miércoles, noviembre 07, 2012

LIBRE, un partido de izquierda que propone la construcción del socialismo en democracia

No, no está hablando de México ni de MORENA, se refiere a LIBRE en Honduras. Las mismas historias:

Ricardo Salgado
Rebelión

Como era previsible desde hace un par de años, la derecha hondureña llegaría al punto culminante de la parafernalia electorera, que tanto ha venerado, carente de argumentos y utilizando los ardides más estúpidos para defender el sistema que tantos privilegios le ha aportado. El analfabetismo político de los grupos facticos que manipulan como marionetas al aparato tradicional bipartidista, lo ha orillado a echar mano de absurdos que denotan la caducidad del sistema y la desesperación de sus actores más importantes.

Hoy se ha publicado en un diario de Jorge Canahuati Larach, dueño de medios de comunicación, compañías farmacéuticas y vendedor de armas, cómplice directo del Golpe de Estado militar de junio de 2009, una noticia (http://www.elheraldo.hn/Secciones-Principales/Pais/Exliberales-devoran-la-izquierda-de-Libre) que pretende negar a LIBRE la condición ideológica de Partido de IZQUIERDA adoptada en los documentos fundacionales de esta institución, con la abrumadora aceptación del pueblo hondureño en resistencia. En un acto desesperado, la estrategia mediática de la oligarquía, deja sus leyendas usuales contra Chávez, contra la ALBA, y la izquierda latinoamericana, para inventar disputas internas de carácter político ideológico.

Libre ha hecho un planteamiento muy serio acerca de la desastrosa situación general del país, proponiendo al debate, con hechos irrefutables, la caducidad del modelo neoliberal, y la imposibilidad de llevar adelante al país dentro de las estructuras creadas para sostener el capitalismo. Al mismo tiempo, se el Partido Libertad y Refundación, LIBRE, y su candidata a la presidencia de la república, Xiomara Castro de Zelaya han propuesto una vía alternativa a este fracasado sistema: el socialismo democrático. Esta alternativa que se propone una solución definitiva para transformar Honduras en un país de justicia, democracia e igualdad, donde el propósito supremo de toda la actividad humana sea la sociedad y no los mercados.

La derecha local, inepta e incapaz, esquiva el debate sobre la realidad nacional, que nos presenta un país con 75% de la población viviendo en la pobreza, y 50% en la miseria. Poco después del golpe nos presentaron un Plan de País de definición neoliberal; muchos de los preceptos planteados en él han sido llevados a la práctica por la administración actual, resultando en un agravamiento exponencial del desastre. Todo esto no se discute en los medios fascistas, en los que se puede percibir una campaña contra el Partido Libre y su candidata, sin ninguna idea pero con muchos embustes.

Toda la membresía del Partido Libre ha aceptado en uso libre y espontaneo de su voluntad la propuesta socialista, y el crecimiento acelerado de las simpatías hacia este partido están estrechamente asociadas con el descontento de las grandes mayorías aplastadas por el modelo neoliberal, impulsado y defendido incluso con la violencia más brutal por la oligarquía hondureña concentrada en unas cuantas familias que todos conocemos muy bien. Los planteamientos, aparecidos en foros de los medios cavernarios de la derecha, con pre candidatos del agonizante bipartidismo, solo muestras a un grupo hegemónico en franco declive, incapaz de reciclar ideas, con una actitud pusilánime y entreguista cuyo único objetivo es derrotar al que consideran su enemigo irreconciliable: el pueblo hondureño.

Dentro del intensivo trabajo de la elite golpista se contemplan muchos escenarios que pretenden abortar el empuje popular, surgido de la resistencia del pueblo hondureño. Uno de ellos es la descalificación de la imagen del partido mismo y sus dirigentes, publicando historias falsas o distorsionadas, con el propósito de generar contradicciones internas alejadas de aquellas que normalmente suceden al interior de una fuerza política de las dimensiones de libre. Además, resulta claro de la lectura de la noticia de El Heraldo, que este medio dispone de muy malas fuentes, por lo que le adjudican posiciones a personas que, siendo miembros del partido, se encuentran cumpliendo funciones completamente diferentes a las mencionadas por este mal llamado periodismo.

