“El Chapo” reestructura y expande su imperio
Lejos de las versiones que lo dan por muerto, El Chapo
Guzmán parece más fuerte que nunca. Su organización, el Cártel de
Sinaloa, está afianzándose en México y expandiéndose por todo el
continente, de acuerdo con un análisis de la Procuraduría General de la
República. El área de inteligencia de la dependencia advierte que en su
disputa con organizaciones rivales por el control del territorio
nacional, la mafia de Guzmán derramará en el país mucha más sangre de la
que ya ha corrido en los últimos años. Entretanto, los enviados del sinaloense tejen alianzas directas con los
narcos centroamericanos y de Colombia para prescindir de los
intermediarios en sus adquisiciones y traslados de cocaína.
Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa.
Foto: Benjamin Flores
A
un cuando ya tiene el control en 20 de las 32 entidades federativas y
cada vez extiende su poder más allá de México, el líder del Cártel de
Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera –designado como enemigo público número uno
en Chicago, al parejo del legendario Al Capone, según la administración
federal antidrogas de Estados Unidos (DEA)–, pretende expandir su
imperio aún más.
Catalogado por la revista Forbes como uno de los
multimillonarios más destacados del mundo, en los últimos meses El Chapo
comenzó a reestructurar su organización criminal e incluso reclutó a
menores de edad a los que habilita como “informantes”; ahora, además de
dedicarse al tráfico de mariguana, heroína y cocaína, cuenta con
personal que le ayuda en la elaboración, distribución y venta de drogas
sintéticas.
El Chapo no sólo busca mantener su hegemonía sino
también hacer crecer sus dominios y acabar con sus rivales en los
próximos meses, de acuerdo con un documento elaborado por investigadores
del Centro de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la
Delincuencia (Cenapi) de la PGR a finales de la administración
calderonista, según el cual el capo sinaloense modificó su organización y
redefinió su estrategia para mantener su poder, ampliar sus territorios
y obtener la protección del nuevo gobierno priista.
Y mientras
para Enrique Peña Nieto y sus colaboradores El Chapo es innombrable y la
palabra cártel ha sido borrada de los discursos oficiales –como si las
organizaciones criminales ya no existieran–, el Cártel de Sinaloa se
reposiciona para enfrentar a sus rivales.
Según la información
obtenida, el grupo delictivo que lidera El Chapo “tiene las raíces más
profundas, lo que le proporciona flexibilidad y habilidades
considerables de penetración social e institucional y le confiere
proyección internacional. Es la más compleja de las organizaciones del
narcotráfico en México, agrupa varias estructuras y grupos delictivos”.
A
diferencia de otros grupos criminales, la mayoría de las veces El Chapo
y sus seguidores han podido mantener la cohesión de sus estructuras y,
según admite la PGR por primera vez de manera explícita, hoy son los más
poderosos.
“Sus redes de protección institucional están más
desarrolladas, por eso pueden desplegar mayores capacidades logísticas”;
el Cártel de Sinaloa es omnipotente y omnipresente, pues hoy tiene
presencia también en Centro y Sudamérica. Y advierte:
“Reforzará
sus posiciones en Centroamérica y Sudamérica. Las funciones de
protección institucional están más desarrolladas que las de su
competidor (el Cártel de) Los Zetas. En la zona cuentan con rutas de
tráfico terrestres y costeras, así como con áreas de almacenamiento.”
El
Cártel de Sinaloa tiene presencia en por lo menos 20 de las 32
entidades federativas de México. Según se desprende del análisis, se
avizora un incremento de la violencia en por lo menos 16 estados de la
República.
Nuevo “modus operandi”
Desde
enero de 2001, cuando se escapó del penal de máxima seguridad de Puente
Grande, Jalisco, se han tejido innumerables mitos sobre El Chapo: que
fue capturado y lo dejaron escapar, que fue ejecutado –esta versión ha
circulado por lo menos una decena de veces–, como ocurrió el jueves 21
en el departamento de Petén en Guatemala, lo que resultó falso.
Lo
cierto es que en los últimos 12 años el capo sinaloense se convirtió en
un narcotraficante todopoderoso. El análisis del Cenapi afirma por
primera vez que el Cártel de Sinaloa –rebautizado por la dependencia
como Cártel del Pacífico– es la organización más poderosa porque tiene
mayor protección de las instituciones responsables de combatir el crimen
y el narcotráfico.
“Sus redes de protección institucional están
más desarrolladas, por eso pueden desplegar mayores capacidades
logísticas”, indica el documento; señala como presuntos cómplices de la
organización a empresas, empresarios, presidentes y expresidentes
municipales, jueces y hasta procuradores regionales en diferentes
estados.
