MEXICO, D.F., 28 de enero (apro).- Desde abril de 2008 se han tenido noticias de una posible alianza entre Elba Esther Gordillo y Beatriz Paredes, la líder del PRI. Hoy esta versión ha cobrado nuevos aires, pues ambas buscan posicionarse personalmente en las elecciones del 5 de julio próximo.En el PRI esta versión ha causado revuelo desde que se publicó en la revista Proceso el año pasado. La sola mención del nombre de la dirigente magisterial provoca molestia entre muchos de los priistas, a quienes no se les olvida la traición que les aplicó en las elecciones presidenciales de 2000 y 2006, cuando apoyó a Vicente Fox y Felipe Calderón.Expulsada del PRI en 2006 al comprobarse que hizo campaña en favor del PAN y de obstaculizar a Roberto Madrazo, la profesora Gordillo se alejó de los círculos priistas lanzando una consigna de guerra abierta contra algunos personajes, como Manlio Fabio Beltrones.Los priistas que motivaron su expulsión siguieron recordando la forma traicionera de la dirigente nacional del magisterio, pero a últimas fechas algunos priistas han visto la conveniencia de establecer alianzas regionales con el Partido Nueva Alianza, propiedad de la maestra.Los gobernadores de Sonora, Eduardo Bours, y del estado de México, Enrique Peña Nieto, son algunos de estos priistas que han buscado formar una alianza electoral con el partido de la profesora Gordillo, con la intención de fortalecerse rumbo a la contienda presidencial de 2012.Pero también existen intenciones de pactar en algunas otras entidades como el Distrito Federal, donde el PRI ha perdido todas las elecciones desde 1997.Lo que Elba Esther Gordillo ofrece al PRI – y al PAN también– no es el voto corporativo de más de un millón y medio de agremiados en el SNTE, porque este tipo de apoyos dejaron de existir desde la campaña de Carlos Salinas de Gortari en 1988 cuando le ofrecieron 20 millones de votos verdes o del campo, y en la realidad no le llevaron ni una vigésima parte. El voto sectorial o corporativo ya no existe y eso lo saben bien los priistas y panistas. La oferta de la maestra va más bien en el sentido de contar con la estructura electoral del sindicato que se encuentra en todo el país y, al mismo tiempo, amplios recursos financieros que necesitan partidos y candidatos en tiempos de campaña.Imagínense que un candidato para diputado federal necesita invertir varios millones de pesos y la maestra le ofrece apoyarlo con más de la mitad de sus gastos. Seguramente el aspirante y su partido aceptarán.En 20 años al frente del sindicato ha impulsado la carrera de políticos, intelectuales, escritores y periodistas, así como a candidatos a puestos de elección popular de todos los partidos. La profesora Gordillo ha aprendido a invertir políticamente los recursos del SNTE en estas dos décadas.Este es precisamente el ofrecimiento que ha puesto en la mesa de negociaciones Elba Esther Gordillo a la priista Beatriz Paredes y al panista Germán Martínez, quienes, al parecer, han sido convencidos, pues el PANAL ya anunció que apoya a candidatos a gobernador del PAN en Nuevo León y del PRI en Sonora.La necesidad de un triunfo está llevando a panistas y priistas a tomar decisiones contradictorias, pues no se puede explicar de otra manera que al mismo tiempo que entre ellos ya iniciaron una guerra electoral, en la cual se nota ya la mano de Juan Ignacio Zavala y de José Antonio Solá echándole tierra a algunos gobernadores priistas, están dispuestos a pactar con la dirigente del SNTE. Pero de seguir este mecanismo, es decir, estas alianzas estratégicas, la maestra Gordillo será la triunfadora absoluta de la elección, pues sus candidatos del PANAL irán acompañados por los candidatos que vayan en alianza con el PRI y PAN, y de esa manera seguirá el juego que le ha venido funcionando de apoyar al triunfador para después exigir puestos estratégicos como lo viene haciendo con Felipe Calderón.
