Prefiero la “demencia” a la genuflexión: la senadora en foro de Casa Lamm y La Jornada
Matilde Pérez U.
La senadora Rosario Ibarra de Piedra dijo que es “terrible y vergonzoso” que gente que sufrió un fraude electoral similar al que se gestó contra Andrés Manuel López Obrador reconozca ahora a Felipe Calderón Hinojosa como presidente del país, y “digan que quienes no lo hacemos estamos dementes”.
Recibida con un fuerte aplauso por los asistentes al foro La crisis de los derechos humanos en México, organizado por Casa Lamm y La Jornada, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado sostuvo: “prefiero la demencia a la genuflexión”, y convocó a todos los que luchan por las garantías individuales a sembrar esa semilla para lograr un país diferente, en el que se terminen la simulación y las reformas legales que favorecen sólo a unos cuantos.
Aseguró que no dejará su lucha de 32 años para que se presente a los desaparecidos políticos, y que continuará denunciando las arbitrariedades cometidas contra cientos de mexicanos. “Por eso se conformó nuevamente un Frente Nacional contra la Represión”. Dijo que tampoco accederá a que se indemnice a los familiares de los desaparecidos en 1968, como se lo han propuesto. “No queremos indemnizaciones; ni con todo el oro del mundo pagan un desaparecido”, advirtió.
Antes, Miguel Concha Malo, del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria; Edgar Cortez, de la Red de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, y Luis Arriaga, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, comentaron que hay una crisis en los derechos humanos.
Concha Malo sostuvo que se observa retroceso y falta de voluntad política para que las garantías fundamentales sean garantizadas, promovidas y respetadas, además de que se ha criminalizado la protesta social, y advirtió que está creciendo el riesgo de militarización del país.
Luis Arriaga habló de la preocupación de los integrantes de organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos, pues a partir de que asumió la Presidencia de la República, Felipe Calderón estrechó su colaboración con los militares, a quienes ha asignado acciones que corresponden a las instituciones civiles; se han incrementado abusos de soldados –como en los casos de la indígena Ernestina Ascencio Rosario, de Zongolica, Veracruz, y de Castaños, Coahuila–; se ha detenido a luchadores sociales y hay un ambiente de desdén al diálogo con la sociedad.
Apuntó que esa falta de respeto a los derechos también se refleja en el abandono del campo y en la carencia de una actitud más decidida para defender a los productores, sobre todo a partir de 2008, con la eliminación de aranceles a la importación de cuatro productos básicos para el país. “El gobierno apuesta a acciones de presión y desgaste, permitiendo que los conflictos alcancen un nivel que justifique ante la opinión pública acciones de represión, pero también hay una sociedad que, aterrada por la inseguridad y el desempleo, opta por prácticas de seguridad pública violatorias de los derechos fundamentales”, abundó.
Destacó que mientras persistan las grandes desigualdades económicas y sociales y no se dé un viraje a la política económica, el panorama para los derechos humanos seguirá siendo desolador.
La sociedad, agregó Edgar Cortez, esperaba un cambio en el año 2000, pero lo que se vivió fue una alternancia en el poder, y la crisis en los derechos humanos continuó por la falta de cambios sustantivos; ahora “nos topamos con un gobierno autoritario, que no garantiza los derechos políticos de la población, y con un sector social que respalda esas acciones”.
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