Basados en encuestas como la que realizó la empresa Mitofsky en julio pasado, los priistas sostienen que recuperarán el poder en los próximos comicios federales y hasta hablan de unidad, como lo hicieron en su Veinte Asamblea Nacional. Pero lo cierto es que en el seno de ese partido priva la división, fomentada por los aspirantes a la Presidencia de la República: Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña Nieto... La guerra interna de desgaste ya comenzó.
Convencidos de que retornarán a Los Pinos en 2012, los priistas consideran que de aquí a 2011 pueden triunfar en la mayoría de los 89 procesos electorales que habrá en el país, incluyendo la renovación de 23 gubernaturas.
Y basan su optimismo en encuestas como la realizada por Mitofsky en julio pasado, que le otorga al PRI 27% de las preferencias para 2009, dos puntos arriba del PAN y 14 puntos encima del PRD.
Los priistas sostienen que ha llegado el momento de dejar de ser la "oposición cómoda" al PAN. La presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes, critica a los panistas de "utilizar electoralmente" la crisis de seguridad pública, en tanto que el coordinador de los senadores priistas, Manlio Fabio Beltrones, se deslindó ya del presidente Felipe Calderón, a quien acusó de encabezar un "gobierno de cuates".
A su vez, un grupo de diputados encabezados por Carlos Rojas se pronunciaron contra los contratos de riesgo en la reforma petrolera; y hasta la vieja guardia priista, formada por 11 exdirigentes nacionales del partido, mantiene una línea crítica contra la política económica del gobierno calderonista.
Con todo, la principal amenaza para el PRI son sus propios militantes. El fantasma de la fractura y los pleitos entre las familias y camarillas está latente en ese partido. Por ello en su Veinte Asamblea Nacional los dirigentes del PRI optaron por mostrar una unidad escenográfica y negociar en privado sus diferencias de fondo, incluyendo su nueva propuesta de transformarse en un "partido socialdemócrata".
"No podemos volver a equivocarnos... La división del partido nos podría llevar a la diáspora y a la desaparición", sentenció Beatriz Paredes en el único discurso pronunciado en esa asamblea del 23 de agosto pasado.
Las divisiones, los golpes bajos y las disputas soterradas comenzaron a presentarse en función del reparto del poder interno entre las principales figuras que ya comienzan a pelear por la candidatura presidencial de 2012, incluyendo a la propia Beatriz Paredes, quien aspira a ser la próxima coordinadora de los diputados del PRI para, desde esa posición, aventajar a sus competidores.
Otro es el senador Manlio Fabio Beltrones, considerado el político con la red de poder más extensa dentro y fuera de ese partido. "Vicepresidente en funciones", le dicen incluso varios de sus correligionarios.
Beltrones controla los sectores corporativos más importantes del PRI: CNOP, CTM y CNC, a través de Marco Antonio Bernal, Joaquín Gamboa Pascoe y Cruz López, respectivamente. Hasta ahora aventaja a Paredes en la disputa por el Frente Juvenil Revolucionario. Así mismo, mantiene una alianza táctica con Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los diputados del PRI, a quien se le menciona como sustituto de Paredes en la presidencia del CEN, después de los comicios de 2009.
Convencidos de que retornarán a Los Pinos en 2012, los priistas consideran que de aquí a 2011 pueden triunfar en la mayoría de los 89 procesos electorales que habrá en el país, incluyendo la renovación de 23 gubernaturas.
Y basan su optimismo en encuestas como la realizada por Mitofsky en julio pasado, que le otorga al PRI 27% de las preferencias para 2009, dos puntos arriba del PAN y 14 puntos encima del PRD.
Los priistas sostienen que ha llegado el momento de dejar de ser la "oposición cómoda" al PAN. La presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes, critica a los panistas de "utilizar electoralmente" la crisis de seguridad pública, en tanto que el coordinador de los senadores priistas, Manlio Fabio Beltrones, se deslindó ya del presidente Felipe Calderón, a quien acusó de encabezar un "gobierno de cuates".
A su vez, un grupo de diputados encabezados por Carlos Rojas se pronunciaron contra los contratos de riesgo en la reforma petrolera; y hasta la vieja guardia priista, formada por 11 exdirigentes nacionales del partido, mantiene una línea crítica contra la política económica del gobierno calderonista.
