"¿Quién es el verdadero político? Aquél que piensa primero en sus representados y actúa a favor de éstos y nunca, ni antes ni después, tratar de beneficiarse de ello. Un político no debe jamás aspirar a ser rico”.
José Revueltas.”
I
Los caros leyentes Juan Cordero Medina y Wenceslao Jiménez González comentan los asertos de éste escribidor en Asimetrías del 19 del corriente febrero, los que se refieren, entre otros aspectos, al asunto de la politización del ciudadano mexicano.
El señor Cordero, quien nos informa leernos en el diario Imagen, que se publica en la ciudad portuaria de Veracruz, Ver., escribe: “… Yo mismo me consideraba apolítico, pero alguien me sacó de mi error y me dijo que más bien (era) apartidista”.
Prosigue: “Analizándome, ni eso soy, ya que al votar estoy tomando partido por alguien. Creo que la mayoría de los mexicanos estamos desencantados con nuestros representantes, que han creado un gobierno político-empresarial…
“… Desgraciadamente para donde volteemos no encontraremos alguien que merezca ser votado como verdadero adalid del pueblo y seguiremos en esa inercia adormilada del votante que sufraga sin saber por qué”..
En su turno, el señor Jiménez González, quien díce leernos en El Mexicano, de Tijuana, B. C., señala: “Estoy leyendo un libro que compré en una librería de viejo en el DF intitulado “Cómo razonar su voto” y me encontré con su columna en el diario”.
Don Wenceslao expresa: “Leyendo el libro y Asimetrías descubrí que el autor es la misma persona, o sea usted, y entendí algunos conceptos (acerca) de lo que usted escribe acerca de que todos somos políticos, pero nos han hecho creer que no lo somos…
II
“En su libro usted escribe que con la excusa de que somos “apolíticos” o “impolíticos” dejamos en manos de terceros una responsabilidad tan importante que nunca debe cederse a otros que no seamos nosotros…
“La noche anterior antes de dormirme leí su libro y al día siguiente, por la mañana, ví en el periódico su artículo y me cayó el veinte, dándome cuenta de que esos textos los había escrito la misma persona… Fue una sorpresa muy buena para mí…
“Su artículo complementó o reforzó más concretamente lo que había leído en el libro suyo. Razonar el voto y votar acertadamente, dice usted, debe ser un proceso ajeno a las simpatías personales de uno, y sí propio del acto de pensar en los demás…
“Cuando leí eso en su libro pensé que estaba usted fuera de la realidad al aconsejar que el votante piense en los demás y no solamente en sí mismo, pero leyendo el artículo ví mucho sentido. Pensar en los demás es pensar en el país, en México”.
Incurre éste leyente de la frontera norte en ésta disquisición: “Usted dice en su libro que no votar es como mal votar: ´Vote de todos modos, por usted mismo o por un héroe patrio, desde Hidalgo a Morelos o Juárez o Zapata o Villa o la Gua´lupita, pero vote´...
“También dice usted en su libro que votar por alguno de los héroes patrios es un mensaje al candidato equivalente a decirle que no está a la altura de aquellos, aunque esos sufragios se anulen. Si éstos son más que los válidos, la elección podría anularse.
III
“Ahora comprendo bien que pensar en los demás, en el país, es pensar en uno mismo sin engañarnos, o por héroes patrios que son ejemplo, es como usted dice la vía neorrevolucionaria del cambio real, no de hombres, sino de sistemas”.
“Usted recomienda en el libro que debemos asegurarnos que el mensaje al candidato llegue sin distorsiones. El ciudadano consciente de que el bienestar de todos es el de él mismo, no al revés, debe persuadir a otros a votar por quien quiera bajo esa premisa…
“Ahora comprendo lo que usted dijo en ese libro que esa vía neorrevolucionaria, promotora del cambio económico, político y social de fondo, de estructuras y superestructuras. Me tomó mucho tiempo llegar a verlo así, pero ya estoy allí…
“Yo creo que casi todos los mexicanos queremos el bien de los demás, del país, del mundo, pero no sabemos a la hora de votar cómo lograrlo (…) nos dejamos llevar por lo que nos han hecho creer que lo mejor para uno es lo mejor para el resto…”.
Pero pensar en los demás, señala el leyente Jiménez, “es un acto de heroismo y verdadero patriotismo, que no tiene nada que ver con las ideologías de derecha o de izquierda o de centro”. Tiene que ver, añade, “con nuestra conciencia verdadera”.
