El máximo estafador de la historia, Bernie Madoff, quien defraudó a miles de inversionistas gracias a la ceguera extraña de las autoridades de vigilancia (sic) bursátil y bancaria de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) durante dos décadas, confesó haber perpetrado 11 delitos graves, que incluyen el “fraude a los fondos de pensiones” y el “lavado de dinero” (The Financial Times; 12.3.09). El inicio de su juicio “atrajo mayor atención de los televidentes que la persecución de terroristas”.
Al felón Madoff, de 70 años y anterior director de la bolsa Nasdaq, le fueron colocadas las humillantes esposas y debe pasar tras las rejas 150 años de castigo, que no podrá cumplir debido a las limitaciones de su edad.
Bernie “ocultó la extensión de su fraude y a dónde había ido el dinero”. Que no lo sepa The Financial Times no significa que los medios especializados de EU lo ignoren, quienes aseveran que entre 65 mil millones y 100 mil millones de dólares fueron desviados a la banca de Israel. En diciembre pasado, cuando estalló la “estafa Madoff” (ver Bajo la Lupa; 12.10.08 y 17.12.08), el célebre mercader de Wall Street notificó a sus 4 mil 500 clientes que contaba con 65 mil millones de dólares, de los cuales, después de tres meses, “han sido solamente localizados menos de mil millones”. ¿Nada más?
¿Quiénes habrán sido los “inversionistas” mexicanos “defraudados” por Bernie, quien se consagró alegremente al “lavado de dinero”?
Esta pregunta no es ociosa después de la otra estafa de Stanford, del que es miembro del consejo de administración el foxiano Jorge Castañeda Gutman (muy cercano al megaespeculador George Soros), y donde afloró el lavado de dinero del cártel del Golfo en el paraíso fiscal caribeño de Antigua: centro de operaciones de la “mafia israelí de origen ruso”, según el investigador Wayne Madsen (ver Bajo la Lupa; 4.3.09).
Jorge Porter (Business News Americas; 24.2.09) expone “que los fraudes de Stanford y Madoff golpearon severamente a Latinoamérica (LA), mucho más de lo imaginable”.
Pareciera que a cierto tipo de personajes “defraudados” en LA no le conviene que salgan a relucir sus nombres en la lista de “víctimas” de los estafadores Stanford y Madoff. Pero llama más la atención la imperturbabilidad de la neoliberal Secretaría de Hacienda (donde funge como subsecretario Alejandro Mariano Werner Wainfeld, pagador de la “deuda” del Fobaproa/IPAB que firmó su hermano Martín, hoy funcionario de Goldman Sachs) que ha enmudecido sobre el “lavado de dinero” ante sus narices.
La PGR panista, que alardea combatir el narcotráfico, hasta ahora no ha citado a declarar a Jorge Castañeda Gutman: “socio” de sir Allen Stranford, narcolavador del cártel del Golfo.
Wayne Madsen (WM) revela que “gran parte de los 20 millones de documentos almacenados por Madoff” fueron dañados “por una inundación” (Online Journal; 19.2.09). ¿Cómo es posible que durante la detención del, en ese momento, exhibido como el mayor estafador de la historia, no hayan sido incautados todos los documentos comprometedores, en especial de aquellos “inversionistas” que blanqueaban su dinero con el felón Madoff?
Según WM, una de sus empresas operativas fue Madoff Energy LLC, con sede en Delaware, “vinculada a las compañías petroleras y gaseras de Texas, algunas muy cercanas a la familia Bush y a Dick Cheney”, así como a la “notoria mafia israelí de origen ruso, en la que se encuentra implicado el Banco de Nueva York”. ¡Uf!
Alertado por “una fuente del espionaje de EU en el Medio Oriente”, WM afirma que “gran parte de los 50 mil millones de dólares estafados por Madoff se encuentran en los bancos israelíes y en entidades financieras ficticias establecidas para lavar en secreto el dinero saqueado”. Por decencia dejamos hasta aquí en la superficie las revelaciones de WM.
Cuando exhumamos los vínculos entre Madoff y el Mossad, existían en Google (pese a ser muy cercano a Israel) 14 mil 600 páginas de referencias (ver Correo Ilustrado; “Respuesta de Alfredo Jalife Rahme a Adolfo Gilly”; La Jornada; 30.12.08); hoy, después de tres meses, se han incrementado a 18 mil 300 páginas, a tal grado que se generó una saturación de los portales en la búsqueda del binomio “Bernard Madoff-Mossad”, según SearchAnalytics.compete.com: ¡alrededor de 120 millones de consultas promedio al mes!
En el periódico El Siglo de Torreón (Foro del Lector; 12.3.09) llamó la atención la grave acusación en contra de Moisés Schwartz Rosenthal, presidente de la Consar, por haber permitido la inversión de las Afores de los trabajadores con Madoff, lo cual arrojó cuantiosas pérdidas. ¿Será?
El investigador Christopher Bollyn (Islamic Intelligence; 20.12.08) asevera que el “estafador Bernard L. Madoff fue el tesorero nacional del American Jewish Congress de Nueva York y de la Universidad Yeshiva (UY). Su socio comercial en la UY fue Sy Syms, director de Israel Discount Bank de Nueva York, banco acusado de lavar miles de millones de dólares en 2005”. Bollyn cita al The Jerusalem Post (2.11.06) sobre la “escala del lavado de dinero” de Israel Discount Bank, y pregunta si los 50 mil millones de dólares de la “estafa Madoff” no fueron a parar al Israel Discount Bank. !Uf!
Bruce Golding, del The New York Post (10.3.09), señala el conflicto de intereses del abogado principal de Madoff: el presunto masoquista Ira Sorkin, cuando fue, junto a su familia, una de las “víctimas” de su cliente. Entonces, ¿varias de las expuestas “víctimas” pueden resultar presuntos cómplices del montaje estafador, al puro estilo Hollywood?
Tom Heneghan, editor de asuntos religiosos de la agencia de noticias británica Reuters y “experto en espionaje”, devela en su portal (4.1.09) los lazos de “Madoff y JP Morgan Chase con la asociación islámica caritativa Jama’at-ud-Da’wah, que ha sido ligada directamente (sic) al financiamiento de los ataques terroristas en Bombay, India”, cuyo ejecutor fue “Dawood Ibrahim Kaskar, anterior operador del Irán-Contras, vinculado a la CIA y al Mossad”. Esto confirma la validez de nuestra histórica pregunta premonitoria (ver Bajo la Lupa; 7.12.08).
Se recuerda que el pestilente operativo “Irán-contras” fue la triangulación de cocaína por armas entre el gobierno Reagan, Israel y la contra nicaragüense, en el que se vieron presuntamente implicados algunos personajes que despachan en el Edificio Omega de Paseo de Reforma (ciudad de México).
Luego entonces, ¿un reducto superviviente del putrefacto enjambre del añejo “Irán-contras” en México formó parte de la matriz operativa de las estafas de Stanford y Madoff?
Esto ya se puso emocionante y en su desenlace no desean participar la PGR panista ni, mucho menos, la Secretaría de Hacienda neoliberal, ni el Banxico, bajo control del cordobismo zedillista.