sábado, julio 09, 2011

Estados Unidos, tras petróleo de Venezuela

Venezuela –con su riqueza petrolera– podría ser el próximo país en la mira de ataque de Estados Unidos. Después de las cruzadas militares estadunidenses contra algunos países productores de petróleo en Asia y África, los grandes yacimientos petroleros venezolanos son ahora el objetivo de Washington. Las amenazas y sanciones contra el gobierno de Hugo Chávez se intensifican.

Moscú, Rusia. De acuerdo con algunos cálculos, las reservas venezolanas deberían durar entre 100 y 150 años bajo condiciones de intensa explotación.
La permanente guerra de Estados Unidos contra Venezuela por el petróleo comenzó en diciembre de 2002, cuando la gerencia del gigante petrolero venezolano PDVSA (Petróleos de Venezuela, SA) se lanzó a la huelga involucrando alrededor de 20 mil personas.
Los enemigos del presidente Hugo Chávez esperaban que la desestabilización a través del sector energético venezolano, las colas en las estaciones gasolineras y problemas con el suministro de gas doméstico harían pedazos al régimen soberano, pero los seguidores bolivarianos no se rindieron. La huelga terminó en derrota para los golpistas en febrero de 2003 y PDVSA fue convertida en empresa estatal. La quinta columna enquistada en la empresa fue denunciada y muchos de sus dirigentes huyeron del país. Unos 15 mil empleados del sector petrolero fueron despedidos y las pérdidas producidas por el conflicto superaron los 10 mil millones de dólares.
La reconstrucción de PDVSA fue una tarea ardua para el gobierno venezolano y para aquella parte del personal que resistió a las amenazas y el chantaje de los conspiradores. Las medidas que tomó Chávez apuntaron a fortalecer la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), sometiendo la producción de crudo a una reglamentación y manteniendo precios razonables; esto contribuyó al aumento de la influencia que la asociación ejerce mundialmente. Rusia, cuya economía es fortalecida por los ingresos petroleros, se encuentra entre los beneficiarios. La acción de Chávez también ayudó a Cuba, país que se encontraba al borde de una crisis energética.

Los pronósticos alarmistas difundidos por analistas estrechamente vinculados a las grandes compañías petroleras nunca se concretizaron, y Chávez siguió adelante con sus planes, tales como la original marca venezolana de socialismo, el suministro de petróleo con descuento a países vecinos y el establecimiento de la alianza Petrocaribe (en la que además de Venezuela participan Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, República Dominicana, Dominica, Antigua y Barbuda y San Vicente y las Granadinas). El régimen político venezolano y la posición de Chávez en la política internacional se mantienen en gran medida por el potencial energético del país, y el caso venezolano representa la simple verdad que el control estatal sobre las fuentes energéticas es en todos los casos, la clave para el mantenimiento de la estabilidad nacional.
Estados Unidos ha tratado, sin mucho éxito, convencer a la comunidad internacional que las sanciones de Washington contra el sector petrolero venezolano y la empresa PDVSA se deben únicamente a que el gobierno de Chávez envió un buquetanque con 20 mil toneladas de gasolina a Irán. El subsecretario de Estado James B Steinberg insistió, en un mensaje más amplio de advertencia, que compañías de otros países se exponen a sanciones similares si mantienen compromisos energéticos con Teherán.
Hasta ahora las sanciones impuestas contra Venezuela se perciben más o menos como un acto intimidatorio: el sector petrolero venezolano queda excluido de establecer contratos con compañías estadunidenses y de acceder a préstamos para importación y exportación (mecanismo fundamental en la adquisición de tecnologías avanzadas para la extracción y refinamiento de petróleo). PDVSA puede sobrevivir sin estas facilidades. Durante mucho tiempo la empresa se ha mantenido alejada del gobierno y las finanzas estadunidenses y cuenta con un sólido parque de tecnologías.
Hugo Chávez respondió a las presiones del Departamento de Estado de Estados Unidos a través de un mensaje desde su cuenta de Twitter: “¿Sanciones contra la Patria de Bolívar, impuestas por un gobierno imperialista gringo? Muy bien. ¡Entonces aplíquelas Sr. Obama! ¡No olvide que nosotros somos los hijos de Bolívar!” (sic), y declaró que PDVSA no será excluida del mercado estadunidense. Cuando se supo la noticia de las sanciones (el 24 de mayo 2011), el ministro venezolano de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, declaró a la prensa que el gobierno de su país estaba evaluando las potenciales consecuencias para la estabilidad de PDVSA y el suministro de 1 millón 200 mil barriles diarios al mercado de Estados Unidos. Maduro prometió “una respuesta adecuada a la agresión imperialista” y dijo que Venezuela, ahora más que nunca, se comprometerá en mantener relaciones fraternales con Irán, las cuales de ninguna manera amenazan la paz mundial. El gobierno de Venezuela reafirmó varias veces que los alegatos en relación con las supuestas ambiciones de Teherán en el campo del armamento nuclear son pura propaganda que no cuenta con algún argumento serio.


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