Miguel Robles nos envía este correo de California, cuya iniciativa es sumamente valiosa para nuestro movimiento, así que todos los que puedan apoyar a nuestros paisanos del otro lado que se solidarizan con nosotros, ahora es cuando:
Hemos estado hablando con organizaciones de Los Angeles y Stockton sobre
la necesidad de reconocer aqui públicamente a López Obrador como presidente
legítimo, para lo cual estamos invitando a todas las organizaciones e
individuos que apoyen esta lucha por la democracia en Mexico a que
participen.
La idea es entregar una carta en los consulados de diferentes ciudades en
California en la cual ciudadanos y organizaciones reconozcan la validez
del voto popular ante acciones vergonsozas de un gobierno corrupto, que
defiende privilegios de unos cuantos y entrega el país al mejor postor sin
hacer caso a las exigencias de justicia social por parte de las mayorias.
Tentativamente pensamos en el dia miércoles 27 de septiembre de 9:00 a.m. a
12 a.m. y nos gustaría que participara mas gente que en los eventos
anteriores, para esto es importante que aparte de reunir firmas de apoyo e
invitar a los medios, que cada organización aporte un orador.
COMITE DEFENSA DEL VOTO
NUNCA MAS UN MEXICO SIN NOSOTROS
lunes, septiembre 18, 2006
El grito en Bélgica
Nos envían correo de lo que ocurrió en Bélgica
Hola a todos,
Les escribo para contarles lo que ha sido la noche de hoy en bruselas en el grito. Bueno, fui con una amiga llevando carteles con la leyenda "sufragio efectivo no imposicion". Al entrar a la embajada esperamos el momento antes del grito para sacar la bandera de mexico con carteles pegados. Al principio era yo sola pero poco a poco se acercaron mas personas a apoyarme y terminamos levantando los cartes y gritando sufragio efectivo no imposicion. Luego fue el grito y nosotros permanecimos con nuestros carteles levantados toda la velada. Gente que nos apoya se acerco a dar sus datos para organizar posteriores eventos. Tambien gente en contra nos dio su opinion a lo cual agradecimos y repetamos. Casi al final de la velada nos acercamos a la embajadora a agradecerle la recepcion y ella nos dijo que recibio instrucciones de presidencia de respetar la libertad de expresion, nosotros le dijimos que solo estabamos demostrando de manera pacifica y respetuosa nuestro punto de vista y nuestra opinion.
Chicos esto fue un exito!!!!!!!! Por lo menos para mi que fui sola y que no esperaba el apoyo que recibi ahi en ese momento de toda la gente que piensa como nosotros y que calurosamente me rodeo y me apoyo esta noche maravillosa.
Saludos desde Belgica
SUFRAGIO EFECTIVO NO IMPOSICION!!!!
Hola a todos,
Les escribo para contarles lo que ha sido la noche de hoy en bruselas en el grito. Bueno, fui con una amiga llevando carteles con la leyenda "sufragio efectivo no imposicion". Al entrar a la embajada esperamos el momento antes del grito para sacar la bandera de mexico con carteles pegados. Al principio era yo sola pero poco a poco se acercaron mas personas a apoyarme y terminamos levantando los cartes y gritando sufragio efectivo no imposicion. Luego fue el grito y nosotros permanecimos con nuestros carteles levantados toda la velada. Gente que nos apoya se acerco a dar sus datos para organizar posteriores eventos. Tambien gente en contra nos dio su opinion a lo cual agradecimos y repetamos. Casi al final de la velada nos acercamos a la embajadora a agradecerle la recepcion y ella nos dijo que recibio instrucciones de presidencia de respetar la libertad de expresion, nosotros le dijimos que solo estabamos demostrando de manera pacifica y respetuosa nuestro punto de vista y nuestra opinion.
Chicos esto fue un exito!!!!!!!! Por lo menos para mi que fui sola y que no esperaba el apoyo que recibi ahi en ese momento de toda la gente que piensa como nosotros y que calurosamente me rodeo y me apoyo esta noche maravillosa.
Saludos desde Belgica
SUFRAGIO EFECTIVO NO IMPOSICION!!!!
Los ignorados hacen historia
Editorial de la Jornada
A lo largo de 24 años, México ha sido gobernado a contrapelo de los intereses populares. En ese lapso, los depositarios del poder político han persistido en la práctica sistemática de privatización de lo público. Entre las autoridades federales y los barones del dinero se ha ido conformando una corrupta oligarquía hay que mencionar, sólo por su actualidad, la obscena evidencia aportada por Emilio Gamboa Patrón y Kamel Nacif, y ello sin afán de hacer menos el cúmulo de indicios que apunta a los negocios turbios de la actual familia presidencial que legisla y aplica o quebranta las leyes resultantes en exclusivo beneficio de sí misma; que se sirve de las instituciones para asegurar su perpetuación en ellas, que simula un estado de derecho a todas luces vulnerado. Esta oligarquía ensalza leyes y procedimientos democráticos que se cumplen cuando sus resultados resultan favorables a los intereses dominantes, pero que son atropellados hasta el punto de la imposición, como la que operó Miguel de la Madrid en la persona de Carlos Salinas, o de la guerra sucia, como la que emprendió 18 años más tarde Vicente Fox contra la coalición Por el Bien de Todos.
Convertida en una gestión a favor de los grandes capitales financieros Ernesto Zedillo o en un juego de seducción de las clases medias Salinas, Fox , la autoridad presidencial se ha desentendido, durante un cuarto de siglo, de la catástrofe económica y social que padecen millones de mexicanos, y al desentenderse la ha acentuado. El proyecto histórico de estos años ha consistido más bien en incrustar al país en la economía global, así sea partiéndolo en pedazos y subastándolo como chatarra.
Tal acumulación de agravios habría podido degenerar en una violencia generalizada, en un incendio nacional de grandes proporciones, en un país en caos. Que no haya ocurrido así no es mérito de los gobernantes, sino del tejido social, que ahora, maltratado y todo, ha conseguido dar cuerpo a la convención nacional democrática (CND), una respuesta pacífica, civilizada y orgánica ante los más recientes desmanes y atropellos cometidos por la arrogancia, la frivolidad y la ilegalidad del foxismo. Ante un proceso electoral cuestionado y cuestionable, manchado por la sospecha y por irregularidades del Poder Ejecutivo así lo reconocieron los magistrados del tribunal electoral que, a pesar de ello, lo dieron por bueno y otorgaron el triunfo al candidato oficial, Felipe Calderón , la porción ignorada de la sociedad, la ninguneada, la defraudada, ha decidido establecer su propia representación social y desconocer a las instituciones que por tantos años han sido operadas por quienes, a su vez, ignoran y desprecian las necesidades, las aspiraciones y la dignidad de ese sector de la población. La CND y el cargo que ésta le otorga al ex candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos tiene su razón inmediata en un vasto descontento electoral, pero sus contenidos no se agotan en él; su propósito, en adelante, es luchar contra el programa de desmantelamiento nacional en curso, del que Felipe Calderón es amenaza de continuidad, y tiene asideros mucho más reales que el país de fantasía (bienestar y crecimiento económicos, vigencia de las leyes, transparencia, democracia, rendición de cuentas) que hasta en el discurso oficial ha empezado a caerse a pedazos.
Fiel a sí mismo, el grupo gobernante cuyo frente mediático constituye un bastión principal de poder fáctico ha empezado ya a reaccionar con mofa y desprecio al surgimiento de la CND y a sus resolutivos. Pero este empeño de una parte fundamental de México por hacerse ver, por darse la representación real que le ha sido escamoteada durante muchos años por sus supuestos representantes formales, es hoy, sin embargo, un elemento inocultable en el panorama político del país: es el símbolo del descontento ante las autoridades frívolas, corruptas, insensibles y excluyentes que México no se merece. Los despreciados, los ninguneados, los burlados de siempre, han decidido hacerse presentes en la historia.
A lo largo de 24 años, México ha sido gobernado a contrapelo de los intereses populares. En ese lapso, los depositarios del poder político han persistido en la práctica sistemática de privatización de lo público. Entre las autoridades federales y los barones del dinero se ha ido conformando una corrupta oligarquía hay que mencionar, sólo por su actualidad, la obscena evidencia aportada por Emilio Gamboa Patrón y Kamel Nacif, y ello sin afán de hacer menos el cúmulo de indicios que apunta a los negocios turbios de la actual familia presidencial que legisla y aplica o quebranta las leyes resultantes en exclusivo beneficio de sí misma; que se sirve de las instituciones para asegurar su perpetuación en ellas, que simula un estado de derecho a todas luces vulnerado. Esta oligarquía ensalza leyes y procedimientos democráticos que se cumplen cuando sus resultados resultan favorables a los intereses dominantes, pero que son atropellados hasta el punto de la imposición, como la que operó Miguel de la Madrid en la persona de Carlos Salinas, o de la guerra sucia, como la que emprendió 18 años más tarde Vicente Fox contra la coalición Por el Bien de Todos.
