domingo, abril 04, 2010

Correa plantea frente común de Unasur contra Chevron, “enemiga” de Ecuador

Amenazas a la soberanía energética
*Acusa a la empresa de tratar de pulverizar la nación y deslegitimar su sistema jurídico
*Un tribunal ordenó a Quito pagar 700 mdd a la firma; es una “monstruosidad”, dice el presidente
Los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Hugo Chávez, presentaron recientemente un lubricante de motores, el cual es producto de la colaboración petroquímica binacional. Correa señaló ayer que “los imperios existen y hay trasnacionales que se creen imperios”Foto Notimex



Quito, 3 de abril. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, anunció este sábado que propondrá a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) crear un frente común contra las trasnacionales como la estadunidense Chevron, a la que acusó de intentar “pulverizar” a su país.

Correa calificó de “escandaloso” un laudo arbitral emitido por un tribunal internacional con sede en La Haya, Holanda, en favor de Chevron y Texaco porque, dijo, destroza la soberanía, la institucionalidad y la seguridad jurídica del país sudamericano.

“Como presidente (pro témpore) de Unasur, voy a enviar una carta a todos los miembros de la organización, porque aquí debemos unirnos para enfrentar a estas trasnacionales”, declaró Correa en su informe semanal de labores.

El mandatario hizo el anuncio tras conocerse que la Corte Permanente de Arbitraje (CPA), en La Haya, ordenó a Quito pagar unos 700 millones de dólares a Chevron por supuestamente violar el tratado bilateral de inversiones entre Estados Unidos y Ecuador.

La decisión de la CPA, conocida el martes pasado, está relacionada con siete denuncias comerciales presentadas por la entonces Texaco (hoy Chevron) entre 1991 y 1993.

La corte de La Haya asumió que un país soberano, como es Ecuador, debe someterse a un tribunal extranjero.

Es usual que algunos gobiernos firmen contratos en los que aceptan someterse a la jurisdicción de un tribunal fuera de sus fronteras. Sin embargo, otro tipo de gobiernos más nacionalistas rechazan este tipo de arreglos.

“Ni un paso atrás, sabremos defender al país. Vamos a pedir la nulidad de esta monstruosidad, que es el revertir sentencia”, dijo Correa al cuestionar el fallo internacional y añadió que “los imperios existen y hay trasnacionales que se creen imperios”.

El martes pasado, un tribunal de arbitraje en La Haya estimó que las cortes ecuatorianas violaron un tratado bilateral de inversión con Estados Unidos, al demorar fallos en disputas comerciales entre Chevron y Ecuador, y le impuso pagar una indemnización por 700 millones de dólares.
“Nada de eso es casual; es todo parte de una estrategia para acorralar al país, porque esta trasnacional (Chevron) quiere deslegitimar al sistema jurídico (de Ecuador) por el juicio que le siguen algunas comunidades de la Amazonia”, recalcó Correa.

El mandatario señaló, respecto de su llamado a la Unasur para enfrentar estos litigios: “unidos somos más, pero tenemos que unirnos para poder enfrentar a estos monstruos que nos creen todavía su patio trasero, colonia, que creen que pueden pisotear nuestra dignidad y soberanía”.

Recalcó que el fallo de la CPA es “tremendamente grave”, y anunció que va “a pedir la nulidad” y “a luchar a nivel de Unasur y a nivel internacional”.

Estimó que “hay una persecución encarnizada de Chevron hacia el país por un juicio en el que nada tiene que ver el gobierno nacional”, y acusó a la petrolera de tratar de “deslegitimar la justicia ecuatoriana” y de ser una “enemiga abierta del país”.

“Esta trasnacional quiere pulverizar al país, deslegitimar su sistema jurídico por ese juicio que le pusieron algunas comunidades de la Amazonia (ecuatoriana)”, manifestó el jefe de Estado.

Unos 30 mil pobladores de la Amazonia reclaman a Chevron indemnizaciones por 27 mil millones de dólares mediante un juicio ambiental que desde 2003 se tramita en una corte ecuatoriana.

El reclamo es ocho veces superior a lo que ExxonMobil, principal grupo petrolero estadunidense, gastó (3 mil 400 millones de dólares) para descontaminar y resarcir a unas 32 mil personas por el derrame de 50 mil toneladas de crudo luego de que el buque Exxon Valdez chocara contra un arrecife en Alaska en 1989.

Chevron, entonces Texaco, operó en Ecuador entre 1964 y 1990, y un tribunal de Nueva York le ordenó en 2001 someterse a la jurisdicción ecuatoriana, siendo el primer proceso en la historia que obliga a una petrolera estadunidense a responder ante la justicia de otro país.

Plantea Correa crear en AL frente contra las trasnacionales

Ecuador fue condenado a pagar 700 mdd a Chevron-Texaco
*El mandatario convoca a la Unasur a unirse contra petroleras extranjeras.
*Califica de “escandaloso” el laudo emitido por un tribunal internacional.
*En riesgo, la soberanía de Pemex, alertan expertos del comité de energía.

