Alfredo Jalife-Rahme
El “México neoliberal” –el “país enfermo del continente americano”, postrado en la cleptokakistocracia (el “gobierno de los peores” y sus adictos hurtadores ) y su obsesiva fiscalcracia –ha servido de cobayo de experimentación en los laboratorios de la desregulada globalización financiera neofeudal: desde el efecto tequila hasta el rescate Fobaproa/IPAB de los parasitarios banqueros, no de la banca nacional (el “síndrome Roberto Hernández Ramírez-Citigroup-Banamex”), que pasó a manos foráneas en 92 por ciento, en términos de capitalización de mercado, gracias a los cuidados intensivos del etnocida de Acteal y Aguas Blancas, Ernesto Zedillo, operador de Joseph-Marie Cordoba, que ocultan convenientemente los multimedia anglosajones, mientras abultan la carnicería relativamente menor de Myanmar, pletórico en gas.
El Fobaproa/IPAB, que aún no ha sido auditado dos sexenios más tarde, expuso un costo equivalente a la guerra de Vietnam, de la propia confesión del etnocida Zedillo.
El estallido de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y Europa, y sus intentos de rescate con la técnica monetarista centralbanquista, rememoran el Fobaproa/IPAB local que correspondió operar al argentino-israelí-mexicano Martin Werner Wainfeld, entonces subsecretario zedillista-cordobista de Hacienda y uno de los firmantes de sus “pagarés”, y quien luego de haber cumplido su misión de socavamiento, que desembocó en jugosas ganancias especulativas y en el desprendimiento de la banca doméstica, fue premiado y reclutado por Goldman Sachs, principal banco de inversiones del mundo.
Hoy Alejandro Werner Wainfeld, en el asiento hereditario de subsecretario de Hacienda, es el encargado de realizar los pagos del Fobaproa/IPAB que legó su hermano Martín (v.gr. la venta de Aeroméxico a Citigroup-Banamex): un negocio circular.
Los operadores de Goldman Sachs aplican las mismas técnicas de alquimia financiera bajo la misma filosofía en todo el mundo. Henry Hank Paulson, secretario del Tesoro bushiano y anterior jerarca del principal banco de inversiones, ha lanzado –en conjunto con tres bancos quebrados (en la “vieja economía”, porque en la “nueva economía” los quebrados son los ciudadanos): Citigroup (nota: ¿sabrá Calderón que vendió Aeroméxico a una entidad financiera global en bancarrota?), J P. Morgan/Chase y Bank of America– un “superfondo” por 100 mil millones de dólares denominado Conducto Maestro de Mejoría de Liquidez (MLEC, por sus siglas en inglés). Se trata de todo un operativo de Goldman Sachs diseñado por sus dos anteriores funcionarios cupulares: Paulson y su subsecretario del Tesoro, Robert Steel.
Mas una cosa es aplicar el Fobaproa/IPAB, técnica de un operador local de Goldman Sachs, en el desierto democrático mexicano, y otra intentar realizarlo en EU, donde aún en la misma cúpula financiera ha provocado serias resistencias, cuando el mago malhadado y malvado Alan Greenspan ha puesto el grito en el cielo (esta vez excepcional, con justa razón) en una entrevista concedida a la revista Emerging Markets (19/10/07) en la que fustiga que el superfondo “dañará en lugar de ayudar” al socavar más la poca confianza de los mercados agazapados, e incluso puede desembocar en “ominosas repercusiones”.
Con su clásica mentalidad depredadora del capitalismo salvaje, Greenspan aconseja que se deben dejar desplomar los precios de los instrumentos financieros complejos hasta que limpien su parte especulativa para que luego surjan cazadores de gangas: “si se interviene en el sistema, los buitres (¡súper sic!) se alejan. Los buitres a veces suelen ser muy útiles”.
En el zoológico del “nuevo capitalismo” sus aves de rapiña suelen también despedazarse entre sí por la misma carroña, en este caso la liquidez crediticia. Después de su inquietante silencio, Ben Shalom Bernanke despreció a su antecesor Greenspan para favorecer el plan de Paulson que sigue sin convencer a la banca europea (Bloomberg, 23/10/07).
Cuando justamente de lo que se trata es de ocultar la quiebra de la “banca negra” de EU, el muy cándido Josef Ackerman, uno de los prominentes funcionarios de Deutsche Bank AG, principal institución europea, reclamó “mayor transparencia” en nombre del consejo de 31 miembros del poderoso Instituto de Finanzas Internacionales, que representa a las mayores compañías financieras del planeta.
El israelí-estadunidense Paul Krugman, uno de los más solventes economistas del mundo, quien resultó mejor escritor, sopesa el drama de “confrontar los malos empréstitos” (International Herald Tribune, 22/10/07).
Después de enumerar desde 2004 la secuencia de errores sobre la “burbuja inmobiliaria” de Greenspan, catalogado por Spengler, de Asia Times, como el ser mas diabólico del mundo, Paul Krugman considera correcta su crítica en contra del “superfondo” de Paulson, ya que “en lugar de mejorar empeorará las cosas”, debido a la “naturaleza propia del desorden” que ha expuesto una “crisis de confianza” de los inversionistas afectados, lo cual ha desembocado en una “crisis de liquidez que está dañando enormemente la economía”.
A su juicio, la “parte cruenta de la crisis” se centra en “las preocupaciones de que existan enormes pérdidas ocultas (¡súper sic!)” en los llamados “vehículos de inversiones estructuradas” (SIV, por sus siglas en inglés), primordialmente los hedge funds (fondos de cobertura de riesgos), que piden prestado del público para colocar su recaudación en hipotecas aseguradas”.
El superfondo MLEC “busca restablecer la confianza pidiendo prestado del público para invertir la recaudación en las hipotecas aseguradas”, y es “un intento de resolver el problema con humo y espejos”.
El problema nodal se centra en quiénes serán los inversionistas dispuestos a incurrir en colosales pérdidas “por varios billones, una de cuyas partes significativas “recaerá en las hipotecas aseguradas”. Lo peor es que “nadie sabe dónde se encuentran los malos adeudos” (nota: debido a la “contabilidad invisible” en los paraísos fiscales) cuando se requiere de mayor claridad y no de más humo.
Paul Krugman concluye que la crítica de Greenspan en contra del diseño de Paulson es correcta: “este esquema puede ser visto como un intento para ocultar las malas deudas que todo el mundo sabe que existen, y como resultado puede retrasar el regreso de la confianza a los mercados”.
Hace casi 10 años, el rescate de la firma especulativa de hedge funds LTCM, por la Reserva Federal de Nueva York, fue 3 mil 625 millones de dólares; ahora el “salvamento” tripartita de la “banca negra” de Citigroup, J. P. Morgan/Chase y Bank of America, es de 100 mil millones de dólares: ¡más de 27 veces!, lo que expresa la dimensión de la presente sequía crediticia.
Ambrose-Evans Pritchard (The Daily Telegraph, 23/10/07) advierte la amenaza de una “nueva sequía crediticia”, que se ha desencadenado con masiva fuga de capitales de Turquía, Sudáfrica y Hungría, debido a que el rescate de Paulson tiende más a “encubrir las pérdidas” y, peor aún, a “ocultar la enorme deuda” de los tres grandes bancos de EU, así como a “enmascarar la escala de la crisis”. Esto apenas empieza.
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