Objetivos del Milenio, una marcha a paso de tortuga
Siete años atrás, en el 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida en Nueva York en su Cumbre del Milenio abordó el desafío de la pobreza mundial. Como parte de su Declaración del Milenio, la ONU identificó varios Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que deben ser alcanzados para el 2015.
Estamos hoy en la mitad del camino hacia el cumplimiento de los ODM. Por lo tanto, la Asamblea General deberá plantearse dos interrogantes muy serias: ¿Qué progresos se han hecho para el logro de los ODM? y ¿qué más debería hacerse para el cumplimiento de estos objetivos?
Dar respuestas correctas es de vital importancia para miles de millones de personas en todo el mundo que continúan sufriendo los terribles flagelos de la pobreza, el hambre y el subdesarrollo.
Cuando se adoptó, la Declaración del Milenio infundió esperanza a esas masas de desposeídos, ya que comunicaba el mensaje de que la comunidad internacional, con todos los países, tanto los desarrollados y los en desarrollo, asociados al esfuerzo, había resuelto finalmente hacer que la pobreza pase a la historia en todas partes del mundo.
En lo que fue de gran importancia para nosotros los africanos, la Declaración del Milenio especificó en uno de sus puntos que tenía conciencia de las necesidades especiales del continente. A este respecto decía: "Apoyaremos la consolidación de la democracia en África y asistiremos a los africanos en su lucha por una paz duradera, por la erradicación de la pobreza y por un desarrollo sostenible y, de ese modo, poder integrar a África a la economía mundial."
Esas promesas iban por completo en la misma dirección que los objetivos establecidos por la Unión Africana en su programa de desarrollo, denominado la Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD). Por lo tanto, dimos la bienvenida a tales promesas, al considerarlas una señal firme de que los pueblos del mundo estabancompletamente comprometidos a acompañarnos en el largo y difícil camino de la renovación de África.
Sin embargo, es opinión generalizada que durante el período que queda por delante hasta 2015, o sea, hasta la finalización de la segunda mitad del período fijado para el cumplimiento de los ODM, deberá hacerse mucho más de lo hecho durante la primera mitad.
Por lo tanto, la Asamblea General tendrá que hacer la honesta admisión de que la comunidad mundial de naciones hasta ahora no ha dado cumplimiento a los solemnes compromisos con los pobres de África y del resto del mundo adoptados oportunamente.
Para ofrecer una mejor visión del desafío que tenemos por delante, me referiré a una evaluación hecha por la Comisión Económica de las Naciones Unidas (ECA) para África sobre cuántos y cuáles de los 53 países africanos alcanzarán probablemente los ODM.
Con respecto al ODM número 1, reducir a la mitad la extrema pobreza y el hambre para el 2015, según la ECA sólo 13 países africanos podrán probablemente reducir la pobreza en la medida requerida, mientras que: En el ODM 2, alcanzar la educación primaria universal, probablemente sólo 14 países de África podrán concretarlo;
En el ODM 3, promover la igualdad de géneros y la participación de las mujeres en todas las actividades de la sociedad, sólo 7 países africanos es probable que alcancen a establecer la paridad de géneros a nivel de la enseñanza secundaria;
En el ODM 4, reducir la mortalidad infantil, únicamente 8 países africanos podrán probablemente alcanzar esta meta;
En el ODM 5, reducir la tasa de mortalidad maternal, es probable que sólo 9 naciones de África lo consigan;
En el ODM 6, combatir el VIH y el SIDA, la malaria y otras enfermedades, únicamente 8 países conseguirán llegar a las metas de reducción de casos de VIH y SIDA, mientras que con respecto a la malaria lo lograrán 13 naciones;
En el ODM 7, asegurar la sostenibilidad ambiental, sólo 11 países podrán probablemente satisfacer las exigencias de provisión de agua potable en las áreas rurales y únicamente 7 podrán quizás alcanzar las metas requeridas en cuanto a saneamiento urbano;
Finalmente, el ODM 8 se refiere a la necesidad de desarrollar una asociación global para el desarrollo.
Esta evaluación de la ECA muestra, en concreto, la sombría y dolorosa perspectiva que previsiblemente se presenta para la mayoría de los países de nuestro continente en un futuro cercano: la de seguir sumidos en una profunda y deshumanizadora condición de pobreza, miseria y subdesarrollo.
(*) Thabo Mbeki, Presidente de Sudáfrica. Servicio de IPS
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