La banca estatal salvó a Brasil de la crisis global

Bajo la Lupa
Lula, durante su estancia en Playa del Carmen, Quintana Roo, en febrero pasado, para participar en la cumbre de mandatarios latinoamericanosFoto José Carlo González


Antecedentes

El dinero del narcotráfico salvó a la banca anglosajona durante la crisis global (ver Bajo la Lupa, 16/12/09). Un mes más tarde expusimos que los bancos de China y Brasil, primordalmente estatales, habían desplazado a los de Estados Unidos y Gran Bretaña de los primeros sitiales (Bajo la Lupa, 13/1/10).

México no posee una banca estatal propiamente dicha –cuando entregó a cambio de “espejitos medievales rotos” y “espejismos teológicos neoliberales” alrededor de 90 por ciento de su banca nacional (hecho insólito en el planeta), en términos de “capitalización de mercado”–, lo que, a nuestro humilde entender, forma parte consustancial de su perenne crisis financiera desde el gradual desmantelamiento de su sistema bancario y de seguros, promovido por sus cinco recientes “presidentes” neoliberales, para beneficiar en forma oligopólica a la parasitaria banca anglosajona y española (ésta, como Santander, opera presuntamente como Caballo de Troya de la banca británica).

Calderón pasó estérilmente –menos a nivel muy personal, donde se “autoprestó” una cantidad millonaria, que ignoramos haya sido liquidada– como director de Banobras, un supuesto banco estatal de desarrollo que no cumple su misión asignada, ante la anuencia cómplice del disfuncional Congreso.

El “México neoliberal panista foxiano-calderonista” (que más allá del travestismo de las siglas convencionales lineales del hilarante IFE abarca al cordobista Zedillo: un “priísta” cripto-panista y sepulturero de la banca nacional) representa la “antimateria” de Brasil: país exitoso a escala global en la etapa notable de Lula, quien lo incrustó al BRIC con otras tres magnas potencias geopolíticas (Rusia, India y China), mientras el “México neoliberal-panista-calderonista” se descompone aceleradamente en todos los rubros de su existencia y se empecina en ser anexado militarmente por el Comando Norte estadunidense (Bajo la Lupa, 24/3/10).

Hechos

Insistimos con nuestra ya enunciada hipótesis operativa: los magnos países con banca estatal como China y Brasil se salvaron durante la crisis, lo cual acaba de ser admitido a regañadientes por The Economist (31/3/10), revista portavoz del neoliberalismo financierista global, pero por causales y razones diferentes a nuestro planteamiento primigenio.

La revista británica The Economist, con intereses estratégicos obscenos en las entrañas financieras del gigante del sur, se enfoca a “la campaña presidencial de Brasil que ha sucumbido de nuevo (sic) con el Estado” y se pregunta si se trata de una mera retórica electorera o si el gobierno de Lula “aprendió las malas (¡súper-sic!) lecciones del rebote (sic) económico del país”.

Se entiende que para el maniqueísmo neoliberal de Gran Bretaña todo aquello que no se ajuste a sus egoístas intereses sea ostentosamente nefasto.

Brasil “con su breve recesión de 2009 cayó sobre un trampolín” para rebotar en forma asombrosa (se calcula un crecimiento de 6 por ciento para este año). De cara a las elecciones presidenciales de octubre, la “nueva (sic) resistencia” de Brasil “ha revivido la creencia (sic) de sus líderes en el papel económico del Estado (sic)”.

La sesgada revista neoliberal refiere que en el contexto del 30 aniversario de la fundación del gobernante Partido del Trabajo, su candidata presidencial Dilma Rousseff, en una extensa entrevista que fue convertida en un libro de aniversario, en donde argumentó que “durante la crisis, después de la quiebra de Lehman Brothers, fueron las instituciones controladas por el Estado (¡extra súper sic!) como Banco do Brasil, Caixa Econômica Federal y Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) quienes previnieron a la economía de naufragar (¡extra súper sic!)”.
¿De qué se altera, entonces, The Economist? ¿No fue acaso lo mismo que hicieron los bancos centrales de Estados Unidos (la Reserva Federal) y Gran Bretaña (The Bank of England), cuyos bancos “privados” en plena insolvencia fueron rescatados por los capitales del Estado y los ciudadanos?

Dilma Rousseff explaya que el gobierno de Lula aplicó “una clara (¡súper sic!) política gubernamental (sic) para fortalecer (¡extra súper sic!) a Petrobras, en lugar de debilitarlo (¡extra súper sic!)”.

Petrobras, gigante de la energía controlado por el Estado, es la “materia” de la “antimateria” que constituye Pemex y que Calderón busca privatizar en beneficio exclusivo de las trasnacionales anglosajonas y españolas en forma alocada y a contracorriente de la modernidad multipolar mediante su nefaria “reforma energética” apadrinada por la tripleta entreguista del PRI: Beltrones-Labastida-Gamboa, al unísono de sus asociados Chuchos (hoy calderonistas).

Lula creó Petrosal, una nueva empresa totalmente estatal: una superestructura de gestión por encima de Petrobras (de capital mixto), para amortiguar la captura de los ricos yacimientos en el Atlántico por las depredadoras trasnacionales anglosajonas y españolas (“Lula restatiza los hidrocarburos de Brasil”, Bajo la Lupa, 6/9/09).

