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Sumario:
I. ¡Zimapán!, por Rosario Ibarra
II. La exclusividad de la nación en materia petrolera, por José Antonio Almazán
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¡ZIMAPÁN!
por Rosario Ibarra
(publicado en El Universal el 4 de marzo de 2008)
Tempranito en la mañana del domingo salimos rumbo a Zimapán. Dos grupos del comité ¡Eureka! nos habíamos comprometido —como parte que somos del Frente Nacional Contra la Represión (FNCR)— a ir al acto en contra del “basurero tóxico” que una empresa española se ha empeñado en instalar allí, con la anuencia del gobierno... ¡por supuesto! El pueblo indignado por tal pretensión, ni tardo ni perezoso desde el inicio del atropello a su salud y a sus derechos inició su defensa con firmeza, misma que sin condiciones tanto ¡Eureka! como el FNCR apoyamos desde el primer día.
La mañana del domingo era muy fría, y abrigos, chamarras y jorongos empalmados no bastaban para evitarlo; sólo después de un sabrosísimo café, cargado y caliente, como salido de los hornos del averno, nos sentimos bien y de prisa enfilamos hacia Pachuca, La bella airosa, como suelen llamarla. Allí encontraríamos al segundo grupo de nuestro incansable comité de familiares de presos y desaparecidos políticos.
Un sol radiante nos recibió más tarde a nuestro paso por Actopan y a mediodía, ya en Zimapán, abrigos, chamarras y jorongos se apilaron en los asientos de la camioneta, mientras subíamos por los sinuosos y polvorientos caminos de aquellas montañas, hacia las minas, hacia los “bancos de mármol”, situados en terrenos ejidales de Puerto del Efé (del hñahñu), que han sido el medio de subsistencia de cientos de familias de la zona desde hace muchos años y que ahora se ven amenazados por la toxicidad del ambiente, si se diera el uso que pretenden a la gran extensión de tierra destinada para el malhadado “basurero tóxico”, que empresa española y gobierno federal quisieron disfrazar de “planta recicladora de basura” para engañar al pueblo de Zimapán.
Desde aquella altura y cubiertos del polvo blanquecino de los bancos de mármol, contemplamos la planicie en donde quieren lanzar la basura tóxica, y con los bríos que brotan de la indignación ante los atropellos bajamos de prisa para iniciar el acto programado en el centro de la ciudad. En nutrido grupo de compañeros de Zimapán y de los solidarios del FNCR, que arribaron justo a tiempo, iniciamos la marcha hacia el lugar escogido y llegamos al bello jardín, frente a la centenaria iglesia, en donde el arte de Churriguera y el barroco se hablan de tú y se dan la mano.
¡Qué hermoso acto! Cuánta gente, qué brío el de los oradores; cuánta resolución, qué enorme pujanza y, sobre todo, qué clara y brillante solidaridad hacia otras causas nobles como la de ellos. Para los presentes, era aquel acto para todos los que tuvieran reclamos contra el enemigo común, y orgullosos y agradecidos rindieron homenaje de admiración y cariño a sus muertos, a los asesinados por los malos gobiernos y sus corifeos: Armando Zea y su amigo Pablo, Misael Núñez Acosta y cada uno de los que en otros lugares han caído luchando en todos los rincones del país. Muchos pensamos en los compañeros caídos en Madera, Chihuahua. En 1965, en los del 68 y en los del Jueves de Corpus; en muchos otros, como el joven ferrocarrilero Román Guerra Montemayor, asesinado en Monterrey con saña inaudita; en los 500 triquis, nuestros entrañables amigos, en los 600 perredistas que fueron asesinados durante el salinato y, claro, en los que cayeron en San Salvador Atenco y en Oaxaca.
Hubo estruendosos gritos para exigir la libertad de desaparecidos y presos políticos. También a coro decían ¡No! a la ley Gestapo ni a la pretendida privatización del petróleo, y aquí agrego: además de los crímenes... ¿qué quieren hacer con nuestro suelo? ¿Qué pretende el mal gobierno al envenenar Zimapán, Guadalcázar, Madera y San Luis Potosí? Y La Parota, ¿qué beneficios aporta a los pobres que por algo se niegan a aceptar su construcción?
Y para donde volvamos la vista podemos encontrar la malignidad de un gobierno de intereses mezquinos que sólo busca su enriquecimiento, sin importarle la miseria ni el dolor de todo el pueblo. ¿Qué pretende hacer en Huatulco? ¿Por qué hacer campos de golf y fraccionamientos “exclusivos” en la bellísima Huasteca en Monterrey? ¿Quiénes van a disfrutar de la hermosa vista de sus rocas milenarias? A sus fraccionamientos “exclusivos” sólo los ricos tendrán acceso, y los pobres que solían ir a sentarse bajo el cobijo de aquella belleza quedarán, como siempre, alejados de lo que a todos nos pertenece. Por eso, luchamos juntos, unidos por defender lo nuestro... por eso fuimos a Zimapán.
