viernes, marzo 07, 2008

Amenaza el PRD con promover amparo para indagar a Mouriño
"La PANtaleta mas cara de Mexico"

* El PRI pide claridad para conformar la comisión especial; se pronuncia porque la ASF realice una “auditoría especial”
México, D.F., 6 de marzo (apro).- La comisión especial para indagar al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, se conformará con el respaldo de los priistas y panistas o por vía del amparo, advirtió hoy el vicecoordinador del PRD en la Cámara de Diputados, Juan N. Guerra.En tanto, la fracción del PRI --que aún no se pronuncia a favor o en contra de la conformación de la comisión--, decidió, luego de rechazar los documentos que tiene en su poder el PRD, que se soliciten a la Auditoría Superior de la Federación “una auditoria especial” sobre el caso y así tener el respaldo “técnico” no sólo el “político que da una comisión”.Después de que PRI y PAN frenaran la tarde del miércoles en la Junta de Coordinación Política la constitución del organismo especial, el vicecoordinador recordó que tienen la instancia del amparo. Antes de abril de 2007 los diputados del Frente Amplio Progresista (PRD, PT y Convergencia), tuvieron que hacer pública su pretensión de acudir al amparo ante la negativa del PAN para que se constituyera la comisión especial que indaga el enriquecimiento de Vicente Fox. Y es que dicha instancia tardó ocho meses en conformarse, desde que se autorizó su creación.En esta ocasión, recordó Juan N. Guerra, si el PAN y el PRI siguen frenando la creación, nosotros podemos recurrir al amparo ya que las minorías también tienen derechos y uno de ellos es que puedan conformar una comisión investigadora una vez que se obtienen las firmas mínimas.Por separado, el coordinador del PRI, Emilio Gamboa Patrón aclaró que su partido no se niega a la creación de una comisión que investigue al secretario de Gobernación, sino a que la comisión sea ambigua y no defina periodos de indagación.“Lo quiero dejar muy claro, porque parece que hay una comparsa entre el RI y el PAN, y no es cierto”, aclaró.El coordinador priista no aclaró si su partido respaldará o no la comisión, aun cuando se limitará a los contratos entre Pemex y un particular, donde figure Juan Camilo Mouriño como apoderado.“Tenemos que aclarar esto. El PRI como siempre, está a favor de la transparencia… es un asunto muy grave que se esté fustigando al secretario de Gobernación; es el segundo hombre más importante del país. Los que tenemos experiencias en la administración pública entendemos lo que significa el secretario de Gobernación, es el que se queda al frente del país cuando el presidente esta ausente. En este momento Juan Camilo es el encargado del despacho que lleva la vida nacional. Entonces es muy grave lo que esta pasando. No podemos jugar con ello”, expresó el priista.Ante el señalamiento de si es necesario realizar una indagatoria cuando el posible delito pudo haber prescrito, Gamboa Patrón dijo que “no es cuestión de si prescribió o no. Es un asunto de ética… se trata de que se transparenten actos, y si hubo tráfico de influencias que él aclare ante la sociedad mexicana”.
Solicitará PRI una “auditoria especial”
Por otra parte, la fracción del PRI anunció hoy que solicitará una “auditoria especial” a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) para que revise los contratos entre Pemex y un particular, y donde Juan Camilo Mourin firmó como apoderado legal.Samuel Palma, diputado del PRI, informó la decisión del grupo parlamentario y aclaró que solicitará a la comisión de la ASF que haga la petición al auditor Arturo González de Aragón.“No es que nosotros no vayamos a la comisión que pide el FAP, nosotros reconocemos el derecho de las minorías, en este caso de 125 diputados, a crear una comisión especial y donde hay también diputados priistas. Eso tiene su propio cause, pero adicional a ello, nosotros consideramos que a través de la Comisión de Vigilancia y por medio de la auditoria especial, se puede llevar a cabo una revisión estricta.El priista detalló que como no se han aprobado aún las cuentas públicas del sexenio de Vicente Fox, es posible solicitar una “auditoria especial”.El diputado Samuel Palma informó que “en los próximos días” se reunirán con el presidente de la Comisión de Vigilancia de la ASF para hacer la solicitud a la Auditoría Superior de la Federación.Esta comisión es presidida por Antonio Ortega, perredista, integrante de la corriente del PRD, Nueva Izquierda, y hermano del aspirante a dirigir ese partido, Jesús Ortega.De la misma corriente es la presidenta de la Mesa Directiva, Ruth Zavaleta, quien hoy se pronunció en contra de los cuestionamientos al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño. “Contaminan los trabajos de negociación con el Estado mexicano”, argumentó.“Me parece que eso es lo grave que estamos viviendo en este momento. Tiene que haber una claridad sobre este asunto, de aclaración por parte del gobierno, que sea fehaciente para todos los ciudadanos y no se causen suspicacias”, agregó.Por otra parte, en caso de que la ASF realice “auditorías especiales” el Ejecutivo federal, en este caso Felipe Calderón Hinojosa, tiene la posibilidad de interponer una controversia constitucional para evitar que se indaguen los contratos donde firmó como apoderado legal de una empresa particular Juan Camilo Mouriño, bajo el alegato de que se estaría violando el principio de “anualidad” que rige a toda auditoria.Ese ha sido el argumento que Felipe Calderón ha utilizado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en diciembre pasado para evitar que la ASF continuara con sus auditorias especiales a los “permisos de exploración y explotación de hidrocarburos, así como los permisos de estaciones de carburación de gas L:P” y que gracias a ello la ASF, aunque sigue con sus auditorías, no puede dar a conocer el resultado de las revisiones.

