lunes, agosto 08, 2011

CONVOCATORIA a MOVILIZARSE...

SE CONVOCA a todos y a todas, este martes, 9 de agosto, a las 8:00 A.M en la Cámara de Diputados, a rechazar la LEY de SEGURIDAD NACIONAL.
La traición


La aprobación de la nueva legislación sobre seguridad nacional, impulsada desde Los Pinos, sería un acto de traición a México y a los mexicanos; de ahí la viva oposición a este engendro seudojurídico.

1. La decisión de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados de aprobar en lo general el martes 2, en un verdadero albazo, el proyecto de ley fascistoide de seguridad nacional que les fue remitido por el Senado, pasando por sobre las impugnaciones y señalamientos de las últimas semanas, constituye un verdadero desafío a la comunidad nacional e internacional, que había hecho severos señalamientos sobre el carácter totalitario de dicha legislación, que a fin de legitimar la supuesta guerra de Washington y de Calderón “contra el narco” mexicano pretende legitimar la función policial de las fuerzas armadas y crear un marco de permisividad para que el Ejecutivo y los cuerpos militares pasen por sobre los derechos fundamentales de los mexicanos.

2. La nueva legislación totalitaria la vislumbra la mafia en el poder como una garantía de la seguridad de sus intereses después de 2012, de ahí que no haya causado estupor el que la hayan aprobado legisladores del PRI, del PAN y del PVEM y los chuchos del PRD coludidos abiertamente con Los Pinos, con la sola oposición de legisladores del PT.

3. Un cuerpo legal debe entenderse, antes que por sus disposiciones secundarias –por muy graves que sean–, por el objetivo fundamental que persigue, y el de este mamotreto seudolegal, que ha sido descalificado por los juristas más eminentes del país y del extranjero, es más que evidente: pretende hacer legal la función policial y de Ministerio Público de las fuerzas armadas, lo que está terminantemente prohibido por la Constitución en sus artículos 21 y 129 y descalificado por la teoría, por el derecho penal internacional y por múltiples acuerdos y convenios internacionales, pues da a los cuerpos militares mexicanos, que en los hechos se hallan ya sometidos a las agencias policiales estadunidenses, la vía libre para intervenir en todo el territorio, pasando por sobre la autonomía de estados y municipios y los derechos de las personas.

4. Esta ley urdida por la extrema derecha mexicana no se oculta que busca amarrar las políticas del nuevo gobierno luego de 2012, al dar aliento y sustento por un largo periodo a la “guerra contra el narco”, que ya se sabe es contra el pueblo, alentando al sector más duro de las fuerzas armadas a actuar con impunidad, y allanando aún más el camino para la intervención estadunidense en México; de ahí su gravedad.

5. Las amenazas de esta iniciativa para la integridad de la nación y los derechos de los mexicanos fueron avistadas desde 2010 en que Felipe Calderón la envió al Senado, y suscitaron la oposición de múltiples analistas, de eminentes juristas, de instancias internacionales, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, de un sinnúmero de agrupaciones defensoras de los derechos humanos y del movimiento encabezado por el escritor Javier Sicilia, que en su encuentro de Chapultepec con los legisladores hizo suyo el reclamo de que se enviara al basurero de la historia. México está al borde de una represión sistematizada si se sigue por esta pendiente y está en riesgo de vivir una situación similar a la del cono sur en los años 70 y 80, advirtió a su vez Amnistía Internacional el primero de agosto en Madrid.

6. La afirmación hecha a la defensiva y casi al unísono el día 3 por las legisladoras Beatriz Paredes (PRI) y Josefina Vázquez Mota (PAN) ante las acusaciones ese mismo día de Javier Sicilia de haber traicionado a los mexicanos, diciendo que sólo se le aprobó en lo general y pretendiendo que al no haberse discutido en lo particular aún puede cambiarse, es por lo tanto un absurdo, que sólo muestra la tontería y la perversidad de ambas, y constituye una burla a los mexicanos. La ley que se impugna se ha rechazado en su conjunto porque su objetivo fundamental es legalizar el principio aberrante de la actuación policial de las fuerzas armadas, y no se trata de ninguna manera de avalar esta barbaridad para, en lo particular, buscar sólo suavizarla. La exigencia de que las fuerzas armadas regresen cuanto antes a sus cuarteles, y se respete el orden constitucional, no es negociable.

7. En un régimen constitucional de derecho no es admisible que se reglamenten, pretendiendo suavizarlos, principios aberrantes, y esa es la lógica con la que el poder panista busca que actúen los opositores: se puede transigir, se les está diciendo, en lo secundario; en lo fundamental, no. El 12 de julio la Suprema Corte pretendió con un fallo reglamentar el aberrante fuero militar, cuando lo que debió hacer es pronunciarse en contra de esa prerrogativa anacrónica conforme a los tratados suscritos por México, y ahora se quiere que se reglamente la aberrante participación policiaca de los militares, y con eso se dé por satisfecha la inconformidad social.

