jueves, septiembre 16, 2010

Detrás de la Noticia. Crímenes de Estado: impunidad oficial

Por Ricardo Rocha





16 septiembre 2010

Apenas ayer, EL UNIVERSAL dio cuenta de la renuncia de la señora Cecilia Romero a la dirección del Instituto Nacional de Migración; 24 días después de la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas.

Los cuestionamientos a su desempeño se agudizaron entonces, pero no eran nuevos. Comenzaron desde el momento mismo de su designación en un cargo que le era absolutamente ajeno y para el que no tenía preparación alguna; salvo el mérito de ser amiga de la familia presidencial y representar el pago de una cuota partidista en el gobierno. Todo lo cual tuvo un costo gigantesco no sólo para una administración catastrófica al interior, sino por el daño irreparable que la ineficiencia y la corrupción representaron en ambas fronteras: de norte a sur con las consabidas mordidas al regreso de nuestros paisanos; pero, sobre todo, en el caso dramático de la explotación inhumana de sur a norte de miles de migrantes centroamericanos que se han convertido literalmente en carne de cañón. Una implacable maquinaria que los explota desde que cruzan la frontera virtual y a lo largo de toda su ruta hacia Estados Unidos, en la que son víctimas no sólo de vejaciones y extorsiones, sino aun de secuestros y con frecuencia de una violencia feroz que les quita la vida como en San Fernando y quién sabe cuántos lugares más. Lo grave y verdaderamente inaceptable es que en este viacrucis participan del negocio no únicamente los polleros y los capos y sicarios del crimen organizado, sino los agentes del INM que —entre otras cosas— “ponen” a los migrantes porque conocen micrométricamente sus rutas.

Pero más grave aún, es que durante sus cuatro años de gestión hubo cientos de denuncias documentadas sobre la negligencia corrupta del INM que la señora Romero siempre menospreció con arrogancia provinciana: “Yo nunca he pensado en renunciar… esperaría poder servir a México hasta el último día de esta administración, si Dios, el Presidente y el secretario así lo quieren”.

A pesar de la masacre, Cecilia Romero fue arropada y protegida por el gobierno calderonista. Ni una sanción, ni siquiera un regaño, un exhorto o una llamada de atención. La única razón de su salida es que debía comparecer ante el Senado y hasta de eso la salvan. Se va en la impunidad absoluta. Sin responsabilidad oficial alguna.

Así que este gobierno puede matarnos a través de sus soldados en cualquier retén, como ha ocurrido en Sinaloa, Tamaulipas y Nuevo León o aun en centros educativos como el Tec de Monterrey y nadie es responsable de nada. Puras cantaletas las 400 quejas nada más en este 2010.

Así que este gobierno puede meternos a la cárcel, a través de su Procuraduría General de la República, como ha ocurrido con Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, con Jacinta Francisco Marcial, Teresa González Cornelio y Alberta Alcántara Juan; inventarte cargos y robarte años de tu vida y nadie es responsable de nada. Eso les pasa por defender sus bosques o por ponérsele al brinco a los afis. Pero sobre todo por ser indígenas o ser pobres. O ser migrantes muertos de hambre.

2010: ¿algo que festejar?

Plan B. Cuando los malos ganan

Por Lydia Cacho




16 septiembre 2010

Estoy con una vendedora, su pequeño de ocho años se acerca con sonrisa traviesa. Anuncia a su madre que pasó una mañana estupenda con papá. “No te va a gustar lo que hicimos”, le dice el pequeño con mirada seductora y voz chiqueada. La madre se derrite: “¿Qué hicieron?”, le pregunta con una alegría inocultable. Mi pá me bajó los videojuegos, esos que no te gustan. La madre cambia la sonrisa por una mueca. “¿Los de los narcos?”. Sí, dice el pequeño, negociando el regaño que intuye no llegará porque el asunto es cosa juzgada y jugada con su padre.

