Barómetro Internacional
Por Ernesto Wong Maestre
El título de este artículo trata de combinar la sabiduría asiática y el pragmatismo estadounidense. Podría decir alguien, y es cierto, porque si de guerra se trata hay que conocer a los asiáticos para saber defenderse y a los propios estadounidenses francos para llegar a comprenderla.
El siempre interesante teórico asiático Sun Tzu afirmó hace dos milenios y medio que “lo que es de gran importancia en la guerra es combatir la estrategia del enemigo” mientras que las dos duras calificaciones de “villano” y “malvado” dadas a Estados Unidos son de un propio estadounidense, quien avergonzado y lleno de virtud, ha realizado toda una “ecosonografía” político-económica del imperialismo norteamericano, según consta en el libro Estado Villano de William Blum, donde en su tercera parte explica porqué EEUU es también “un Estado malvado contra el mundo” y ofrece abundantes evidencias históricas y actuales de tales afirmaciones.
Hasta la desintegración de la URSS en 1991, los Estados Unidos de Norteamérica usó el chantaje atómico como arma de dominación o negociación con su principal adversario, mientras sofocaba a sangre y fuego las rebeliones de los antes subordinados que buscaban su independencia y libertad; luego, secuestraron las esperanzas del sur y creyeron poder apoderarse de todo el planeta hasta que un buen día, comenzando el siglo, desde la ciudad de Caracas, el líder de un pueblo con la tradición más independentista de Sudamérica le echó en cara a los EEUU “los cojones” que tenía este pueblo para resistirlo, enfrentarlo y vencerlo.
Tal parece que el eco de aquel simbólico grito del líder bolivariano Hugo Chávez Frías, en medio de una concentración de casi un millón de personas, llegó hasta los confines más lejanos del planeta, tanto por el oeste como por el este, junto a las más de diez victoriosas jornadas electorales que han garantizado la marcha pacífica de la revolución social y resultan las premisas esenciales del proceso venezolano en esta nueva época.
Hace unas semanas atrás hice hincapié en que la novedad de la realidad actual en América Latina, impuesta principalmente por las circunstancias geopolíticas mundiales, el agotamiento del sistema capitalista al interior de las sociedades plurinacionales y el deterioro de la economía norteamericana y europea, en lo cual los propios EEUU tienen una alta responsabilidad, consiste en que el uso de los espacios en este continente es ejercido por el aparato de dominación estadounidense, no como antes, sólo desde sus embajadas, sino como resultado de una combinación de esfuerzos entre cinco grupos de actores, coordinados por las cabezas ejecutivas del complejo militar-industrial-comunicacional de EEUU, al que habría que agregarle el ingrediente financiero.
De manera que este “complejo militar-industrial-financiero-comunicacional” (a identificar por las siglas CMIFC) a diferencia de la década del 90, tiene ahora que enfrentar el avance potente de China, Rusia, India, Vietnam, Bielorrusia o Irán, así como el impacto antimperialista de Venezuela en la región, como se ha visto en Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina, Paraguay, Uruguay, Nicaragua, Honduras, El Salvador, e incluso en Perú, Colombia y Guatemala donde sigue avanzando el movimiento popular aún con dificultades y obstáculos impuestos por sus oligarquías, en tanto en la propia Venezuela se va consolidando el poder popular en el país.
A tales retos debe agregársele el deterioro de la economía europea que en el 2010 va a alcanzar los índices más alarmantes de recesión y desempleo, sin aún tocar fondo la crisis económico-financiera-comercial por la que atraviesan y que ya está causando su efecto en las elecciones regionales o presidenciales que allí se efectúan. Desde el punto de vista económico-financiero, a los EEUU les interesa debilitar a Europa para hacerla más dependiente a él y penetrarla aún más, mientras que desde un punto de vista geopolítico y militar esa realidad puede ser llegar a ser incontrolable y derivar en una amenaza más que una oportunidad.
