De ser cierto el rumor de que Televisa piensa despedir a López Dóriga para recuperar el rating de sus noticieros, sería una muestra más del corto alcance de entendimiento de sus directivos. Lo que esta gente no alcanza a comprender es que no es problema del titular del noticiero, es un asunto de mucho más fondo, tiene que ver con la ética, la inteligencia y la cultura. Esto lo hace inalcanzable a su entendimiento porque es una empresa que no observa estos conceptos. Así mismo, sus objetivos distan de los propósitos sociales de no sólo los medios de comunicación sino de toda actividad humana que pretenda contribuir al progreso. Sus fines son estrictamente comerciales y no se asumen como un medio para el pueblo sino como una forma de manipulación para que los dueños de México (ellos incluidos) sigan enriqueciéndose y ganar mucho pero mucho dinero y ser muy pero muy poderosos, y tener muchas pero muchísimas cosas... Dentro de sus metas está también que la gente se idiotice para que no se percate de la realidad y la puedan seguir manipulando, figúrense, justo todo lo contrario a lo que debería ser.
Van algunos ejemplos de lo que no pueden entender:
1.- Los noticieros deben transmitir la verdad (ética), además, debieran tener un criterio amplio para seleccionar aquellas noticias que son trascendentes en la vida de la gente a quien el mensaje va dirigido (inteligencia y cultura). Nada más alejado de los noticieros de Televisa o TV Azteca.
2.- Los espectáculos debieran ser la expresión auténtica (verdad) de los artistas que aportan a una comunicación sensible (inteligencia y cultura). Nada más alejado de sus programas que aspiran a ser espectáculos.
3.- Quiénes comentan los espectáculos debieran ser conocedores (inteligencia y cultura) y hacer una crítica constructiva (ética) de éstos. Nada más alejado de “los chismes y mentiras de quiénes reseñan la vida privada de personas que nada tienen que ver con el espectáculo”, como bien lo dice Blanca Salces.
4.- Las telenovelas debieran de reflejar la realidad (inteligencia y cultura) de sus espectadores y apelar a los valores sociales que coadyuvan al progreso (ética) y no a los prejuicios que tanto dañan a la sociedad.
5.- Los entrevistadores debieran elegir entrevistados que interesen a la sociedad, ya sea porque se identifiquen con ellos o porque sean personas que constituyen un ejemplo para ésta (inteligencia y cultura) y dejarlos en libertad de que expresen sus puntos de vista (ética). Nada más alejado de sus entrevistas.
Naturalmente, la comprensión de lo anterior no está al alcance de los directivos de Televisa o TV Azteca porque son personas sin valores y sin inteligencia (pensamiento abstracto). A pesar de que ellos aplican estos conceptos en sus discursos, realmente no los han comprendido más que de manera muy concreta, por tanto, muy limitada. Sucede lo mismo que, estoy segura, nos ha pasado a muchos últimamente, cuando haciendo acopio de paciencia, palabra y claridad uno trata de convencer a alguien cuya formación desde la cuna ha estado orientada al racismo, al clasismo, al sexismo y a todo tipo de “ismos” que el progreso de la humanidad está sustentado en la verdad, la justicia, la libertad y la democracia y que no es una opinión de nosotros sino que la historia, la filosofía y el conocimiento han dado cuenta de ello. Lo que ocurre es que sus ideas fueron sembradas en la muy temprana infancia y por tanto están más asociadas a la emoción que a la razón. Por eso sus argumentos siempre están más cargados de odio y desprecio a quien es diferente que de razonamiento.
Ante el descrédito de López Dóriga piensan en sustituirlo, y si bien es cierto que este sujeto es despreciable porque se ha vendido como periodista a los intereses privados que operan en contra de los mexicanos, él no es más que un lacayo de ellos y un representante de la ideología de la televisora. Si están pensando en sustituirlo por ¡Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola o Víctor Trujillo! es que no se percatan de cuál es el problema fundamental y por qué es el enojo de la gente. Ni lo van a entender nunca, no tienen esos alcances. Más valdría que cambiaran de giro o se fueran a gastar sus millones en frivolidades porque dudo que les de la inteligencia para hacer otra cosa más productiva, pero, por piedad, que ya nos dejen en paz. Gente como esa no la necesita México para nada, es más, sólo obstaculizan la transformación que tanto requiere nuestro país.
No es cuestión de blanco y negro. La vida se presenta en claroscuros.
En las historias de los niños están el bueno y el malo (por razones arquetípicas que no intento analizar aquí), sin matices, el bueno es bueno, buenísimo, y el malo, malo, malísimo (como en las telenovelas, por eso son tan irreales y dañinas). Permítanme la perogrullada de decir que las personas no son así en la realidad. Deviene de nuestro psiquismo infantil la tendencia a imaginar un mundo ideal y perfecto (principio del placer sin un yo en contacto con la realidad). Como éste no existe en la realidad, entonces nos jugamos en los extremos y, según el prejuicio personal, colocamos el asunto de que se trate dentro de uno de ellos. Nos resulta más fácil. Aunque si así fuera, el bueno en extremo sería igual a su contraparte de maldad. De ello da cuenta el magnífico escritor Italo Calvino en el Vizconde Demediado.