El Chapo controla ya el tráfico de mariguana, cocaína y
heroína dentro y fuera del país, y ahora incursiona de manera más
agresiva en la producción de metanfetaminas. Lo mismo en Jalisco, donde
proliferan los narcolaboratorios, que en el llamado Triángulo Dorado, el
cual abarca los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua.
La
investigación de la PGR indica que en el Triángulo Dorado se encuentran
laboratorios de “diferentes grados de sofisticación y capacidad
instalada”. Cita incluso el de Tamazula, Durango, “que llamó la atención
por las grandes dimensiones del inmueble que permitía, de manera
simultánea, contar con una gran capacidad de almacenaje de precursores
químicos y enervantes y para alojar al personal que laboraba en sus
instalaciones”. El laboratorio fue desmantelado el 6 de agosto de 2009.
Además
del negocio de la droga, la información oficial reconoce que existen
“ilícitos conexos” en los que participan integrantes del Cártel de
Sinaloa, como la “extorsión, la privación ilegal de la libertad en la
modalidad de secuestro (contra empresarios de bajo y mediano perfil)”,
así como levantones de los grupos rivales.
Para incrementar el
control del territorio donde mantiene presencia, agrega, El Chapo
recluta a menores de edad para evitar que su estructura se vea afectada
por las bajas durante las confrontaciones con sicarios de otras
organizaciones o con las policías y las tropas del Ejército y la Marina;
ellos “no son sujetos a sanciones jurídicas equiparables con las de los
adultos, lo que les permite evadir la cárcel y reintegrarse en el corto
plazo a las actividades criminales”.
En su “seguimiento de
información” la PGR indica que los integrantes de grupos como Los Ántrax
y Sanguinarios del M1 son los encargados de enganchar a menores en las
escuelas, sobre todo en las secundarias.
“Se observa que ese
sector constituye el grueso de las bases de la organización, en tanto
les son asignadas tareas específicas a partir del comportamiento y
lealtad que demuestren, dado que son fácilmente manipulables y
sustituibles en caso de ser detenidos o asesinados por sus contrarios o
por autoridades”, dice el documento.
La mayoría de ellos son
utilizados como informantes, “ya sea en las inmediaciones de los barrios
y colonias donde viven, o a través de internet y en las redes
sociales”. Además suelen integrarse a las pandillas y grupos afines a la
organización en las entidades donde ésta tiene presencia.
A uno
de esos grupos se le conoce como Los Chapitos y sus integrantes son
considerados “el ala juvenil de la organización”. Según el documento,
tienen presencia en Nuevo Laredo y Ciudad Juárez.
Liderazgos emergentes
De
acuerdo con el documento de la PGR son tres los líderes del Cártel del
Pacífico: Joaquín Guzmán Loera, quien es considerado el ícono de la
organización; Ismael El Mayo Zambada, el estratega, y Juan José
Esparragoza Moreno, El Azul, el negociador.
La organización es
considerada la más sólida y poderosa dentro y fuera del país y también
como la que “mayor número de desafíos” tiene, no tanto por los ataques
de las corporaciones policiacas, sino por los embates de los pistoleros
de los cárteles enemigos.
En los reacomodos de las organizaciones
criminales como resultado de la llamada “guerra contra el narcotráfico”
–que durante el sexenio de Felipe Calderón provocó más de 80 mil
muertes– se define también a los tres principales rivales del Chapo y su
clan: Los Zetas, el Cártel de los Beltrán Leyva y el Cártel de Juárez
–que decidieron aliarse para disputarle la hegemonía a los capos de
Sinaloa–, además de organizaciones menores, como el Cártel
Independiente de Acapulco (CIDA).
Como parte de la
reestructuración de los grupos de narcotráfico, el “seguimiento de
información” de la PGR señala que el Cártel de Sinaloa también ha hecho
“alianzas circunstanciales” con La Familia Michoacana, Los Valencia y el
Cártel del Golfo.
La dependencia prevé un recrudecimiento de la
violencia en Ciudad Juárez, pese a que pareciera que disminuye. Y aun
cuando la guerra entre los cárteles ha absorbido “cuantiosos recursos”,
subraya el análisis, los cárteles de Juárez y de Sinaloa no ceden.
El
documento identifica a tres “hombres clave” de la organización del
Chapo en Chihuahua: Paulino Guerrero Estrada, su lugarteniente; Félix
Valderrama Esparza, líder de Los Sinaloas, y los hermanos Ángel,
Francisco, Juan Ramón, Guillermo y Valentín Olivas Olivas, integrantes
de la célula Los Huarachudos.