Estos son algunos de los factores aceleradores del desmoronamiento de las bases de sustentación histórica del sistema imperialista creado e impuesto al mundo por EEUU que lo ha llevado a ser el país que supera en gastos militares a los gastos de todos los países del mundo juntos, explicó recientemente Vladimir Putin en su visita a Venezuela.
Igual que en otros casos de países agredidos por EEUU, en esa relación asimétrica figuran un conjunto de vínculos mediante los cuales se produce la relación. Estos vínculos podrían agruparse para su estudio en cinco grupos.
Cinco tipos de vínculos políticos
En la estrategia de este “malvado contra el mundo” deben identificarse a cinco tipos de grupos de actores o vínculos políticos imperiales (VPI) que deben ser tenidos en cuenta en el análisis de cada país y que actúan articulados y “disciplinados”, en el sistema imperial. La identificación singular en cada país deben hacerla las propias fuerzas y movimientos sociales y partidos políticos en que se organiza cada pueblo. Restarle importancia a esta necesaria actividad es prolongar el dominio y extender la etapa de tránsito, en el caso de los que impulsan el socialismo, o la etapa de búsqueda del poder gubernamental en el otro caso en que no se dispongan aún de las riendas de las decisiones gubernamentales.
Estos cinco tipos de vínculos o actores (VPI) serían: a) Filiales de transnacionales capitalistas asentadas en los países, grandes grupos criollos económicos y capitalistas dependientes, ante todo, de las transnacionales estadounidenses o europeas. b) Organizaciones “civiles” en funciones de inteligencia (grupos políticos, redes “sociales”, fundaciones, organizaciones no gubernamentales ONG, y empresas de seguridad institucional y personal registradas en cada país del sur. c) Cadenas de medios privados y públicos de comunicación y empresas de publicidad y de encuestadoras financiadas por todo el empresariado anunciante o por agencias estadounidenses a través de esas organizaciones apuntadas en b; d) grupos paramilitares con funciones terroristas y de represión que den sustentos a las campañas mediáticas nacionales o internacionales y e) El Comando Sur de EEUU que es el asignado para operar en toda América Latina, desde el Río Grande hasta la Patagonia, cuando lo considere conveniente, oportuno y viable según los intereses dictados por el mercado, ya sea mediante operaciones conjuntas que fortalezcan a las fuerzas armadas de los países aún dependientes, maniobras aterrorizadoras en medio de procesos de elecciones, o con simples declaraciones de su jefe y que son rebotadas con titulares alarmantes por los medios antes referidos.
Cuando Noam Chomsky, otro estadounidense franco y virtuoso, nos hace recordar que “la principal característica de las corporaciones mediáticas es la disciplina”, pues “nunca se equivocan en seguir las líneas fundamentales”, también ello se podría aplicar de forma particular a las transnacionales industriales, comerciales o de servicios, aunque siempre considerando que su disciplina -ante todo- está determinada por lo intereses de ganancias, muy precisos, que no provienen del exterior, ni de presupuestos de las agencias estadounidenses, sino de la generación de plusvalía en cada lugar donde están operando. “Pueden aparentar disensiones, pero en lo fundamental siguen el trillo que se les indican” dice Chomsky y es recordado recientemente por Ricardo Alarcón en una entrevista de prensa publicada en el portal de ABN.
Los cuatro grupos de instancias directivas del sistema imperial para dominar o desestabilizar
Para indicar, instruir u ordenar, según sea el nivel de dominio que se tenga sobre los vínculos o actores antes mencionados, se debe reconocer a tres grupos de instancias gubernamentales y un cuarto grupo de asociaciones civiles y fundaciones privadas de EEUU quienes se encargan de articular, coordinar, controlar y evaluar a los vínculos.