En cualquier caso, es necesario entender que Honduras es, desde el Golpe de Estado, un laboratorio de los grupos fascistas más grandes del continente para llevar adelante sus políticas contra los procesos revolucionarios latinoamericanos. En este país, se ha mantenido una constante en la emisión de mentiras y calumnias por más de tres años, con lo que ellos se aferran a decirle “blanco” al “negro”, y decirle democracia al secuestro de los derechos de hombres y mujeres. No es extraño entonces, que hoy en lugar de invocar a McCarthy, prefieran tratar de separar grupos internos, cuando todos sin excepción han aceptado la naturaleza socialista y democrática del partido libre y la refundación que propone.

No debe extrañarnos que el bombardeo de mentiras siga; tampoco que ellos recurran a múltiples formas de fraude, incluso el abultamiento de sus resultados electorales, o la cancelación del proceso interno, que, ellos entienden, define desde ya la historia política del país, y marca un punto de inflexión, con lo que ellos solamente podrían preparar desde ya su salida del gobierno de forma anticipada.

Sería absurdo presumir que el Partido es una institución sin contradicciones internas, de hecho, son estas las que promueven el desarrollo y han permitido la consolidación de una fuerza política que la derecha no alcanza a entender. En LIBRE tenemos muchos ciudadanos, algunos fueron miembros de algún partido político en el pasado, o son miembros de organizaciones sociales, invariablemente todos están hoy en este partido que se define orgullosamente de izquierda. Burda pretensión la de aquellos que pretenden negar la identidad del partido del pueblo.

12 años de PRI y 12 años del PAN sirvieron para desplomar al IMSS y hacer negocios con él

Pedro Echeverría V.
Rebelión


1. Se ha dicho, como si fuera una victoria por prolongar su vida, que “Le dan al Instituto Mexicano del Seguro Social ( IMSS) - Institución de salud con 69 años de vida- “tres años más de vida artificial”. Daniel Karam, su director general, dijo ayer que durante su administración se logró darle “aliento” (IMSS) mediante el uso de la reserva estratégica para hacer frente al pago del Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) y con el ahorro en la compra de medicamentos, equivalentes a dos años de presupuesto, que se han llevado a cabo “acciones orientadas a aliviar las presiones financieras históricamente acumuladas en la institución”. ¿Debe esperarse que los cientos de miles de empleados y derechohabientes se pongan a llorar como cobardes cuando pueden meter a la cárcel a expresidentes de la República, a exdirectores y exdirigentes sindicales del IMSS?

2. El representante del sector obrero ante el Consejo del IMSS, aseguró que se requiere una cirugía mayor porque “desde hace tres años no ha ahorrado, sino gastado de sus reservas para enfrentar los diferentes servicios… de no actuar con prontitud provocará a más tardar en 2015 el quebranto total de nuestra institución”; se dijo que hay que “revisar el contrato colectivo de trabajo” de 230 mil empleados a fin de evitar caer en una “insuficiencia crónica” que afecte a más de 50 millones de derechohabientes. ¿Es que acaso la contribución tripartida comprometida mediante la ley del IMSS (trabajadores, patrones, gobierno) se ha dejado de entregar lo que le corresponde para asegurar las finanzas del IMSS? ¿Por qué los altos funcionarios (presidentes y directores) han permitido ese desplome que se ha registrado por el desbalance entre ingresos y egresos?

3. El IMSS, como otras secretarías de Estado, nunca ha tenido funcionarios honrados. No me olvido que desde los tiempos de Echeverría Álvarez ya se hablaba de procesos de corrupción con Gálvez Betancourt, como director del IMSS. Luego ya Farell Cubillas –el churumbel- se envolvió en la corrupción lopezportillista. García Sainz se enredó en el neoliberalismo privatizador de De la Madrid y –junto a Gamboa Patrón- en la gran corrupción del presidente Salinas; luego Zedillo impuso en el IMSS a Borrego Estrada. El panismo coronaría el desplome total del IMSS con las administraciones de Santiago Levy, Fernando Flores, Juan Molinar y Daniel Caram. Ninguno de los anteriores directores del IMSS salió limpio en su gestión porque esta gigantesca institución era un “costal sin fondo” en negocios de medicinas, médicas, personal administrativo.