Convertida en una gestión a favor de los grandes capitales financieros Ernesto Zedillo o en un juego de seducción de las clases medias Salinas, Fox , la autoridad presidencial se ha desentendido, durante un cuarto de siglo, de la catástrofe económica y social que padecen millones de mexicanos, y al desentenderse la ha acentuado. El proyecto histórico de estos años ha consistido más bien en incrustar al país en la economía global, así sea partiéndolo en pedazos y subastándolo como chatarra.
Tal acumulación de agravios habría podido degenerar en una violencia generalizada, en un incendio nacional de grandes proporciones, en un país en caos. Que no haya ocurrido así no es mérito de los gobernantes, sino del tejido social, que ahora, maltratado y todo, ha conseguido dar cuerpo a la convención nacional democrática (CND), una respuesta pacífica, civilizada y orgánica ante los más recientes desmanes y atropellos cometidos por la arrogancia, la frivolidad y la ilegalidad del foxismo. Ante un proceso electoral cuestionado y cuestionable, manchado por la sospecha y por irregularidades del Poder Ejecutivo así lo reconocieron los magistrados del tribunal electoral que, a pesar de ello, lo dieron por bueno y otorgaron el triunfo al candidato oficial, Felipe Calderón , la porción ignorada de la sociedad, la ninguneada, la defraudada, ha decidido establecer su propia representación social y desconocer a las instituciones que por tantos años han sido operadas por quienes, a su vez, ignoran y desprecian las necesidades, las aspiraciones y la dignidad de ese sector de la población. La CND y el cargo que ésta le otorga al ex candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos tiene su razón inmediata en un vasto descontento electoral, pero sus contenidos no se agotan en él; su propósito, en adelante, es luchar contra el programa de desmantelamiento nacional en curso, del que Felipe Calderón es amenaza de continuidad, y tiene asideros mucho más reales que el país de fantasía (bienestar y crecimiento económicos, vigencia de las leyes, transparencia, democracia, rendición de cuentas) que hasta en el discurso oficial ha empezado a caerse a pedazos.
Fiel a sí mismo, el grupo gobernante cuyo frente mediático constituye un bastión principal de poder fáctico ha empezado ya a reaccionar con mofa y desprecio al surgimiento de la CND y a sus resolutivos. Pero este empeño de una parte fundamental de México por hacerse ver, por darse la representación real que le ha sido escamoteada durante muchos años por sus supuestos representantes formales, es hoy, sin embargo, un elemento inocultable en el panorama político del país: es el símbolo del descontento ante las autoridades frívolas, corruptas, insensibles y excluyentes que México no se merece. Los despreciados, los ninguneados, los burlados de siempre, han decidido hacerse presentes en la historia.
Septiembre movido
León Bendesky
La Jornada
Deberíamos tener un Balzac que, con esa precisión y esa manera de aproximarse a los personajes, las situaciones y las formas sociales prevalecientes, plasmara lo que pasa ahora en el país. Podría, sin duda, ofrecer un relato magnífico de la situación política actual, con sus enormes pequeñeces y sus pequeñas grandezas.
No es demasiado difícil imaginar los pasajes que podría dedicar un autor de esa talla a la manera en que se ha conformado el Congreso, donde el PRI, que no puede sacudirse sus pesadas cargas históricas, sigue siendo un pesado lastre. Sería como un platillo servido en bandeja de plata la conversación telefónica que se difundió entre el diputado Gamboa, ahora jefe de la bancada de ese partido en la Cámara, y Nacif, el poderoso empresario textil poblano.
No tuvo desperdicio en forma ni contenido. Se trataba nada menos del impulso de una ley, la de juegos, en la que hay de por medio cantidades millonarias de dinero. Se dejaba abierta la puerta para otro tipo de cuestiones y relaciones en la que se sabe que está involucrado ese inefable personaje mezclillero.
Las negaciones del legislador sólo consiguieron exhibir más todo ese bochornoso asunto que, como ciudadanos, nos deja bastante desprotegidos ante la impunidad, el descrédito y la falta de vergüenza.
El PRI, que estaba tan bien dispuesto a negociar con el PAN para llegar a acuerdos en la cámara, prácticamente lo que esos fueran, verá devaluada su mercancía de cambio, lo que puede significar, no obstante, un costo muy grande para la sociedad en materia de las leyes que se aprueben en esta legislatura. Ya hay muestra de eso en las adecuaciones que se hicieron a la ley para asegurar la operación interna a modo de los interesados.
En el país en donde nada pasa y reina la concordia por decreto oficial, ocurren muchas cosas más de las que admite o puede ver el gobierno en turno. Así, el dilema planteado por las fiestas patrias se fue desarmando y se evitó una nueva expresión del conflicto político abierto en el país. Primero se convino en realizar el desfile militar por su ruta usual en el centro de la ciudad de México; las calles y avenidas que estaban ocupadas desde hace semanas por el plantón ya se despejaron.
Luego se desarticuló el trance planteado por la ceremonia del Grito de Independencia. Ni el presidente Fox, ni López Obrador lanzaron las loas a la libertad que corresponde hacer cada año en esa noche, y fue Alejandro Encinas, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien lo hizo, frente a una plaza pletórica y de ánimo contestatario.
El presidente Fox se fue a Dolores, en su acolchonado Guanajuato, a dar el grito. Según el secretario de Gobernación, Abascal, eso respondía a una intención de evitar las fricciones y abrir espacio al diálogo en esa inconmovible vocación democrática de su jefe. No coincidía esa interpretación con la del vocero presidencial, el señor Aguilar, que dijo, en cambio, que había indicios derivados de ''información de inteligencia'' en el sentido de que grupos minoritarios pudiesen ''matar ciudadanos'' que asistieran al Zócalo.
Del vocero ya se sabe y se dice mucho, pero sea lo que sea, representa al Presidente de manera pública, y la discrepancia de sus declaraciones con las de Abascal no es un asunto menor. Además, Aguilar pudo haber infringido la ley que manda a los funcionarios públicos a denunciar cualquier intento de delito del que tengan conocimiento. Sólo cabe ver en la vocería presidencial una gran falta de responsabilidad y tino.
El caso es que el presidente Fox no estuvo en el Zócalo como le correspondía, y esa es una de las imágenes más representativas del final de su gobierno. Hay ausencias que no se notan, otras que matan. Si fue prudencia lo que motivó su ida a Dolores qué bueno, pero el caso es que él y su presidente electo están prácticamente a salto de mata todo el tiempo y todas partes, y más protegidos que nunca por los soldados y la policía.
Encinas, en un intento de generar alguna concordia, se refería al problema que había suscitado la polémica del acto del Grito como un asunto de ciencia política y no de física. Eso puede ser cierto, tiene sin duda esa veta y habría que ir reivindicando aunque sea un poco el quehacer político como él mismo ha hecho.
Pero la física no puede relegarse al gusto de ningún observador, y si un lugar no es ocupado por un cuerpo, es decir, la figura del Presidente en este caso, entonces lo llena otro, en este caso también, la oposición al presidente aun cuando López Obrador no haya estado físicamente como protagonista.
Aún falta mucho tiempo para que termine este gobierno y tome posesión el siguiente, y no queda claro en qué condiciones eso va a ocurrir; y el entorno, aunque está definido legalmente, no lo está en términos de ambiente social y de la exigencia de lo que se acepta como legítimo. Habrá que observar cómo se van conformando las fuerzas políticas y, sobre todo, cómo se organizan los movimientos que van surgiendo de la sociedad.
Comento: Y todo pinta para que tengamos un octubre, un noviembre y un diciembre igualmente movidos.
La Jornada
Deberíamos tener un Balzac que, con esa precisión y esa manera de aproximarse a los personajes, las situaciones y las formas sociales prevalecientes, plasmara lo que pasa ahora en el país. Podría, sin duda, ofrecer un relato magnífico de la situación política actual, con sus enormes pequeñeces y sus pequeñas grandezas.
