La burda forma en que los operadores salinistas obligaron a Miguel de la Madrid a desacreditarse es, vista desde afuera, sólo otra muestra de las añejas complicidades en la élite política y aun en los medios de comunicación. Pero considerados los hechos desde la perspectiva de la periodista que generó ese momento mediático en que un expresidente rompió el pacto de silencio, la persistencia del autoritarismo en México se revela con toda su fuerza y su miseria.Carmen Aristegui dice tener la certeza de que Carlos Salinas de Gortari operó la retractación del expresidente Miguel de la Madrid sobre las acusaciones en contra de su familia.Considera también que Salinas hizo valer su poder ante el duopolio (Televisa y TV Azteca) para que sus canales no difundieran el contenido de la conversación de la periodista con el exmandatario.
Y aún más, Aristegui se pregunta por qué entre la fecha que realizó la entrevista (15 de abril) y su difusión (12 de mayo) se dejó correr el rumor, "sobre todo en la prensa internacional, de que De la Madrid había muerto o estaba a punto de morir". Ella misma responde: "Quizá alguien decidió que había que declarar su incapacidad física lo antes posible".A pregunta expresa, Aristegui detalla que la conversación sostenida con De la Madrid se concertó hasta el segundo intento, en la casa del expresidente, específicamente en su despacho privado, y que duró una hora con 29 minutos, más una sesión fotográfica de 20 minutos.Dice que el expresidente no le pidió un cuestionario previo, que se le explicó "suficientemente" que la entrevista era para un libro cuyo tema es la transición mexicana a la democracia, y que el objetivo de ese proyecto editorial es entrevistar a todos los expresidentes, incluido Salinas de Gortari. A él ya se le envió la solicitud y, a pesar de lo ocurrido, Aristegui considera que existen "buenas expectativas de que se concrete" la entrevista.
“Estrictamente profesional”La conversación con Carmen Aristegui tuvo lugar el viernes 15 por la tarde.
–¿Cómo calificarías tu entrevista a De la Madrid? ¿Jaloneada? ¿Ríspida? ¿Amable?
–Como una entrevista estrictamente profesional. Nos recibió con amabilidad, con ánimo de conversar. Estuvimos hora y media frente a frente, con grabadora en la mesa. Se concertó la entrevista para hablar largo y en ningún momento sentí que estuviera incómodo, que estuviera inconforme con el tono y contenido de la conversación. Yo sentí que era un expresidente que quería conversar y decir lo que dijo. De hecho, debo reconocer que en algún punto me sorprendió su transparencia, su apertura, porque como sabemos De la Madrid no es un personaje que se haya caracterizado por sus declaraciones tronantes. “Para mí fue realmente una gran experiencia tener enfrente a un expresidente de la República que estaba rompiendo la regla de oro del sistema político mexicano al hablar como hablaba de su sucesor, señalando la palabra corrupción, señalando vínculos con el narcotráfico, señalando la inmoralidad del sexenio de Salinas. Eso es algo en la historia de México que no habíamos visto.
–¿La entrevista se interrumpió en algún momento?
–La charla de casi hora y media se realizó sin ninguna interrupción. No tuvo ninguna asistencia de oxígeno ni de ningún otro tipo. Entonces, todo lo que tengo yo de referencia de esa entrevista es una conversación con la anuencia del entrevistado, con pleno conocimiento de lo que estaba diciendo y con pleno conocimiento de que estaba frente a una periodista que, efectivamente, lo invitó a participar en un proyecto editorial, pero también sabía de mi trabajo en la radio y la televisión, de tal suerte que no creo que haya cometido una falta ética al haber adelantado la divulgación de esta entrevista en mi programa de radio, porque tuve la deferencia, que resultó precaución, sin que así fuera planeado, de avisarle un día antes de que difundiría partes de la entrevista por la radio.
–¿En algún momento de la entrevista te hizo algún comentario, sorprendido por las revelaciones que te estaba haciendo? ¿Te comentó: “cuídame”? ¿Te dijo “no vayas a ser tan dura”? ¿Ese tipo de comentarios que luego suelen hacer los políticos cuando aparentemente no miden la trascendencia de lo que están declarando?