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LA EXCLUSIVIDAD DE LA NACIÓN EN MATERIA PETROLERA
José Antonio Almazán
(publicado en La Jornada el 4 de marzo de 2008)
1. Imposibilitados para reformar el párrafo sexto del artículo 27 constitucional en materia de petróleo, Felipe Calderón y sus aliados del PRI pretenden llevar a cabo la privatización del petróleo como lo intentó el presidente Manuel Ávila Camacho en febrero de 1941, mediante una contrarreforma a la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo.
Esta argucia también fue utilizada por Carlos Salinas de Gortari, quien para adecuar la legislación mexicana a los compromisos pactados en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte promovió una contrarreforma a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, y con esto abrió las puertas a la participación del capital privado en la industria eléctrica nacionalizada. Ahora Calderón, contando con el aval de un sector del PRI, pretende entregar la riqueza petrolera a las grandes trasnacionales en estricto cumplimiento de los compromisos pactados en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), firmada por Vicente Fox con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos en marzo de 2005, y ratificados por Calderón en la tercera cumbre de agosto de 2007.
En ambos casos (1941 y 1992) se vulneró el principio de exclusividad nacional en materia energética, inscrito en los principios fundamentales de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
2. El tema de la exclusividad nacional en materia energética constituye un aspecto fundamental en la larga lucha del pueblo de México para defender y desarrollar su soberanía en el contexto del proyecto de nación establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 5 de febrero de 1917. El concepto de exclusividad nacional no fue establecido en el texto original del artículo 27 constitucional, aun cuando implícitamente está contenido en las ideas originales y la discusión que en torno a los conceptos constitucionales –de propiedad originaria de la nación sobre las tierras y aguas de su territorio nacional; el dominio directo de todos sus recursos naturales, entre ellos el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, y el carácter inalienable e imprescriptible de este dominio de la nación– desarrolló el Congreso Constituyente de 1917.
Las razones de la inclusión de estos conceptos constitucionales se pueden leer en el diario de los debates de 1917 y básicamente tienen que ver con la apropiación por parte de la nación de los derechos que tenía la corona española. Así, desde la guerra de Independencia, pasando por la Reforma, hasta llegar a la Revolución Mexicana, la lucha emancipadora por un México soberano e independiente se centra fundamentalmente en asignar al pueblo y a la nación los derechos que sobre el territorio tenía la corona española.
3. En estos principios constitucionales se apoyó el presidente Lázaro Cárdenas para elevar a rango constitucional la nacionalización del petróleo, mediante una reforma adición al párrafo sexto del artículo 27, que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 9 de noviembre de 1940. Impotente para revertir la reforma constitucional, al nuevo presidente Ávila Camacho no le quedó otro recurso que promover, en menos de tres meses, una contrarreforma a la ley secundaria en materia petrolera, derogando la expedida por el general Cárdenas, para restaurar el régimen de concesiones mediante la figura de contratos, amplios y flexibles, argumento, “para el mejor estímulo de la iniciativa privada, en cuyas energías vitales –lo tenemos dicho– ciframos principalmente nuestra seguridad en la expansión económica del país.”
Por si fuera poco, en su exposición de motivos expresó que “las modificaciones intentan abrir nuevas oportunidades a la inversión del capital privado en la industria petrolera bajo formas de empresa que, por constituir entidades de economía mixta, es decir, organismos semioficiales controlados por el gobierno, impriman a la participación privada un sentido preponderante de utilidad social”. De manera tal que en los artículos 6, fracción III y 10 fracción III se estableció que “la nación llevará a cabo la exploración y explotación del petróleo” mediante contratos con particulares o “sociedades de ‘economía mixta’, en las que el gobierno federal representará la mayoría de capital social, y de las cuales podrán formar parte socios extranjeros”. Cualquier parecido con lo que hoy pretende Calderón y un sector del PRI que ha abjurado de sus principios nacionalistas es mera coincidencia.
4. Hoy, simulando estar en contra de la privatización del petróleo, que el pueblo de México rechaza y que la razón constitucional imposibilita, se pretenden legalizar los inconstitucionales contratos de servicios múltiples y/o de riesgo; y con falsos argumentos que no soportan la prueba de los hechos, al afirmar que Pemex no cuenta con los recursos de capital ni la tecnología de punta, los vendepatrias intentan entregar el petróleo que pertenece en exclusividad a la nación al gran capital internacional. ¿Lo vamos a permitir?