Ellos son: 1) Departamento de Defensa (Pentágono) y sus variadas agencias, 2) Departamento de Seguridad Nacional y sus más de veinte agencias, entre ellas la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Seguridad Nacional, 3) Departamentos y Buroes del gobierno estadounidense, en particular el Buró Federal de Investigaciones (FBI), el de Comercio y el de Estado con su Agencia para el Desarrollo (USAID), todos vinculados al actual zar de la seguridad, el Director de Inteligencia Nacional (DNI), quien coordina con el Presidente Barak Obama las estrategias, las políticas y las tácticas públicas, mientras que supervisa el diseño final de las campañas de publicidad para cada “servicio” o “producto” generados en la articulación conjunta, y 4) Grupos de la sociedad civil orgánica al sistema imperial.
Ese cuarto grupo mencionado de fundaciones y asociaciones civiles está encabezado por la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), que con el financiamiento recibido de algunos componentes del sistema estadounidense, principalmente del Congreso, a su vez financia a por lo menos cuatro organizaciones como son el Centro para Iniciativas Privadas Internacionales (CIPE) creado por la Cámara de Comercio de EE.UU en 1983; el Instituto Nacional Democrático para Asuntos Internacionales (NDI) asociada al Partido Demócrata de los Estados Unidos desde su surgimiento también en 1983; el Instituto Republicano Internacional (IRI), asociado al Partido Republicano de los Estados Unidos, también desde 1983; y el Centro Americano para Solidaridad Laboral Internacional (ACILS) creado por la AFL-CIO en 1997 cuando quizás preveían los nuevos retos que aparecerían en el horizonte internacional.
Bajo la cobertura de este cuarto grupo mencionado, entran a jugar, en todo el entramado y enmarañada red, las organizaciones mafiosas y terroristas que operan abierta o secretamente en todo el mundo, con residencia en EEUU, entre ellas las de la Florida, identificadas con los grupos contrarrevolucionarios cubanoamericanos y venezolanoamericanos.
La relación de mando, de subordinación o de consulta entre las casas matrices asentadas en EEUU de las grandes corporaciones transnacionales y multinacionales, incluidas las Instituciones Financieras Internacionales (FMI, BM), por un lado, y por otro, el gobierno central, se producen mediante cualquiera de quienes integran las instancias gubernamentales o a través del cuarto grupo formado por fundaciones y asociaciones, según sea la magnitud, profundidad y el motivo de la relación. Cuando la presidencia de una gran corporación no puede ser convencida por la instancia encargada para llevar a cabo alguna acción desestabilizadora prevista por el CMIFC, entonces entra a jugar la extorsión, el chantaje o la amenaza directa hasta que cede o queda eliminada, sea con la compra forzosa, con la bancarrota forzada o con el traspaso de propiedad de cualquiera de los accionistas mayoritarios, forzados por la amenaza de una acción penal debido a las múltiples violaciones que a diario cometen en los negocios o en su vida familiar.
En todo ello es donde entra a jugar un papel determinante el Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés).
Vínculos e instancias de mando en el tiempo histórico
Respecto a la observación del tiempo histórico habría que comprender que la NED, así como las otras instituciones antes mencionadas, fueron fundadas en 1983 bajo los oscuros principios y directrices políticas enarbolados por la Fundación Heritage y el gobierno de Ronald Reagan para enfrentar “la amenaza del comunismo y sus aliados” de aquella época, entre los cuales ubicaban a los gobiernos populares de América Latina y hasta la Socialdemocracia europea, latinoamericana, asiática o africana.
Según el analista Raúl Valdés Vivo, con su larga experiencia de la práctica diplomática, los fines de los 70 es donde se comienza el viraje más radical en la correlación de fuerzas mundiales con la vuelta a la dinámica geopolítica y estratégica mundial de China socialista y sus propuestas de reformas internas de 1978, luego que ocurrió la victoria militar Vietnamita sobre EEUU en 1975, a lo que se tendría que agregar la desintegración iniciada en 1975 del imperio colonial portugués con la independencia de Angola, Guinea Bissau, Cabo Verde y Mozambique, y la caída del dictador Anastasio Somoza en Nicaragua en 1979 como expresión más nítida del debilitamiento político de todas las dictaduras militares del continente, aún cuando desde 1973 los EEUU habían apuntalado la dictadura militar en Chile y en Argentina se imponía en 1976 de nuevo la dictadura militar antiperonista.