La revista neoliberal resume el pensamiento de Dilma Rousseff, anatema para el lector común británico quien vive de la depredación parasitaria ajena desde el siglo XVIII: “el capitalismo de Estado (sic) de Brasil obtuvo éxito (sic) donde fracasó (sic) el sector privado”. ¿No fue acaso así?

A The Economist le empieza a perturbar, por afectar los intereses neoliberales de Gran Bretaña, que “exista abundante (sic) evidencia (sic) que Lula, quien muchos (sic) esperan permanecerá en el poder detrás el trono si ganase Dilma Rousseff, está convencido que un mayor (sic) papel del Estado en la economía sería benéfico para Brasil” cuando ha creado hasta ahora “ocho nuevas empresas estatales”, en particular, para la “investigación de energía” (otra vez al revés de Calderón, un despojador de lo ajeno).

Petrobras ha penetrado las entrañas de empresas privadas químicas como Braskem, al tiempo que Electrobras, la empresa eléctrica estatal (sic), será expandida para constituirse en el “Petrobras del sector eléctrico” (otra vez al revés de Calderón, que desmantela todo sin ton ni son).

Mucho más: Bndes (el “anti Banobras” de Brasil) ha apuntalado la restatización del gigante del sur, lo que demuestra la trascendencia de una política bancaria nacional (de la que carece el “México neoliberal-panista-calderonista”).

Conclusión

A nuestro juicio, el esperado ascenso de Dilma Rousseff consolidaría el exitoso legado nacional de Lula –candidato natural al premio Nobel de la Paz– frente al entreguismo del candidato José Serra, del Partido Social Demócrata (un híbrido disforme de centristas y Chuchos brasileños proclive al control financiero anglosajón y a la enajenación de sus pletóricos hidrocarburos), hoy gobernador del poderoso estado de Sao Paulo y quien, por cierto, fue un magnífico ministro de Salud en la etapa claudicante del neoliberal Fernando Henrique Cardoso, pero quien sería un pésimo presidente en la fase del incipiente orden multipolar al no convenir al diseño del “nuevo Brasil” como admirable potencia emergente.

Cardoso y Serra son instrumentos del caduco orden unipolar anglosajón, mientras Lula y Dilma Rousseff son estadistas, más que estatistas, de la multipolaridad. It is not the same thing!

Rusia, Venezuela y Bolivia acuerdan intercambios con el temor, disfrazado de burla, del gobierno yanqui.


1. Vladimir Putin, el premier ruso, visitó antier Venezuela. Hugo Chávez, en su discurso como gobierno anfitrión, resaltó la “cooperación estratégica” del Kremlin con el Palacio de Miraflores y anunció que el apoyo de Moscú es para que Venezuela tenga su propia industria para el uso de su espacio ultraterrestre. El primero en sobresaltar con disgusto fue el gobierno yanqui porque ve en la estrategia chavista un estrechamiento importante en las relaciones entre ambos países y la región; sobre todo porque Evo Morales, el presidente boliviano, también aprovechó la visita de Putin a Venezuela para realizar algunos acuerdos de apoyo. Por eso el pronunciamiento de ayer del Departamento de Estado de EEUU, al mofarse de los planes del presidente venezolano de llevar a cabo un programa espacial, resulta ridículo. Dijo –sangrando su lengua- que los objetivos de Caracas “deberían ser más terrestres que extraterrestres”.

2. Cuando Rusia desapareció como país al triunfo de la revolución bolchevique en 1917, se fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. A partir de entonces los poderosos países del gran capitalismo (EEUU, Inglaterra, Francia, Alemania) unificaron intereses y fuerzas para evitar que ese “peligro comunista” se expandiera provocando otras revoluciones. La URSS, con su enorme poder desarrollado durante 40 años, se convirtió a partir de los años sesenta, en una gran fuerza frente a los EEUU a tal grado que comenzó a hablarse del primer, segundo y tercer mundo. La URSS se convirtió en un fuerte contrapeso frente a los yanquis. Fue tanto que cuando Cuba fue despreciada, amenazada y cercada por el gobierno de Kennedy, luego de Johnson y Nixon, la URSS se convirtió en la sombra protectora del único país que en América se había proclamado “socialista”. A pesar que la URSS nunca fue socialista, fue un buen contrapeso.

3. La URSS se derrumbó, se disolvió en 1991 y se estableció la Federación Rusa; sin embargo a pesar de la dispersión, Rusia se conservó como heredera de la personalidad legal de la URSS. Dado que es el país territorialmente más extenso del mundo y uno de los primeros en número de habitantes, conserva aun un gran potencial productivo, económico y militar. Con el desplome como URSS siguió conservando gran parte de su armamento y es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. Por ese motivo, aunque EEUU tiene ahora al mercado común europeo, a China, a Japón, como peligrosos competidores en el mercado mundial, no olvida que Rusia puede reconvertise en poderoso aliado antiyanqui. Por eso cuando se enteró que Venezuela y Bolivia firmarían acuerdo con Rusia –como antes lo había hecho con China- se pusieron nerviosos amenazaron con tartamudeos y burlas a tales acuerdos. ¡Pobres yanquis!