Exige AMLO a Calderón y Mouriño informar sobre excedentes petroleros

* Han hecho “jugosos negocios al amparo del poder”, asegura

México, D. F., 6 de marzo (apro).- El excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador exigió hoy al presidente Felipe Calderón y al secretario de Gobernación, Juan Camilo Muriño, que informen al pueblo de México sobre el manejo de los fondos provenientes de los excedentes petroleros y de la industria eléctrica, en lugar de insistir en su pretensión de privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex). Durante el inicio de una gira de trabajo por Michoacán, López Obrador afirmó que “Calderón y Mouriño han hecho jugosos negocios al amparo del poder público”, y exigió al secretario de Gobernación que presente públicamente su declaración patrimonial, para que los mexicanos tengamos conocimiento a cuánto asciende su riqueza personal. El exjefe de Gobierno del Distrito Federal demandó también que “el secretario de Gobernación del gobierno espurio” presente el listado de las 80 empresas de su propiedad y cuál es el valor monetario de cada una de ellas. Mientras tanto, López Obrador anticipó que los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista solicitarán una auditoría al sector energético.“Ha habido mucha corrupción, sobre todo del año 2000 a la fecha, tanto en la Comisión Federal de Electricidad como en Pemex”, afirmó. En Susupuato, Michoacán, el líder perredista recordó que el expresidente Vicente Fox recibió 35 mil millones de dólares por concepto de venta de petróleo al extranjero. “Los mexicanos tenemos el derecho de saber a ciencia cierta qué es lo que hizo Fox con esos recursos”, reiteró. Así mismo, insistió que Calderón recibió el año pasado 120 mil millones de pesos por concepto de ingresos petroleros y es justo que los mexicanos sepan en qué se gastó el dinero.