Sin embargo, habría también que tener en cuenta en el análisis, como hecho previo a los cambios antes apuntados que los EEUU y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) logran firmar, tras arduas negociaciones entre Leonid Brézhnev y Richard Nixon, los acuerdos SALT (limitación de armas ofensivas estratégicas) en mayo de 1972, lo cual significó que existía un equilibrio nuclear entre ambas potencias, decisión que no dejó de tener influencia en la vida política china y más tarde en la decisión de los líderes chinos de realizar reformas profundas a su sistema político socialista.
Bajo los presupuestos y acciones presentadas en 1980 en el llamado Documento de Santa Fe, inicia Ronald Reagan su mandato como la cara del complejo militar-industrial-financiero-comunicacional (CMIFC) para tratar de contrarrestar, en todos los espacios posibles, los avances dados por la humanidad en materia de conciencia social y de fuerza real para el verdadero progreso humano equilibrado, integral e igualitario, dos capacidades que son opuestas por ley a la visión imperialista.
Es precisamente a partir de estos años en que se impulsa demoníacamente y de forma desesperada el planteamiento político basado en el pensamiento del neoliberalismo, archivado en Europa desde los 50 y hecho renacer por los neoconservadores en el poder del gobierno estadounidense dirigido a debilitar a los Estados latinoamericanos, desbancar sus arcas públicas en función del centro imperial, fortalecer a los grupos económicos privados subordinando más las sociedades a ellos mediante la privatización de las tierras y los servicios, endeudar a los países a los aparatos financieros del capitalismo mundial como el Banco Mundial (BM o BIRF) o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Treinta años después, las consecuencias adversas para los propios EEUU son obvias. Los pueblos no sólo resistieron, sino que se fortalecieron en su determinación política radical para crear una situación diferente a la de los años 70, y ahora el imperio –por su naturaleza agresiva- está decidido a enfrentarla.
En un artículo anterior, publicado también por varios sitios web, apunté que de acuerdo a la experiencia latinoamericana, podrían mencionarse varios lineamientos centrales emitidos desde el más alto poder, los cuales se han hecho obvios en esta última década que es “la más desesperada” para el tipo de “stablishement” deseado por la actual “élite en el poder” en EEUU, como la llamó el afamado Wright Mills, el mismo que en 1960, luego de visitar la Cuba revolucionaria, hizo un llamado a la élite estadounidense a escuchar a “las voces que vienen del mundo hambriento” pues “si no las escuchamos, si no les prestamos toda nuestra atención, nos exponemos a todos los peligros de la ignorancia –y con ellos, a los peligros de errores desastrosos”.
Al parecer, y según esos lineamientos emitidos desde el más alto poder, en vez de escuchar “las voces”, EEUU trató y pretende seguir ocultándolas o ignorándolas, con esa prepotencia que caracteriza al gigante norteamericano, “el de las siete leguas” o “el monstruo” como lo calificó Martí hace ya casi siglo y medio, y establece lineamientos que confirman que cometieron errores tan desastrosos que nunca su pueblo se los perdonará.
Conociendo sus lineamientos los pueblos y sus medios de comunicación podrán revelar las intenciones y las campañas mediáticas imperiales contra las nobles causas estarán destinadas al fracaso.
