
http://www.youtube.com/watch?v=DgzHrI61CuM
aceptaciónde hechos consumados y el paso del tiempo. En Ecuador se aprovecha la resistencia de segmentos policiales y militares a la nueva ley de servicio público que un día antes aprobó la Asamblea Nacional, la cual reduce prestaciones y privilegios a los uniformados, que así encuentran bandera de oportunidad para insubordinarse y abrir el camino a la posibilidad de un golpe de Estado.
En México también se han vivido las consecuencias de esas políticas del bushismo-obamismo, que sólo han tenido modificaciones cromáticas y tácticas. Los intereses dominantes de México encontraron respaldo pleno en los centros de poder de Estados Unidos para impedir que en 2006 se estableciera un gobierno federal que significaría reto y riesgo para ese entramado de altos privilegios. Lo que menos podía permitir el poderoso vecino es que a un lado de su frontera se instalara una admi- nistración progresista que de alguna manera extendiera la presencia e influencia de los aliados sudamericanos cargados a la izquierda. Prefirieron, por eso, inflar una opción menor pero, por ello, manejable, sobre todo a la hora de instalar en México la lamentable guerra
contra el narcotráfico, que tuvo objetivos de control social, reducción de derechos y garantías, desman- telamiento institucional, abatimiento de lo que quedara del estado de derecho
y emplazamiento de redes militares activas para enfrentar previsibles insurrecciones.
Ese golpismo indirecto, o no confeso, tiene en países como México vertientes que hasta ahora no han requerido el uso de las armas de fuego. Ha bastado el uso de los instrumentos de conformación de las percepciones nacionales, sobre todo de las televisoras de alcance nacional, marcadamente Televisa. Las fuerzas armadoras de la distorsión nacional se han constituido en jueces y verdugos, que sentencian y ejecutan mediante la utilización manipulada de sus pantallas, frecuencias y páginas, en un abanico mediático que a conveniencia pagada por los poderes facciosos promueven versiones falsas que acaban convirtiendo en verdad
a fuerza de repetición, y difaman, persiguen y excluyen a quienes presentan posiciones distintas u opositoras. Televisa, en especial, ha demostrado una capacidad de represión selectiva que beneficia sus empresariales intereses y los del gobierno de golpismo electoral que hoy despacha desde Los Pinos.
Así, desde las pantallas de la compañía presidida por Emilio Azcárraga Jean se han fabricado telenovelas de nota roja como la de Salvador Cabañas y el Bar Bar, lo mismo que se ha atacado con saña a quienes pretenden instaurar una tercera cadena nacional televisiva o a quienes, como el diario Reforma, han insistido en las gangas con que Televisa y Nextel se están haciendo de nuevos negocios en materia de telecomunicaciones (Iusacell asegura que por esas concesiones deberían haberse pagado 5 mil millones de pesos, no 180 millones 300 mil pesos, lo que a juicio de la empresa de Ricardo Salinas Pliego es un robo
). Televisa también ha mostrado su talante persecutorio en cuanto la periodista Carmen Aristegui trata a fondo en su noticiario radiofónico temas que resultan molestos para la firma cuyo emblema es El canal de las estrellas; igual agresión continua se mantiene contra el diputado panista Javier Corral, quien ha sido un persistente e informado denunciante de los excesos de dicha televisora.
Otro episodio de golpismo indirecto está a la vista en el caso de la corriente social que impulsa nuevamente a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. A lo largo de más de cuatro años se ha practicado en su contra un desa- fuero mediático, televisivo: no sólo se le ha construido una leyenda negra, sino que se le ha reducido a la condición de invisible. Lo que no es transmitido en las pantallas de las televisoras no sucede
, de tal manera que al obstruir sistemáticamente la presencia de AMLO en las vitrinas electrónicas, se le pretende condenar a una muerte cívica y política. En ese libreto de exterminio visual se ha incluido la polémica decisión dividida del tribunal electoral federal de retirar del aire los pocos minutos que López Obrador podría estar en pantallas conforme a tiempos oficiales del Partido del Trabajo. No todos los golpes son mediante las armas de fuego.