Admite Mouriño autenticidad de contratos con Pemex

* Dice que el “escándalo mediático” busca debilitar al gobierno de Calderón

México, D.F., 6 de marzo (apro).- Tarde y de noche el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, buscó enfrentar las acusaciones de tráfico de influencias que pesan sobre su persona a raíz de la firma de contratos de servicios con Pemex en favor de la empresa de su familia IvanCar SA.Mouriño Terrazo admitió ante el conductor Joaquín López Dóriga la autenticidad de los contratos previamente difundidos por Andrés Manuel López Obrador, la revista Contralínea y el periódico El Universal, en las que aparece su firma como apoderado legal de la empresa, en momentos en que simultáneamente se desempeñaba como diputado federal o funcionario de la Secretaría de Energía.Alegó que se trató de “operaciones legales y éticas”.Cuando se le preguntó si el mandatario federal estaba enterado de esta situación, el secretario de Gobernación respondió que Felipe Calderón conocía, desde antes de asumir la jefatura del Ejecutivo, las actividades empresariales a las que se dedicaba la familia Mouriño, pero que obviamente “el presidente no sabía del detalle de estas operaciones”.Aseguró que todo se reduce a un “escándalo mediático” que busca disminuirlo a los ojos del presidente y de la ciudadanía en general. Se trató, denunció, de una campaña para debilitar al gobierno de Calderón Hinojosa.Sostuvo que quienes lo atacan lo hacen de una manera “dolosa” e incurriendo en “mentira tras mentira”. Lo que buscan sus detractores, añadió, “es obstaculizar las grandes soluciones del país”.El aún secretario de Gobernación se colocó bajo el escrutinio público después que Contralínea, en un trabajo de Ana Lilia Pérez, revelara la existencia de al menos ocho contratos pactados entre la empresa de la familia Mouriño, Transportes Especializados IvanCar SA --o TEISA--, y la subsidiaria Pemex-Refinación.Una semana después que Contralínea diera a conocer la existencia de esos contratos, el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador --durante un mitin en contra de la privatización de Petróleos Mexicanos efectuado el 24 de febrero frente a la Torre de Pemex-- entregó al coordinador del PRD en Cámara de Diputados, Javier González Garza, un legajo de documentos en que, según su opinión, se sustenta un probable tráfico de influencias en el que habría incurrido el hoy secretario de Gobernación, y en cómo su empresa familiar se ha visto beneficiada desde el poder.Los ocho contratos, que involucran unos cien millones de pesos, definen las condiciones del servicio que entrega TEISA a Pemex-Refinación; también se exhibe la decisión del Consejo de Administración de Pemex-Refinación, subsidiaria encabezada en ese entonces por el hoy senador panista Juan Bueno Torio, y se deja ver claramente que todas las operaciones se manejaron como “adjudicaciones directas” a la empresa de Camilo Mouriño.Apro presentó el martes pasado, en un trabajo de la reportera Jesusa Cervantes, dos contratos y un convenio modificatorio --que no es otra cosa que una ampliación a uno de los convenios--, en los que se puede apreciar que Mouriño Terrazo firmó como apoderado de la empresa de su familia cuando aún fungía como diputado federal del PAN y presidente de la Comisión de Energía; y en otro más cuando ya se desempeñaba como asesor del entonces secretario de Energía, el actual presidente Felipe Calderón.En el primer convenio de prestación de servicio, el GTT-00142-01/2003, firmado el 20 de diciembre de 2002, se establece que el monto involucrado fue por un mínimo de 3 millones 320 mil pesos y hasta 8 millones 300 mil, y amparó “el servicio de transporte terrestre de productos derivados del petróleo mediante autotanques desde los centros de carga localizados en el país y con destino a los centros receptores y por la ruta o rutas que Pemex-Refinación indique”.El plazo de este convenio abarcó del 1 de enero de 2003 al 31 de diciembre de 2003.Después en el “convenio modificatorio” se establece --también signado por Mouriño Terrazo como apoderado legal, el 1 de septiembre de 2003, es decir, cuatro meses antes que concluyera el contrato inicial-- una ampliación de rutas.El segundo convenio es el identificado como GTT-00142-01/2004, también asignado en forma directa por autorización del Comité de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios de Pemex-Refinación, por un monto mínimo de 3 millones 320 mil pesos y hasta un máximo de 8 millones 320 mil pesos.El plazo de este convenio abarcó del 1 de enero de 2004 al 31 de diciembre de 2004.Cuando se firmó este pacto, Camilo Mouriño ya se desempeñaba como asesor de Calderón Hinojosa, entonces secretario de Energía bajo la administración foxista.El servicio que se prestó no varió: “Transporte terrestre de productos derivados del petróleo por autotanque… desde los centros de carga localizados en el país y con destino a los centros receptores y por la ruta o rutas que Pemex-Refinación indique”.Pero Juan Camilo Mouriño no sólo firmó estos contratos, sino todos aquellos que se pudieron haber derivado de la prestación de servicios de la empresa de su familia, TEISA, desde 1998, según se desprende de la escritura pública 51, del 7 de agosto de 1998, avalada por Tirso René Rodríguez de la Gala Guerrero, notario público 18 en Ciudad del Carmen, Campeche. Ahí se corrobora que el hoy secretario de Gobernación tenía el carácter de apoderado legal de la empresa.Según la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, a los diputados se les considera servidores públicos, y Juan Camilo Mouriño se desempeñó, de 1997 a 2000, como diputado local por Campeche.Luego, de 2000 a 2003, fue diputado federal y, desde septiembre de 2003 a mayo de 2004, fungió como asesor del secretario de Energía; en tanto que a partir de esa fecha y hasta septiembre de 2004 despachó como subsecretario de Electricidad.Es decir, durante la firma de los polémicos contratos, siempre gozó de un cargo público, situación que esta noche admitió en el noticiero televisivo de López Dóriga.