4. Putin no es socialista, se convirtió en poderoso político después de Gorbachov y Yelsin –con sus políticas de “apertura capitalista”- echaron abajo lo que quedaba de la burocracia seudo socialista. Mucho menos puede ser Putin continuador de las ideas de Marx o Lenin; sin embargo dado que la competencia por el dominio mundial se da dentro del capitalismo transnacional entre ocho o 10 países, Rusia inscrita dentro del G 8, es parte del juego económico y político entre los grandes que deciden. Por eso Chávez, con toda habilidad y –al parecer de manera correcta- se aprovecha de los contrapesos para confrontar a los yanquis. ¿Quién puede negar que en estos juegos de poder entre China, la India, Brasil, Rusia, el lejano oriente, se conforme un poderoso bloque que pueda enfrentar a los EEUU y sus aliados? Por ese motivo, además de estudiar la situación de cada país, hay que mirarlos en su contexto internacional.

5. Pienso que el editorial de La Jornada es justo: “La voluntad (de Venezuela) de desarrollar y expandir su propia industria espacial –cuya punta de lanza es el satélite Simón Bolívar, en operaciones desde hace más de un año– no es, contrario a lo que pareció insinuar ayer el funcionario estadunidense, parte de un afán estrafalario ni mucho menos un capricho personal de Hugo Chávez: antes bien, se inscribe en una necesidad de reafirmar la soberanía venezolana en materia de telecomunicaciones –en una región donde sólo México, Brasil, Argentina y Venezuela cuentan con satélites propios– y de reforzar, por esa vía, tareas concernientes a la defensa y la seguridad nacional de ese país. El punto central de la coincidencia actual entre Caracas y Moscú no reside en afanes armamentistas o posturas “antiestadunidenses”, sino en la necesaria defensa de las soberanías nacionales frente a pulsiones hegemónicas y colonialistas como las que persisten en la superpotencia”.

6. No me queda duda que en países como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, -a pesar de que los gobiernos han logrado avances democráticos importantes- las izquierdas radicales, los marxistas revolucionarios, tienen que ayudar a profundizar las luchas de esos países hasta crear sociedades justas e igualitarias. Recogiendo la idea de mi admirado amigo venezolano Rafael Fraile, militante marxista con muchas décadas en lucha, al decir: los gobernantes de esos países “tienen sus méritos que por supuesto los revolucionarios no negamos, pero tampoco estamos obligados aceptar y aprobar como verdades sus reflexiones filosóficas metafísicas, como el caso de declarar que “la lucha armada ya pasó de moda”; porque de tomar esta actitud sumisa dejamos de ser revolucionarios y estamos dando paso y alimentando una actitud peligrosa y contra revolucionaria como es la enfermedad del culto a la personalidad”.

7. Es necesario que aprendamos a evaluar correctamente las políticas internas y externas que aplican los gobiernos que han planteado sus intenciones de transformar las economías y políticas capitalistas o burguesas en socialistas. Tenemos que estudiar sin prejuicios todas las relaciones de poder. No pueden ser políticas lineales en un mundo donde las confrontaciones son diarias y deben aplicarse diferentes estrategias. Pero tampoco podemos, como dice Fraile, mantener confianzas ciegas y oportunistas porque por ese hecho dejamos de ser críticos y luchadores sociales independientes. Debemos combatir al enemigo imperialista y capitalista, pero también tenemos la obligación de revisar continuamente nuestros objetivos, estrategias y métodos de lucha. Hoy pienso que se puede decir que la estrategia de Chávez y Morales de realizar acuerdos con Rusia fue correcta, y la prueba es el disgusto que le provocó al gobierno yanqui.

pedroe@cablered.net.mx

EEUU ironiza sobre cooperación espacial de Venezuela con Rusia .......

Venezuela debe ocuparse de asuntos terrestres y no "extraterrestres", como sus cortes de energía eléctrica, ironizó este viernes el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley, ante la posibilidad de un acuerdo espacial de Caracas con Moscú........miedo cabroncitos?!

Indígenas sentenciadas a 21 años de cárcel por secuestro de policias federales


http://www.youtube.com/watch?v=daPPey3OQL4

¿Nuestros datos en poder de la delincuencia?

Dinero
Se va a pique el registro de celulares

Temor y desconfianza lo derrotan

¿Nuestros datos en poder de la delincuencia?





Auna semana de que expire el plazo, 65 por ciento de las 2 mil 105 personas que contestaron nuestra encuesta no ha registrado su celular y tampoco piensa hacerlo. El 27 por ciento ya realizó el trámite, 4 por ciento todavía no, pero tiene en mente hacerlo en los días que faltan, y otro 4 por ciento no tiene móvil.

Metodología

Enviamos 2 mil 500 cuestionarios y hasta ayer en la tarde habíamos recibido la respuesta de 84 por ciento. Un número importante de participantes acompañó su voto con una opinión. Algunos fragmentos aparecen enseguida. Todos los textos en su versión original pueden leerse en el foro, en la sección Encuestas.

Opiniones

Por supuesto que no lo he hecho, y no voy a hacerlo. Lamentaré mucho si me cancelan mi celular, pero estoy convencido de que se puede sobrevivir sin él y, desde luego, invito a todos a que no lo hagan, les aseguro que unidos haríamos una gran fuerza y podría ser un precedente para otros grandes temas que afectan al país.