“De haber leído su libro en 2006, no habría yo votado por (Felipe) Calderón. Me habría dado cuenta de que mi voto debía haber sido a favor del candidato que proponía combatir las causas de la ya desde entonces triste situación, pero empeorada hoy…
Eso, agrega, “es pensar en los demás”. Y concluye: “Si todos los mexicanos estamos bien, yo estoy bien. Si hay bienestar, hay seguridad pública empleo, armonía, menos pobreza, justicia, esperanzas”, afirma. Bien por los leyentes Cordero y Jiménez.
ffponte@gmail.com
lunes, febrero 22, 2010
Columna Asimetrías. La Vía Neorrevolucionaria
Por Fausto Fernández Ponte
22 febrero 2010
Plan B. Abogados mafiosos
Por Lydia Cacho
22 febrero 2010
Imagine que enfrenta un problema judicial y descubre que Diego Fernández de Cevallos defiende a su contraparte. Su única opción será negociar inmediatamente y suplicar clemencia, aunque usted tenga la razón. Los medios han hecho famosos a individuos denominados popularmente abogángsters. Y cada día millones se ven en la necesidad de contratar litigantes que les defiendan. Su poder es inconmensurable y muchos abogados son parte de la maquinaria que perpetúa la corrupción.
Dada la crisis sistémica en que se encuentra el aparato de justicia penal del país, pocas veces nos preguntamos por qué, si las mayorías ruegan que se reconstruya el estado de derecho, no vemos a miles de abogados y abogadas de este país manifestándose efectivamente para reinventar el sistema de impartición de justicia. ¿Por qué son sólo un puñado? casi siempre miembros de la academia o columnistas. Me parece que la respuesta está en que grandes y pequeños despachos de abogados en el país amasan poder y fortunas gracias a la ineficacia del sistema y a sus debilidades. La sociedad entera depende de profesionistas que hablan un idioma distinto, que a lo lejos parece una refinada mezcla de latín y español ilustrado, y que quienes hemos vivido en enredos judiciales y aprendido a leer expedientes, sabemos que es más bien latín con un español reinterpretado y con una gran dosis de cantinfleo seudojurídico del que participan ministerios públicos, fiscales, secretarias y litigantes.
En ese intríngulis lingüístico, que de broma no tiene nada, la víctima se siente desamparada y aislada, dependiente de su defensa como lo está con su madre una criatura de seis años. Se le suma a la confusión lo que el presidente del Tribunal de Justicia del Distrito Federal llama la atomización de los códigos. Leyes ambiguas, contradicciones inexplicables que permiten cualquier interpretación de parte de los juzgadores, dentro de un sistema anticuado y lento que nutre la corrupción.
Los juzgados y los tribunales en México son terra incognita para cualquier persona común, y territorios de opaca conveniencia para negociaciones entre abogados. Los despachos poderosos son los grandes cabilderos del país, circulan entre la política y la ilegalidad para alcanzar sus metas. ¿Qué persona honesta puede defenderse ante la maquinaria de un Juan Collado? O de litigantes que para resolver juicios juegan golf, cenan en finos restaurantes o incluso viajan con ministros de la Suprema Corte, con jueces y magistrados, con senadores, diputados y gobernadores. Quién no pierde en este país ante Aguilar Zinser, Gómez Mont, Lozano Gracia, Juan Velázquez o Aguinaco. Qué ministerio público, por bien que haya trabajado, no se dobla ante los despachos de la Arquidiócesis Primada de México protegida por Los Pinos. Ellos no pertenecen sino son la maquinaria que pone las reglas en el sistema judicial. En cada estado hay símiles menores, notarios y despachos que tuercen la ley como un niño fabrica figuras de plastilina.
Dice Ana Laura Magaloni, abogada y maestra del CIDE, que una abogada o un abogado debe ser un servidor ético, que la vocación de servicio debe equipararse a la de un médico cuya labor es sanar, proteger y cuidar. Ciertamente hay cientos de (jóvenes) litigantes que trabajan desde los derechos humanos y la ética, sin embargo se necesitan más para derrumbar el muro que estas mafias han construido desde y para el poder.
Dada la crisis sistémica en que se encuentra el aparato de justicia penal del país, pocas veces nos preguntamos por qué, si las mayorías ruegan que se reconstruya el estado de derecho, no vemos a miles de abogados y abogadas de este país manifestándose efectivamente para reinventar el sistema de impartición de justicia. ¿Por qué son sólo un puñado? casi siempre miembros de la academia o columnistas. Me parece que la respuesta está en que grandes y pequeños despachos de abogados en el país amasan poder y fortunas gracias a la ineficacia del sistema y a sus debilidades. La sociedad entera depende de profesionistas que hablan un idioma distinto, que a lo lejos parece una refinada mezcla de latín y español ilustrado, y que quienes hemos vivido en enredos judiciales y aprendido a leer expedientes, sabemos que es más bien latín con un español reinterpretado y con una gran dosis de cantinfleo seudojurídico del que participan ministerios públicos, fiscales, secretarias y litigantes.
En ese intríngulis lingüístico, que de broma no tiene nada, la víctima se siente desamparada y aislada, dependiente de su defensa como lo está con su madre una criatura de seis años. Se le suma a la confusión lo que el presidente del Tribunal de Justicia del Distrito Federal llama la atomización de los códigos. Leyes ambiguas, contradicciones inexplicables que permiten cualquier interpretación de parte de los juzgadores, dentro de un sistema anticuado y lento que nutre la corrupción.