sondeo

Al aceptar Mouriño que los documentos con los que lo acusan son auténticos, ¿qué deben suceder?

a) Él debe renunciar a su cargo
47.93 % 1167 votos
b) Calderón debe destituirlo
31.5 % 767 votos
c) Los diputados deben crear la comisión Mouriño
20.57 % 501 votos

Para participar en el sondeo AQUI.

Aparte de ineptos....con las manos limpias?

La ineptitud
No es de sorprender que los que aparecían como un respaldo del régimen calderonista sean quienes ahora le estén exigiendo a Mouriño con la mayor energía que esclarezca su situación o que se vaya, pues resulta un lastre para todos, anunciando de paso que no están ya dispuestos a seguir solapando los actos de corrupción y de ineptitud del gobierno de facto.


La tentativa del gobierno de facto de Felipe Calderón de privatizar la industria petrolera mexicana no ha logrado hasta ahora más que abrir una grave crisis política en el país, de la cual los únicos que no parecen darse cuenta de lo que acontece son el propio Calderón y sus colaboradores.

1. La crisis política agravada en el país tras la publicación de las evidencias de los graves actos de corrupción cometidos por Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación, ha adquirido nueva dimensión por la incapacidad de éste para responder al fondo de las acusaciones y está tornándose contra el régimen calderonista en su conjunto, contra Acción Nacional y contra el mismo Felipe Calderón, cuyos propios aliados hablan ya de la inviabilidad de un gobierno carente de capacidad y desgastado escándalo tras escándalo, que no tiene autoridad moral ni política para seguir adelante.
2. El empresario gallego Juan Camilo Mouriño fue colocado por Felipe Calderón en enero al frente de la Secretaría de Gobernación con la encomienda fundamental de negociar la privatización de la industria petrolera y del sector energético, a pesar de los gravísimos actos de corrupción que había cometido, y, al haber sido éstos documentados y evidenciarse que Mouriño y sus familiares –y muy probablemente el propio Calderón y los suyos– están siendo los beneficiarios de una privatización que se pretende hacer en contra de los principios centrales de la Constitución mexicana, el escándalo está siendo descomunal, aunque los únicos que no parecen darse cuentra sean los integrantes del equipo calderonista.
3. La estrategia diseñada por Mouriño para responder a las acusaciones a través de una burda ofensiva mediática de descalificación a Andrés Manuel López Obrador y al PRD, y tratando de confundir a la opinión nacional con notas de distracción, no ha conducido, sin embargo, más que a un agravamiento de la crisis, ya que evidencia que el grupo gobernante no parece darse cuenta de la gravedad de la situación y de las dimensiones de un asunto que afecta el destino mismo del sexenio, pues se halla en entredicho el futuro de un gobierno que aparece hundido en la corrupción y la ineficiencia y que se muestra incapaz de enfrentar la gravísima situación nacional.
4. La situación del gobierno de Calderón se tornó insostenible en poco menos de una semana no sólo por la decisión de Mouriño de guardar silencio ante los reclamos provenientes del interior del propio régimen de facto para que se explicase, sino por la torpe defensa de éste que encabezó otro de los ineptos jóvenes en el gobierno, Germán Martínez (presidente nacional del PAN), quien se limitó a vociferar a El Universal (3 de marzo), el diario que publicó la documentación comprometedora, que Juan Camilo era “una muestra de profesionalismo, de decencia pública y de capacidad” de “la nueva clase política que está construyendo el país”, lo que hundió más a su defendido y al propio gobierno.