Pedro F. González Gallegos/Distrito Federal

Creo que sería buen registro si de verdad el gobierno y las empresas involucradas tuvieran la voluntad de llevar a buen fin este asunto para combatir el crimen organizado, pero no parece haber dicha intención, así que evitemos contribuir a la corrupción y desorden que fomenta el gobierno, no registrando los celulares.

Juan A. Acevedo Rescalvo/Distrito Federal

¿Cómo es posible que con sólo un mensaje te puedas registrar? Los malhechores que están en las cárceles, así como la delincuencia organizada que está en las calles, podrán registrar sus teléfonos con la información de cualquier ciudadano. ¿Qué veracidad tendrá la información del Renaut? Si cometen extorsiones con mis datos, ¿qué pasará?

Sarah G. García/Colima

Lo registré obligada porque recientemente lo adquirí, y de no hacerlo no tendría el servicio. Por supuesto, no es de esperar nada bueno.

Rosa M. Chavero Rosas/Morelia

No lo he registrado, pero estoy dudando entre hacerlo o no. Me parece una injusticia que quieran obligarme a realizar algo de lo cual desconfío total y absolutamente. Y más que comenzaran a publicitar tan insistentemente en los noticieros de televisión el tan mentado registro. ¡Eso de utilizar a la tele como medio de propaganda me da revoltura de tripas! En fin, lo pensaré de aquí al 10 de abril.
Catalina Sánchez Chávez/Distrito Federal

Hasta ahora he vivido bien sin un móvil, pero si lo tuviera estaría en el dilema de ser cliente vigilado y hasta espiado o perder el servicio. Pero aun sin ser usuario me tomo el derecho a opinar: no al registro.

Marco A. Aguilar Gálvez/Tuxtla Gutiérrez

No sé si los ingenuos que ya registraron su celular piensen que vivimos en un país como Dinamarca o Suecia, como si aquí en México no supiéramos que el gobierno y la delincuencia organizada forman parte de una ecuación.

Octavio Zepeda Rodríguez/Distrito Federal

La delincuencia va a seguir, ya que el programa se limita a ligar un usuario con un chip, mas no a un dispositivo celular. No olvidemos que la reforma para controlar cada teléfono con su dueño mediante el IMEI fue rechazada, ya que sencillamente no conviene a las compañías telefónicas. En cambio, el Renaut sólo liga el chip, haciendo esto un perfecto engaño, pero lo peor es que registra nuestros datos en bases oficiales que, por experiencia en México, el gobierno siempre ha vendido al mejor postor, o ¿qué pasó con la base de datos del IFE?

Oscar Yani Miguel/Distrito Federal

Y hago una pregunta: ¿si los delincuentes en las cárceles registran su celular, ya son legales sus extorsiones? ¡La unión hace la fuerza!

Tere Estaragues Vidales/Distrito Federal

¿Cómo sobrevivíamos antes sin celular, y hasta sin teléfono? Ahora veo que la paranoia y el negocio van de la mano.

Luis Arrellano García/Distrito Federal

Por fortuna, en la zona rural donde resido no entran los celulares y no tengo uno, así que esa terrible decisión se las dejo a otros. Sin embargo, si me viera en la necesidad no lo registraría, pues es otra arma que utilizan para tenernos bajo control fascista.

Jaime Rafael Segura Millán/Xalapa

Con tanto desaparecido, con tantos inocentes encarcelados, con tantos periodistas muertos; ¿cómo darle más herramientas a nuestros opresores para que coarten aún más las pocas libertades que nos quedan?

Erika Saavedra Hernández/Distrito Federal

Los textos completos aparecen en el foro

galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://www.elforomexico.com/

Lo que callamos los narcos

Tomado de Revista Proceso
Domingo 4 de abril 2010

En la guarida del Mayo Zambada
Crónica de un encuentro insólito
Julio Scherer García

Un día de febrero recibí en Proceso un mensaje que ofrecía datos claros acerca de su veracidad. Anunciaba que Ismael Zambada deseaba conversar conmigo. La nota daba cuenta del sitio, la hora y el día en que una persona me conduciría al refugio
del capo. No agregaba una palabra.

A partir de ese día ya no me soltó el desasosiego. Sin embargo, en momento alguno pensé en un atentado contra mi persona. Me sé vulnerable y así he vivido. No tengo chofer, rechazo la protección y generalmente viajo solo, la suerte siempre de mi lado.

La persistente inquietud tenía que ver con el trabajo periodístico. Inevitablemente debería contar las circunstancias y pormenores del viaje, pero no podría dejar indicios que llevaran a los persecutores del capo hasta su guarida. Recrearía tanto como me fuera posible la atmósfera del suceso y su verdad esencial, pero evitaría los datos que pudieran convertirme en un delator.
Me hizo bien recordar a Octavio Paz, a quien alguna vez le oí decir, enfático como era: “Hasta el último latido del corazón, una vida puede rodar para siempre.”