–No hubo un solo comentario en ese sentido. La entrevista fue cordial, amable, muy pronto llegamos a los temas centrales y no hubo de su parte ningún titubeo, algún signo de arrepentimiento. Yo vi a un hombre sereno, pausado, reflexivo, diciendo lo que quería decir. Incluso pudo haberse dado esa situación que mencionas en la sesión de fotos, donde el asunto era mucho más ligero, porque ya había acabado la entrevista, y no se dio ningún comentario en el sentido que dices. “Si él hubiera sentido que dijo lo que no quería, o hubiera sentido que se dio una presión indebida o se sintió acorralado, o bien que lo llevé a un territorio al que no quería llegar, pudo haberme dicho ‘oiga, no estoy muy cierto de lo que le acabo de decir, permítame revisar lo que dije’. Y no me pidió la versión por escrito de la entrevista, no me pidió cuestionario previo, no solicitó revisar el texto. “Entonces, yo digo que el expresidente estaba en una situación de ejercicio de su libertad, rompiendo la regla de oro del sistema político mexicano. Por eso el tamaño de la reacción, por eso estamos ante este retrato de una élite política que se alínea para mantener vigente, si es que aún puede, el pacto de impunidad que ha prevalecido en México a lo largo de muchos años.”
–De acuerdo con tu experiencia periodística, ¿el entrevistado se comporta igual en términos de lo que te quiere decir para una entrevista de radio que para una entrevista que va a ser parte de un libro?
–Es probable que no. Cuando solicitas una entrevista de radio es para un asunto coyuntural, candente, de reacción inmediata, y para un libro buscas más que el personaje se salga de la coyuntura. Pero para el caso que nos ocupa, estaba enfrente de alguien que fue quien fue, que es un ente potencialmente noticioso por su calidad de expresidente y al que le avisé que usaría parte de la entrevista para mi programa de radio, y del que no recibí una negativa.
El no, el sí y el siempre no
En partes de la entrevista que le hizo Carmen Aristegui, las respuestas de Miguel de la Madrid son monosilábicas. Al preguntarle a la periodista su opinión sobre los comentarios de que ella indujo algunas respuestas, responde:
–Es verdad que yo, al ver que el expresidente está dispuesto a hablar, doy un giro a mi propio proyecto de entrevista. Uno, cuando hace una entrevista, tiene un proyecto de la misma. Y yo tenía una expectativa relativamente moderada sobre esta entrevista porque De la Madrid no es precisamente el gran declarante de la historia, siempre ha sido muy cauteloso y muy mesurado, de tal manera que mi entrevista imaginada tenía en principio otros ángulos de abordaje. “Cuando yo empecé a escuchar un talante distinto al que yo esperaba, cambié de inmediato mi entrevista y me dirigí a otros territorios que me llevaron a elaborar yo misma preguntas cerradas para obtener un sí o un no. Eso no me parece que sea en demérito de la entrevista, es un recurso periodístico que se vale. El sí y el no están dichos con el mismo convencimiento que cuando articula y elabora frases en otros momentos de la entrevista. Es muy importante esto del sí y el no, porque por ahí quieren descalificar la entrevista. Hay momentos, por ejemplo, cuando se habla de Enrique Salinas, en que De la Madrid dice de manera articulada que su asesinato podría estar vinculado al narcotráfico.“Ante ese intento de descalificar la entrevista por las respuestas en monosílabos, decidí transmitir al día siguiente la parte que tiene que ver con el quinazo, donde el expresidente está más fluido, donde se siente en territorio propio y da nombres, apellidos, describe situaciones y exhibe que tiene perfectamente claro el sentido del tiempo, de los hechos, y no cae en contradicciones en ningún momento. Se trata de una conversación con un señor que está en sus cinco sentidos y que está diciendo lo que quiere decir.”
–¿Qué pasa después de la difusión de la entrevista? ¿Hay presiones, amenazas, llamadas?