5. El affaire Mouriño ha tenido, entre otras consecuencias, romper la unidad del bloque en el poder, como evidencia la inquietud que se manifiesta tras este asunto en las fuerzas armadas, el sector empresarial y los mismos medios de comunicación aliados al régimen. No es de sorprender que los que aparecían como un respaldo del régimen calderonista sean quienes ahora le estén exigiendo a Mouriño con la mayor energía que esclarezca su situación o que se vaya, pues resulta un lastre para todos, anunciando de paso que no están ya dispuestos a seguir solapando los actos de corrupción y de ineptitud del gobierno de facto.
6. La indignación popular es todavía mayor, pues el proyecto oficial para lograr una privatización disfrazada, pero casi absoluta de la industria petrolera mexicana –que entrañaría un desmantelamiento casi absoluto del Estado nacional mexicano y que aparece hoy centrado en torno a la exigencia de diversas corporaciones trasnacionales respaldadas por el gobierno de Bush para adueñarse “legalmente” del petróleo mexicano existente en las aguas territoriales profundas del Golfo de México–, como resulta evidente, tiene entre sus principales beneficiarios a Calderón y a sus amigos.
7. El caso Mouriño aparece ahora agravado además por un nuevo escándalo suscitado por la corrupción e ineptitud del gobierno espurio de Calderón, que es el de los espots televisivos difundidos por Pemex sobre el nuevo “marco jurídico” que se busca imponer a la industria petrolera creyendo engañar a los mexicanos sobre sus reales pretensiones, pues la publicidad difundida en el exterior habla de las “alianzas” que tiene el gobierno calderonista con consorcios trasnacionales para entregarles este recurso, noción que fue suprimida en los videos difundidos aquí, como mostró el programa radial De una a tres (La Jornada, 6/3/08).
8. Los dobles espots no corresponden más que al doble discurso del gobierno espurio sobre este tema, el que no hace más que evidenciar su enorme desprecio por la legalidad existente y, sobre todo, por el pueblo de México. El grupo calderonista mostró, desde que llegó ilícitamente al poder tras el fraude de 2006, mayor avidez para los negocios ilícitos que la evidenciada por los amigos de Fox, pero también mayor ineptitud, lo que parecía imposible, y hoy no tiene más opción que sacrificar a Mouriño si no desea arrastrar a todo el gobierno de facto al desastre total.
9. La estrategia calderonista de buscar esconder sus reales pretensiones en un supuesto combate contra el narcotráfico, que no lo es, y en la política exterior, que hasta ahora lo ha llevado a ser uno de los pocos gobiernos del continente que no han condenado con energía la violación de la soberanía de Ecuador por el bombardeo que sufrió de la aviación de Colombia apoyada por Estados Unidos, hasta ahora no le ha funcionado.
10. El futuro inmediato del país se decidirá en los próximos meses, pero la consecuencia de todo es que hay un pueblo organizado que va a impedir que se consume un atentado contra la nación.
Kosovo, el próximo genocidio