A partir de diciembre de 2000, cuando el PAN llegó a los Pinos, el PRI comenzó a enfrentar su verdadero reto: encontrar una forma alternativa para designar a sus candidatos.Cuando Roberto Madrazo estuvo al frente de ese partido, de marzo de 2002 a agosto de 2005, intentó capitalizar esa situación pero se enfrentó, entre otros, con el líder de los senadores priistas, Enrique Jackson, firme impulsor de los integrantes de su bancada como candidatos a gobernadores, así como con los ejecutivos estatales, quienes reclamaban para sí dicha facultad dentro de sus territorios.Los procesos fueron conflictivos y se tradujeron en escisiones, con su consecuente impacto en la participación electoral priista. Durante el liderazgo de Madrazo “los priistas mantuvieron pugnas en 10 de las 23 entidades donde han designado candidatos a gobernador” y en la conformación de las listas de candidatos plurinominales en 2003 (Proceso 1481).Con la llegada de Beatriz Paredes a la presidencia del PRI, el 4 de marzo de 2007, las cosas cambiaron. Se instrumentó a partir de entonces una política más conciliadora en aras de evitar confrontaciones con los gobernadores. Pero ahora existe el riesgo de que éstos intenten designar a sus sucesores, por encima incluso de lo que indiquen las encuestas o de las expresiones de las corrientes del partido.Así se observa, por ejemplo, en la designación de los candidatos a las cuatro gubernaturas, todavía en manos de priistas, que se disputarán el próximo 5 de julio: Campeche, Colima, Nuevo León y Sonora. En Querétaro y San Luis Potosí, donde gobierna el PAN, los problemas son diferentes.En Nuevo León, por ejemplo, el actual gobernador Natividad González Parás se empeña en imponer como candidato a Rodrigo Medina, diputado federal con licencia y actual secretario general de gobierno. Y aunque todas las encuestas lo ubican por debajo de los otros precandidatos priistas en las preferencias electorales (Abel Guerra, Cristina Díaz y Eloy Cantú, entre los más destacados), el mandatario le apuesta todo a él. Todo indica que al final Guerra y Medina se disputen la candidatura.La dirigencia del PRI en Nuevo León informó que todo está listo para lanzar la convocatoria para una elección abierta y, según los trascendidos, en la contienda únicamente participarían Guerra y Medina. Este último contaría con todo el apoyo de las estructuras electorales construidas al amparo del gobierno estatal, encabezadas por Mario Guerrero, extitular de Fomerrey, y Felipe Enríquez, diputado local y estratega electoral que ha operado en las elecciones para elegir gobernadores en Nuevo León, en el Estado de México, Yucatán y otros estados.Las dificultades para González Parás y su delfín aumentan, pues las encuestas ubican a éste como perdedor frente a los abanderados del PAN.En el caso de Sonora, el gobernador Eduardo Bours Casteló, intenta igualmente designar al actual senador Alfonso Elías Serrano como su candidato, aunque puede optar por los actuales presidentes municipales de Guaymas, Antonio Astiazarán, y Hermosillo, Ernesto Gándara Camou. Este último incluso encabeza las encuestas de preferencia electoral.Este estado reviste características particulares por el abierto enfrentamiento entre Bours y Manlio Fabio Beltrones, el líder de la fracción priista en el Senado. Además, en las elecciones de 2006, el PRI sonorense fue el único que aceptó una alianza con el Panal, de Elba Esther Gordillo.En diciembre pasado, el mismo día que el Consejo Político estatal del PRI decidió por unanimidad recurrir a la elección abierta para designar a su candidato, el hermano del gobernador, Ricardo Bours, ofreció un desayuno en donde externó su apoyo al senador Elías Serrano. A su vez, el exlíder magisterial y senador suplente Fermín Trujillo Fuentes reveló que en vísperas de las designaciones en 2006, el gobernador Bours y Gordillo acordaron que Serrano sería el candidato, en el entendido que éste dejaría su cargo legislativo para que Trujillo Fuentes ocupara el escaño.Así, aunque el mandatario se inclina abiertamente por Serrano deja abierta la posibilidad de apoyar a otros dos contendientes si fuera necesario. Así mismo, es claro que se opone a las candidaturas de los otros aspirantes: Guillermo Hopkins, Carlos Ernesto Zataráin y Julio César Córdova.En Colima, el gobernador Jesús Silverio Cavazos Ceballos apoya en primer término al actual alcalde de la capital, Mario Anguiano Moreno, pero tiene otras opciones: su secretario de gobierno Héctor Michel Camarena y su secretario de Educación Carlos Cruz Mendoza. Incluso le permitir ir en alianza con el Panal para hacer que el PRI retenga la gubernatura. En el llamado grupo opositor al ejecutivo estatal, se encuentran el senador Rogelio Rueda, el rector de la Universidad de Colima, Miguel Ángel Aguayo, y el diputado federal Arnoldo Ochoa.Y en Campeche, el gobernador Jorge Carlos Hurtado Valdez impulsa al senador Fernando Eutimio Ortega Bernés, quien encabeza las preferencias electorales. Tiene como dos opciones: inclinarse por el líder del Congreso estatal, Carlos Felipe Ortega Rubio, o por su secretario de Turismo, Jorge Luis González Curi. Los otros aspirantes son el diputado federal Víctor Méndez Lanz, el alcalde de la capital, Oznerol Pacheco Castro, y el senador Alejandro Moreno Cárdenas.En las cuatro entidades, el reto es que las imposiciones de los gobernadores no fracturen la unidad del PRI y ponga en riesgo la conservación de la gubernatura.Mientras tanto, el domingo 18 el PRI realizó en San Luis Potosí la contienda interna para elegir a su candidato. El triunfador fue Fernando Toranzo Fernández, quien recibió el apoyo del gobernador, el panista Marcelo de los Santos. De acuerdo a los resultados de la Comisión de Procesos Internos del PRI, Toranzo derrotó a Jesús Ramírez Stabros, quien cuenta con el respaldo del líder de los diputados priistas, Emilio Gamboa, a Carlos Jiménez y a Juan Carlos Machinena. En San Luis Potosí, el riesgo de división surge también por la intervención de De los Santos, que al parecer quiere impulsar a través del PRI al candidato que no pudo colocar en su partido, el PAN, debido a la intromisión del presidente Felipe Calderón y el dirigente partidista, Germán Martínez.En Querétaro el enfrentamiento es entre el senador José Calzada, que aparentemente cuenta con el apoyo de los líderes de los grupos parlamentarios en el Senado y la Cámara de Diputados y de la misma dirigente nacional, Beatriz Paredes; y el exdirigente estatal del PRI, Jesús María Rodríguez Hernández, quien recibe el respaldo del exgobernador Enrique Burgos y de corrientes locales. También aquí está en riesgo la unidad del partido.Sin embargo, hoy todo indica que los principales enemigos del partido son sus propios gobernadores, que quieren dejar a sus incondicionales como sucesores. Esta situación los enfrenta con otros grupos locales que no están dispuestos a permanecer fuera del poder otros seis años. Por lo que se ve, en el PRI solamente cambió el dedo elector.