María Teresa Jardí
Cuando los pueblos renuncian o se les hace renunciar más bien, la telebasura es invaluable para lograr que los pueblos adictos a ella pierdan la memoria histórica y más aún cuando la telebasura va codo a codo con corruptísimos empresarios y con bien pagados legisladores y con el bien comprado, también, --como pago además por cargadas electorales que forman parte del fraude con el que se impone a un usurpador que rápidamente pasa a dictador y acaba por mostrar su verdadera vocación de criado del Imperio-- sindicato de maestros puesto en manos de perversas, nuevas multimillonarias, a las que sólo se les pide a cambio que obliguen a los maestros a bajarle a la educación, que también se va bajando, para ellos, por la Secretaría de Educación, que como pago también se pone en manos de la misma dueña vitalicia del sindicato vía un yerno cómodo, o como sea, siempre encuentra los recursos el sistema que se corrompe hasta la médula, cuando se llega a los niveles educativos vergonzosos como los que hoy se tienen en México, cuando los ciudadanos y los partidos y los intelectuales y los hombres y mujeres renunciamos a la memoria histórica, todos los horrores vividos ya antes por otros pueblos hermanos del desmemoriado, sobre el que ciñe el fantasma de la represión, vuelven por sus fueros a adquirir la carta de naturalización que deja ensangrentados los territorios y enluta a las naciones para siempre.
De eso trata el Plan México, también conocido como iniciativa Mérida, que "luego de meses de negociaciones secretas entre los Gobiernos de México y Estados Unidos" disfrazado de paquete de asistencia antinarcóticos para una lucha, no sólo perdida, para una farsa intervencionista a pesar de ser público que el cártel de cárteles de la droga, mantenida por dinero como mercancía clandestina, lo encabeza, como quedó demostrado con la reciente caída del avión cargado de cocaína en Yucatán, donde a al alimón la CIA transportaba, además de droga, presos al campo de concentración que mantiene el Imperio yanqui en Guantánamo, está a punto de alcanzarnos, lo que resume en pocas palabras el editorial de La Jornada de ayer.
" (.) Por desgracia, el que se prepara bajo el nombre popular de Plan México no sólo simula perspectivas de éxito donde hay condiciones ciertas de fracaso, sino que conlleva efectos indeseables en ámbitos distintos al de la lucha contra las drogas: la soberanía nacional y la vigencia de los derechos y libertades fundamentales en territorio nacional. En el primer caso, existen diversos precedentes de la tendencia estadunidense a abusar de mecanismos de cooperación bilaterales para realizar acciones de espionaje, intervenciones encubiertas en la vida política de los países anfitriones y chantajes diplomáticos como el que experimentó el ex presidente Eduardo Samper en Colombia (.) Basta con ver la desastrosa situación de ese país en materia de derechos humanos y recordar que en diciembre del año pasado el Tribunal Permanente de los Pueblos, sección Colombia, condenó a Estados Unidos por la incidencia de la cooperación bilateral en las violaciones a tales derechos. Casi tres años antes la Federación Internacional de Derechos Humanos destacó que "la influencia bélica ha tenido una serie de efectos nocivos, entre los que se destaca la destrucción de la democracia por fortalecimiento del poder militar que en América Latina se ha distinguido históricamente por la corrupción, las sistemáticas violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al derecho internacional (.)"
De usurpador a dictador para acabar siendo recordado por la historia como el criado del Imperio que llevó a México a una aún mayor desolación. Bravo a los que temían que AMLO se pareciera a Chávez, sentaron al Pinochet de sus sueños como cabeza del cártel de Los Pinos y el pueblo mexicano pagará con creces cada una de las terribles consecuencias de ese acto de traición a México y carente de la más elemental de las inteligencias.
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