Carlos Fernández-VegaBlair, perro faldero de Bush, entre los candidatos a presidir el Banco Mundial
Afore, productoras de pensionados de hambre
En conocido tugurio internacional que se dice democrático hay una vacante que muchos ambicionan por su relevancia internacional, generoso sueldo y alto grado de influencia política en la comunidad de naciones, la que teóricamente seleccionaría al más idóneo entre el nutrido grupo de aspirantes, y a la cual éste supuestamente serviría.
Se trata de la desprestigiada presidencia del Banco Mundial, cuyo más reciente titular, el halcón Paul Wolfowitz, ex subsecretario estadunidense de la Defensa, fue fulminantemente cesado por su descarado autoritarismo hormonal (cuando menos ese fue el pretexto), por mucho que él asegure haber renunciado al puesto que dos años atrás le regaló el halcón mayor, George W. Bush, como pago por su decidida participación en la invasión a Irak.
El Banco Mundial, según su propia versión, "es propiedad" (sic) de los 185 países miembros con derecho a voto, aunque esa afirmación más bien corresponde al habitual humor negro utilizado por los organismos financieros surgidos de Bretton Woods. En los hechos, "por tradición" (como dicen en la Casa Blanca, y como proceden los europeos con el Fondo Monetario Internacional), es el gobierno de Estados Unidos el que decide quién se queda con el puesto, y a lo largo de sus 63 años de existencia todos los presidentes (10) del supuesto organismo "multilateral" han sido estadunidenses.
La razón es sencilla. Como en el caso del Fondo Monetario Internacional, en el Banco Mundial la "democracia" de a mentiritas depende de la cantidad de dinero que las naciones integrantes aporten al organismo, esto es, no se trata de un voto por país, como sucede en la Organización de Naciones Unidas (aunque en ella también hay bemoles, como el Consejo de Seguridad), sino que cada voto vale poco más de 10 millones de dólares.
Entonces, a mayor dinero más "democracia", y como el gobierno de Estados Unidos es el que más dólares le ha inyectado al Banco Mundial es el que decide, ergo, es el mayor "demócrata" de a mentiritas y el autócrata de verdad. Por ello, mantiene incólume la "tradición" por él impuesta de decidir quién se sienta en la presidencia del BM, por no citar algunos otros casos.
Tras la defenestración de Paul Wolfowitz (que físicamente deja la oficina el 30 de junio), algunos ilusos manejaron el nombre de Ernesto Zedillo como posible sucesor del halcón, y si bien el ex presidente pertenece a la generación de gringos nacidos en México, nunca dejará de ser considerado un alien, a pesar de su destacada entrega a la causa.
Los candidatos que hasta ahora se mencionan con insistencia son el ex representante comercial de la Casa Blanca (ahora en la presidencia de Goldman Sachs) Robert B. Zoellick, y el subsecretario del Tesoro, Robert M. Kimmitt. También se habla de Tony Blair (el primer ministro británico que el 27 de junio, a tono con el calendario del Banco Mundial, deja el puesto), con lo que la Casa Blanca rompería su propia "tradición", pero no es descabellada la idea, por tratarse del perro faldero de Bush en la invasión a Irak, y el halcón mayor siempre paga a sus amigos, como en el caso de Wolfowitz.
Lo que resulte, desde luego, no será en beneficio de la gran mayoría de las naciones integrantes del Banco Mundial; mucho menos contribuirá a equilibrar la balanza, pues se trata de un organismo autoritario, como el FMI, con jerarquía externa (el inquilino en turno de la Casa Blanca).
De cualquier suerte hay que agradecerle a Shaha Ali Riza (la novia de Paul Wolfowitz que provocó el estallido hormonal del halcón y su cese fulminante del Banco Mundial), porque sin proponérselo apuró la expulsión de uno de los arquitectos de la invasión a Irak.
El gobierno de Lula ha manifestado su interés porque un brasileño ocupe la presidencia del Banco Mundial, pero más allá del sueño guajiro que algunos tienen en el Palacio Planalto, si los países de América Latina y el Caribe, miembros del organismo "multilateral", actuaran en bloque (lo que parece imposible) y apoyaran tal sueño, apenas si reunirían 8.72 por ciento de los votos totales, prácticamente la mitad de lo que Estados Unidos mantiene para sí (16.38 por ciento).
De entrada, pues, caso perdido. Y ello sin considerar que el grupo de las siete naciones más desarrolladas del planeta (G-7: Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Japón, Francia, Alemania e Italia) acapara el 42.89 por ciento de la votación total, y si se les une Rusia (2.78 por ciento) la proporción se eleva a 45.67 por ciento.
En el Banco Mundial las cuatro mayores economías de América Latina suman 5.64 por ciento de los votos (Brasil, 2.07 por ciento; Venezuela, 1.27; México, 1.18, y Argentina, 1.12), y obvio es que Los Pinos, a la de ya, votará por la "tradición" de la Casa Blanca, más ahora que "retira" su candidatura como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y se alinea (en América Latina existen muchos émulos de Tony Blair) al plan "antiterrorista" del terrorista mayor, George W. Bush.
Las rebanadas del pastel
Sobre las Afore y los futuros beneficiados: "aunado a lo que escribiste ayer, hay que sumarle que con esta reforma de ley (ISSSTE) el término jubilación desaparece, y sólo aspiraremos a ser pensionados de hambre, y los únicos ganones, como es usual, son los grupos financieros que manejarán los fondos de ahorro y las pensiones de los trabajadores. Tampoco podremos acceder a los fondos del SAR y Fovissste, porque estos se integran a la cuenta individual para el pago de nuestra 'jugosa' pensión. Y qué decir de la atención médica de por sí deficiente: una parte de los fondos de salud se irá a empresas médicas privadas, y obviamente no serán utilizados en mejoras al Instituto. En fin, ya ni llorar es bueno; lo único que está haciendo este gobiernito de ficción es apretar más la soga, a ver hasta cuándo aguantamos, y creo que no falta mucho". (alopez@yahoo.com.mx)... Y Calderón dice lo contrario: con la "reforma, el país se salvó de una crisis de dimensiones insuperables".
Nada de que "ya ni llorar es bueno" ni de que "a ver hasta cuándo aguantamos", esa es precisamente la actitud mexicana agachona que nos ha conducido a esta situación tan injusta, habemos mexicanos valientes y decididos a defender nuestros derechos, así que ni a llorar, ni a aguantar, a mover las patitas en la calle protestando, a mover las manitas escribiendo documentos de amparos y denuncias, y a elevar nuestra voz hasta que se les rompa el tímpano a las autoridades espurias y se larguen del lugar que nunca debieron usurpar. ¡BASTA YA!