hecho "con el cañón del arma apegada a los tegumentos (tejidos)" podría suponerse -concluyen en el informe de la autopsia los doctores Tobar y Vásquez- que "el disparo ha podido ser provocado por la propia persona (Allende)".
Ravanal -miembro fundador de la Sociedad Chilena de Medicina Legal y perito judicial inscrito con el registro Nº 1500 ante la Corte de Apelaciones de Santiago- rechaza los procedimientos y conclusiones de los médicos. Dice que la autopsia que éstos realizaron tiene numerosas inconsistencias. Cuestiona que se haya hecho en el Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Militar, y no en el Servicio Médico Legal "que es donde debe hacerse ese tipo de exámenes, según establece el Código de Procesamiento Penal".
En su informe, profundiza en esta idea: "El hecho de que se haya utilizado un recinto que depende del ejército, evidentemente no podía garantizar a los peritos que intervinieron la debida independencia".
Además, el pabellón de otorrinolaringología "no cuenta con el instrumental básico -mesa de autopsia, laboratorios químicos, de fotografía forense y de identificación- para hacer una correcta exploración médico-forense de cadáveres".
Al cuerpo de Allende "no se le hizo ni una radiografía, indispensable para definir el tipo de heridas existentes en la cabeza y otras partes del cuerpo. Tampoco se le sacaron fotos. No se colectaron muestras para el estudio de pólvora del que llaman orificio de salida. Tampoco recolectaron pólvora de otras lesiones que existen en la cara, como el orificio que está en el ángulo interno del glóbulo ocular derecho que perfectamente podría corresponder a un punto de ingreso (de una bala) en ese lugar", sostiene Ravanal durante la entrevista.
"Otro elemento en el que hago hincapié en el informe -agrega- es la cantidad de innumerables omisiones que aparecen en las descripciones del informe de la autopsia. Por ejemplo, no se nombran los huesos fracturados, los tipos de fractura, la cantidad de fragmentos. Hay segmentos corporales que no existen en las descripciones, como el cuello, a pesar de que es la parte más próxima al área de destrucción."
A Ravanal le llama la atención que no aparezcan mencionados numerosos órganos, como la vejiga y las cavidades peritoneales. Considera que ello es "muy grave", puesto que la autopsia sostiene que "las prendas interiores están profusamente impregnadas de sangre".
"Entonces uno se pregunta: ¿Si tengo mis ropas interiores empapadas en sangre, es obvio que ésta viene de alguna parte? Y, justamente, respecto de las zonas asociadas a esas manchas, no existe ningún tipo de descripción. ¡Ni siquiera se dice cuáles ropas estaban manchadas!"
En relación con el cráneo, dice que "las trayectorias de la o las balas no se describen correctamente. No es coherente el punto que se señala de ingreso (submentón) y la trayectoria descrita (ascendente), con el orificio de salida (parietal izquierdo)". Dice que para que un disparo como el descrito en la autopsia haya salido por el parietal izquierdo del cráneo (nuca), "la bala tendría que haber girado 90 grados, lo que es imposible en las circunstancias descritas".
Con base en el informe de la Brigada de Homicidios, Ravanal sostiene que el orificio de salida del parietal izquierdo tendría su origen en una bala que habría ingresado por la zona superciliar derecha (entre la nariz y el ojo) y que provendría de otra arma.
Señala que, dadas las manchas de sangre que Allende presenta en diversas partes de su cuerpo, "es muy probable que pueda tener otras heridas de bala". Y considera que "para aclarar con precisión la causa y naturaleza de la muerte de Salvador Allende" es indispensable realizar un segundo análisis forense de sus restos.
Las dudas
Al margen de estas consideraciones surgidas del informe de Ravanal existen otros hechos que aumentan las dudas sobre la versión del suicidio de Allende: El ejército no ha dado a conocer los informes forenses sobre la muerte de Allende, de cuya existencia se supo en época muy reciente y de manera muy parcial.
Aún no se conoce el expediente asociado al proceso abierto por la muerte de Allende, el cual estuvo a cargo del titular de la Primera Fiscalía Militar, Joaquín Earlbaum, y cerrado en septiembre de 1973 con la conclusión de que Allende se suicidó, según publicó el 21 de septiembre de ese año el diario El Mercurio.
Nada se sabe aún del destino de las 70 fotos que los peritos de la Policía de Investigaciones tomaron (al cuerpo de Allende) cuando casi a las 17 horas de aquel 11 de septiembre se presentaron en La Moneda. Tampoco hay noticias del acta de autopsia antes referida. De hecho su contenido sólo se conoció en 1990 gracias a la publicación del libro La Conjura, escrito por Mónica González (Ediciones B).