4. La realidad es que todos ellos –en vez de estar gozando de sus riquezas fraudulentas- deberían estar en la cárcel por ser causantes del desplome de una institución de salud que debe atender a casi la mitad de los habitantes de México. Y que no repitan los panistas que los gobiernos del PRI dejaron quebrados, sin salvación, al IMSS; porque los 12 años de gobierno de PAN fueron suficientes para enderezar la administración. Los expresidentes panistas Vicente Fox y Felipe Calderón (a este le faltan tres semanas) pudieron hacer muchísimo para rescatar o por lo menos frenar el desplome del IMSS que ha sido sin duda desde hace siete décadas, la principal institución de salud del país. Aunque también deberían estar en prisión varios dirigentes sindicales por lo mismo.

5. Sin embargo, esos exdirectores cínicamente echan la culpa del desplome del IMSS a los trabajadores, a los médicos, a los jubilados y pensionados, porque “el IMSS gasta mucho en salarios y prestaciones”. ¿Sabías que los directores y altos funcionarios cobran mensualmente arriba de 200 mil pesos mientras los trabajadores obtienen 10 mil pesos como promedio? ¿Estás enterado que en el negocio de la compra de medicinas y materiales, en las guarderías (¿recuerdas los 46 niños de Hermosillo?), en las tiendas de servicio, en los hospitales y clínicas, en los autsourcing, subrogados, etcétera, se mueven millones de pesos en beneficio de los más altos funcionarios? Si por el desplome del IMSS no van a la Cárcel, por lo menos deben ser investigados para que devuelvan lo robado.

6. Declarar que le quedan tres años de vida al IMSS debería provocar una sublevación de sus trabajadores y, al mismo tiempo, de sus derechohabientes. Ya el actual director, Daniel Caram, declaró a Adela Micha de Televisa hace dos años que por el cambio demográfico y el epidemiológico y la crisis financiera del IMSS, se despediría a 319 mil (¿o 19 mil?) trabajadores. ¿Cómo es posible que ante un problema tan grave no haya movilizaciones nacionales? Pero Felipe Calderón sigue diciendo que México tiene ya el 100 por ciento de cobertura de salud mientras el IMSS, ISSSTE, Salubridad, están en proceso de cierre por falta de lo más elemental: medicamentos, médicos, consultas y especialidades cuando se requiere. ¿Qué decir de las pensiones dignas desplomadas por no alcanzar las semanas necesarias de cotización?

7. Todavía en el sexenio foxista –antes que los dirigentes del IMSS se vendan a Felipe Calderón y al PAN por alguna diputación y senaduría, así como por algunas monedas- los trabajadores del sindicato del IMSS, afiliados a la UNT, salían masivamente a las marchas de protesta junto a Telefonistas, Trabajadores de la UNAM, electricistas del SME y otros núcleos importantes de trabajadores; más aún, fue siempre el contingente más numeroso de las marchas. Sin embargo, al entregarse por un plato de lentejas perdieron la vergüenza y se dedicaron a reprimir a los trabajadores que reaccionaron contra ellos. Pienso que este es el momento de recuperar la dignidad para que mañana no se pongan a llorar su desgracia. ¿No vale acaso luchar por los hijos y para reivindicar la dignidad? (6/XI/12)

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

“Vivimos una crisis estructural del capitalismo, y no hay salida dentro de ese marco”

Enric Llopis
Rebelión
A juicio del sociólogo Andrés Piqueras, “vivimos una crisis civilizatoria, estructural del sistema capitalista, que cada vez es menos reformable desde dentro porque ha dejado de aportar nada a la humanidad; dentro de ese marco no hay salida”, explica. Piqueras es profesor de Sociología en la Universitat Jaume I de Castelló, miembro del Observatorio Internacional de la Crisis y militante de Socialismo 21. Además de colaborar con artículos en Rebelión.org, es coautor de “El Colapso de la civilización” (El Viejo Topo); coordinador de “Desarrollo y Cooperación. Análisis crítico” (Tirant lo Blanch) y autor de “Movimientos sociales y capitalismo. Historia de una mutua influencia” (Ed. Germania).

Partidarios de la austeridad y del keynesianismo concentran el debate. ¿Te parece este un dilema válido? ¿Apunta al fondo de la cuestión?