Resulta que los dos videojuegos son para adultos. Él sabe muy bien que no debería verlos, incluso me explica, como si fuera yo una niña de su edad, que los marcados para mayores de 18 años contienen escenas de violencia, desnudos y lenguaje soez. Me llama la atención la habilidad del chico para expresarse. Narra con detalle cómo en el juego los policías persiguen a los mafiosos (él les llama narcos) y en el camino aparecen mujeres “muy mamacitas” (así dice su padre), a algunas hay que matarlas y a otras se las llevan y se vuelven malas. Tiene conciencia de lo que explica, sabe que el juego no es apto para su edad y eso le hace feliz. Mientras me explica, la madre, a mi lado, se sonroja.

Le digo que me encanta mi Wii, que hay algunos juegos estupendos en los que no hace falta matar para divertirse. “No, es que lo chido es que ganen los malos, aniquilar a todos”, asegura el chico. Ella me mira con gesto de resignación, como si no les tocara a las personas adultas asumir su papel de educadoras, como si no fuera responsable de formar a una criatura de ocho años.

¿Por qué te gusta que ganen los malos? “Los buenos son aburridos”, responde el chavalito. Ninguna de las dos acertamos a decir palabra. A él le sobran argumentos tomados de la realidad que le rodea. “Mira señora”, me dice ya en tono profesoral: “Los malos tienen de todo, dinero, armas, autos, chicas y mucho poder”. Esa última palabra la enfatiza, así que le pregunto qué es el poder. “¡Pues poder para asustar a los buenos!”, me dice ya un poco harto de mi incomprensión ante su fascinación por los juegos violentos.

El padre es maestro del sindicato con plaza asegurada en una escuela pública, la madre es una vendedora exitosa. El maestro leyó un texto que explica que es bueno que los niños se entretengan con este tipo de juegos porque así no ejercen violencia en la realidad. La madre no está segura; cuando su hijo llegue a la adolescencia, lo sabrá. Mientras tanto, les obsequio un texto de Savater que explica que la ética nos ayuda a educar para una vida recta, para una convivencia justa, solidaria y digna; para ello, a riesgo de caerles antipáticos a nuestros hijos hay que educarles con disciplina y ejemplo para que aprendan a diferenciar el bien del mal, y entonces decidan.

EDITORIAL. Sin novedad.

Año 8, número 3474
Jueves 16, septiembre del año 2010


En un Zócalo “a reventar” con unos 55 mil extrañamente ordenados visitantes de chile, de mole y de manteca (para estar acorde con las festividades) transcurrió la tradicional Noche del Grito sin novedad en el frente.

Algunas escaramuzas sin importancia entre granaderos y ciudadanos que se molestaron por las estrictas medidas de seguridad que se adoptaron para que el Pueblo lo viera todo por TV.

Y mientras los carros alegóricos (muy al estilo espectáculo deportivo o carnavalesco) entusiasmaron a muy pocos. Y los fuegos artificiales iluminaron la Plaza de la Constitución, se hizo evidente que al secretario Lujambio lo llevaban de chiquito a Disneylandia y todavía se deslumbra con el Pato Lucas y la Zorra y el Cuervo.

Porque si eso fue lo que previamente dijo que no se nos olvidaría nunca, francamente con que poco se atraganta el Secretario. Como que se le veía con más mundo y hasta parecía que lo estaban preparando para enfrentarlo a Peña Nieto (uno con copete y el otro sin copete, pero igual de relamidos)

Es de esperarse que el desfile les salga mejor. Pero ciertamente que en cualquier otra nación, dados los desastres naturales, se hubieran cancelados los festejos y el dinero se lo hubieran enviado a los damnificados.

--------------------------------------------------------------------------------
http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php

Diario Libertad
Av. Manuel Ávila Camacho N° 90-11
Jalapa, Ver. Centro
Tel. 01 22 88 17 24 80