8. El error fundamental del movimiento de Sicilia es haber visto el sufrimiento de la víctimas de la violencia de Calderón pero no haber entendido las dimensiones ni la perversión de sus políticas, que son contra la nación. La “guerra contra el narco”, que no lo es, constituye una estrategia del capital multinacional y de Washington para adueñarse por completo del país, y Calderón es sólo un pelele de dichos intereses, por lo que él y los panistas criminales no van a dar marcha atrás con besuconeos y escapularios, sino mediante una vigorosa movilización social; de ahí la burla de que fue objeto el escritor.

9. La ley en proceso de aprobarse abriría también de manera más amplia la vía para que las agencias de Washington puedan, a través de la Marina y del Ejército mexicanos, cuerpos ya sometidos a ellas, intervenir más libremente con base en la Iniciativa Mérida, sobre todo ahora que Calderón autorizó a Washington incrementar su personal policiaco-militar en territorio mexicano, y ha aceptado que opere cada vez más libremente desde su búnker de Reforma 265 (Proceso 1812). De ahí la decisión del Senado estadunidense de ratificar de volada el mismo martes 2 al nuevo embajador Earl Anthony Wayne, experto en asuntos militares traído desde Afganistán, que viene no para recomponer ninguna relación (que no está descompuesta), sino para llenar el vacío de poder existente en México en lo relativo a la seguridad nacional (de Estados Unidos, naturalmente).

10. La “guerra contra el narco” es crucial para los intereses oligárquicos que dominan México, y la contrarreforma de seguridad nacional se ha tornado, desde su lógica perversa, indispensable para mantener el escenario de violencia en el que tienen hundido al país, por lo que ante el riesgo gravísimo de que el Congreso la apruebe es urgente una mayor movilización nacional, reiterando una y otra vez a Calderón y a sus aliados que: ¡Ya basta!

¿Otra revolución? Parece imposible. Es urgente

Desfiladero
La recién nombrada directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, en complicada situación Reuters.


Lo que sea de cada quien, es notable el bajo perfil que mantiene Enrique Peña Nieto. Habla ya muy poco, lo menos que puede. Mientras todos opinan, se conserva en estado zen. En términos futbolísticos, tiene congelado el balón, pero debe mirar con angustia el avance del reloj y la desesperante caída de las hojas del calendario, al que –desde su punto de vista– aún le queda toda una eternidad por transcurrir antes del primero de julio de 2011.

¿Para qué guarda silencio, como si fuera un carmelita descalzo y no un político que aspira a ocupar la pequeña presidencia de este gran país? Claro: para no perder su apabullante ventaja en las encuestas ni desengañar a quienes ya lo perciben como el inevitable sucesor de Calderón.

Más temprano que tarde, sin embargo, tendrá que declamar sus ideales y recitar sus propuestas. Mientras ese día llega, el patético circo de los enanos del PAN intenta sin éxito montar el clásico sketch de Buster Keaton, la ambulancia que no va a ninguna parte, que no hace mucho, ensayando Violetita, le aprendí a la maestra Shadai Larios.

Por su parte, el coro de los levantacejas, un día sí y otro también, manifiesta, reitera y repite su enorme preocupación por el futuro del PRD, un tema que al parecer desvela a toda la opinocracia. Como si tocaran bajo la batuta de un director, todos los miembros de esa orquesta insisten en que si Marcelo Ebrard no es el candidato del PRD, ese partido perderá su registro, si bien le va, porque si le va mal quedará a deber votos para los comicios de 2018.

No es broma: el más retrógrada de los líderes de opinión de Televisa, escribió el año pasado que la percepción que la gente tenía de Andrés Manuel López Obrador en aquel entonces era tan, pero tan negativa, que lo hacía aparecer en los sondeos con menos 40 (sí, -40) por ciento de preferencias.

Lo que no se entiende es esto. Si los opinantes odian a la izquierda mucho más que el estrecho de Anders Behring a los musulmanes de Noruega, ¿por qué se oponen a que el político tabasqueño sea el abanderado perredista? ¿No sería más lógico que lo apoyaran en sus aspiraciones, para ayudarlo a echarse de cabeza al precipicio? Algo, desde el fondo del fondo de las sospechas, sugiere que en realidad ellos y sus patrones están aterrados ante el riesgo cierto de que vuelva a encenderse el fuego de la pejemanía y el máximo dirigente opositor del país empiece a crecer exponencialmente en el ánimo del pueblo, no bien Peña Nieto salga de la zona del silencio y diga lo que tenga que decir.