Con todo, la principal amenaza para el PRI son sus propios militantes. El fantasma de la fractura y los pleitos entre las familias y camarillas está latente en ese partido. Por ello en su Veinte Asamblea Nacional los dirigentes del PRI optaron por mostrar una unidad escenográfica y negociar en privado sus diferencias de fondo, incluyendo su nueva propuesta de transformarse en un "partido socialdemócrata".
"No podemos volver a equivocarnos... La división del partido nos podría llevar a la diáspora y a la desaparición", sentenció Beatriz Paredes en el único discurso pronunciado en esa asamblea del 23 de agosto pasado.
Las divisiones, los golpes bajos y las disputas soterradas comenzaron a presentarse en función del reparto del poder interno entre las principales figuras que ya comienzan a pelear por la candidatura presidencial de 2012, incluyendo a la propia Beatriz Paredes, quien aspira a ser la próxima coordinadora de los diputados del PRI para, desde esa posición, aventajar a sus competidores.
Otro es el senador Manlio Fabio Beltrones, considerado el político con la red de poder más extensa dentro y fuera de ese partido. "Vicepresidente en funciones", le dicen incluso varios de sus correligionarios.
Beltrones controla los sectores corporativos más importantes del PRI: CNOP, CTM y CNC, a través de Marco Antonio Bernal, Joaquín Gamboa Pascoe y Cruz López, respectivamente. Hasta ahora aventaja a Paredes en la disputa por el Frente Juvenil Revolucionario. Así mismo, mantiene una alianza táctica con Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los diputados del PRI, a quien se le menciona como sustituto de Paredes en la presidencia del CEN, después de los comicios de 2009.
El rival más fuerte de Paredes y Beltrones es, sin duda, el mexiquense Enrique Peña Nieto, el gobernador que recibió las innumerables porras de los 225 delegados del Estado de México en la Veinte Asamblea Nacional y es considerado la "cara mediática" del Grupo Atlacomulco, la red de poder más extensa y antigua dentro del PRI.
Peña Nieto extiende su influencia y alianzas con la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, símbolo de la "recuperación" priista ante el PAN; con el gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, y con grupos de simpatizantes en prácticamente toda la República, incluyendo el Distrito Federal, donde el PRI es una lejana tercera fuerza electoral.
Otro "suspirante" adelantado es Fidel Herrera, gobernador de Veracruz, quien compite con Peña Nieto no sólo con las porras sino con las alianzas incómodas. A la causa de Herrera se han unido Ulises Ruiz, de Oaxaca, y Mario Marín, de Puebla. Herrera ha disputado con Beltrones, Peña Nieto y la propia Beatriz Paredes el modelo priista para la reforma petrolera. De él fue la propuesta de que las entidades "petroleras" -casi todas gobernadas por el PRI- puedan formar empresas estatales que se asocien con Pemex.
Más débiles en el escenario nacional, pero suspirantes también y con amplio poder en sus estados, son los gobernadores de Coahuila, Humberto Moreira; de Sonora, Eduardo Bours; de Nayarit, Ney González, y hasta el de Hidalgo, Miguel Osorio Chong. En esta entidad, Paredes prometió ganar por "carro completo" en los próximos comicios.
Equilibrios precarios
Para "aplanar" a esos grupos, Beatriz Paredes ha reforzado su influencia en el Comité Ejecutivo Nacional, al tiempo que los ha confrontado para ser ella el único árbitro.
Con un control férreo de la presidencia priista, Paredes creó nuevas secretarías, paralelas a los grupos corporativos: la Secretaría de Asuntos de la Juventud, dirigida por Carlos Corona; el Sistema Nacional de Gestión Social, a cargo de Estela Ponce Beltrán, y la Secretaría de Asuntos y Desarrollos Metropolitanos, encabezada por Carlos Rojas Gutiérrez.
También nombró a Manuel Aguilera como secretario técnico del Consejo Político Nacional, instancia ahora con mayores atribuciones; impulsó a Miguel Alemán Velasco, empresario y exgobernador de Veracruz, como coordinador de los trabajos de la Veinte Asamblea Nacional; y consolidó como "puente" a su secretario general, Jesús Murillo Karam, hombre fuerte de Hidalgo, lo mismo frente al poder de Beltrones en el Senado que frente al grupo de Peña Nieto.