No es demasiado difícil imaginar los pasajes que podría dedicar un autor de esa talla a la manera en que se ha conformado el Congreso, donde el PRI, que no puede sacudirse sus pesadas cargas históricas, sigue siendo un pesado lastre. Sería como un platillo servido en bandeja de plata la conversación telefónica que se difundió entre el diputado Gamboa, ahora jefe de la bancada de ese partido en la Cámara, y Nacif, el poderoso empresario textil poblano.
No tuvo desperdicio en forma ni contenido. Se trataba nada menos del impulso de una ley, la de juegos, en la que hay de por medio cantidades millonarias de dinero. Se dejaba abierta la puerta para otro tipo de cuestiones y relaciones en la que se sabe que está involucrado ese inefable personaje mezclillero.
Las negaciones del legislador sólo consiguieron exhibir más todo ese bochornoso asunto que, como ciudadanos, nos deja bastante desprotegidos ante la impunidad, el descrédito y la falta de vergüenza.
El PRI, que estaba tan bien dispuesto a negociar con el PAN para llegar a acuerdos en la cámara, prácticamente lo que esos fueran, verá devaluada su mercancía de cambio, lo que puede significar, no obstante, un costo muy grande para la sociedad en materia de las leyes que se aprueben en esta legislatura. Ya hay muestra de eso en las adecuaciones que se hicieron a la ley para asegurar la operación interna a modo de los interesados.
En el país en donde nada pasa y reina la concordia por decreto oficial, ocurren muchas cosas más de las que admite o puede ver el gobierno en turno. Así, el dilema planteado por las fiestas patrias se fue desarmando y se evitó una nueva expresión del conflicto político abierto en el país. Primero se convino en realizar el desfile militar por su ruta usual en el centro de la ciudad de México; las calles y avenidas que estaban ocupadas desde hace semanas por el plantón ya se despejaron.
Luego se desarticuló el trance planteado por la ceremonia del Grito de Independencia. Ni el presidente Fox, ni López Obrador lanzaron las loas a la libertad que corresponde hacer cada año en esa noche, y fue Alejandro Encinas, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien lo hizo, frente a una plaza pletórica y de ánimo contestatario.
El presidente Fox se fue a Dolores, en su acolchonado Guanajuato, a dar el grito. Según el secretario de Gobernación, Abascal, eso respondía a una intención de evitar las fricciones y abrir espacio al diálogo en esa inconmovible vocación democrática de su jefe. No coincidía esa interpretación con la del vocero presidencial, el señor Aguilar, que dijo, en cambio, que había indicios derivados de ''información de inteligencia'' en el sentido de que grupos minoritarios pudiesen ''matar ciudadanos'' que asistieran al Zócalo.
Del vocero ya se sabe y se dice mucho, pero sea lo que sea, representa al Presidente de manera pública, y la discrepancia de sus declaraciones con las de Abascal no es un asunto menor. Además, Aguilar pudo haber infringido la ley que manda a los funcionarios públicos a denunciar cualquier intento de delito del que tengan conocimiento. Sólo cabe ver en la vocería presidencial una gran falta de responsabilidad y tino.
El caso es que el presidente Fox no estuvo en el Zócalo como le correspondía, y esa es una de las imágenes más representativas del final de su gobierno. Hay ausencias que no se notan, otras que matan. Si fue prudencia lo que motivó su ida a Dolores qué bueno, pero el caso es que él y su presidente electo están prácticamente a salto de mata todo el tiempo y todas partes, y más protegidos que nunca por los soldados y la policía.
Encinas, en un intento de generar alguna concordia, se refería al problema que había suscitado la polémica del acto del Grito como un asunto de ciencia política y no de física. Eso puede ser cierto, tiene sin duda esa veta y habría que ir reivindicando aunque sea un poco el quehacer político como él mismo ha hecho.
Pero la física no puede relegarse al gusto de ningún observador, y si un lugar no es ocupado por un cuerpo, es decir, la figura del Presidente en este caso, entonces lo llena otro, en este caso también, la oposición al presidente aun cuando López Obrador no haya estado físicamente como protagonista.
Aún falta mucho tiempo para que termine este gobierno y tome posesión el siguiente, y no queda claro en qué condiciones eso va a ocurrir; y el entorno, aunque está definido legalmente, no lo está en términos de ambiente social y de la exigencia de lo que se acepta como legítimo. Habrá que observar cómo se van conformando las fuerzas políticas y, sobre todo, cómo se organizan los movimientos que van surgiendo de la sociedad.
Comento: Y todo pinta para que tengamos un octubre, un noviembre y un diciembre igualmente movidos.
Convención se escribe con R
Víctor M. Quintana S.
La Jornada
La verdad ha sido gravemente oscurecida y se le quiere reducir a cenizas; la impunidad, favorecida con el resolutivo del TEPJF. Se proclama un presidente electo a pesar de las irregularidades reconocidas y destacadas por el propio tribunal. Se da un portazo a la demanda básica de certidumbre, al recuento voto por voto, casilla por casilla.
El rescate de la verdad, el fin de la impunidad de Estado son dos de los objetivos básicos de la convención nacional democrática. Esta ha venido siendo, desde hace unas semanas, un formidable proceso de deliberación ciudadana, efectivo en miles de asambleas en todo el país. El 16 de septiembre sólo fue el fin de una etapa pero también el inicio de todo un proceso democrático, participativo, nacional, incluyente, popular. Por lo menos cinco grandes tareas debe realizar a partir de ahí la convención:
Resistir: a fuerza de repetirla, pretenden hacer verdad la mentira del triunfo del PAN. Por eso, la resistencia debe seguir. Resistencia y verdad están indefectiblemente unidas en el concepto gandhiano de satyagraha. Resistir es apegarse a la verdad, recordar en todo momento que ésta fue traicionada. Hay que inventar nuevas formas de resistencia; diversificar y ampliar la desobediencia civil; poner sus acciones al alcance de todos. Hacerla constante, pero evitando el desgaste. La verdad perseguirá al electo y a su gabinete por donde quiera que vayan.
Radicalizar: no quiere decir esto acudir a la violencia, sino aplicar de raíz la democracia que ha sido traicionada. Si la transición se revirtió, la única medicina es construir la democracia radical. Abrir en toda la patria miles de micro, meso y macroespacios públicos, donde los ciudadanos y las ciudadanas se reúnan, cuestionen, discutan, debatan, exijan cuentas, propongan. Operar las figuras de la democracia directa y exigir que se plasmen en los cuerpos jurídicos. Hacer de la participación de todas y de todos la práctica común y cotidiana. Si a la mala ganaron el gobierno, con acciones radicales hay que ganar la sociedad.
Refundar: las instituciones mostraron su envés clasista, que no funcionan a beneficio de las mayorías. La república se ha privatizado. Se ha gobernado para imponer un capitalismo de compadres, representado por el oligopolio de las empresas más beneficiadas. Por eso es urgente volver a hacer pública la República. Esto es, refundarla. Reconstruirla desde sus propias bases de soberanía popular y equilibrio de poderes. Recrear todo su entramado institucional para que funcione para el bien de todos. Esto implica un nuevo constituyente. Una nueva constitución que funde una república de igualdad, de participación, de diferencia, de libertad.
Rescatar: el patrimonio social y natural del país o cayó o está cayendo en manos de unos cuantos. Las instituciones públicas, cristalización de largas luchas y largos trabajos de generaciones para hacer efectivos los derechos de todos, están peligrando: educación pública, seguridad social. Los recursos naturales, como el agua, se están concentrando en pocas manos. Hasta nuestras semillas nativas se ven amenazadas por la autorización federal de siembra de transgénicos. La convención nacional democrática se contempla así como una gigantesca misión de rescate de los bienes públicos de este país. Como una gran tarea de propuestas creativas de manejo social y preservación de los mismos.
Reunir: tal vez sea la menos espectacular de las tareas, pero la más básica para realizar las demás. La CND debe escapar a la maldición de erosión de los movimientos sociales, al desgaste de los momentos carismáticos. Debe ser una tarea paciente, pedagógica casi, de convocar, de invitar a los de afuera y a conservar a los de adentro. De convencer más que de asustar. De incluir. De dar espacio a las diferencias. Debe convertirse en el espacio más formidable de participación ciudadana que este país haya visto.
Una anotación final: ¿dónde queda el PRD en este contexto? No en los conceptos leninistas de vanguardia esclarecida o dirección del movimiento de masas. Todo lo contrario: debe ser la herramienta de un movimiento que, si bien se plantea seguir ganando elecciones, sus tareas van mucho más allá de lo electoral y lo parlamentario. Perredizar la convención sería electoralizarla y trasladar ahí las luchas de las tribus. Convencionalizar no sólo al PRD, sino a todo el país será construir una vasta convergencia de fuerzas políticas y sociales en este país para refundar la República y construir la democracia radical en la resistencia.
