Gilberto Balam PereiraQue no nieguen mis cuates, que con la onda esa del muertito por huelga de hambre en La Habana se desconcertaron. Se preguntaron: ¿pues qué pasa en Cuba, camaradas?, por ejemplo Carlitos Monsiváis.
Los imperialismos norteamericano y europeo, de inmediato culparon a la “dictadura” de los Castro. No aceptan que haya presos políticos allá, sino disidentes encarcelados.
De unos 50 presos “de conciencia” que allí existen, elevaron el número a más de 200.
Habría de conocer el negro (no es racismo, no me refiero al color de su piel) y tétrico historial del ahora difuntito.
Y es que los que se encuentran detenidos lo están, no por el riesgo de que se fueran a levantar en armas contra el régimen de los cubanos. Lo están porque muchos son delincuentes comunes, como los hay en todas partes del mundo. Los otros “de conciencia” representaban, al momento de su detención y representan todavía, funestos vínculos ORGANIZATIVOS clandestinos con los sectores más reaccionarios imperialistas y grupos gusaneros de Miami para seguir entorpeciendo la construcción del socialismo en la isla; vamos, de mantener una permanente acción antipatriótica en el país que los vio nacer. Por menos, en México en otros tiempos, estos antipatriotas eran merecedores de la pena máxima. (lástima que no se mantenga esa penalización porque los primeros que morirían “en caliente” serían los foxistas y fecalistas). Perdón por la digresión.
Los disidentes imperialistas y los cubanos de Miami ya no son como antes, invasores (marielitos) o terroristas de avionazos. Ahora son falsos defensores de los derechos humanos.
De por sí, por huelga de hambre, los difuntos logran impactar la conciencia de los buenazos. Así ha ocurrido con Boby Sands y otros 10 jóvenes del Ejército Republicano Irlandés, muertos en cárceles británicas en 1981, hasta los numerosos casos de presos políticos vascos y anarquistas que protestaron por malos tratos de los gobiernos de España y Francia, y que “conmocionaron” al mundo y siguen siendo utilizados propagandistamente.
La muerte del cubano Zapata es una tragedia para muchos, para otros una comedia a ser comercializada políticamente por los enemigos de la Revolución Cubana.
Pero vale la pena reflexionar en el contexto de ese hecho que no es insólito ni imprevisto.
Por ejemplo, ¿qué factores del hecho intervienen en las respuestas de políticos reaccionarios de Europa y Estados Unidos? Son los mismos que los de los grupos de gusanos en métodos y objetivos, como los de Miami y Nueva Jersey, quienes tampoco se inclinan por el uso de bombas y grupos armados. Hay intereses, campañas electorales, oportunismo ideológico entre ellos. No todos están por la continuación del embargo de siempre, sino por el retorno al sistema capitalista. Es como una gravitación de centro-derecha.
Aunque carecen de impacto en la opinión del pueblo cubano.
No hay liderazgo en los disidentes cubanos. No hay legitimidad. No hay madre… que conduzca a estos vividores “majan” capitalistas (aspirantes, soñadores). No llegan ni siquiera a la categoría de “sectores sociales”, menos a sociedad civil, sino que son gusanos de mínimas podredumbres, vagos locales sin oficio ni beneficio. Sus frases ya agotadas y sin sentido en el pueblo no pasan de abstracciones como “reconciliación nacional”, “fortalecimiento de la sociedad civil”, “unidad”, “identidad” , vamos, como si oyéramos a los cuadros del PAN y del PRI en campaña: nada específico, cero perspectivas, nada constructivo, nada concreto.
Cuando mucho, estos disidentes mencionan un “Proyecto Varela 1992” que aboga por la descentralización, participación y control político efectivo del Poder Popular sobre la burocracia, reordenamiento y eficiencia del funcionamiento económico, fin de subsidios generalizados y gratuidades y ampliación del sector privado. Bueno, algo así, como una caricatura de neoliberalismo chafa.
Por supuesto que a esta “hora del partido”, el pueblo cubano no está para oír pendejadas. ¿A quién van a convencer estos gusanos de adentro y de fuera de la gusanera? No infunden temor, miedo ni odio como pretenden los estrategas perversos de los imperios modernos.
No es casual que monten ahora a un segundo protagonista en huelga de hambre: Guillermo Fariñas, con quien los disidentes intentan volver a primera plana. Pero no hay retorno. A pesar de resultados limitados, Washington y La Habana han avanzado más en el último año que en los diez anteriores en conversaciones sobre migración y correo directo, sobre intercepción de drogas y se ha vuelto a conceder visas desde Estados Unidos. La Unión Europea (U.E), liderada por España, ha mejorado también sustancialmente la relación con la isla. Y también con México.
¿Y qué dicen los agentes estadounidenses y europeos ubicados en la isla? Nada. Escuchan los pormenores de sus reporteros internos que les informan sobre la realidad que viven los cubanos. Saben el terreno que pisan
Y como dije en anterior colaboración: ¡AQUÍ NO SE RINDE NADIE!
Comentario:Y a propósito de este artículo sale hoy una entrevista de La Jornada con un señor Philip Peters que se señala es "uno de los más reconocidos expertos en el estudio del diferendo entre los dos países, graduado en relaciones internacionales y seguridad nacional y funcionario del Departamento de Estado durante dos de los gobiernos más conservadores, los de los republicanos Ronald Reagan (1981-1989) y George Bush (1989-1993)." Peters quien se dice es crítico de su gobierno "escribe el blog The Cuban Triangle y es vicepresidente del Instituto Lexington, un think tank independiente que investiga políticas públicas. Fue uno de los conferencistas principales de la reunión sobre turismo entre Cuba y Estados Unidos, que sesionó aquí la semana anterior, tras lo cual habló con La Jornada."Lo de "independiente" queda en duda no sólo por su curriculum sino por sus declaraciones, por ejemplo: "Cuba es un país de un solo partido, con violaciones sistemáticas de derechos humanos, y todo el mundo está consciente de eso en el Congreso." ¿Violaciones sistemáticas? "Es posible que algunos sean influidos por lo que leen en los titulares, pero el argumento que cuenta en este caso es que no se trata de que la liberación de viajes sea un caramelo para Fidel Castro. No es un premio para la conducta del gobierno cubano. Hay que corregir un error de nuestra política. Tenemos una política que ha limitado en gran medida la influencia estadunidense en Cuba. Eso es lo que hay que cambiar, porque conviene al interés de Estados Unidos, no porque sea una recompensa para Cuba."Es decir, lo que a él le interesa es el interés de Estados Unidos en una estrategia para influir en los cubanos de la isla y de ninguna manera el respeto a la autonomía de los pueblos.
Ahora, la pregunta es: ¿por qué o para qué La Jornada gasta espacio en una entrevista a este señor que no es más que un reforzador de la opinión que los medios tratan de instaurar en la población? Así es como desconciertan a los cuates de Balam Pereira.