Sique
Ha sido materialmente imposible para este blog conservar el volumen de colaboraciones que veníamos desarrollando hasta el martes de esta semana en ocasión de un viaje a Buenos Aires que curiosamente está relacionado con los reclamos del ciudadano común frente a empresas transnacionales cuyo poder económico permite vapulear los derechos de quien no tiene un respaldo de esta naturaleza pero que de momento no podemos ventilar públicamente pues eso nos haría todavía más vulnerables de manera que de eso no vamos a hablar. Durante estos días estaremos posteando lo que consideremos de mayor importancia y según las dificultades técnicas y de tiempo que permitan nuestras condiciones actuales.
Bajo la premisa de que quienes estamos comprometidos con la resistencia no importa donde estemos nuestra conciencia se mantiene viva, hemos podido experimentar una vivencia digna de compartirla con ustedes porque da cuenta de que en toda Latinoamérica la lucha por la justicia y la libertad de nuestros países nos debe mantener unidos porque tenemos ideales que nos son comunes.
El jueves llegamos a la Plaza de Mayo de Buenos Aires en el momento en que se estaban cumpliendo las veinticuatro horas, del 6 al 7 de diciembre, de la 26a. Marcha de la Resistencia que han llevado a cabo cada año Las Madres de la Plaza de Mayo en un proceso de protesta y demanda que ha pasado por distintas etapas, primero la presentación con vida de sus hijos desaparecidos, luego la demanda de verdad sobre lo sucedido a sus hijos durante la dictadura militar y tercero, una protesta ante la impunidad en la que se encuentran los asesinos de al menos 30,000 personas bajo el régimen de terror que vivió la Argentina hace ya más de 25 años. Después de 25 años siguen resistiendo por la verdad y la justicia, contra la impunidad, y ahora por la presentación con vida de Julio López desaparecido hace tres meses.
Cuando llegamos a la plaza escuchamos la palabra Oaxaca, cerca de dos mil personas dentro de quienes se encontraban hijos y familiares de los desaparecidos que portaban banderas y gritaban consignas pero según nos acercamos no volvimos a escuchar referencia a un signo que movía sensiblemente nuestras emociones tan alertas ahora a ese referente, Oaxaca. Fue entonces cuando nos percatamos de lo que se trataba y fue muy emocionante ver que las Madres de la Plaza de Mayo se encontraban en el templete con las fotografías de sus hijos desaparecidos colgadas al cuello después de 25 años y demandando verdad y justicia. Fue sumamente emocionante unir nuestras voces a las de ellas, nuestra demanda es esencialmente la misma, también nuestro ímpetu y el deseo de que en este mundo se viva fraternalmente, democráticamente y bajo el impulso amoroso que debiera unir a la humanidad para una convivencia solidaria y armoniosa.
Dentro de los logros de esta lucha está el haber revocado la ley de punto final en la que prácticamente se garantizaba la impunidad a los genocidas. Así, se han abierto varios juicios a algunos de los responsables de aquel genocidio. Sin embargo, aunque Argentina ya ha librado procesos democráticos y tiene ahora al presidente Kirschner, la lucha sigue, no digamos en América Latina sino en el mundo entero: los seres humanos estamos todavía bajo el poder de fuerzas oscuras gestadas por la avaricia y el deseo de poder de minorías que sin un sentido humano quieren continuar explotando, dominando y denostando a las mayorías. Alimentadas por los prejuicios que siempre han sostenido a las oligarquías: el clasismo, el racismo, la intolerancia y la absurda idea fascista de seres inferiores y superiores en el reino del odio, la derecha está empeñada en las desigualdades y el imperio de la injusticia.
Estas fuerzas oscuras aun se mantienen infiltradas en la Argentina como en el resto del mundo y utilizan su poder para obstaculizar y tergiversar los trámites y las acciones de quienes quieren abolir la impunidad y someter a juicio y castigo a los responsables de tanto sufrimiento. Hace tres meses que Julio López, testigo principal en el juicio de Miguel Etchecolatz, uno de los asesinos, desapareció y se está exigiendo su presentación con vida.
Recordamos a los oaxaqueños demandando la presentación con vida de sus desaparecidos y no pudimos evitar la identificación con su lucha, también tuvimos presente que Luis Echeverría sigue impune del genocidio que cometió hace 38 años, como Pinochet y tantos otros. La idea de que los actos violatorios a los derechos humanos y los asesinatos que se han cometido en este sexenio con el traidor a la democracia en nuestro país y los que seguirán llevando a cabo por el pelele y sus esbirros durante el tiempo que dure el régimen que nos han impuesto puedan mantenerse impunes de tal forma que ellos y nosotros podamos ser sorprendidos por la muerte antes de ser castigados y antes de ser testigos de que las malas acciones fueron sancionadas según las leyes nos causó desesperación y dolor.
No podemos, no queremos estar 25 o más años esperando justicia. No queremos que el terror que vivió Argentina durante la dictadura militar se repita en México. El pueblo mexicano como ningún otro pueblo sobre la tierra merece semejante ultraje. Vamos con Andrés Manuel López Obrador y todos aquellas organizaciones que quieran unirse a impedir que se cometan los crímenes y las injusticias a las que se aprestan el gobierno espurio y los dueños del dinero.
Estas reflexiones deben conducirnos a fortalecer la lucha, a intensificar nuestras acciones de resistencia civil pacífica, tenemos que iniciar una cruzada mundial para evitar la injusticia y en la cual los genocidas y los asesinos no escapen al castigo que les corresponde por sus crímenes de lesa humanidad para iniciar una etapa de justicia y contra la impunidad de los responsables del sufrimiento de tanta gente en este nuevo siglo. Vamos a luchar por un mundo mejor en el que nuestros hijos y las nuevas generaciones no tengan que vivir el dolor que las pasadas han sufrido.
El final del acto de resistencia fue sumamente emocionante, se soltaron los globos en la Plaza de Mayo, como los nuestros en la Plaza de la Constitución y lo más emocionante fue cuando las Madres de la Plaza de Mayo, los manifestantes y nosotros cantamos:
"El pueblo unido, jamás será vencido... De pie, cantar que vamos a triunfar. Avanzan ya banderas de unidad; y tú vendrás cantando junto a mi, y así verás tu canto y tu bandera florecer, la luz, de un rojo amanecer, anuncian ya la vida que vendrá. De pie, luchar, el pueblo va a triunfar, será mejor la vida que vendrá a conquistar nuestra felicidad, y en un clamor mil voces de combate se alzarán, dirán canción de libertad, con decisión, la patria vencerá...".
Saludos desde Buenos Aires, Argentina.