–Lo único que ha habido es nuestra propia presión de qué vamos a presentar informativamente al día siguiente, así como la de responder a una gran cantidad de solicitudes de entrevistas, fundamentalmente de la prensa internacional. “Me ha llamado muchísimo la atención el interés de la prensa internacional en este tema. He tenido conversaciones con Univisión, con Telemundo, así como enlaces satelitales con varias cadenas. En contraste, debo decir que ante los señalamientos del expresidente De la Madrid, no hay un posicionamiento de autoridad alguna. Se ha dado por válido el desmentido de sí mismo cuando en este preciso momento está más que claro que De la Madrid se retractó, no como un hecho de voluntad libre y soberana sino como presión de su entorno más inmediato y como resultado de la presencia de Carlos Salinas de Gortari.“La prensa mexicana del jueves 14 –La Jornada, El Universal, Reforma, Reporte Índigo– tiene crónicas magníficas sobre lo que ocurrió entre la difusión de la entrevista y la hora en que De la Madrid dio a conocer su retractación. Nos han dicho qué paso en la casa de De la Madrid en ese lapso, qué pasó cuando llegaron Emilio Gamboa, Ramón Aguirre, Francisco Rojas, como enviados de Carlos Salinas, qué pasó cuando estuvieron los hijos de Miguel de la Madrid, qué cosa le dijeron al expresidente, qué tipo de operación se dio para que De la Madrid tuviera que vivir el penoso trance de negarse a sí mismo y de negar su palabra.”
–¿Más allá de lo que se ha publicado en esos medios, tú tienes elementos adicionales para afirmar que se presionó a De la Madrid para desdecirse?
–No tengo más que mi propia experiencia y creo que suma. Me parece que es muy importante decir que frente a la decisión que yo tomé de divulgar la entrevista por radio, en una acción de elemental cortesía y deferencia mía hacia el expresidente, le hablé a su oficina el día anterior a su difusión y le dejé dicho con mucha claridad, a través de su asistente de toda la vida, que es la misma persona con la que acordamos la entrevista, que había decidido por razones periodísticas y, por la fuerza de la misma conversación, que difundiríamos una parte de la misma en mi programa de radio... “Sólo fue a partir de que se difundió la entrevista cuando hubo un operativo, o no sé como llamarlo, en su casa. Y sólo hasta entonces llegó ahí Emilio Gamboa y sólo hasta entonces se da una acción directa del expresidente Salinas para presionar a De la Madrid y lograr que se invalidara toda su palabra dejándolo muerto políticamente, porque después de su retractación De la Madrid es un hombre anulado, lo cual es brutal, porque se hizo en presencia de sus hijos y porque sus hijos participaron en este caso y consideraron que era preferible anular al padre que permitir que su dicho perdurara. Estamos hablando de algo brutal. De cómo se movieron la élite política y el salinismo para matar, metafóricamente hablando, a De la Madrid.
Salinas en los medios–Después de la difusión de la entrevista, de la carta en que se desdice, de las cartas que te envían Carlos y Raúl Salinas, ¿a qué conclusión llegas? ¿Qué sigue?
–Hay varias cosas. Yo pienso que la carta de Carlos Salinas, que es recriminatoria y espero que no intimidatoria, tiene varios ángulos que me gustaría comentar. Una parte que merece ser revisada es la cita que hace de lo que llama prensa en general, y que no es así porque se refiere únicamente al diario La Crónica de Hoy, que usa para decirme que abusé de De la Madrid y que no cuento a mi auditorio que hay información de la prensa que reporta que el expresidente está muy mal. Nada más que Salinas convenencieramente cita al diario La Crónica de Hoy sin decir su nombre, y sabemos por qué lo hace.
–¿Por qué?