Porque, seamos francos, ¿qué puede decir Peña Nieto que no haya dicho Calderón? ¡Nada! (Perdón, me exalté: retiro los signos de admiración.) Nada. ¿Y si Peña Nieto se desploma quién va a crecer? ¿Don Beltrone?

¿O tal vez si se hunde Peña Nieto crecerá Santiago Creel (a quien Fox desea imponer como candidato del PAN para garantizar que su partido le devuelva la Presidencia al PRI, tal como en su momento lo pactó con Salinas)? ¿O crecerá, si no, alguno de los enanitos del circo, por ejemplo, el Cordero que bala en Hacienda, Josefina Vázquez Mota, que no se tentó el corazón para dejar sin ingresos ni prestaciones a las trabajadoras de Educación Indígena de la SEP que se negaron a mudarse a un edificio en ruinas, o el oráculo que para alimentar su candidatura entorpece la erección de la Estela de Luz y Fuerza?

México necesita desesperadamente un estadista que tenga la estatura y la grandeza de Benito Juárez o de Lázaro Cárdenas. Anteayer, no sólo se desplomaron todas las bolsas de valores del mundo, ni se devaluaron únicamente el dólar y el euro, también bajaron de precio el oro, la plata y el petróleo. Mientras la verdadera presidenta de Estados Unidos viajaba en secreto a China (¿para pactar qué, con los líderes de la economía que les da de comer a nuestros vecinos del norte?), su elegante mayordomo se comprometió a no cobrarles impuestos a los ricos, a cambio de recortar los programas sociales y las ayudas a los pobres durante los próximos 10 años. ¿De qué le sirvió esto al mundo?

Europa todavía no sale del agujero de los 440 mil millones de dólares que necesitaba Grecia para no colapsar a toda la UE, y ahora Italia, con un déficit muchísimo más grande, desató el pánico financiero global. Pero mientras los países del grupo Pegi (Portugal, España, Grecia e Italia, no Pigs, como dicen los supremacistas británicos), sufren los estragos de la absurda política monetaria que alcanzó su máximo nivel de incompetencia –y está a punto de cerrar una etapa de la historia humana, que se inició después de la Segunda Guerra Mundial, pero entró en fase crítica luego de la desaparición de la Unión Soviética–, la nueva directora del FMI, Christine Lagarde, está a punto de caer en desgracia.

¿Qué haría un estadista mexicano en una situación tan grave como ésta? Además de aplicar estrictas medidas de austeridad, recortando a la mitad los sueldos de la alta burocracia; de crear miles de empleos acelerando a fondo la construcción de las refinerías que faltan para que dejemos de importar gasolina; de invitar a los migrantes que ya viven aquí a repoblar el campo y renegociar el TLC en materia de agricultura para que México vuelva a producir los alimentos que consume; además de todo esto, y de invertir en educación superior e investigación científica y tecnológica, un estadista, en estos momentos, leería con lupa la oportuna y atinada nota que ayer publicó Susana González en este diario, y que pone de relieve uno de los aspectos menos visibles y más absurdos de la política salinista aplicada por Calderón.

Entre 2006 y 2010, las firmas extranjeras que controlan 40 por ciento del territorio nacional explotando minerales del subsuelo produjeron 220 toneladas de oro y las vendieron en el mercado mundial por 5 mil 753 millones de dólares, pero sólo pagaron entre cinco y 111 pesos por cada hectárea que usan. Para fortalecer sus reservas internacionales, el Banco de México adquirió una modesta porción de ese oro a razón de mil 600 dólares la onza, o 52 mil 800 dólares el kilo. Es como lo que pasa con el petróleo: exportamos naranjas e importamos jugo de naranja, pero en el caso del oro compramos el jugo de las naranjas que les regalamos.

Un estadista, para decirlo pronto, volvería a nacionalizar las minas. Pero antes tendría que encabezar una revolución. Quienes quieran impulsar esa revolución, sólo necesitan que el único estadista que hay en México gane las elecciones de 2012. Parece imposible. No lo es. Y no hay otra salida. Bien lo saben miles y miles de mexicanos, en su mayoría personas de la tercera edad, que siguen luchando con una tenacidad tan profunda como su esperanza, y que asisten semana a semana a los círculos de estudio de Morena, reparten Regeneración, y se esfuerzan por construir los 65 mil comités ciudadanos que, el primero de julio, cuidarán los votos que reciba Andrés Manuel López Obrador, casilla por casilla.

Por lo pronto, este martes, a las ocho de la mañana, todas y todos a la Cámara de Diputados, a rechazar la aprobación de la ley de seguridad nacional. Es decir, la legalización de la dictadura militar que Estados Unidos quiere imponernos a toda costa, con el apoyo del PRI, del PAN y también del PRD salinizado por Ebrard y Camacho.