Comento: También tiene R de "Repúblicanizar" y R de respuesta a la demanda popular.
La Jornada
La verdad ha sido gravemente oscurecida y se le quiere reducir a cenizas; la impunidad, favorecida con el resolutivo del TEPJF. Se proclama un presidente electo a pesar de las irregularidades reconocidas y destacadas por el propio tribunal. Se da un portazo a la demanda básica de certidumbre, al recuento voto por voto, casilla por casilla.
El rescate de la verdad, el fin de la impunidad de Estado son dos de los objetivos básicos de la convención nacional democrática. Esta ha venido siendo, desde hace unas semanas, un formidable proceso de deliberación ciudadana, efectivo en miles de asambleas en todo el país. El 16 de septiembre sólo fue el fin de una etapa pero también el inicio de todo un proceso democrático, participativo, nacional, incluyente, popular. Por lo menos cinco grandes tareas debe realizar a partir de ahí la convención:
Resistir: a fuerza de repetirla, pretenden hacer verdad la mentira del triunfo del PAN. Por eso, la resistencia debe seguir. Resistencia y verdad están indefectiblemente unidas en el concepto gandhiano de satyagraha. Resistir es apegarse a la verdad, recordar en todo momento que ésta fue traicionada. Hay que inventar nuevas formas de resistencia; diversificar y ampliar la desobediencia civil; poner sus acciones al alcance de todos. Hacerla constante, pero evitando el desgaste. La verdad perseguirá al electo y a su gabinete por donde quiera que vayan.
Radicalizar: no quiere decir esto acudir a la violencia, sino aplicar de raíz la democracia que ha sido traicionada. Si la transición se revirtió, la única medicina es construir la democracia radical. Abrir en toda la patria miles de micro, meso y macroespacios públicos, donde los ciudadanos y las ciudadanas se reúnan, cuestionen, discutan, debatan, exijan cuentas, propongan. Operar las figuras de la democracia directa y exigir que se plasmen en los cuerpos jurídicos. Hacer de la participación de todas y de todos la práctica común y cotidiana. Si a la mala ganaron el gobierno, con acciones radicales hay que ganar la sociedad.
Refundar: las instituciones mostraron su envés clasista, que no funcionan a beneficio de las mayorías. La república se ha privatizado. Se ha gobernado para imponer un capitalismo de compadres, representado por el oligopolio de las empresas más beneficiadas. Por eso es urgente volver a hacer pública la República. Esto es, refundarla. Reconstruirla desde sus propias bases de soberanía popular y equilibrio de poderes. Recrear todo su entramado institucional para que funcione para el bien de todos. Esto implica un nuevo constituyente. Una nueva constitución que funde una república de igualdad, de participación, de diferencia, de libertad.
Rescatar: el patrimonio social y natural del país o cayó o está cayendo en manos de unos cuantos. Las instituciones públicas, cristalización de largas luchas y largos trabajos de generaciones para hacer efectivos los derechos de todos, están peligrando: educación pública, seguridad social. Los recursos naturales, como el agua, se están concentrando en pocas manos. Hasta nuestras semillas nativas se ven amenazadas por la autorización federal de siembra de transgénicos. La convención nacional democrática se contempla así como una gigantesca misión de rescate de los bienes públicos de este país. Como una gran tarea de propuestas creativas de manejo social y preservación de los mismos.
Reunir: tal vez sea la menos espectacular de las tareas, pero la más básica para realizar las demás. La CND debe escapar a la maldición de erosión de los movimientos sociales, al desgaste de los momentos carismáticos. Debe ser una tarea paciente, pedagógica casi, de convocar, de invitar a los de afuera y a conservar a los de adentro. De convencer más que de asustar. De incluir. De dar espacio a las diferencias. Debe convertirse en el espacio más formidable de participación ciudadana que este país haya visto.
Una anotación final: ¿dónde queda el PRD en este contexto? No en los conceptos leninistas de vanguardia esclarecida o dirección del movimiento de masas. Todo lo contrario: debe ser la herramienta de un movimiento que, si bien se plantea seguir ganando elecciones, sus tareas van mucho más allá de lo electoral y lo parlamentario. Perredizar la convención sería electoralizarla y trasladar ahí las luchas de las tribus. Convencionalizar no sólo al PRD, sino a todo el país será construir una vasta convergencia de fuerzas políticas y sociales en este país para refundar la República y construir la democracia radical en la resistencia.
Comento: También tiene R de "Repúblicanizar" y R de respuesta a la demanda popular.
República y diversidad
Neil Harvey
La Jornada
Frente a la crisis del actual sistema político, Andrés Manuel López Obrador ha propuesto un movimiento para refundar la República. Con ello, no se aparta del constitucionalismo como el principio básico del Estado democrático, sino que lamenta su corrupción y busca limpiarlo y renovarlo.
Por su parte, el gobierno y sus simpatizantes defienden el desempeño de las instituciones, como si no hubiera problemas serios en la actuación gubernamental y que todas las críticas representaran un desafío peligroso a la institucionalidad republicana. Pero hay que recordar que la defensa del voto, al igual que muchos otros reclamos contra la impunidad y la violencia estatal (como en Chiapas, Ciudad Juárez, Atenco y Oaxaca) son demandas dirigidas hacia las instituciones para que hagan valer los derechos constitucionales.
Sin embargo, la crisis poselectoral ha sido interpretada de una forma preocupante por algunos defensores de la institucionalidad. Volcados en contra de la figura de AMLO, sus críticos pierden de vista la responsabilidad de las mismas instituciones por la situación actual. Cabe preguntarse: ¿por qué la ciudadanía tiene que aceptar un resultado que no permite tener confianza en el desempeño de las instituciones electorales? Si la situación no es exactamente igual a la de 1988, cuando Salinas tuvo que buscar la legitimidad después de las elecciones porque no la obtuvo en las urnas, hay una similitud preocupante en el sentido de que el resultado puede otorgar el poder pero no la certeza de un proceso justo. Ante esta situación, resulta muy simplista responsabilizar al supuesto mesianismo de un candidato o echar la culpa a los millones de ciudadanos y ciudadanas que han decidido manifestarse pacíficamente en las calles de la capital. Existe entonces el peligro de que la defensa a ultranza de las instituciones se convierta ante los ojos de gran parte de la población no en la defensa de la democracia sino en la defensa del poder. El constitucionalismo puede servir a ambos proyectos, pero es el segundo que termina despojándolo de su legitimidad popular.
La convención nacional democrática abre nuevas posibilidades para construir una democracia más incluyente, creativa e innovadora. Como señalan González Casanova, López y Rivas y Hernández Navarro ('La gran mentira y las alternativas de un México democrático', La Jornada, 16 de septiembre), existe el reto de avanzar en la formación de una democracia de las autonomías, fincada en el respeto a las diferentes formas de organización social y en su coordinación en escalas locales, nacionales y globales.
Algunos politólogos dicen que un país necesita dos procesos electorales competitivos y libres consecutivos antes de ser considerado con una democracia consolidada. Si es así, la larga transición mexicana ha quedado truncada. En este contexto, la refundación democrática tendrá que incluir a nuevos actores, demandas y estrategias en una nueva relación solidaria entre múltiples organizaciones e individuos. Para construir esta relación social podemos aprender mucho de las experiencias de los movimientos de las mujeres, los pueblos indígenas y los trabajadores migrantes en la búsqueda de nuevas formas de articular la diversidad en proyectos comunes. Estos movimientos expresan una pluralidad de demandas y aspiraciones que resisten no sólo la mentira y la imposición sino también la homogenización. En este contexto, hace falta repensar el constitucionalismo para que responda a las condiciones actuales de sociedades desiguales, diversas y globalizadas.
La Jornada
Frente a la crisis del actual sistema político, Andrés Manuel López Obrador ha propuesto un movimiento para refundar la República. Con ello, no se aparta del constitucionalismo como el principio básico del Estado democrático, sino que lamenta su corrupción y busca limpiarlo y renovarlo.
Por su parte, el gobierno y sus simpatizantes defienden el desempeño de las instituciones, como si no hubiera problemas serios en la actuación gubernamental y que todas las críticas representaran un desafío peligroso a la institucionalidad republicana. Pero hay que recordar que la defensa del voto, al igual que muchos otros reclamos contra la impunidad y la violencia estatal (como en Chiapas, Ciudad Juárez, Atenco y Oaxaca) son demandas dirigidas hacia las instituciones para que hagan valer los derechos constitucionales.