Astillas
De visita en Morelia para conmemorar el natalicio de Morelos, el hermano de la Cocoa Calderón Hinojosa, quien busca ser candidata panista a gobernar Michoacán, defendió la validez y consistencia de las acusaciones hechas casi un año y medio atrás contra 35 funcionarios y presidentes munici- pales que, salvo uno, han sido declarados judicialmente inocentes y puestos en libertad. Con profunda convicción, el panista fraterno dijo que sí había elementos probatorios de la culpabilidad de los ahora exonerados, pero habló de que en el país existe un fenómeno del andamiaje, cobertura social o política que facilita obviamente la acción de los criminales
... Viendo lo de Ecuador, ¿cuánto poder concentraría en sus manos el jefe máximo de una policía única en México?... El ERPI reitera que no tiene en su poder a Diego Fernández de Cevallos, sobre quien circulan insistentes versiones de que ya se ha pagado su rescate... Y, mientras el espirituoso gobernador de Jalisco reconoce haber ido a la casa del jefe de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla, la madrugada del día de la megamarcha en su contra, con unas copas previas y otras tomadas en ese domicilio, ¡feliz fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Los instigadores están también al descubierto: hermandades
corruptas enquistadas en la institución policial, sectores oligárquicos y de la llamada comunidad de inteligencia
de Estados Unidos. El vínculo visible de los segundos con los policías insurrectos es el aventurero Lucio Gutiérrez, militar golpista en 2000, electo presidente dos años más tarde, feroz represor en 2004, defenestrado por las movilizaciones populares del año siguiente y, desde entonces, gestor de intereses injerencistas y empresariales.
En cuanto a la participación de instancias gubernamentales estadunidenses, debe recordarse que en 2008 el periodista canadiense Jean Guy Allard documentó la infiltración de la policía ecuatoriana, por la embajada de Washington en Quito, mediante el pago de informantes, capacitación, equipamiento y operaciones
.
Así pues, aunque la intentona ostenta el rasgo atípico de haber sido emprendida por la policía y no por las fuerzas armadas, es claro que lo que se frustró ayer en Ecuador fue un clásico golpe de Estado de la derecha oligárquica contra un gobierno progresista, con sentido popular y democráticamente constituido.
La involución que ha vuelto a colocar en el panorama regional esos ejercicios de violencia y barbarie tiene un arranque preciso: el cuartelazo perpetrado en Honduras en junio del año pasado, el cual logró trastocar en forma perdurable el orden institucional, debido, principalmente, a la complacencia que encontró en la comunidad internacional y, muy especialmente, en el gobierno de Barack Obama.
Desde el momento en que los golpistas hondureños fueron beneficiados con una benevolencia que contradice los principios democráticos de los gobiernos que les otorgaron reconocimiento diplomático y que se negaron a adoptar sanciones contra el régimen emanado del golpe contra el presidente Manuel Zelaya, se extendió una patente de impunidad que puede alentar atentados semejantes contra el orden constitucional en otros países latinoamericanos.
Por fortuna, en el episodio de ayer en Ecuador, el golpismo resultó derrotado, con una cuota de sangre pequeña, pero de cualquier forma lamentable, y después de muchas horas de tensión y zozobra en la sociedad. El ejército se deslindó de los sublevados y, a la postre, tomó por asalto el hospital policial en el que mantenían secuestrado al mandatario, lo liberó y lo transportó hasta el palacio presidencial de Carondelet, donde Correa fue objeto de un recibimiento apoteósico de sus seguidores. De esta manera quedó restablecido el orden democrático en la nación sudamericana.
La intentona dejó ver, por otra parte, un patrón golpista que viene afectando a diversas naciones de la región desde 2002, cuando el presidente venezolano Hugo Chávez fue temporalmente derrocado y secuestrado por militares desleales, lo que se repitió en escala menor en Bolivia en 2008 y que un año más tarde logró subvertir el orden democrático en Honduras. Tal fenómeno plantea uno de los más graves desafíos a la legalidad y a la democracia en el subcontinente y amenaza con causar una regresión histórica que podría borrar lo conseguido en materia de normalización democrática desde hace cinco lustros, cuando colapsaron las dictaduras militares que se enseñoreaban en la mayor parte de las naciones centro y sudamericanas.
El corolario inevitable de la violenta y peligrosa jornada que hubo de padecer ayer Ecuador es que no debe otorgarse impunidad a los golpistas y que las aventuras de subversión política emprendidas desde el aparato gubernamental deben ser rigurosamente castigadas conforme a derecho. Cabe esperar que el gobierno de Rafael Correa actúe en ese sentido en los próximos días y que la derrota experimentada ayer por la derecha oligárquica sea factor de fortalecimiento para las instituciones democráticas ecuatorianas, que sirva para superar las fracturas en el partido gobernante y que impulse la consolidación del proyecto de justicia social, soberanía y democracia que actualmente se aplica en el territorio de esa nación.
Aristegui - Sublevacion En Ecuador y Rescate Del Presidente Rafael Correa 30/09/110