Murillo Karam ha jugado un papel clave no sólo en la reciente elaboración de las iniciativas del PRI en materia energética, sino también en las reformas en materia de seguridad pública. Testigos de las negociaciones advierten que el secretario general fue un equilibrio ante Beltrones y Francisco Labastida para incorporar las demandas de los seis diputados priistas que elaboraron su propia iniciativa petrolera, y para frenar las reformas fast track de Calderón en materia penal.
Expresidenta nacional del PRI y conocedora de los entretelones internos, Dulce María Sauri afirmó al concluir la Veinte Asamblea Nacional: "Lo que podemos celebrar es el triunfo del respeto, de no querer aniquilar al otro. No podemos repetir los errores de 2000 y de 2006: imposición y exclusión".
-¿A costa de los acuerdos "planchados"? -se le cuestionó.
-La política es negociación. Me hubiera gustado que los debates hubieran sido públicos. Pero eso es parte de la negociación. Todos tuvieron que ceder. No hay una corriente que arrase con las demás.
Sauri Riancho ejemplificó: "En el capítulo energético todos están medianamente felices; todos tuvieron que ceder".
El difícil equilibrio entre las corrientes en pugna se reflejó en no pocas contradicciones de los nuevos documentos básicos del PRI.
En menos de 30 minutos, los priistas avalaron cambios como los siguientes:
-Asumen instrumentar una política partidista "fiel a los principios de la izquierda socialdemócrata", primera definición ideológica que sustituye al nacionalismo revolucionario (artículo 111 del Programa de Acción).
-Se pronuncian por mantener la rectoría del Estado en materia petrolera, pero eliminan la prohibición expresa de aceptar la apertura privada en áreas como refinación, petroquímica o ductos, ante la presión previa del coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones (artículo 299).
A cambio, también incorporan otro planteamiento, a presión del grupo de los hermanos Carlos y Francisco Rojas: "De manera complementaria rechazamos cualquier procedimiento que pretenda de manera subrepticia ceder la planeación y operación de las actividades propias de Pemex, el control de su mercado y el usufructo de su renta petrolera" (artículo 302).
-En sus estatutos, abren la puerta a la "reafiliación" de quienes hayan salido del partido (artículo 55), pero al mismo tiempo incorporan como causal de expulsión el hecho de que un militante "apoye públicamente o realice labores de proselitismo a favor de un candidato de otro partido político, salvo en el caso de coaliciones o alianzas previstas en los estatutos (artículo 66).
-Se le otorgan mayores facultades al Consejo Político Nacional, restándole atribuciones a la Asamblea Nacional. En el artículo 14 de los estatutos establece que la Comisión Política Permanente del Consejo Político Nacional podrá "hacer las adecuaciones pertinentes", por "mayoría simple" a los documentos básicos del PRI. También se establece que "por causas de fuerza mayor o pertinencia electoral", la misma instancia podrá acordar ampliar el plazo para la celebración de la Asamblea Nacional, que debe celebrarse cada tres años (artículo 67).
-Se faculta al Consejo Político Nacional a "reformar o adicionar, en caso debidamente justificado, con el voto de las dos terceras partes de sus integrantes presentes, y con la aprobación de la mayoría de los consejos políticos estatales y del Distrito Federal, el Programa de Acción y los presentes estatutos, con excepción del Título Primero, que forman parte de los documentos básicos del partido, así como el Código de Ética partidista" (artículo 81, fracción XXI).
-Se le otorgan mayores atribuciones al Comité Ejecutivo Nacional, en detrimento de la autonomía de las dirigencias estatales o con criterios discrecionales. Las nuevas facultades son: aprobar las convocatorias para los procesos de elección de dirigentes y candidatos; "suspender a los miembros de la dirigencia de los comités directivos estatales y nombrar un delegado que asumirá temporalmente la dirigencia y convocará en los términos de estos estatutos a la elección de la misma". Entre esas causales se menciona: "por evidente traición al partido", sin definir lo evidente (artículo 85, fracciones IX y X).
-Se suprimió el tercer párrafo del artículo 163 de los estatutos, que establecía que no se puede convocar a la dirigencia en año electoral. Esta modificación provocó una airada reacción de 10 delegados capitalinos encabezados por Mario Benítez.
"Esta asamblea es una farsa. Se debe poner a consideración. Hay métodos que favorecen a la estructura controlada por Manlio y Beatriz, en detrimento de Peña Nieto", declara Benítez a Proceso.
-En respuesta al reclamo de gobernadores como Mario Marín, Ulises Ruiz y el propio Peña Nieto, el PRI aprobó en su Programa de Acción que impulsará reformas legislativas para que la Suprema Corte de Justicia "deje de conocer cuestiones de legalidad y se concentre en el control de la constitucionalidad, para así consolidarlo como tribunal constitucional" (artículo 70). En otras palabras, para que no se repitan casos como las investigaciones del caso Lydia Cacho, de Oaxaca o de Atenco.
-Para deslindarse de las recientes medidas adoptadas por el gobierno de Felipe Calderón en materia de seguridad pública, los priistas señalan que "los problemas de seguridad no se resolverán con planteamientos inmediatistas o golpes espectaculares. Se requiere de una visión de largo plazo que trascienda los cambios de gobierno; una concepción integral acorde con la Constitución, la modernización y la continuidad de las acciones, basadas en esfuerzos institucionales y ciudadanos" (artículo 61).
El optimismo
Los priistas dan por hecho que en 2009 serán la primera fuerza en el Congreso de la Unión. Según ellos, el PRD y el PAN llegarán divididos. Mientras que organizaciones como el Partido Nueva Alianza (Panal), de Elba Esther Gordillo, a quien los priistas consideran una traidora, difícilmente le disputarán la hegemonía al PRI.
La encuesta elaborada por Mitofsky en julio pasado, coloca al PRI rumbo a 2009 con 27.1% de las preferencias, frente a 25.1% del PAN y 13.1% del PRD. A pesar de estos datos, en 2003 el PRI estaba mejor ubicado con 30% de las preferencias, contra 25% del PAN y 11% del PRD.
La región más fuerte para el PRI, según esa encuesta, es el sureste del país, con 31.7% de preferencias, seguida por el norte, donde tiene 31.6%, pero está por debajo del PAN que registra 36.2% de las preferencias. En el centro del país, los tres partidos disputan la mayoría: 20.2% el PAN, 23.5% el PRI y 18.2% el PRD. En la zona del Bajío, el PAN sigue teniendo una cómoda ventaja con 31.7% (Jalisco, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y Aguascalientes).
El dato más optimista para el PRI es que el partido se recuperó frente a los votantes independientes, que representan 32% de los electores, según la encuesta de Mitofsky. En 2007, el PAN superó al PRI entre este segmento de electores, pero en 2008, particularmente desde junio, el PRI ha superado al partido gobernante: tiene 15.9% de la preferencia electoral de los votantes independientes, frente a una caída estrepitosa del PAN que pasó de tener 18.3% a sólo 12.1%. El PRD se mantiene con 8.9% de estas preferencias.
Para el PRI el desafío es identificarse como un partido más de oposición. Según los encuestados, entre más de 40% identifican al PAN con la palabra "gobierno", mientras que 27% lo hace con el PRI y sólo 12% lo considera "oposición". Por lo que respecta al PRD, 45% de los encuestados lo consideró como oposición.
Peña Nieto extiende su influencia y alianzas con la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, símbolo de la "recuperación" priista ante el PAN; con el gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, y con grupos de simpatizantes en prácticamente toda la República, incluyendo el Distrito Federal, donde el PRI es una lejana tercera fuerza electoral.
Otro "suspirante" adelantado es Fidel Herrera, gobernador de Veracruz, quien compite con Peña Nieto no sólo con las porras sino con las alianzas incómodas. A la causa de Herrera se han unido Ulises Ruiz, de Oaxaca, y Mario Marín, de Puebla. Herrera ha disputado con Beltrones, Peña Nieto y la propia Beatriz Paredes el modelo priista para la reforma petrolera. De él fue la propuesta de que las entidades "petroleras" -casi todas gobernadas por el PRI- puedan formar empresas estatales que se asocien con Pemex.
Más débiles en el escenario nacional, pero suspirantes también y con amplio poder en sus estados, son los gobernadores de Coahuila, Humberto Moreira; de Sonora, Eduardo Bours; de Nayarit, Ney González, y hasta el de Hidalgo, Miguel Osorio Chong. En esta entidad, Paredes prometió ganar por "carro completo" en los próximos comicios.