–Porque ese periódico está identificado con Salinas. Si es el dueño, socio, si es algo, ya lo sabrán ellos, pero es evidente que ese periódico está identificado con Salinas. Y es muy sintomático que use un fragmento de ese periódico, que no es un trascendido, sino un parte médico, no sólo para regañarme, sino que sirvió para alimentar un rumor que fue sembrado fundamentalmente en los medios internacionales y que ahora que he hablado con ellos me cuentan que se corrió el rumor de la muerte de Miguel de la Madrid entre la fecha que le hice la entrevista y la fecha en que se difunde. “En algún punto de esas fechas se deja correr el rumor de que De la Madrid está muerto o a punto de morir, y en La Crónica de Hoy se publica el fragmento que Salinas trae a colación. Por lo demás, mucho se cuida el expresidente de mencionar que hubo un desmentido de De la Madrid a ese rumor que se publicó, y por ello sostengo que está abierta la puerta a la suspicacia y que tenemos derecho a ella. “A mí me parece que esa historia hay que reconstruirla. Espero poder documentar qué pasó entre la fecha que hice la entrevista y la fecha en que se difundió porque exactamente en esa parte intermedia corrió ese rumor, y también espero poder informar por qué se tocó la puerta de los medios internacionales que, según me comentaron en algunos de ellos, ya tenían lista su nota necrológica. Debió ser una fuente de alto nivel la que les filtró esa información para que tuvieran la certeza de que De la Madrid estaba a punto de fallecer.”
–¿Los corresponsales te comentaron cuál fue su fuente?
–No. Hay que investigarle. Pero yo digo: qué curioso que Salinas cite a la prensa sobre ese tema. ¿Será que ya se preveía desde ese momento que había que declarar incapaz al expresidente De la Madrid por lo que pudiera divulgarse? ¿Será acaso que se calculó así de parte del grupo salinista para invalidar los dichos de Miguel de la Madrid? ¿Y será acaso que supieron que yo hice la entrevista? ¿Y será acaso que a lo mejor supo alguien, de alguna manera que yo desconozco, qué decía De la Madrid en la entrevista?“Esas son las interrogantes. Yo lo único que digo es que las crónicas sobre lo que pasó en la casa de De la Madrid cuentan que Emilio Gamboa Patrón declaró que ya sabía de la existencia de la entrevista.”
–¿Entonces tú crees que estaban enterados de la entrevista y que hicieron lo posible para desacreditar su contenido?
–Todo apunta a ello. De haber sido del entorno de De la Madrid, él mismo hubiera hecho una cosa para impedirlo, pero no hizo nada, no hubo ninguna señal, ninguna llamada. Su declinación a la palabra se da a partir de que se divulgó la entrevista, y ahí es donde están las versiones de que Salinas entró en acción.“Otro dato revelador que podríamos suponer, relacionado con el poder del expresidente Salinas, es la omisión que tuvieron las dos principales televisoras de México del contenido de la entrevista a De la Madrid. No les mereció ningún comentario, salvo en su programa especializado Tercer Grado, que sale muy tarde. Pero en sus principales espacios noticiosos no hubo una sola mención. Y era el tema que estaba dominando la escena noticiosa, era lo que estaba exhibiendo las reglas del juego del sistema político mexicano en una situación insólita. Por eso me parece muy sintomático que ninguna de las televisoras que conforman el duopolio haya emitido ninguna información al respecto. Y uno puede suponer que la influencia de Salinas alcanza a esos espacios.”En cambio, Aristegui considera que en general se hizo una cobertura vigorosa en la radio, con comentarios de todo tipo. “Por ejemplo, escuché a Joaquín López Dóriga hacer comentarios muy contundentes sobre lo dicho por De la Madrid, también a Jacobo Zabludovsky y a Javier Solórzano. En general, creo que la radio no dejó pasar de largo el tema”.
–Citas a López Dóriga. Uno en la radio, otro en Televisa...
–Ahí se ve precisamente la distorsión que se genera al tener un régimen hiperconcentrado en los medios. Los más vulnerables son los periodistas, los más afectados los ciudadanos, porque no tienen una estructura de medios electrónicos que permita la competencia, la diversidad, la pluralidad. Esa es una de las principales rémoras que no hemos podido desmontar del viejo régimen y que está ahí más viva que nunca, y que impide que la democracia mexicana sea democracia. Y no personalizo, es un problema estructural que afecta al funcionamiento de la democracia. l