Sin embargo, la crisis poselectoral ha sido interpretada de una forma preocupante por algunos defensores de la institucionalidad. Volcados en contra de la figura de AMLO, sus críticos pierden de vista la responsabilidad de las mismas instituciones por la situación actual. Cabe preguntarse: ¿por qué la ciudadanía tiene que aceptar un resultado que no permite tener confianza en el desempeño de las instituciones electorales? Si la situación no es exactamente igual a la de 1988, cuando Salinas tuvo que buscar la legitimidad después de las elecciones porque no la obtuvo en las urnas, hay una similitud preocupante en el sentido de que el resultado puede otorgar el poder pero no la certeza de un proceso justo. Ante esta situación, resulta muy simplista responsabilizar al supuesto mesianismo de un candidato o echar la culpa a los millones de ciudadanos y ciudadanas que han decidido manifestarse pacíficamente en las calles de la capital. Existe entonces el peligro de que la defensa a ultranza de las instituciones se convierta ante los ojos de gran parte de la población no en la defensa de la democracia sino en la defensa del poder. El constitucionalismo puede servir a ambos proyectos, pero es el segundo que termina despojándolo de su legitimidad popular.
La convención nacional democrática abre nuevas posibilidades para construir una democracia más incluyente, creativa e innovadora. Como señalan González Casanova, López y Rivas y Hernández Navarro ('La gran mentira y las alternativas de un México democrático', La Jornada, 16 de septiembre), existe el reto de avanzar en la formación de una democracia de las autonomías, fincada en el respeto a las diferentes formas de organización social y en su coordinación en escalas locales, nacionales y globales.
Algunos politólogos dicen que un país necesita dos procesos electorales competitivos y libres consecutivos antes de ser considerado con una democracia consolidada. Si es así, la larga transición mexicana ha quedado truncada. En este contexto, la refundación democrática tendrá que incluir a nuevos actores, demandas y estrategias en una nueva relación solidaria entre múltiples organizaciones e individuos. Para construir esta relación social podemos aprender mucho de las experiencias de los movimientos de las mujeres, los pueblos indígenas y los trabajadores migrantes en la búsqueda de nuevas formas de articular la diversidad en proyectos comunes. Estos movimientos expresan una pluralidad de demandas y aspiraciones que resisten no sólo la mentira y la imposición sino también la homogenización. En este contexto, hace falta repensar el constitucionalismo para que responda a las condiciones actuales de sociedades desiguales, diversas y globalizadas.
Doble poder
Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada
Una cosa es representar a la oposición y otra representar a un gobierno legítimo y popular. La primera, como bien señaló López Obrador el 16 de septiembre, sería aceptar que Felipe Calderón ganó y que se le presenta oposición, como la de un partido que pierde en una elección. Parece un matiz sin importancia, pero no lo es.
Cuando hay una elección unos ganan y otros pierden, así ha sido siempre. Pero si se gana a la mala, violando la legislación vigente, cometiendo fraudes y calificando la elección por consigna y no por razón y objetividad, no hay ganador pero tampoco perdedor. En una elección legal, equitativa y transparente el que gana, aunque sea por un voto, se convierte en gobernante y el que pierde se convierte en oposición. Cuando, por ejemplo, el PAN ganó en 2000 el PRI pasó de partido gobernante por siete décadas a partido de oposición. Ahora no es así. Hay oposición, desde luego, pero no sólo al gobierno de Calderón si logra tomar posesión, sino al proceso que lo ha convertido por ahora en presidente electo espurio.
El matiz introducido por López Obrador es tan fino como efectivo. Se es oposición, sí, pero al mismo tiempo no, pues si se reconoce ser oposición se estaría reconociendo el triunfo de Calderón y se estaría avalando el proceso electoral en su conjunto, incluida su calificación por el tribunal electoral.
No. Lo que se plantea es otra cosa. Habrá, en el peor de los casos, un gobierno espurio y otro legítimo. Dos gobiernos, uno de las instituciones cuyos titulares traicionaron al usarlas en su provecho, torciendo las leyes, y otro que ha sido elegido, sin presiones de ninguna clase, en la convención nacional democrática instalada el 16 de septiembre en el Zócalo de la ciudad de México, con la representación de todas las entidades de la Federación.
Se dirá que no hay modo de saber si la elección de AMLO como presidente legítimo es de veras mayoritaria. La duda está ahí, cierto, pero no menos cierto es que tampoco se sabe si Calderón ganó la elección del 2 de julio. El Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se negaron a que se contaran todos los votos (el IFE sigue negándose con argucias legaloides), y con estas actitudes dejan en el aire la incertidumbre sobre el resultado de los comicios. Lo que sí sabemos es que los aparatos del actual Estado mexicano han querido y quieren imponer al ex candidato del PAN y que hicieron todo lo que pudieron por impedir que AMLO fuera presidente. Pero también sabemos que una amplia representación popular y nacional, por su lado, votó mayoritariamente (no por unanimidad) que el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal sea el presidente de México, el legítimo por encarnar la voluntad del pueblo representado en la convención nacional democrática.
La situación no es inédita en la historia de México, pero las analogías no explican nada, sólo ilustran. Estamos en presencia de un doble poder potencial, gracias a la torpeza y a la necedad de quienes encabezan las instituciones de la República. Si las campañas electorales y la elección misma hubieran obedecido a los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad, no estaríamos viviendo la situación de crisis (y esperanza) del momento. El doble poder es resultado de la miopía de quienes actuaron por analogía y no con parámetros de realidad. Pensaron que las cosas serían como en 1988, cuando ante el gran fraude gubernamental, obvio para casi todo mundo, la oposición aceptó ser oposición a secas para reconstruirse y tratar de ganar en elecciones futuras, en lugar de responder ante el fraude con el pueblo burlado. En aquel entonces el líder prefirió la resignación y el reconocimiento de las instituciones, como si éstas fueran entidades abstractas e indeterminadas, y no la lucha por lo que burdamente se le había arrebatado, al líder y al pueblo que lo apoyaba. Pero la historia no se repitió. Ahora hubo y hay un líder que no se dejó y que oyó con cuidado al pueblo que tampoco quiso dejarse y aceptar la imposición. Por esto hay un doble poder, no por analogía, no por imitación, no por capricho, no por afanes protagónicos de nadie. El doble poder, insisto, lo han producido los que no conocen ni asumen la historia de nuestro país ni la fuerza de la voluntad popular. El doble poder, que finalmente se resolverá con la derrota de uno de los dos, es resultado, por un lado, del desprecio al pueblo, y por otro lado de un pueblo y un líder que dijeron "no a la imposición".
Este desprecio al pueblo es típico del pensamiento conservador, de quienes creen que la política es arreglo cupular en salones aislados del ruido. Bajo estas creencias concluyeron, erróneamente, que un líder es por definición un manipulador de masas (que los hay y los ha habido) y no la persona que esperaban millones de mexicanos hartos de que les vean la cara y les den atole con el dedo. Un verdadero líder, para serlo, tiene que ser no sólo apoyado sino creíble para quienes lo apoyan. Un verdadero líder es el que marca la agenda política y social de un país. Un verdadero líder es el que, aunque no quieran, deviene referente ineludible hasta de sus enemigos, como ha ocurrido desde hace más de dos años entre la gente del poder. Esto es un líder, y porque es un líder reconocido, es que ha sido elegido presidente legítimo del país.
El pueblo tiene la palabra y llegará hasta donde quiera, con un líder que reiteradamente ha dicho que no lo traicionará, que no se venderá y que no será víctima del temor o la cobardía.
Comento: La gente que sigue a un verdadero líder se fortalece a medida que los acontecimientos avanzan porque sabe adonde va, sin embargo quien carece de líder va por lo general a la deriva. El miedo de no saber qué hacer lo hace actuar de manera errática.
La Jornada
Una cosa es representar a la oposición y otra representar a un gobierno legítimo y popular. La primera, como bien señaló López Obrador el 16 de septiembre, sería aceptar que Felipe Calderón ganó y que se le presenta oposición, como la de un partido que pierde en una elección. Parece un matiz sin importancia, pero no lo es.