Equilibrios precarios
Para "aplanar" a esos grupos, Beatriz Paredes ha reforzado su influencia en el Comité Ejecutivo Nacional, al tiempo que los ha confrontado para ser ella el único árbitro.
Con un control férreo de la presidencia priista, Paredes creó nuevas secretarías, paralelas a los grupos corporativos: la Secretaría de Asuntos de la Juventud, dirigida por Carlos Corona; el Sistema Nacional de Gestión Social, a cargo de Estela Ponce Beltrán, y la Secretaría de Asuntos y Desarrollos Metropolitanos, encabezada por Carlos Rojas Gutiérrez.
También nombró a Manuel Aguilera como secretario técnico del Consejo Político Nacional, instancia ahora con mayores atribuciones; impulsó a Miguel Alemán Velasco, empresario y exgobernador de Veracruz, como coordinador de los trabajos de la Veinte Asamblea Nacional; y consolidó como "puente" a su secretario general, Jesús Murillo Karam, hombre fuerte de Hidalgo, lo mismo frente al poder de Beltrones en el Senado que frente al grupo de Peña Nieto.
Murillo Karam ha jugado un papel clave no sólo en la reciente elaboración de las iniciativas del PRI en materia energética, sino también en las reformas en materia de seguridad pública. Testigos de las negociaciones advierten que el secretario general fue un equilibrio ante Beltrones y Francisco Labastida para incorporar las demandas de los seis diputados priistas que elaboraron su propia iniciativa petrolera, y para frenar las reformas fast track de Calderón en materia penal.
Expresidenta nacional del PRI y conocedora de los entretelones internos, Dulce María Sauri afirmó al concluir la Veinte Asamblea Nacional: "Lo que podemos celebrar es el triunfo del respeto, de no querer aniquilar al otro. No podemos repetir los errores de 2000 y de 2006: imposición y exclusión".
-¿A costa de los acuerdos "planchados"? -se le cuestionó.
-La política es negociación. Me hubiera gustado que los debates hubieran sido públicos. Pero eso es parte de la negociación. Todos tuvieron que ceder. No hay una corriente que arrase con las demás.
Sauri Riancho ejemplificó: "En el capítulo energético todos están medianamente felices; todos tuvieron que ceder".
El difícil equilibrio entre las corrientes en pugna se reflejó en no pocas contradicciones de los nuevos documentos básicos del PRI.
En menos de 30 minutos, los priistas avalaron cambios como los siguientes:
-Asumen instrumentar una política partidista "fiel a los principios de la izquierda socialdemócrata", primera definición ideológica que sustituye al nacionalismo revolucionario (artículo 111 del Programa de Acción).
-Se pronuncian por mantener la rectoría del Estado en materia petrolera, pero eliminan la prohibición expresa de aceptar la apertura privada en áreas como refinación, petroquímica o ductos, ante la presión previa del coordinador de los senadores del PRI, Manlio Fabio Beltrones (artículo 299).
A cambio, también incorporan otro planteamiento, a presión del grupo de los hermanos Carlos y Francisco Rojas: "De manera complementaria rechazamos cualquier procedimiento que pretenda de manera subrepticia ceder la planeación y operación de las actividades propias de Pemex, el control de su mercado y el usufructo de su renta petrolera" (artículo 302).
-En sus estatutos, abren la puerta a la "reafiliación" de quienes hayan salido del partido (artículo 55), pero al mismo tiempo incorporan como causal de expulsión el hecho de que un militante "apoye públicamente o realice labores de proselitismo a favor de un candidato de otro partido político, salvo en el caso de coaliciones o alianzas previstas en los estatutos (artículo 66).
-Se le otorgan mayores facultades al Consejo Político Nacional, restándole atribuciones a la Asamblea Nacional. En el artículo 14 de los estatutos establece que la Comisión Política Permanente del Consejo Político Nacional podrá "hacer las adecuaciones pertinentes", por "mayoría simple" a los documentos básicos del PRI. También se establece que "por causas de fuerza mayor o pertinencia electoral", la misma instancia podrá acordar ampliar el plazo para la celebración de la Asamblea Nacional, que debe celebrarse cada tres años (artículo 67).