Las dudas aumentan por el hecho que el día del deceso no se realizaron peritajes balísticos de ningún tipo. Los proyectiles que se encontraban en el lugar de los hechos fueron recogidos por militares al mando del general del ejército Javier Palacios, quien dirigió el asalto a La Moneda. Esas ojivas no se cotejaron ni analizaron. Tampoco se analizaron ni se han descrito los residuos de pólvora encontrados en el techo y muros del salón Independencia de La Moneda.
Para el doctor Ravanal lo anterior es gravísimo "y demuestra una intencionalidad. ¿Cómo va a ser que los peritos analizan una muerte por herida de bala y no hagan justamente lo fundamental: correlacionar el proyectil con las heridas y éste con el arma?", cuestiona.
Si efectivamente fue un suicidio, tal como lo planteó la Junta Militar, ¿por qué no se dieron a conocer con transparencia y prontitud los antecedentes que avalaban esa tesis? ¿Por qué se hizo la autopsia con médicos vinculados a las fuerzas armadas y se negó la participación de tres médicos destacados que solicitaron presenciar la misma, como fue el caso de Alfonso Asenjo, Mariano Ruiz Esquide y Osvaldo Olguín? ¿Por qué no se siguieron los procedimientos regulares para la realización de la misma? ¿Qué es lo que se quería ocultar?
La tesis del suicidio se basa en el testimonio del doctor Patricio Guijón. Éste declaró el mismo 11 de septiembre de 1973 a los militares y policías que lo entrevistaron que presenció el momento del disparo. Relató que poco después de las dos de la tarde, cuando La Moneda estaba ocupada por militares, Allende habría aceptado "entregarse" y ordenó que se formara una fila para salir por la puerta de Morandé. Se habría puesto al final, devolviéndose al segundo piso y suicidándose solo en el Salón Independencia.
Esa tesis "carece de solidez", señala el abogado Coll. Explica que Guijón "ha dado versiones muy distintas de los hechos". Expresa además que en casos de muertos por balas son los estudios forenses los que mayor importancia tienen "porque la subjetividad propia del ser humano muchas veces hace ver cosas en forma inexacta o imprecisa".
La posibilidad de que Allende se haya rendido o suicidado es descartada por Renato González, mejor conocido como Eladio, quien fue uno de los cuatro guardias personales de Allende (GAP) que sobrevivieron al ataque contra La Moneda. "Allende nunca mostró la menor intención de rendirse y suicidarse. Por el contrario, fue el motor que con su ejemplo nos impulsó a nosotros a seguir luchando", dijo a Proceso en junio pasado.
Y añadió: "Una persona que piensa en suicidarse tiene una etapa de depresión. Se le derrumba todo. Pero Allende siempre se mostró sereno, dueño de la situación. Él tenía esa capacidad. El asumía la responsabilidad no sólo de los que estábamos ahí, sino del país como tal. Un hombre con esa convicción difícilmente se rinde o suicida".
La tesis del suicidio, que en un principio era sólo creída por los partidarios de Augusto Pinochet, se vio fortalecida gracias a que la familia de Allende la aceptó. Ello ocurrió en el contexto de los funerales de Estado rendidos al extinto mandatario el 4 de septiembre de 1990.
Previamente, el 17 de agosto de 1990, los restos de Allende fueron exhumados. Sin embargo, en ese momento no se les practicó una segunda autopsia. Lo único que se realizó fue un reconocimiento ocular al cadáver que duró poco más de un minuto. Lo hizo Arturo Jirón, médico y sobreviviente del ataque a La Moneda el 11 de septiembre de 1973.
La hija del presidente Allende, Isabel Allende, quien actualmente es diputada por el Partido Socialista dijo en junio pasado a Proceso (edición 1651) que tras la exhumación del cuerpo de su padre, "no tenemos ninguna duda de las causales de su muerte".
Ravanal se declaró "sorprendido" por las declaraciones que la semana antepasada hizo a Radio Cooperativa el nieto del presidente Allende, Gonzalo Mesa Allende, quien después de conocer el informe de Ravanal afirmó que durante la exhumación de Allende se realizó un segundo informe forense en el que se ratificaba la versión oficial del suicidio. Añadió que éste no se ha dado a conocer porque es considerado un secreto de familia.
"Eso me parece totalmente irregular -expresa Ravanal-, puesto que para hacer un segundo análisis forense se requiere una autorización judicial basada en una investigación que hoy no existe."
También se muestra sorprendido por la postura de la diputada Allende y otros miembros de la familia del expresidente, quienes rechazan la posibilidad de abrir un debate sobre las causas de su muerte.
"Nunca me imaginé -concluye- una postura como la que están asumiendo. Yo lo contrasto con otras madres, hermanas o hijas, que no han cesado en la búsqueda de la verdad, cuestionando incluso, sin ser ellos expertos, los informes oficiales. Y, aquí, inexplicablemente, la respuesta de la familia es negar esa verdad técnica y ni siquiera darle cabida a que esto se investigue."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario