Cómo ya decíamos, hay un conglomerado importante de poderes de facto en México a los que les conviene el silencio, ahora abordaremos algunas razones por las que a algunas "izquierdas" también les resulta conveniente el silencio.
Al surgimiento de la izquierda militante mexicana por ahí de los años 60´s, maoístas, guevaristas, stalinistas, marxistas leninistas, ortodoxos, pragmáticos, pero todos fuera de la estructura pervertida del viejo Partido Comunista –muchas y muchos de ellos formados por la genialidad de José Revueltas-, decidieron desde el principio formar "Escuelas de Cuadros" con la finalidad de formar una cultura política diferente a la que se venía abrevando por entonces.
Recordemos que desde que los porfiristas metidos a carrancistas ganaron la Revolución, todos en México fuimos educados para ser gobernados bajo la lógica y los métodos del PRI, y se nos imbuyó un catolicismo de trastienda, tolerante y contradictorio con el Estado laico ganado por la República desde 1872. Así nacíamos todos, culturalmente priístas y católicos.
Las Escuelas de Cuadros, en sus diversas tendencias, formaban políticos diferentes, lejanos ideológicamente de las viejas estructuras del régimen, lo cual era imperdonable para el gobierno, por ello fueron perseguidos aún cuando no hubieran tomado la determinación de combatir al PRI con las armas –muchos así lo hicieron, pero otros no-, igual todos fueron perseguidos y en su mayoría eliminados física y políticamente. Sus estructuras clandestinas fueron infiltradas y aniquiladas, sus miembros encarcelados, asesinados o desaparecidos.
Algunos transigieron y transaron con el gobierno, en 1977 cuando la reforma política de Reyes Heroles, como el Partido Comunista, quien se legalizó y se deslindó de la movilización popular haciéndose elitista. Algunos como Rafael Aguilar Talamantes, Jesús Ortega e Ignacio Marván aceptaron de Echeverría un subsidio para "hacer contrapesos legales al PCM", como una "izquierda leal" desde el PST.
Ya a mediados de los 80´s, algunas estructuras que se habían mantenido sobrevivientes de dicha lucha, surgen y toman control de sindicatos, buena parte del movimiento urbano popular y sobre todo en el movimiento estudiantil. De estas estructuras surgen los liderazgos de la Universidad Autónoma de Guerrero, de la Universidad Autónoma Benito Juárez en Oaxaca, del Movimiento Campesino, del Movimiento Urbano Popular producto de los sismos del 85, del CEU en la UNAM, los sindicatos de Tepepan, Colmex, UNAM, Situam, Telmex y otros construyeron sin recursos financieros externos sus propias alternativas de poder popular.
Así llegó 1988, cuando esa izquierda dio un viraje del abstencionismo a la lucha electoral y se decidió poner todo el capital político acumulado con los años –la lucha de los miles de militantes clandestinos, muertos, desaparecidos, exiliados, perseguidos. Se apostó pues por la vía republicana de acceder al poder. Al paso del descomunal fraude electoral de 1988, una parte de dicha izquierda ya había logrado parte de su propósito: la obtención de financiamiento público para "seguir la lucha", acompañado de algunas diputaciones de izquierda.
Así nace el PRD. Otra historia, similar pero diversa es la del PT, que nace en 1990, inolvidable será la imagen aquella de Alberto Anaya cargando en hombros a Carlos Salinas de Gortari en 1988 festejando su "triunfo" o de sus públicas relaciones con Raúl Salinas de Gortari.
La cuestión es que una vez conseguidas prerrogativas de ley –dinero público a manos llenas- ambos partidos políticos dejaron de educar, promover y formar cuadros políticos. Las Escuelas de Cuadros pasaron a la historia, pues ya no convenía un reciclaje de liderazgos, cualquier nuevo líder natural que surgía se convertía en un potencial competidor por cargos, diputaciones y recursos.
Cuando Cuauhtémoc Cárdenas gana al fin el gobierno de la Ciudad de México –después de una lucha de años de las militancias de los movimientos sociales y populares por el reconocimiento de los derechos ciudadanos de las y los habitantes del DF-, se hace notar una trágica realidad, aún juntando a todos los dirigentes de las organizaciones, movimientos y líderes del PRD sólo se podía cubrir el 30% de la estructura gubernamental de funcionarios públicos en la Ciudad. Y de ahí salieron toda esa camada de nuevos servidores públicos, quedando un 70% de funcionarios priístas enquistados en la "nueva estructura".
Con ello quedaron de hecho, descabezados casi todos los grandes movimientos sociales de la capital. Después vino la directriz política desde la jefatura de gobierno de que se debía ser una izquierda "políticamente correcta", así que se procedió a un estancamiento en las dirigencias –el mismo funcionario era el dirigente por debajo de la mesa- y a una paulatina desmovilización de las fuerzas populares que habían llevado a Cárdenas al triunfo.
Así vino -producto de la cultura política traída a la izquierda por los viejos militantes del PRI sumados a la nueva fuerza-, el reacomodo. Sí, los viejos líderes de la izquierda se convirtieron -y se asumieron como tales- en parte de la cofradía del poder en México, en la que todos siempre serán los mismos, ya ahora sin importar su origen se les reconoció como parte del poder. Y así se comportaron, y comenzaron a negociar principios por triunfos electorales parciales, aprendieron que todo se podía negociar, que "lo que no tiene solución tiene arreglo". Transaron, negociaron, cambalachearon, truequearon y pervirtieron sus prácticas en nombre de la "unidad nacional", de la patria, de sus intereses mezquinos. Algunos comenzaron a tener propiedades –compradas legalmente más con una legitimidad cuestionable-, inversiones en la Bolsa de Nueva York, en fin, comenzaron a comportarse como la vieja clase política del país.
Los líderes sindicales se convirtieron en lo que criticaban, se hicieron de un poder incuestionable al interior de sus estructuras orgánicas, reclamaron para sí el principio de autoridad –por que lo digo yo- que habían cuestionado, negociaron con la jerarquía de la Iglesia Católica –algunos transitaron incluso por el besamanos al Cardenal- pero más que todo, se hicieron de un poder económico y político vitalicio.
Es con esa izquierda, con el PT y el PRD en esa condiciones que arribamos a la coyuntura electoral de 2006 –en el PT tuvieron que vencer la postura de Alberto Anaya que ya tenía sus amarres con Roberto Madrazo del PRI; y en el PRD se tuvo que lidiar con la insana tozudez ahistórica de Cuauhtémoc Cárdenas, que simuló un compromiso que ya no tenía. Así fue que nos lanzamos todos detrás del liderazgo legítimo de Andrés Manuel López Obrador, a intentar construir una patria diferente… con los viejos vicios del viejo régimen.
Autocráticamente debemos reconocer –y aún no se hace, al menos en público-, que se llevó a cabo una política de alianzas equivocada y contraria a los intereses que se decía representar. Aún no se entienden las alianzas en Chiapas –dónde el gobernador Sabines (priísta sin recato) no se cansa de deslindarse de la izquierda que lo llevó al poder-, en Hidalgo, donde Guadarrama (priísta inmoral y asesino) es ahora Senador de la República de un PRD fracturado y casi inexistente. O en Chihuahua… bueno tan no se ha rectificado que ahora se impulsa desde la oficina de Andrés Manuel y de Leonel Cota –líder formal del PRD- el que se lance como candidata al gobierno de Yucatán a Ana Rosa Payán quién aún habiendo dejado al PAN, se reconoce como panista, o a Rosa María Sauri Riancho priísta del viejo cuño y peores prácticas. Ambas con el bendito argumento de que se hace para ganar las elecciones… ¿para qué?, ¿en bien de quién?, ¿de qué le sirve al pueblo que el PRD, PT, Convergencia pacten con la derecha para "ganar elecciones" y así poder tener más diputados y recursos?, si llegaran a ganar ¿gobernarían diferente, o en bien del pueblo?, les toca a ustedes decidir u opinar al respecto.
Quienes vimos con profunda esperanza la convocatoria a la Convención Nacional Democrática –como alternativa civil a los partidos políticos- y ahí sumamos esfuerzos de organización, nos quedamos con un palmo de narices al ver que sólo fuimos participes de un asamblea masiva de aclamación, no de discusión del rumbo, no de rectificación y autocrítica, no de nuevas formas.
Es urgente un viraje en la lucha. Reconocemos que es sano para el país que participemos en los procesos electorales, pero… ¿para qué?, ¿los resultados cambian nuestras condiciones de vida, nuestra percepción de la realidad, nuestra economía? Adicionalmente, el proceso de credencialización iniciado desde la presidencia legítima, ¿fomenta nuevas formas de organización?, ¿nos acuerpa, nos unifica en la lucha?
Creemos que la afiliación individual que se promueve va a generar dispersión –sí, el compromiso debe ser individual, pero debe ir acompañado de estructuras educativas y orgánicas que le permitan tener una función, una razón de ser-, después de sacar mi credencial ¿qué?, ¿a dónde voy?, ¿en qué me convierto?, ¿eso me organiza?
Sobra intentar hacer un recuento de lo que ya significa la presencia Dante Delgado y Convergencia, o de Zeferino Torreblanca en Guerrero, o Amalia García en Zacatecas, o Lázaro Cárdenas en Michoacán, o de Marcelo Ebrard al frente del gobierno del DF nombrando panistas en la PGJDF y promoviendo la desmovilización social. Esa clase política no responde a los intereses del pueblo.
En Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina y Centroamérica se lamentan profundamente del abandono de la izquierda mexicana de los movimientos sociales y políticos con los que históricamente había sido solidaria. Desde acá les decimos a los hermanos latinoamericanos que la izquierda mexicana no sólo los abandonó a ellos, también al pueblo de México. De muestra ahí quedan las tibias o nulas reacciones de la izquierda electoral ante la bestialidad militar que pretende aniquilar Atenco, Oaxaca, Chiapas, y todos los movimientos sociales de la nación.
Nacimos –como fuerza política- de la movilización social, de la construcción de organizaciones que atendían -en forma supletoria al gobierno- las necesidades del pueblo. Debemos regresar a la construcción y consolidación de organizaciones de abajo, para hacer frente a la ofensiva inmoral de la derecha y sus aliados. Sólo así sobreviviremos a sus embates inclementes y su guerra sucia.
También a esa izquierda le conviene nuestro silencio, y también a ellos les decimos que no nos vamos a callar.
A T E N T A M E N T E .
Los que hacemos