Lineamientos operativos y definición de adversarios principales
Ante esos “peligros de errores desastrosos” cometidos entre 1960 y el 2000 –muchos de los cuales aún se cometen- están detenidos y casi impotentes racionalmente los EEUU, quienes ahora se han visto obligados, en aras de mantener el sistema imperial, cada vez más ingobernable, a imponer a sus vínculos e instancias de poder, lineamientos rígidos, antes innecesarios por el predominio y la hegemonía que EEUU tenía en todo el planeta, así como concentración de acción sobre los adversarios principales: en estos precisos momentos históricos, Venezuela y Cuba.
a) Distribuir los gastos sin afectar los objetivos
Uno de esos lineamientos, es garantizar que el financiamiento de esos actores recaiga lo menos posible sobre las finanzas estadounidenses pero sin afectar los fines desestabilizadores y contrarrevolucionarios y para lo cual ellos deben utilizar el instrumento del terror y el miedo, sea al “comunismo” o a una invasión armada de EEUU -entre otros instrumentos- para ejercer presión sobre los multimillonarios y ricos latinoamericanos y sus familias, de manera que hagan aportes financieros sustantivos a la causa imperial, y presión a los sectores abstencionistas u dudosos para variar sus conductas electorales y manifestarse contra el “horroroso comunismo”.
De ahí que el primer grupo de cinco actores mencionados sea tan variado en forma, es decir, en fachadas. Desde todos los rincones del poder económico esperan recibir aportes y esfuerzos.
Por ello, las denuncias del manejo que EEUU hace del narcotráfico en beneficio propio, sea en Colombia o en Afganistán, no son nada extrañas, ni asombrosas para nadie.
Ese lineamiento está subordinado al propio objetivo estratégico de concentrar los mayores recursos en fortalecer a sus aliados en la región: Colombia, Perú, Chile, Panamá, Costa Rica y ahora Honduras. Las cifras de EEUU invertidas militarmente en Colombia y las propias colombianas superan con creces y de forma casi increíble las adquisiciones militares de Venezuela para su defensa. Sólo el Plan Colombia recibe más de 550 millones de dólares anuales y los numerosos contratistas de empresas estadounidenses radicados en Colombia reciben cifras similares, según se recoge en el libro de Golinger y Allard antes citado.
Desde el punto de vista global, hace pocos días el propio presidente de EEUU mediante una carta firmada junto a otros aliados lanzó una cruel advertencia de una posible nueva crisis económica mundial si no se tomaban las medidas sugeridas y acordadas en una reunión anterior del Grupo de los 20 (46 países), los cuales, muchos de ellos, les será imposible aceptar y asumir. El que no las tome con EEUU está expuesto a las represalias contra él a través del suministro financiero externo y el control de las finanzas a través de los bancos noteamericanos. Así de sencilla es la ecuación planteada por Barack Obama.
Mientras, en el plano regional, EEUU monta toda una campaña mediática contra Venezuela, principalmente para aterrorizar a las sociedades latinoamericanas con el miedo “al comunismo” y a “la amenaza del chavismo” y así evitar “otras venezuelas”, más que para impactar sobre la mayor parte de la sociedad venezolana que en estos once años ha ganado en fuerza organizativa y en conciencia social y no caería en estados de temor.
Por supuesto, si con esa campaña pudieran incidir en los resultados de las elecciones del poder legislativo del próximo mes de septiembre, a favor de la contrarrevolución, la campaña mediática les proporcionaría mejores dividendos imperialistas, lo cual es poco probable que ello ocurra de seguir avanzando la unidad consciente e identidad social con el proceso bolivariano.
En el caso de Cuba, la fundación estadounidense dirigida por Santiago Alvarez Fernández-Magriñá, terrorista residenciado en la Florida, es quien se encarga de financiar a las “damas de blanco” quienes con sus débiles acciones políticas en Cuba causan toda una alharaca mundial gracias a la enmarañada red de medios de comunicación que actúan como vínculos políticos imperiales.
b) No involucrar directamente al gobierno central de EEUU ni a las instancias
Otro lineamiento es que todo cuanto hagan los actores o se tenga previsto hacer, debe realizarse con la más férrea discreción en cuanto a involucrar a EEUU, para lo cual usan a los vínculos imperiales con cierta discreción y se tienen compensaciones preparadas al mejor estilo del sistema judicial estadounidense o castigos del tipo de la base de Guantánamo o cárceles secretas para torturas en otro país (se han dado muchas denuncias) que no involucren a EEUU, y si resulta imposible, entonces involucrar a “la Compañía” y a sus eslabones sueltos, según el propio lenguaje de quienes andan en sus redes.