Una mañana de sol absoluto, mi acompañante y yo abordamos un taxi del que no tuve ni la menor idea del sitio al que nos conduciría. Tras un recorrido breve, subimos a un segundo automóvil, luego a un tercero y fi nalmente a un cuarto. Caminamos en seguida un rato largo hasta detenernos ante una fachada color claro. Una señora nos abrió la puerta y no tuve manera de mirarla. Tan pronto corrió el cerrojo, desapareció.
La casa era de dos pisos, sólida. Por ahí había cinco cuadros, pájaros deformes en un cielo azuloso. En contraste, las paredes de las tres recámaras mostraban un frío abandono. En la sala habían sido acomodados sillones y sofás para unas diez personas
y la mesa del comedor preveía seis comensales.
Me asomé a la cocina y abrí el refrigerador, refulgente y vacío.
La curiosidad me llevó a buscar algún teléfono y sólo advertí aparatos fijos para la comunicación interna. La recámara que me fue asignada tenía al centro una cama estrecha y un buró de tres cajones polvosos. El colchón, sin sábana que lo cubriera,
exhibía la pobreza de un cobertor viejo. Probé el agua de la regadera, fría, y en el lavamanos vi cuatro botellas de Bonafont y un jabón usado.
Hambrientos, el mensajero y yo salimos a la calle para comer, beber lo que fuera y estirar las piernas. Caminamos sin rumbo hasta una fonda grata, la música a un razonable volumen.
Hablamos sin conversar, las frases cortadas sin alusión alguna a Zambada, al narco, la inseguridad, el ejército que patrullaba las zonas periféricas de la ciudad.
Volvimos a la casa desolada ya noche. Nos levantaríamos a las siete de la mañana. A las ocho del día siguiente desayunamos en un restaurante como hay muchos. Yo evitaba cualquier expresión que pudiera interpretarse como un signo de impaciencia o
inquietud, incluso la mirada insistente a los ojos, una forma de la interrogación profunda. El tiempo se estiraba, indolente, y comíamos con lentitud.
Las horas siguientes transcurrieron entre las cuatro paredes ya conocidas. Yo llevaba conmigo un libro y me sumergí en la lectura, a medias. Mi acompañante parecía haber nacido para el aislamiento. Como si nada existiera a su alrededor, llegué a pensar que él mismo pudiera haber desaparecido sin darse cuenta, sin advertirlo. Me duele escribir que no tenía más vida que la servidumbre, la existencia sin otro horizonte que el minuto que viene.
“Ya nos avisarán –me dijo sorpresivamente–. La llamada vendrá por el celular.”
Pasó un tiempo informe, sin manecillas. ‘Paciencia’, me decía.
Salimos al fin a la oscuridad de la noche. En unas horas se cruzarían el ocaso y el amanecer sin luz ni sombra, quieto el mundo.

Viajamos en una camioneta, seguidos de otra. La segunda desapareció de pronto y ocupó su lugar una tercera. Nos seguía, constante, a cien metros de distancia. Yo sentía la soledad y el silencio en un paisaje de planicies y montañas.
Por veredas y caminos sinuosos ascendimos una cuesta y de un instante a otro el universo entero dio un vuelco. Sobre una superficie de tierra apisonada y bajo un techo de troncos y bejucos, habíamos llegado al refugio del capo, cotizada su cabeza
en millones de dólares, famoso como el Chapo y poderoso como el colombiano Escobar, en sus días de auge, zar de la droga.

Ismael Zambada me recibió con la mano dispuesta al saludo y unas palabras de bienvenida:

–Tenía mucho interés en conocerlo.
–Muchas gracias –respondí con naturalidad.

Me encontraba en una construcción rústica de dos recámaras y dos baños, según pude comprobar en los minutos que me pude apartar del capo para lavarme. Al exterior había una mesa de madera tosca para seis comensales, y bajo un árbol que parecía
un bosque, tres sillas mecedoras con una pequeña mesa al centro. Me quedó claro que el cobertizo había sido levantado con el propósito de que el capo y su gente pudieran abandonarlo al primer signo de alarma. Percibí un pequeño grupo de
hombres juramentados.
A corta distancia del narco, los guardaespaldas iban y venían, a veces los ojos en el jefe y a ratos en el panorama inmenso que se extendía a su alrededor. Todos cargaban su pistola y algunos, además, armas largas. Dueño de mí mismo, pero nervioso, vi en el suelo un arma negra que brillaba intensamente bajo un sol vertical. Me dije, deliberadamente forzada la imagen: podría tratarse de un animal sanguinario que dormita.

–Lo esperaba para que almorzáramos juntos–, me dijo Zambada y señaló la silla que ocuparía, ambos de frente.

Observé de reojo a su emisario, las mandíbulas apretadas.

Me pedía que no fuera a decir que ya habíamos desayunado.

Al instante fuimos servidos con vasos de jugo de naranja y vasos de leche, carne, frijoles, tostadas, quesos que se desmoronaban entre los dedos o derretían en el paladar, café azucarado.

–Traigo conmigo una grabadora electrónica con juego para
muchas horas–, aventuré con el propósito de ir creando un ambiente
para la entrevista.

–Platiquemos primero.

Le pregunté al capo por Vicente, Vicentillo.
–Es mi primogénito, el primero de cinco. Le digo “Mijo”. También es mi compadre.
Zambada siguió en la reseña personal:
–Tengo a mi esposa, cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto.
Ellas, las seis, están aquí, en los ranchos, hijas del monte, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo no.

–No le entiendo.

–A veces el cielo niega la lluvia.

Hubo un silencio que aproveché de la única manera que me fue posible:

–¿Y Vicente?
–Por ahora no quiero hablar de él. No sé si está en Chicago o Nueva York. Sé que estuvo en Matamoros.

–He de preguntarle, soy lo que soy. A propósito de su hijo, ¿vive usted su extradición con remordimientos que lo destrocen en su amor de padre?

–Hoy no voy a hablar de “Mijo”. Lo lloro.

–¿Grabamos?

Silencio.

–Tengo muchas preguntas–, insistí ya debilitado.

–Otro día. Tiene mi palabra.

Lo observaba. Sobrepasa el 1.80 de estatura y posee un cuerpo como una fortaleza, más allá de una barriga apenas pronunciada.

Viste una playera y sus pantalones de mezclilla azul mantienen la línea recta de la ropa bien planchada. Se cubre con una gorra y el bigote recortado es de los que sugieren una sutil y permanente ironía.

–He leído sus libros y usted no miente–, me dice.

Detengo la mirada en el capo, los labios cerrados.

–Todos mienten, hasta Proceso. Su revista es la primera, informa más que todos, pero también miente.

–Señáleme un caso.

–Reseñó un matrimonio que no existió.

–¿El del Chapo Guzmán?

–Dio hasta pormenores de la boda.

–Sandra Ávila cuenta de una fiesta a la que ella concurrió y en la que estuvo presente el Chapo.

–Supe de la fiesta, pero fue una excepción en la vida del Chapo. Si él se exhibiera o yo lo hiciera, ya nos habrían agarrado.

–¿Algunas veces ha sentido cerca al ejército?

–Cuatro veces. El Chapo más.

–¿Qué tan cerca?

–Arriba, sobre mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo. A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido, como al Chapo. Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos,
me voy.

–¿Teme que lo agarren?

–Tengo pánico de que me encierren.

–Si lo agarraran, ¿terminaría con su vida?

–No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría.
Advierto que el capo cuida las palabras. Empleó el término arrestos, no el vocablo clásico que naturalmente habría esperado.

Zambada lleva el monte en el cuerpo, pero posee su propio encierro. Sus hijos, sus familias, sus nietos, los amigos de los hijos y los nietos, a todos les gustan las fiestas. Se reúnen con frecuencia en discos, en lugares públicos y el capo no puede
acompañarlos. Me dice que para él no son los cumpleaños, las celebraciones en los santos, pasteles para los niños, la alegría de los quince años, la música, el baile.

–¿Hay en usted espacio para la tranquilidad?

–Cargo miedo.

–¿Todo el tiempo?

–Todo.

–¿Lo atraparán, finalmente?

–En cualquier momento o nunca.

Zambada tiene sesenta años y se inició en el narco a los dieciséis. Han transcurrido cuarenta y cuatro años que le dan una gran ventaja sobre sus persecutores de hoy. Sabe esconderse, sabe huir y se tiene por muy querido entre los hombres y las mujeres donde medio vive y medio muere a salto de mata.

–Hasta hoy no ha aparecido por ahí un traidor–, expresa de pronto para sí. Lo imagino insondable.

–¿Cómo se inició en el narco?

Su respuesta me hace sonreír.

–Nomás.

–¿Nomás?

Vuelvo a preguntar:

–¿Nomás?

Vuelve a responder:

–Nomás.

Por ahí no sigue el diálogo y me atengo a mis propias ideas: el narcotráfico como un imán irresistible y despiadado que persigue el dinero, el poder, los yates, los aviones, las mujeres propias y ajenas con las residencias y los edificios, las joyas como cuentas de colores para jugar, el impulso brutal que lleve a la cúspide. En la capacidad del narcotráfico existe, ya sin horizonte y aterradora, la capacidad para triturar.

Zambada no objeta la persecución que el gobierno emprende para capturarlo. Está en su derecho y es su deber. Sin embargo, rechaza las acciones bárbaras del Ejército.
Los soldados, dice, rompen puertas y ventanas, penetran en la intimidad de las casas, siembran y esparcen el terror. En la guerra desatada encuentran inmediata respuesta a sus acometidas.

El resultado es el número de víctimas que crece incesante.

Los capos están en la mira, aunque ya no son las figuras únicas de otros tiempos.

–¿Qué son entonces? –pregunto.

Responde Zambada con un ejemplo fantasioso:

–Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile.

Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió.

–¿Nada, caído el capo?

–El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos?

En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.

A juicio de Zambada, el gobierno llegó tarde a esta lucha y no hay quien pueda resolver en días problemas generados por años. Infiltrado el gobierno desde abajo, el tiempo hizo su “trabajo” en el corazón del sistema y la corrupción se arraigó
en el país. Al presidente, además, lo engañan sus colaboradores.
Son embusteros y le informan de avances, que no se dan, en esta guerra perdida.

–¿Por qué perdida?

–El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción.

–Y usted, ¿qué hace ahora?

–Yo me dedico a la agricultura y a la ganadería, pero si puedo hacer un negocio en los Estados Unidos, lo hago.

Yo pretendía indagar acerca de la fortuna del capo y opté por valerme de la revista Forbes para introducir el tema en la conversación.
Lo vi a los ojos, disimulado un ánimo ansioso:

–¿Sabía usted que Forbes incluye al Chapo entre los grandes millonarios del mundo?

–Son tonterías.

Tenía en los labios la pregunta que seguiría, ahora superflua, pero ya no pude contenerla.

–¿Podría usted figurar en la lista de la revista?

–Ya le dije. Son tonterías.

–Es conocida su amistad con el Chapo Guzmán y no podría llamar la atención que usted lo esperara fuera de la cárcel de Puente Grande el día de la evasión. ¿Podría contarme de qué manera vivió esa historia?

–El Chapo Guzmán y yo somos amigos, compadres y nos hablamos por teléfono con frecuencia. Pero esa historia no existió. Es una mentira más que me cuelgan. Como la invención de que yo planeaba un atentado contra el presidente de la República. No se me ocurriría.

–Zulema Hernández, mujer del Chapo, me habló de la corrupción que imperaba en Puente Grande y de qué manera esa corrupción facilitó la fuga de su amante. ¿Tiene usted noticia acerca de los acontecimientos de ese día y cómo se fueron desarrollando?

–Yo sé que no hubo sangre, un solo muerto. Lo demás, lo desconozco.

Inesperada su pregunta, Zambada me sorprende:

–¿Usted se interesa por el Chapo?

–Sí, claro.

–¿Querría verlo?

–Yo lo vine a ver a usted.

–¿Le gustaría…?

–Por supuesto.

–Voy a llamarlo y a lo mejor lo ve.

La conversación llega a su fin. Zambada, de pie, camina bajo la plenitud del sol y nuevamente me sorprende:

–¿Nos tomamos una foto?

Sentí un calor interno, absolutamente explicable. La foto probaba la veracidad del encuentro con el capo.

Zambada llamó a uno de sus guardaespaldas y le pidió un sombrero. Se lo puso, blanco, finísimo.

–¿Cómo ve?

–El sombrero es tan llamativo que le resta personalidad.

–¿Entonces con la gorra?

–Me parece.

El guardaespaldas apuntó con la cámara y disparó. ●

Ecuador: defensa soberana y contrastes preocupantes

Editorial de La Jornada

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció ayer que propondrá a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) –de la que el propio mandatario ejerce la presidencia pro tempore– la creación de un frente común para paliar el creciente poder de las trasnacionales, que nos creen todavía su patio trasero, (su) colonia; que creen que pueden pisotear nuestra dignidad y soberanía. El correlato de tales señalamientos es un fallo emitido por la Corte Penal de Arbitraje de la Haya, en Holanda, que obliga al gobierno de Quito a pagar 700 millones de dólares a la petrolera estadunidense Chevron –la cual enfrenta una demanda millonaria por daños ambientales en territorio ecuatoriano– luego de determinar supuestas violaciones al tratado bilateral de inversiones entre Estados Unidos y Ecuador.

Este escenario de confrontación entre los intereses de una nación y los de una trasnacional tiene su origen en el desconocimiento, cada vez más recurrente, de los principios básicos de la soberanía de los estados por parte de las grandes corporaciones, y permite ponderar el enorme peso y la capacidad de presión y de chantaje que éstas han alcanzado en años recientes como consecuencia de su vasto poder económico, en un contexto mundial en que el volumen de ventas de las empresas más grandes del mundo supera el tamaño de las economías de muchos estados. Por no ir más lejos, debe mencionarse que las ganancias totales de Chevron durante 2009 –unos 10 mil 500 millones de dólares– resultan muy superiores al producto interno bruto de Haití –ubicado en 7 mil millones de dólares, según cifras de 2008–, el país más pobre del hemisferio occidental y actualmente devastado por el terremoto del pasado 12 de enero.

En ese sentido, el discurso del presidente ecuatoriano constituye un contrapeso por demás saludable al potencial depredador de multinacionales que, como Chevron, actúan de espaldas a las sociedades y al bien común, en función de los intereses económicos de sus accionistas, y con plena desatención de los principios soberanos.

Por otro lado, el conflicto que hoy vive Ecuador debiera constituir un referente alarmante para nuestro país, cuya industria petrolera se encuentra, como lo advirtó el Comité Nacional de Estudios de la Energía, bajo la amenaza que representa la firma de tratados internacionales y las obligaciones que éstos pudieran significar en términos de resoluciones de controversias ante instancias internacionales, cuyas reglas sustantivas y procesales tienden a favorecer sistemáticamente a los capitales privados. Hoy día, y contrariamente a lo que ocurre de Ecuador –que con expresiones como las comentadas da pasos en firme para consolidar su soberanía–, México enfrenta un riesgo adicional de sufrir un retroceso en cuanto a las potestades del Estado sobre los hidrocarburos, si se toma en cuenta que el actual grupo en el poder ha dejado entrever nuevamente sus intenciones de entregar total o parcialmente la industria petrolera nacional a los intereses privados, nacionales y extranjeros, como ocurrió el pasado miércoles en el contexto del Foro Internacional de Energía que se desarrolló en Cancún.

En suma, es deseable y necesario que las autoridades mexicanas vean el conflicto actual entre Ecuador y Chevron como un precedente nefasto y como un llamado de atención, y que cesen en sus intentos por ceder girones de la soberanía nacional a particulares.