Los juzgados y los tribunales en México son terra incognita para cualquier persona común, y territorios de opaca conveniencia para negociaciones entre abogados. Los despachos poderosos son los grandes cabilderos del país, circulan entre la política y la ilegalidad para alcanzar sus metas. ¿Qué persona honesta puede defenderse ante la maquinaria de un Juan Collado? O de litigantes que para resolver juicios juegan golf, cenan en finos restaurantes o incluso viajan con ministros de la Suprema Corte, con jueces y magistrados, con senadores, diputados y gobernadores. Quién no pierde en este país ante Aguilar Zinser, Gómez Mont, Lozano Gracia, Juan Velázquez o Aguinaco. Qué ministerio público, por bien que haya trabajado, no se dobla ante los despachos de la Arquidiócesis Primada de México protegida por Los Pinos. Ellos no pertenecen sino son la maquinaria que pone las reglas en el sistema judicial. En cada estado hay símiles menores, notarios y despachos que tuercen la ley como un niño fabrica figuras de plastilina.
Dice Ana Laura Magaloni, abogada y maestra del CIDE, que una abogada o un abogado debe ser un servidor ético, que la vocación de servicio debe equipararse a la de un médico cuya labor es sanar, proteger y cuidar. Ciertamente hay cientos de (jóvenes) litigantes que trabajan desde los derechos humanos y la ética, sin embargo se necesitan más para derrumbar el muro que estas mafias han construido desde y para el poder.
EDITORIAL. De los acuerdos en el Caribe.
Año 8, número 3268
unes 22, febrero del año 2010
Como si sus pares y similares no estuvieran al tanto de lo que sucede en nuestro México (o lo que queda de El) donde Felipe Calderón, dado el repudio general de los ciudadanos hacia sus políticas y acciones, tiene que ser resguardado por miles de elementos de seguridad.
Cuando sabido es internacionalmente su rotundo fracaso en la lucha contra el crimen organizado, y especialmente contra el tráfico de drogas.
De repente, durante su discurso en Cancún, se convirtió en estadista.
Y suponiendo que nuestra Patria sigue teniendo la misma influencia moral y económica que antaño tuvo, como aquí nadie le hace caso de seguir su personal guerra, pidió la cooperación de los presentes en la reunión caribeña para combatir a la delincuencia.
Y todos brindaron por ello.
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http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php
Diario Libertad
Av. Manuel Ávila Camacho N° 90-11
Jalapa, Ver. Centro
Tel. 01 22 88 17 24 80
Evo: "... pronto México se liberará"
De la Lámpara de Diógenes:
La gente comenzó a llenar la plaza desde las dos de la tarde al tiempo que le repartían banderitas de ambos países. No faltaron las mantas del único partido que apoya a AMLO: "Bienvenido Evo Morales Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia". Cientos de personas se formaban frente a los arcos detectores de metal que habían sido instalados por la delegación política, la SSP-GDF y el Estado Mayor Presidencial (EMP) en los accesos al Jardín Hidalgo.
Las vallas metálicas que contenían a las personas que ansiosas deseaban ver pasar a Evo Morales en cada pasillo del jardín coyoacanense estaban a cargo del grupo masón del PRD de la Resistencia Civil Pacífica, que con poca organización y múltiples quejas cumplían su labor lo mejor que podían, mientras la gente gritaba emocionada: "¡Fuera (muera) Calderón¡"
Finalmente llegó la comitiva diez minutos antes de las cinco de la tarde. Los acompañantes protocolarios se bajaron de sus vehículos, algunos rostros conocidos: Marti Batres, Gerardo Fernández Noroña y Porfirio Muñoz Ledo, quien no desperdició el momento de confusión, entre sahumeríos y recibimientos, para echarle unas furtivas fumadas a un cigarrillo.
Evo pasó presuroso frente a las personas que animosamente agitaban banderas bolivianas y mexicanas para desaparecer unos minutos en el interior de una de las carpas de la delegación Coyoacán había instalado. Cuando salió se dirigió directamente al templete, en donde fue recibido con gritos provenientes de miles de gargantas: ¡Evo, Evo, Evo!
Los discursos dieron inicio, algunos particularmente abucheados como el de Raúl Flores, delegado de Coyoacán. Otros más, en el predecible tono que nadie parece ya tolerar. De entre algunos grupos de personas, intentando apresurar a los oradores se escuchaba: ¡Evo, Evo, Evo!
Cuando por fin, el momento esperado llegó, Evo Morales sentenció que el compromiso de todos los movimiento sociales y populares también deben centrarse en la urgencia por preservar la vida en el planeta Tierra, dijo que el sistema capitalista no es la solución para los grandes problemas de la humanidad y resaltó que para gobernar, primero se necesita escuchar al pueblo y subordinarse a él.
El discurso de Evo terminó con las esperanzadoras palabras: "Mucha fuerza hermanos y hermanas, pronto México se liberará", mientras en Internet empezaba una batalla entre los Trending Topics de México de Twitter, demostrando que la intolerancia está justamente entre los que tienen acceso a más recursos tecnológicos y particular miedo a su propia ignorancia que aquellos que sólo tienen, muchas veces, su coraje y dignidad.
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