Ejemplos de todo ello se ha apreciado en las decisiones recientes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de atacar al gobierno venezolano que durante once años ha soportado dignamente las agresiones de los medios de comunicación contra el pueblo bolivariano, la mayoría, al ignorarlo y vilipendiarlo sistemáticamente en la programación y que ahora, ante la violación de la ley por parte de dos poderosos instigadores, el poder judicial le aplica la adecuada norma jurídica.
Otro ejemplo son las manifestaciones y decisiones de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) que con sus informes y acuerdos ofrecen puntos de apoyo a los vínculos, dígase prensa escrita, radial y televisiva privada venezolana para desencadenar ataques mediáticos.
Tanto la SIP como la CIDH pretenden crear matrices de opinión dirigidas a hacer creer situaciones o acontecimientos que atenten contra las creencias populares en los logros de la revolución o en las causas de sus problemas, lo cual a la larga se puede traducir en votos o en abstenciones electorales. La SIP y la CIDH actúa fundamentalmente sobre los hechos subjetivos pues la mayoría de la población está consciente de que el gobierno revolucionarios ha sido paladín en la defensa de la libertad de expresión y en el respeto a los derechos humanos.
Por ello, cuando el pueblo, los visitantes honestos, el propio cuerpo diplomático y gran parte de la comunidad internacional observa los ataques de la SIP o del CIDH por la aplicación de la ley contra dos cabecillas instigadores, violadores de las normas jurídicas referidas al presidente de la República, lo cual ha hecho en varias ocasiones una gran parte de los medios de comunicación privados por más de diez años sin que a ningún periodista se les someta a juicio ni se les haga preso, no dejan de asombrarse y percatarse de la manipulación con que la SIP o la CIDH pretenden cambiar la opinión pública nacional e internacional a partir de dos casos que llegaron al extremo de la tolerancia política y en un momento de complejidad regional.
Tal complejidad viene dada porque Venezuela está amenazada militarmente por la mayor potencia agresora de la historia desde siete bases militares asentadas en Colombia y otras enmascaradas en el Caribe y no tan enmascaradas en el Perú, como recientemente hizo notar la analista y abogada Eva Golinger en un artículo publicado en VTV.
En medio de tales acontecimientos, EEUU hecha a andar otra de sus fichas y a través del vínculo político que representa, y tiene, con el Partido Popular (PP) español y sus jefes, tanto José María Aznar como Mariano Rajoy, lanza con una visión de extraterritorialidad, desde la capital europea de Madrid, con impacto en ese continente, África y la propia Suramérica la acción del juez español Eloy Velasco (amigo de los dos jefes) para hacer mella en la creencia de que Venezuela no es un socio adecuado de España e incidir en la opinión pública española contra el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a costa de la organización ETA, y al mismo tiempo, estimular a Colombia a la adquisición de armamento en España a costa de que supuestamente Venezuela apoya a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Estas acciones de los vínculos imperiales son ampliamente promovidas y atraen sobre sí a numerosos medios provincianos que “si lo dice el Mundo, El País, El Mercurio o El Nacional sí hay que rebotarlo”, “tal y como lo dijeron ellos”, con el mismo enfoque y con los mismos propósitos de dañar a Venezuela, porque como dice Chomsky todos sus integrantes saben seguir "el trillo que se les indica” y “nunca se equivocan en seguir las líneas fundamentales”.