La crisis actual va mucho más allá. La austeridad y los recortes tienden a reproducir las crisis cíclicas del sistema capitalista. Y el problema del keynesianismo es que fracasó y no puede volverse a él. Hay que tener en cuenta que la crisis del capitalismo es estructural. Cuando un sistema o modo de producción no puede generar el desarrollo de las fuerzas productivas –al contrario, despliega cada vez más su potencial destructivo-, y ataca el nivel de vida de la población en general, en ese momento deja de aportar nada a la humanidad. Y entonces se hace cada vez menos reformable desde dentro. Es lo que ocurre actualmente con el sistema económico capitalista.

¿Dónde habría que buscar, entonces, las soluciones?

Las soluciones se hallan, sin duda, fuera del sistema. Hay que tenerlo claro. No nos encontramos ante una crisis cíclica más, sino ante una crisis, como te decía, estructural y civilizatoria, la de la civilización que surge a finales del siglo XVIII y principios del XIX, y en la que estamos inmersos hoy. Esta crisis –económica, social, cultural y ecológica- puede que no sea la final del capitalismo, pero es evidente que el sistema capitalista que resulte de esta crisis será diferente del que conocemos hasta ahora. Y hay otra cuestión básica: cuanto más dure la fase declinante del capitalismo –que ya hemos comenzado-, más sufrimiento y más consecuencias negativas generará.

Hablamos de una crisis estructural del sistema. ¿Son inherentes las crisis al capitalismo?

Las crisis cíclicas del capitalismo están estudiadas desde sus orígenes. Hay que recordar la existencia de los ciclos Jutglar (cada 10 años) o los Kondratieff (aproximadamente 25 años de alza y otros 25 de caída). Lo importante es que estos ciclos son manifestaciones que indican una enfermedad crónica del sistema. En el capitalismo se producen periódicamente crisis de sobreacumulación, porque los procesos de producción incorporan cada vez más capital (en forma de maquinaria y tecnología), en detrimento del trabajo humano. En otras palabras, se acumula demasiado capital. Y esto es, en sí, una fuente de obstaculización de la plusvalía. Por eso el desarrollo tecnológico implica grandes contradicciones para el sistema.

¿En qué sentido?

Porque el desarrollo de la tecnología supone que cada vez sea menos necesario el trabajo asalariado. De ahí que en los países con mayor desarrollo tecnológico, se expulse fuerza de trabajo de los procesos productivos. Es decir, aumenta el paro en los países centrales del sistema; pero al mismo tiempo, el capitalista necesita del trabajo asalariado para obtener la plusvalía, y ahí está la contradicción. ¿Qué hace entonces el capital? Aumenta la explotación de la fuerza de trabajo y utiliza, para ello, la fuerza de trabajo migrante; el ejército de reserva mundial, que ha aumentado al incorporarse nuevos países –como la antigua URSS o China- a la órbita capitalista y los procesos de deslocalización.

El despliegue de las nuevas tecnologías no suele citarse como causa de la crisis estructural.

Pero es un factor decisivo. En la primera década de 2000, disminuye en un 7% el trabajo en el proceso productivo por la incorporación de la tecnología; y ello a pesar de que el desarrollo tecnológico lleva frenado deliberadamente desde los años 90 para no obstruir la obtención de la plusvalía. También la tasa de innovación científica aplicada después como tecnología se frena a partir de mediados de la década de los 90.

¿En qué punto nos hallamos de la crisis estructural?

En esta cuestión hay un debate abierto. Algunos estudiosos apuntan que no hemos salido de la quiebra del modelo de crecimiento keynesiano (singularmente a partir de la quiebra económico-energética de 1973). En ese momento se impulsó una trama de recetas neoliberales, que representaban, más que una salida de la crisis, una huida hacia adelante. ¿Cómo? Aumentando la explotación de la fuerza de trabajo; reduciendo los gastos y servicios sociales; recortando la parte de contribución al conjunto social que aporta el gran empresariado; reduciendo el capital destinado a la inversión productiva para dedicarlo a la especulación financiera; y con la apropiación privada de servicios e infraestructuras públicas, así como de la riqueza natural. Pero otros autores apuntan que se salió de la crisis a finales de los 90, al recuperarse parcialmente las tasas de ganancia gracias a los procesos citados. Pero lo cierto es que nunca se recuperaron las tasas de ganancia ni el crecimiento económico de las décadas de los 50-60 del siglo XX.

¿Es esto así a escala global, sin matices?