Cuando hay una elección unos ganan y otros pierden, así ha sido siempre. Pero si se gana a la mala, violando la legislación vigente, cometiendo fraudes y calificando la elección por consigna y no por razón y objetividad, no hay ganador pero tampoco perdedor. En una elección legal, equitativa y transparente el que gana, aunque sea por un voto, se convierte en gobernante y el que pierde se convierte en oposición. Cuando, por ejemplo, el PAN ganó en 2000 el PRI pasó de partido gobernante por siete décadas a partido de oposición. Ahora no es así. Hay oposición, desde luego, pero no sólo al gobierno de Calderón si logra tomar posesión, sino al proceso que lo ha convertido por ahora en presidente electo espurio.
El matiz introducido por López Obrador es tan fino como efectivo. Se es oposición, sí, pero al mismo tiempo no, pues si se reconoce ser oposición se estaría reconociendo el triunfo de Calderón y se estaría avalando el proceso electoral en su conjunto, incluida su calificación por el tribunal electoral.
No. Lo que se plantea es otra cosa. Habrá, en el peor de los casos, un gobierno espurio y otro legítimo. Dos gobiernos, uno de las instituciones cuyos titulares traicionaron al usarlas en su provecho, torciendo las leyes, y otro que ha sido elegido, sin presiones de ninguna clase, en la convención nacional democrática instalada el 16 de septiembre en el Zócalo de la ciudad de México, con la representación de todas las entidades de la Federación.
Se dirá que no hay modo de saber si la elección de AMLO como presidente legítimo es de veras mayoritaria. La duda está ahí, cierto, pero no menos cierto es que tampoco se sabe si Calderón ganó la elección del 2 de julio. El Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se negaron a que se contaran todos los votos (el IFE sigue negándose con argucias legaloides), y con estas actitudes dejan en el aire la incertidumbre sobre el resultado de los comicios. Lo que sí sabemos es que los aparatos del actual Estado mexicano han querido y quieren imponer al ex candidato del PAN y que hicieron todo lo que pudieron por impedir que AMLO fuera presidente. Pero también sabemos que una amplia representación popular y nacional, por su lado, votó mayoritariamente (no por unanimidad) que el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal sea el presidente de México, el legítimo por encarnar la voluntad del pueblo representado en la convención nacional democrática.
La situación no es inédita en la historia de México, pero las analogías no explican nada, sólo ilustran. Estamos en presencia de un doble poder potencial, gracias a la torpeza y a la necedad de quienes encabezan las instituciones de la República. Si las campañas electorales y la elección misma hubieran obedecido a los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad, no estaríamos viviendo la situación de crisis (y esperanza) del momento. El doble poder es resultado de la miopía de quienes actuaron por analogía y no con parámetros de realidad. Pensaron que las cosas serían como en 1988, cuando ante el gran fraude gubernamental, obvio para casi todo mundo, la oposición aceptó ser oposición a secas para reconstruirse y tratar de ganar en elecciones futuras, en lugar de responder ante el fraude con el pueblo burlado. En aquel entonces el líder prefirió la resignación y el reconocimiento de las instituciones, como si éstas fueran entidades abstractas e indeterminadas, y no la lucha por lo que burdamente se le había arrebatado, al líder y al pueblo que lo apoyaba. Pero la historia no se repitió. Ahora hubo y hay un líder que no se dejó y que oyó con cuidado al pueblo que tampoco quiso dejarse y aceptar la imposición. Por esto hay un doble poder, no por analogía, no por imitación, no por capricho, no por afanes protagónicos de nadie. El doble poder, insisto, lo han producido los que no conocen ni asumen la historia de nuestro país ni la fuerza de la voluntad popular. El doble poder, que finalmente se resolverá con la derrota de uno de los dos, es resultado, por un lado, del desprecio al pueblo, y por otro lado de un pueblo y un líder que dijeron "no a la imposición".
Este desprecio al pueblo es típico del pensamiento conservador, de quienes creen que la política es arreglo cupular en salones aislados del ruido. Bajo estas creencias concluyeron, erróneamente, que un líder es por definición un manipulador de masas (que los hay y los ha habido) y no la persona que esperaban millones de mexicanos hartos de que les vean la cara y les den atole con el dedo. Un verdadero líder, para serlo, tiene que ser no sólo apoyado sino creíble para quienes lo apoyan. Un verdadero líder es el que marca la agenda política y social de un país. Un verdadero líder es el que, aunque no quieran, deviene referente ineludible hasta de sus enemigos, como ha ocurrido desde hace más de dos años entre la gente del poder. Esto es un líder, y porque es un líder reconocido, es que ha sido elegido presidente legítimo del país.
El pueblo tiene la palabra y llegará hasta donde quiera, con un líder que reiteradamente ha dicho que no lo traicionará, que no se venderá y que no será víctima del temor o la cobardía.
Comento: La gente que sigue a un verdadero líder se fortalece a medida que los acontecimientos avanzan porque sabe adonde va, sin embargo quien carece de líder va por lo general a la deriva. El miedo de no saber qué hacer lo hace actuar de manera errática.
Con datos, desmiente Encinas al PRIAN
Ciudad Perdida
Miguel Angel Velázquez
La Jornada
Por inverosímiles, causan hilaridad críticas panistas
Diputados del blanquiazul se agazapan ante protestas
Si alguien se divirtió ayer durante el último informe del Gobierno del Distrito Federal fue Alejandro Encinas, titular del Ejecutivo local.
Sus constantes risas no parecían de sarcasmo o ironía contra los partidos de oposición que lo cuestionaban. Más bien se mostraba como la actitud involuntaria de quien ríe porque lo que oye es tan inverosímil o tan tonto que causa hilaridad.
Podría decirse que Encinas estaba feliz, con la misma cara con que ondeó la bandera el 15 de septiembre, para gritar vivas al México libre y a la soberanía popular, pero además seguro, porque sus adversarios resultaban tan cínicamente previsibles que las respuestas a cada ataque las conocía de memoria.
El informe se convirtió en un largo mentís, con cifras y datos duros, a una serie de mal informados cuestionamientos de legisladores del PRI y el PAN, en esa alianza que también se da ahora de manera natural.
Y es que hay actitudes que con el tiempo se vuelven costumbres. Una sobresaliente es la de los panistas, que desde hace buen rato no pueden transitar por las entradas principales de los edificios legislativos, y huyen temerosos de la gente por las puertas traseras.
Esta vez no fue distinto. Los 16 diputados locales del PAN, más su presidente en la capital, Carlos Gelista, salieron a escondidas del Palacio Legislativo de Donceles para evitar el juicio de un buen grupo de militantes del PRD que los esperaban en el portón principal, para gritarles todo lo que en el momento se les ocurriera, pero que en resumidas cuentas sólo pretendían expresar la terrible irritación que les ha causado el fraude electoral.
Y como ya se hizo costumbre también, los azules, maestros de la hipocresía, lanzaron discursos plenos de provocaciones; es decir, violentos, para después sobre sus curules poner cartoncitos en los que pretendían llamar a la paz.
En fin, para Alejandro Encinas, enfundado en el traje negro y con la corbata amarilla que se ha convertido en símbolo del PRD, el día del informe fue, se mire como se mire, un "día de campo", pero para los azules, que habían amenazado con armar una grande en el pleno de la Asamblea Legislativa, las dos horas y 45 minutos, más o menos, que permanecieron allí fueron un tormento.
El discurso de los panistas no impactó. La gente los asustó, y terminaron como muchos cohetes chinos, que tienen mecha larga pero no explotan. En fin, todo parece indicar, si las traiciones no ganan terreno, que, para la oposición en general, en la asamblea las cosas no serán fáciles, pero para el PRIAN el horizonte pinta negro.
La renuncia de humo
Durante buena parte del domingo se especuló con la renuncia del subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino, quien desde hace buen rato rompió contacto con sus mandos inferiores, y también los superiores; es decir, no se hablaba ni por radio con la gente a quien comanda ni con el secretario, según se informó en la propia dependencia.
En la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) no existe la mentada renuncia. Cuando menos no estaba ayer en la oficina del titular, Joel Ortega, pero lo cierto es que Regino pasó, como dicen los clásicos, una bola de humo hacia el equipo de Marcelo Ebrard, para que se le considere víctima del aislamiento en el que se halla y él mismo se construyó.
O para decirlo rápido , Regino le pide a gritos chamba a Marcelo, así que ¡cuidado! Dicen que no trae muy buenos resultados de su labor en la SSP. Ya veremos en qué acaba este lío.
Comento: No cabe duda que lo que se siembra se cosecha aunque se tenga que pasar por aciagos temporales. Llegó para Encinas el tiempo de la cosecha de su buena actuación en todos los órdenes. ¡Felicidades!