Otros territorios donde es posible
que se recrudezca la violencia son: Veracruz, Guerrero, Baja California,
Tamaulipas, sobre todo en las ciudades de Nuevo Laredo y Ciudad
Victoria, así como en algunas zonas de Colima, Nayarit, Sinaloa y
Jalisco.
“En Durango se observará una aparente calma, prevalecerán
los enfrentamientos posiblemente entre grupos locales bajo el mando de
Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y Los Zetas, específicamente en la
región de la Comarca Lagunera y el Triángulo Dorado”. Ahí, según el
documento, “los posicionamientos son más rígidos, y los comportamientos,
más violentos”.
Y agrega: “En Jalisco, el cártel persistirá para
cohesionar a la vertiente de Ignacio Coronel Villarreal, autodenominada
Cártel de Jalisco Nueva Generación y su brazo armado Los Matazetas. En
esta zona, además, encara las incursiones de Los Zetas procedentes de
Zacatecas, para ello usa una célula disidente de La Resistencia”.
A
la organización, concluye el documento, le es “útil” hacer ostensible
la violencia, y aunque este esquema le ha resultado efectivo, mantendrá
un “bajo perfil”, mientras que en entidades como Tamaulipas intentará
“tener notoriedad”.
Los presuntos cómplices
El
análisis de la Cenapi incluye una relación de personas y empresas que
presuntamente están involucradas con el cártel del Chapo y serían parte
de su estructura criminal.
La lista incluye varios estados que, según el informe de la PGR, forman parte de las redes de poder del clan del Chapo.
En
Baja California se menciona la empresa Grupo Ambiental del Noroeste y
la compañía Mina International Group Inc. Proceso detectó que la primera
se dedica a la prestación de servicio de reciclado de residuos
peligrosos y tiene su sede en San Diego, California.
En Chihuahua,
siempre según el documento de la Cenapi, aparece el nombre del panista
Francisco David Carrasco Carnero, presidente municipal de Julimes entre
2004-2007, quien “renta un rancho denominado Carrizo Viejo”
supuestamente usado para la siembra de mariguana.
En Guerrero, los
presuntos cómplices son Luis, Diógenes, Arquímedes y Lauro Justo
Herrera, de Azoyú, en la región de la Costa Chica. Se les acusa de la
“compra y venta de ganado”, así como de acopio y venta de armas de
fuego; también se les relaciona con Rogaciano Alba Álvarez, El Roga.
Según el análisis, todos son familiares de Omar Justo Vargas, alcalde de
Azoyú, y hermanos del exprocurador regional Héctor Justo Herrera.
Con
respecto a Jalisco, el presunto integrante del Cártel de Sinaloa es
Octavio Herrera Ávila, quien era juez municipal en el estado cuando se
elaboró el documento. Su hermano Francisco Herrera Ávila, de extracción
panista, fue alcalde de San Martín Bolaños en el periodo 2004-2006. El
municipio se ubica cerca de Zacatecas y se le conoce por haber en él
mucha siembra de mariguana.
Asimismo, se incluye en la lista al
empresario Catarino Treviño Chávez, de Lagos de Moreno, a quien se le
adjudica el negocio El Potrero; al presunto líder del Cártel de Jalisco
Nueva Generación Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, quien actúa bajo
la fachada de empresario. Él vive con su esposa, Rita Parada, en
Zapotlán el Grande.
En Michoacán los cómplices del Chapo son:
Alberto Sosa, El Cali, quien “mantiene el control de bares, cantinas,
centros nocturnos y vacacionales”, y cuya zona de influencia incluye los
municipios de Jiquilpan, Sahuayo y Marcos Castellanos, además de que
opera en Quitupan, Valle de Juárez, Mazamitla, Tamazula de Gordiano y
Tuxpan”, en Jalisco; y Uriel Farías, El Paisa, expresidente municipal de
Tepalcatepec, quien fue encarcelado temporalmente en 2009 durante el
michoacanazo. En 2012, un juez volvió a señalar los presuntos nexos del
Paisa con el Cártel del Milenio, una de las organizaciones aliadas al
Chapo.
En cuanto a Sinaloa el documento de la PGR señala a Luis
Guillermo Roiz Ruiz, yerno del exrector de la Universidad Autónoma de
Sinaloa (UAS) Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien presuntamente tiene
vínculos con Ismael El Mayo Zambada García; también se señala como el
“operador financiero” de la organización a Juan José Esparragoza Monzón,
El Negro, hijo de Juan José Esparragoza Moreno, miembro de la tríada
que encabeza la organización criminal del Chapo.