-Se faculta al Consejo Político Nacional a "reformar o adicionar, en caso debidamente justificado, con el voto de las dos terceras partes de sus integrantes presentes, y con la aprobación de la mayoría de los consejos políticos estatales y del Distrito Federal, el Programa de Acción y los presentes estatutos, con excepción del Título Primero, que forman parte de los documentos básicos del partido, así como el Código de Ética partidista" (artículo 81, fracción XXI).
-Se le otorgan mayores atribuciones al Comité Ejecutivo Nacional, en detrimento de la autonomía de las dirigencias estatales o con criterios discrecionales. Las nuevas facultades son: aprobar las convocatorias para los procesos de elección de dirigentes y candidatos; "suspender a los miembros de la dirigencia de los comités directivos estatales y nombrar un delegado que asumirá temporalmente la dirigencia y convocará en los términos de estos estatutos a la elección de la misma". Entre esas causales se menciona: "por evidente traición al partido", sin definir lo evidente (artículo 85, fracciones IX y X).
-Se suprimió el tercer párrafo del artículo 163 de los estatutos, que establecía que no se puede convocar a la dirigencia en año electoral. Esta modificación provocó una airada reacción de 10 delegados capitalinos encabezados por Mario Benítez.
"Esta asamblea es una farsa. Se debe poner a consideración. Hay métodos que favorecen a la estructura controlada por Manlio y Beatriz, en detrimento de Peña Nieto", declara Benítez a Proceso.
-En respuesta al reclamo de gobernadores como Mario Marín, Ulises Ruiz y el propio Peña Nieto, el PRI aprobó en su Programa de Acción que impulsará reformas legislativas para que la Suprema Corte de Justicia "deje de conocer cuestiones de legalidad y se concentre en el control de la constitucionalidad, para así consolidarlo como tribunal constitucional" (artículo 70). En otras palabras, para que no se repitan casos como las investigaciones del caso Lydia Cacho, de Oaxaca o de Atenco.
-Para deslindarse de las recientes medidas adoptadas por el gobierno de Felipe Calderón en materia de seguridad pública, los priistas señalan que "los problemas de seguridad no se resolverán con planteamientos inmediatistas o golpes espectaculares. Se requiere de una visión de largo plazo que trascienda los cambios de gobierno; una concepción integral acorde con la Constitución, la modernización y la continuidad de las acciones, basadas en esfuerzos institucionales y ciudadanos" (artículo 61).
El optimismo
Los priistas dan por hecho que en 2009 serán la primera fuerza en el Congreso de la Unión. Según ellos, el PRD y el PAN llegarán divididos. Mientras que organizaciones como el Partido Nueva Alianza (Panal), de Elba Esther Gordillo, a quien los priistas consideran una traidora, difícilmente le disputarán la hegemonía al PRI.
La encuesta elaborada por Mitofsky en julio pasado, coloca al PRI rumbo a 2009 con 27.1% de las preferencias, frente a 25.1% del PAN y 13.1% del PRD. A pesar de estos datos, en 2003 el PRI estaba mejor ubicado con 30% de las preferencias, contra 25% del PAN y 11% del PRD.
La región más fuerte para el PRI, según esa encuesta, es el sureste del país, con 31.7% de preferencias, seguida por el norte, donde tiene 31.6%, pero está por debajo del PAN que registra 36.2% de las preferencias. En el centro del país, los tres partidos disputan la mayoría: 20.2% el PAN, 23.5% el PRI y 18.2% el PRD. En la zona del Bajío, el PAN sigue teniendo una cómoda ventaja con 31.7% (Jalisco, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y Aguascalientes).
El dato más optimista para el PRI es que el partido se recuperó frente a los votantes independientes, que representan 32% de los electores, según la encuesta de Mitofsky. En 2007, el PAN superó al PRI entre este segmento de electores, pero en 2008, particularmente desde junio, el PRI ha superado al partido gobernante: tiene 15.9% de la preferencia electoral de los votantes independientes, frente a una caída estrepitosa del PAN que pasó de tener 18.3% a sólo 12.1%. El PRD se mantiene con 8.9% de estas preferencias.
Para el PRI el desafío es identificarse como un partido más de oposición. Según los encuestados, entre más de 40% identifican al PAN con la palabra "gobierno", mientras que 27% lo hace con el PRI y sólo 12% lo considera "oposición". Por lo que respecta al PRD, 45% de los encuestados lo consideró como oposición.