Miguel Angel Velázquez
La Jornada
Por inverosímiles, causan hilaridad críticas panistas
Diputados del blanquiazul se agazapan ante protestas
Si alguien se divirtió ayer durante el último informe del Gobierno del Distrito Federal fue Alejandro Encinas, titular del Ejecutivo local.
Sus constantes risas no parecían de sarcasmo o ironía contra los partidos de oposición que lo cuestionaban. Más bien se mostraba como la actitud involuntaria de quien ríe porque lo que oye es tan inverosímil o tan tonto que causa hilaridad.
Podría decirse que Encinas estaba feliz, con la misma cara con que ondeó la bandera el 15 de septiembre, para gritar vivas al México libre y a la soberanía popular, pero además seguro, porque sus adversarios resultaban tan cínicamente previsibles que las respuestas a cada ataque las conocía de memoria.
El informe se convirtió en un largo mentís, con cifras y datos duros, a una serie de mal informados cuestionamientos de legisladores del PRI y el PAN, en esa alianza que también se da ahora de manera natural.
Y es que hay actitudes que con el tiempo se vuelven costumbres. Una sobresaliente es la de los panistas, que desde hace buen rato no pueden transitar por las entradas principales de los edificios legislativos, y huyen temerosos de la gente por las puertas traseras.
Esta vez no fue distinto. Los 16 diputados locales del PAN, más su presidente en la capital, Carlos Gelista, salieron a escondidas del Palacio Legislativo de Donceles para evitar el juicio de un buen grupo de militantes del PRD que los esperaban en el portón principal, para gritarles todo lo que en el momento se les ocurriera, pero que en resumidas cuentas sólo pretendían expresar la terrible irritación que les ha causado el fraude electoral.
Y como ya se hizo costumbre también, los azules, maestros de la hipocresía, lanzaron discursos plenos de provocaciones; es decir, violentos, para después sobre sus curules poner cartoncitos en los que pretendían llamar a la paz.
En fin, para Alejandro Encinas, enfundado en el traje negro y con la corbata amarilla que se ha convertido en símbolo del PRD, el día del informe fue, se mire como se mire, un "día de campo", pero para los azules, que habían amenazado con armar una grande en el pleno de la Asamblea Legislativa, las dos horas y 45 minutos, más o menos, que permanecieron allí fueron un tormento.
El discurso de los panistas no impactó. La gente los asustó, y terminaron como muchos cohetes chinos, que tienen mecha larga pero no explotan. En fin, todo parece indicar, si las traiciones no ganan terreno, que, para la oposición en general, en la asamblea las cosas no serán fáciles, pero para el PRIAN el horizonte pinta negro.
La renuncia de humo
Durante buena parte del domingo se especuló con la renuncia del subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino, quien desde hace buen rato rompió contacto con sus mandos inferiores, y también los superiores; es decir, no se hablaba ni por radio con la gente a quien comanda ni con el secretario, según se informó en la propia dependencia.
En la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) no existe la mentada renuncia. Cuando menos no estaba ayer en la oficina del titular, Joel Ortega, pero lo cierto es que Regino pasó, como dicen los clásicos, una bola de humo hacia el equipo de Marcelo Ebrard, para que se le considere víctima del aislamiento en el que se halla y él mismo se construyó.
O para decirlo rápido , Regino le pide a gritos chamba a Marcelo, así que ¡cuidado! Dicen que no trae muy buenos resultados de su labor en la SSP. Ya veremos en qué acaba este lío.
Comento: No cabe duda que lo que se siembra se cosecha aunque se tenga que pasar por aciagos temporales. Llegó para Encinas el tiempo de la cosecha de su buena actuación en todos los órdenes. ¡Felicidades!
Dos días claves
Astillero
Julio Hernández López
La Jornada
Cambio de símbolos
Un Grito de izquierda
Presidencia activa, no furtiva
Nadie entenderá nada si no asume que en dos días cambiaron los puntos de referencia y la orientación de la política mexicana. El viernes 15 fue la primera ocasión en que un gobierno de izquierda (el capitalino de Alejandro Encinas) encabezó una ceremonia institucional (el Grito de Independencia) arrancada a golpe de movilización a un gobierno federal como es el encabezado por Vicente Fox, que trasladó su estado de sitio adjunto a Dolores Hidalgo. El sábado 16 se formalizó un plan de desobediencia civil que, entre otras formas de rechazo a las autoridades formales surgidas de un fraude electoral, creó la figura de un presidente de la República que viajará por el país y encabezará luchas regionales y temáticas en busca de impedir que Felipe Calderón tome el poder el próximo 1º de diciembre y, en caso de que tal imposición sea consumada, de organizar la oposición y la resistencia a ese gobierno precario.
Dos días en que cambiaron los símbolos y los significados. El presidente de la República negoció el desfile militar por el Grito en Palacio Nacional y se fue a tierras guanajuatenses a lanzar vivas, sobre todo a las instituciones, mientras en la ciudad de México el mandatario local exaltaba la soberanía popular. Gobierno federal políticamente exiliado que, sin embargo, retuvo la atención convenenciera de la mayoría de los medios de comunicación, que dieron gran atención a un acto de pocos miles de asistentes, como fue el de Dolores Hidalgo, e ignoraron el masivo y activo de la Plaza de la Constitución. Noche de Gritos que fue confirmación estentórea de los Méxicos en curso: lo institucional, socialmente relegado pero mediáticamente exaltado, frente a lo popular, políticamente creciente pero mediáticamente ignorado. Fox y su esposa son empujados al retiro guanajuatense al que no quieren llegar, mientras Encinas, acompañado de doña Rosario Ibarra de Piedra y del rechiflado (es decir, que le rechiflaron mucho) Carlos Abascal, comparten balcón viendo hacia el Palacio Nacional, adonde a la izquierda no le permiten llegar.
El desfile también fue escaparate de la realidad inocultable. Desde el Zócalo capitalino, centenares de ciudadanos lanzaron consignas contra Vicente Fox y el fraude electoral, mientras la banda de música hacía esfuerzos de contundencia sonora para envolver los aires de protesta. Marcha de poderío armado frente a la que contrastan la debilidad institucional del foxismo y la enjundia opositora de los seguidores de López Obrador.
La convención nacional democrática no fue un ejercicio académico de discusión, y el sistema de votación a mano alzada entre multitudes nunca será el más detalladamente democrático, pero quienes fueron la tarde del sábado al Zócalo tenían decisiones tomadas y los resultados habidos reflejaron en términos generales el sentir colectivo salvo en puntos polémicos, como la inclusión de Carlos Imaz en una de las coordinaciones de trabajos futuros. Fue un error sin paliativos esa designación, pues ayuda a los adversarios del lopezobradorismo a sostener la tesis de que este movimiento se ha financiado de formas irregulares, como las videograbadas por Carlos Ahumada para dañar selectivamente a personajes del entorno del tabasqueño cuando era jefe de Gobierno.
Ya de por sí la nómina de los comisionados del movimiento andresino es suficientemente densa como para agregar una polémica designación más; son los riesgos del caudillismo cuyo gallo no sufrió la pérdida ni de una pluma en la convención que algunos esperaban pudiera convertirse en un programa discutido y compartido y no en una aclamación multitudinaria de acuerdos previamente impresos: una decisión de López Obrador, meses atrás, coló a Porfirio Muñoz Ledo al primer círculo del combate al foxismo al que el mismo PML había servido y aplaudido en campaña y en el gobierno. De nada sirvió el público y masivo rechazo a la reaparición del saltimbanqui de oratoria vetusta y rentable que forma parte de un elenco político igualmente criticable. Imaz no es personalmente ni un corrupto ni un camaleón político, pero las circunstancias de la política lo marcaron y un movimiento que se enfrenta a tan fuertes intereses como es el de López Obrador no se puede regalar el gusto de buscar una reivindicación individual a costa de descalificaciones generales.
La designación de AMLO como "presidente legítimo" es la clave para el futuro que correrá a gran velocidad de aquí al 1º de diciembre. El análisis mediático que dominará en lo inmediato la cartelera de paga insistirá en descomposturas mentales del tabasqueño. Un loquito seguido por hordas de resentidos sociales o de activistas pagados o movidos por promesas de ayudas posteriores, dirán muchos de quienes comentan u opinan en diarios y medios electrónicos. Será muy fácil insistir en el despropósito que anima a quien se declara presidente de México sin contar con sustento legal ni acceso al aparato de gobierno. La descalificación y el linchamiento continuarán, junto con el acrecentamiento del odio y la polarización sociales.