Sirva esta introducción para lo que deseo comunicarles. Los que estamos en el movimiento por la democracia tenemos principios y convicciones, ideales; esto nos incita (mea culpa) a idealizar a Andrés Manuel López Obrador, objeto de nuestro amor, no aceptamos que tenga mácula alguna. A donde él vaya sale el sol, lo que él toque se santifica, lo que él diga es verdad absoluta, lo que él decida es justicia divina,… Y esto no nos permite valorar verdaderamente la realidad, lo cual es de suma relevancia para que nuestras actuaciones sean más certeras en función de lo que deseamos construir. Así mismo, es muy injusto para él, y esa injusticia puede perjudicar tanto a nosotros, como a él, como al movimiento que es lo más importante. Digo esto porque cuando uno idealiza y de pronto la persona a la que idealizamos comete a nuestro juicio un error tendemos a echarlo a la hoguera. Sentimos que nos ha traicionado porque no es lo que nosotros pensábamos; y entonces caemos en el otro extremo.
Hay que tener siempre presente que nuestros ideales, son eso, ideales, que AMLO es excepcional como dirigente y como persona, pero que es humano, no Dios. Tenemos que estar conscientes de que así como existe un fondo ético y un deseo auténtico de que nuestro país se transforme, ni esto puede ser de la noche a la mañana ni quiere decir que el éxito del movimiento es la transformación absoluta del país en un mundo de felicidad; que en esta lucha todos nos estamos enfrentando a un mundo muy atrasado intelectual y moralmente. Que cada uno de nosotros tenemos muchas limitaciones de juicio, porque no conocemos todo lo que hay ni la complejidad de las estructuras políticas, sociales y económicas de nuestro país, no somos expertos. Que en nuestra resistencia no sólo está la lucha contra un mundo externo adverso, sino que también hay un conflicto interno con el desánimo, el pesimismo y una exigencia de un ideal que sabemos no va a materializarse. Por tanto, estemos conscientes y en la creencia firme de que nuestro camino es el correcto porque está sustentado en principios y convicciones éticas y que tenemos un líder que acorde con ello ha demostrado valentía y honestidad, pero que lo ideal no existe, sólo es una guía que orienta por dónde hay que caminar a sabiendas de que la meta es inalcanzable, y que a lo que se aspira es a estar en ese camino.
Por ejemplo, lo que sucede ahora con Chiapas: resulta que Juan Sabines, el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, alianza que en este momento es la que se ha comprometido a la transformación que queremos, es un individuo que está apoyado por el gobernador, Salazar Mendiguchía, que a juzgar por las condiciones en las que está el pueblo chiapaneco no ha dado muestras de ser buen gobernante y que por otra parte, el mismo Sabines ha sido priísta y no goza entre muchos de un buen prestigio. Sin embargo, por el otro lado tenemos a un candidato del PRI, José Antonio Aguilar Bodegas, que seguirá no sólo las mismas prácticas de ese nefasto partido sino que ahora apoyado por el PAN va a combinar el cáncer con el SIDA, por decirlo de alguna manera. Y no es cuestión de tomar la postura del de las piernas más bellas de la selva chiapaneca, que irresponsable con la gente que vive dentro de una estructura política que por más que quieran no pueden soslayar (y a quienes lo que más conviene es participar en ella o si no los van a desaparecer), y decir que “todo es lo mismo” y que empecemos desde cero; porque no hay cero, hay un montón de gente que va a ser perjudicada o perjudicadísima. Nunca se nos presenta entre lo bueno y lo malo para elegir, eso sería excelente y muy fácil, pero no es así. La noticia para el que exhibe sus piernas en Televisa es que frecuentemente en nuestra vida la elección es: lo menos peor.
Por ejemplo, AMLO va a Chiapas a echarle la mano a Juan Sabines. No creo que él en verdad piense que esa opción es la ideal para los chiapanecos, pero evidentemente, sabe que el otro está peor, no sólo será mal gobernante sino que fortalece a la derecha y se pierde un bastión importante para la Coalición por el Bien de Todos. Entonces, no hay de otra. Y aquí es donde viene a cuento lo que mencionaba al principio, como dije, la opción de Sabines, no es la ideal, es más, ya está haciendo algunas declaraciones buenas y otras que quizás no dan tan buena espina, démosle el beneficio de la duda, pero si el otro hubiera resultado ganador entonces las cosas se ponen peores para el camino que deseamos andar. En relación con mi argumentación central, podríamos hacerle un mal juicio a AMLO por apoyar a Sabines cuando de hecho no es digno de mucha confianza, dicho sea de paso es justo lo que van a utilizar los adversarios en su contra, pero lo que hay que ver es que la política (que AMLO conoce muy bien) a veces obliga como opción menos peor a llevar a cabo acciones que no son las ideales.
Cuando se tienen discusiones sobre política, el PRD no sale bien librado en cuanto a deshonestidad e ineptitud y eso lo utilizan quienes se oponen a las corrientes de izquierda, sin embargo, cuando se le compara en corrupción y estupidez con el PRI y el PAN resulta un ejemplo de cordura y honestidad. No hay que perder esto de vista, no es cuestión de blanco y negro, es de claroscuros, cual está más claro y cual más oscuro.
Sigamos adelante, hacia un horizonte más despejado, más claro.