En los países centrales del sistema, las tasas de crecimiento decaen bruscamente desde la crisis de 2007. Pero en otros lugares del mundo se registra un crecimiento económico y de las tasas de ganancia (por ejemplo, en los países emergentes, aunque no sólo). El conjunto de países emergentes representan entre el 20 y el 30% del total de la economía mundial, mientras que los tradicionales países centrales del sistema disponen entre un 50 y un 60% de esa riqueza. Con el escaso peso comparativo de las economías emergentes, es difícil que puedan “tirar del carro” y revertir el proceso de crisis.

Comentabas que nos hallamos ante una crisis de sobreacumulación. ¿Podría considerarse asimismo de subconsumo?
La crisis es fundamentalmente de sobreacumulación. Lo que ocurre es que la gestión de la crisis y las salidas que está imponiendo el capital, provoca una crisis de subconsumo. A ello se le superpone una crisis ecológica, que de momento no se ha hecho sentir de manera alarmante para las poblaciones, pero que no se podrá obviar en las próximas décadas. En ese sentido, nos hallamos en la curva descendente de recursos energéticos –como petróleo o gas natural, entre otros- en los que se basa, hoy en día, el modo de producción capitalista.

Por otra parte, ¿qué singularidades observas en el caso español?

Desde la segunda mitad de los 80 y, sobre todo, en los 90, se basa en un modelo de crecimiento parasitario; en la inflación y sobredimensionamiento de la construcción a costa del crédito, y, a la vez, la expansión de este último al conjunto de la economía, incluidas las familias. Otro elemento estructural lo constituiría el deterioro de las rentas del trabajo. Los salarios reales en 2012 son los mismos que en 1982, es decir, el mismo poder adquisitivo que tras la salida de una larga dictadura. En paralelo, la riqueza de la economía española se multiplicó casi por tres en las tres últimas décadas. Precisamente esta caída de los salarios reales se compensó con el crecimiento del crédito. También es parasitario porque, al entrar en el euro, la economía recibe capitales del resto del mundo, que inflan los circuitos financieros especulativos españoles. Estos capitales llegan porque resulta muy fácil especular en el sector inmobiliario y, además, buscando un “refugio”, dado que el euro es una moneda fuerte.

Realizado el diagnóstico, ¿Qué salidas de la crisis debería, a tu juicio, plantear la izquierda?

Las salidas habría que buscarlas cada vez más fuera del sistema. De entrada, romper con el euro y las ataduras que implica el macroestado europeo, que no es sino una estrategia del capital para romper con las conquistas históricas de las clase trabajadora en el marco del estado individual. Además, opino que habría que llamar a un proceso constituyente que modifique las reglas del juego. Otros puntos para la estrategia de transformación: la deuda no debería pagarse; los miles de millones ahorrados se destinarían a impulsar un programa de inversiones estatales para “engrandecer” el sector público social; acometer una profunda reforma fiscal para extraer los recursos que el capital no está aportando; establecer una moneda interna de pago a escala estatal, complementada con otras monedas sociales, para las naciones del Reino de España que confluyan en el proyecto; una profunda reforma laboral que democratice la gestión productiva; y la nacionalización de la gran banca, los recursos energéticos y las industrias estratégicas, entre otros.

Eres miembro del Observatorio Internacional de la Crisis; ¿Qué tendencias se apuntan en el horizonte?

La Gran Depresión del siglo XXI nos marca una encrucijada histórica de la que dependerá el futuro de la humanidad. Si el sistema capitalista pervive, ello irá en detrimento de las posibilidades de la vida en la humanidad y también de la naturaleza; éste es el primer camino de la encrucijada; la alternativa es que la humanidad reaccione y se dé a sí misma un nuevo sistema histórico.

Por último, has apuntado en alguno de tus artículos que nos encontramos ante “una guerra de clases declarada desde arriba ”.

Efectivamente, se trata de una guerra de clases unilateralmente desatada por el capital, cuando el Trabajo más amodorradamente integrado en el orden capitalista de consumo se encontraba; forzados por la ofensiva del gran capital, entramos en una más que probable nueva era de enfrentamientos de clase. La guerra de clases se desata con la globalización capitalista y el neoliberalismo, con el fin de intentar evitar la caída de ganancias de la época keynesiana. Nos hallamos ahora en ese punto. Pero esta estrategia evidencia síntomas de agotamiento. Hoy, la cabezonería en aplicar las recetas neoliberales contra la crisis llevan a que nos hundamos cada vez más en el pozo de la misma.