La extradición de altos capos y narcos a EEUU, así como el alojamiento y operatividad para “perseguidos políticos del comunismo” sean empresarios, políticos corruptos o terroristas, garantizados en las grandes mansiones de Miami y otras ciudades de la Florida o la garantía financiera en los bancos estadounidenses, son algunas de los instrumentos utilizados para garantizar la eficacia en el uso “discreto” de los espacios de América Latina por EEUU y para trabajar con los vínculos.
En Cuba, la estrategia estadounidense siempre ha quedado al desnudo y se ha estrellado más de una vez contra la férrea unidad del pueblo. La sociedad cubana sabe a quienes responden las “damas de blanco” o los presos comunes o contrarrevolucionarios violadores de la ley. Esas campañas mediáticas no calan en los medios de comunicación del pueblo, ni impresos, digitales, radiales o televisivos.
Ese dominio popular sobre los medios es constitucional y eso atenta contra los intereses del imperio, como atenta el hecho de las celebraciones musicales o deportivas de forma masiva y en plena alegría por el pueblo cubano.
El show de Miami, organizado urgentemente por la VPI Gloria Estefan fue precisamente para contrarrestar las noticias del boom puertorriqueño de Calle 13 en La Habana de amplio corte antiimperialista.
c) Falsear la realidad y exacerbar los problemas
Un tercer lineamiento establece que todas las acciones deben estar enfocadas a manipular o falsear las realidades que atenten contra la credibilidad hacia “el liderazgo mundial” de EEUU, y el sistema capitalista, lo cual les obliga a falsear e ignorar los logros de los adversarios, aún cuando sean sociales e innegables.
Lo que ha ocurrido durante once años con la omisión y tergiversación de los resultados de la gran obra social de la revolución bolivariana en los medios privados de comunicación de Venezuela y del mundo ha sido un ejemplo imborrable para la memoria histórica de América Latina y para los otros procesos de cómo desde el inicio de las transformaciones estas deben darse también simultáneamente en los medios de difusión y desarrollarse programas específicos para hacer comprender al pueblo que su obra no está reflejada en los medios privados, sino sólo los problemas que el propio capitalismo creó en las décadas anteriores o que la contrarrevolución crea actualmente.
Toneladas de publicaciones y cientos de miles de horas de programación “cultural” para afianzar la cultura de las élites hollywoodense o de turismo de sexo; de “entretenimiento” con deportes de alta factura individual; económico-financiera para justificar al capitalismo o exonerarlo de ser el causante de la crisis y de la grave situación climatológica; y hasta “deportiva”, como esas entrevistas llenas de mentiras políticas que realiza ESPN contra Cuba o de promoción de los deportes de alta audiencia y llamados “extremos”, más por sus utilidades que por sus beneficios sociales, son algunas de las evidencias más comunes en la red de medios transnacionales de comunicación televisivos, radiales e impresos.
Otro ejemplo de maldad y villanía se acaba de presenciar por el canal estadounidense CNN cuando uno de sus conductores “conducía” al entrevistado, experto en economía, al mal análisis de la visita del primer Ministro ruso Vladimir Putin, sin apenas mencionar uno de los 35 Acuerdos firmados, para llegar a la absurda conclusión de que Venezuela está “en una crisis económica”, sin aportar datos verídicos, ni otras cifras confiables, y más interesados en dañar la imagen internacional de Venezuela que confundir al propio pueblo venezolano que en estos días se encuentra disfrutando con sana alegría los días de asueto en playas, ríos, campamentos turísticos y carreteras, con “cobre” o “reales” en los bolsillos y atendidas por el gobierno bolivariano como nunca antes lo hicieron los capitalistas.
Lamentablemente para las personas honestas que deben trabajar allí, CNN se ha convertido en una muestra didáctica, para los estudiantes de comunicación, del típico medio de desinformación con verdades a medias, falseador de la realidad, desequilibrado, tendencioso y manipulador de la opinión al servicio de la élite gobernante y del Estado villano y malvado que está enfrentado al mundo.
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