Pero el nuevo escenario político, las nuevas claves, no son tan sencillos ni predestinados como quisieran los defensores del sistema y los intereses predominantes. La presidencia activa de López Obrador es la mejor manera de oponerse, desgastar y tal vez impedir la presidencia furtiva de Calderón. Renunciar a esa posibilidad hubiera significado allanar el camino a Felipe y trasladar la inercia de la protesta conjuntada hasta ahora a fechas casi improductivas como serían la primera quincena de diciembre o la segunda de enero de 2007. López Obrador mantendrá vigencia política (y presencia en los medios, aunque sea negativa, condicionada y adulterada) y eso es lo que más irrita a sus adversarios, que si lo vieran irremisiblemente derrotado ni caso le harían.
México vive una crisis política y la supervivencia de López Obrador (así sea con figuras discutibles, como la de "presidente legítimo") impide que esa crisis sea resuelta, como otras anteriores, mediante arreglos de cúpula. La corriente social aglutinada alrededor de AMLO mantiene peso y presencia que podrán crecer si continúan los errores de Fox y Calderón, pero que también podrían naufragar si el caudillismo, el pragmatismo y la poca discusión real continúan siendo sus características predominantes. ¡Hasta mañana!
Comento: Lo que no entiendo es por qué no se saca a la luz pública la verdad sobre el caso de Imaz para que la gente sepa qué pasó y no esté juzgando sólo en base a las percepciones que Televisa inculcó (amén de cuestiones universitarias que también el grueso desconoce porque hay versiones que se contraponen). La mayoría de quienes lo conocen personalmente coinciden en que Imaz no es un corrupto y que es una buena persona ¿entonces? Por lo general lo que se oculta es lo malo, éste es uno de esos casos extraños en que lo que se oculta es lo bueno. No entiendo nada.
Julio Hernández López
La Jornada
Cambio de símbolos
Un Grito de izquierda
Presidencia activa, no furtiva
Nadie entenderá nada si no asume que en dos días cambiaron los puntos de referencia y la orientación de la política mexicana. El viernes 15 fue la primera ocasión en que un gobierno de izquierda (el capitalino de Alejandro Encinas) encabezó una ceremonia institucional (el Grito de Independencia) arrancada a golpe de movilización a un gobierno federal como es el encabezado por Vicente Fox, que trasladó su estado de sitio adjunto a Dolores Hidalgo. El sábado 16 se formalizó un plan de desobediencia civil que, entre otras formas de rechazo a las autoridades formales surgidas de un fraude electoral, creó la figura de un presidente de la República que viajará por el país y encabezará luchas regionales y temáticas en busca de impedir que Felipe Calderón tome el poder el próximo 1º de diciembre y, en caso de que tal imposición sea consumada, de organizar la oposición y la resistencia a ese gobierno precario.
Dos días en que cambiaron los símbolos y los significados. El presidente de la República negoció el desfile militar por el Grito en Palacio Nacional y se fue a tierras guanajuatenses a lanzar vivas, sobre todo a las instituciones, mientras en la ciudad de México el mandatario local exaltaba la soberanía popular. Gobierno federal políticamente exiliado que, sin embargo, retuvo la atención convenenciera de la mayoría de los medios de comunicación, que dieron gran atención a un acto de pocos miles de asistentes, como fue el de Dolores Hidalgo, e ignoraron el masivo y activo de la Plaza de la Constitución. Noche de Gritos que fue confirmación estentórea de los Méxicos en curso: lo institucional, socialmente relegado pero mediáticamente exaltado, frente a lo popular, políticamente creciente pero mediáticamente ignorado. Fox y su esposa son empujados al retiro guanajuatense al que no quieren llegar, mientras Encinas, acompañado de doña Rosario Ibarra de Piedra y del rechiflado (es decir, que le rechiflaron mucho) Carlos Abascal, comparten balcón viendo hacia el Palacio Nacional, adonde a la izquierda no le permiten llegar.
El desfile también fue escaparate de la realidad inocultable. Desde el Zócalo capitalino, centenares de ciudadanos lanzaron consignas contra Vicente Fox y el fraude electoral, mientras la banda de música hacía esfuerzos de contundencia sonora para envolver los aires de protesta. Marcha de poderío armado frente a la que contrastan la debilidad institucional del foxismo y la enjundia opositora de los seguidores de López Obrador.
La convención nacional democrática no fue un ejercicio académico de discusión, y el sistema de votación a mano alzada entre multitudes nunca será el más detalladamente democrático, pero quienes fueron la tarde del sábado al Zócalo tenían decisiones tomadas y los resultados habidos reflejaron en términos generales el sentir colectivo salvo en puntos polémicos, como la inclusión de Carlos Imaz en una de las coordinaciones de trabajos futuros. Fue un error sin paliativos esa designación, pues ayuda a los adversarios del lopezobradorismo a sostener la tesis de que este movimiento se ha financiado de formas irregulares, como las videograbadas por Carlos Ahumada para dañar selectivamente a personajes del entorno del tabasqueño cuando era jefe de Gobierno.
Ya de por sí la nómina de los comisionados del movimiento andresino es suficientemente densa como para agregar una polémica designación más; son los riesgos del caudillismo cuyo gallo no sufrió la pérdida ni de una pluma en la convención que algunos esperaban pudiera convertirse en un programa discutido y compartido y no en una aclamación multitudinaria de acuerdos previamente impresos: una decisión de López Obrador, meses atrás, coló a Porfirio Muñoz Ledo al primer círculo del combate al foxismo al que el mismo PML había servido y aplaudido en campaña y en el gobierno. De nada sirvió el público y masivo rechazo a la reaparición del saltimbanqui de oratoria vetusta y rentable que forma parte de un elenco político igualmente criticable. Imaz no es personalmente ni un corrupto ni un camaleón político, pero las circunstancias de la política lo marcaron y un movimiento que se enfrenta a tan fuertes intereses como es el de López Obrador no se puede regalar el gusto de buscar una reivindicación individual a costa de descalificaciones generales.
La designación de AMLO como "presidente legítimo" es la clave para el futuro que correrá a gran velocidad de aquí al 1º de diciembre. El análisis mediático que dominará en lo inmediato la cartelera de paga insistirá en descomposturas mentales del tabasqueño. Un loquito seguido por hordas de resentidos sociales o de activistas pagados o movidos por promesas de ayudas posteriores, dirán muchos de quienes comentan u opinan en diarios y medios electrónicos. Será muy fácil insistir en el despropósito que anima a quien se declara presidente de México sin contar con sustento legal ni acceso al aparato de gobierno. La descalificación y el linchamiento continuarán, junto con el acrecentamiento del odio y la polarización sociales.
Pero el nuevo escenario político, las nuevas claves, no son tan sencillos ni predestinados como quisieran los defensores del sistema y los intereses predominantes. La presidencia activa de López Obrador es la mejor manera de oponerse, desgastar y tal vez impedir la presidencia furtiva de Calderón. Renunciar a esa posibilidad hubiera significado allanar el camino a Felipe y trasladar la inercia de la protesta conjuntada hasta ahora a fechas casi improductivas como serían la primera quincena de diciembre o la segunda de enero de 2007. López Obrador mantendrá vigencia política (y presencia en los medios, aunque sea negativa, condicionada y adulterada) y eso es lo que más irrita a sus adversarios, que si lo vieran irremisiblemente derrotado ni caso le harían.
México vive una crisis política y la supervivencia de López Obrador (así sea con figuras discutibles, como la de "presidente legítimo") impide que esa crisis sea resuelta, como otras anteriores, mediante arreglos de cúpula. La corriente social aglutinada alrededor de AMLO mantiene peso y presencia que podrán crecer si continúan los errores de Fox y Calderón, pero que también podrían naufragar si el caudillismo, el pragmatismo y la poca discusión real continúan siendo sus características predominantes. ¡Hasta mañana!
Comento: Lo que no entiendo es por qué no se saca a la luz pública la verdad sobre el caso de Imaz para que la gente sepa qué pasó y no esté juzgando sólo en base a las percepciones que Televisa inculcó (amén de cuestiones universitarias que también el grueso desconoce porque hay versiones que se contraponen). La mayoría de quienes lo conocen personalmente coinciden en que Imaz no es un corrupto y que es una buena persona ¿entonces? Por lo general lo que se oculta es lo malo, éste es uno de esos casos extraños en que lo que se oculta es lo bueno. No entiendo nada.
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