El territorio conocido genéricamente como Yugoslavia es el suelo de los herederos milenarios (siglo IV-V) de los pueblos eslavos del sur y agrupa a los estados de Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Serbia, Kosovo, Montenegro y Macedonia. Su historia secular es de desprendimientos, magnicidios, uniones, guerras intestinas e internacionales con sus vecinos: Turquía, Italia, el Imperio Austrohúngaro, Alemania, la Unión Soviética, el Imperio Bizantino, Roma.
A la caída de los imperios eurocentrales al final de la Primera Guerra Mundial, se forma en 1918 un reino que fue proclamado en diciembre de 1918 como Yugoeslavia o Yugoslavia, literalmente el reino de los eslavos del sur. Ocupó el trono Pedro I, rey de Serbia, seguido de su hijo Alejandro I, quien enfrentó el difícil problema de cohesionar una gran diversidad de idiomas, nacionalidades y religiones, más las diferencias entre ellas de desarrollo económico.
El 1934 un guerrillero macedonio asesinó al rey Alejandro I, quien fue sucedido hasta 1941 por su, hijo el príncipe Pablo, que cayó en un golpe de Estado por su política pro alemana. Así, el reino de Yugoslavia dejó de existir.
Tras la Segunda Guerra Mundial los victoriosos partisanos de Josip Broz Tito organizaron la refundación del país gestando a la Yugoslavia socialista. Tito rompe con Moscú desde su llegada al poder, lo que para la entonces Unión Soviética fue un pecado capital, ya que lo consideraba un país satélite, como otros tantos tras la cortina de hierro. Tito fue uno de los creadores del Movimiento de Países no Alineados, en 1956. En busca de equilibrios, México coqueteó con él en los años 70.
A la muerte de Tito, en 1980, y como era previsible, vino el desmembramiento de la entonces Yugoslavia, como todo mundo anticipaba. La minoría albanesa de Kosovo generó grandes tensiones llevando a la Organización de Naciones Unidas (ONU) a hacerse cargo del territorio en forma temporal, hasta que finalmente el 17 de febrero pasado se autodefinió independiente con la oposición de Serbia.
El estatus anómalo de Kosovo es el resultado de la guerra (http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Kosovo), de marzo a junio de 1999, en el transcurso de la cual se produjeron ataques aéreos contra las fuerzas armadas de la República Federal Yugoslava y contra la infraestructura civil por parte de miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sin la aprobación de la ONU, que forzó la ocupación de la provincia por una fuerza conducida por la OTAN, incluyendo también tropas rusas. Todo ello exaltó los sentimientos separatistas respecto de Serbia.
El trágico destino de esta región puede sintetizarse en que su suerte por siglos ha estado atada a esferas de influencia que determinaban en mayor o menor grado su futuro. En los pasados 50 años, a pesar de la supuesta independencia de Tito, su vida estuvo fuertemente influenciada por el interés soviético y ahora se convierte, con la ayuda de la OTAN, en una base de operaciones de Estados Unidos, justo en el centro de una de las zonas más delicadas para Rusia.
En el contexto de la desintegración de la República Socialista de Yugoslavia y las tres guerras que allí se produjeron, donde se dieron episodios de ataques deliberados contra la población civil, que han sido calificados como crímenes contra la humanidad, de genocidio y limpieza étnica, y se atribuyó responsabilidad a Slovodan Milosevic, por ser presidente de Serbia. Fue llamado públicamente “carnicero de los Balcanes”. Ello le costó ser juzgado en La Haya y ejecutado.
Las festividades de independencia fueron seguidas inmediatamente por sangrientos encuentros entre serbios y albaneses con fuertes visos religiosos: musulmanes radicales y moderados, cristianos ortodoxos serbios y cristianos romanos.
¿Quién encendió la mecha para un nuevo genocidio de carácter interno, pero de estímulo externo? Sí, Estados Unidos, en un movimiento de jaque a Rusia. México bien haría en abstenerse de opinar sobre la licitud de la declaración de independencia, dado nuestro principio de no intervención en asuntos internos.

Jorge Carrillo Olea
tuopinionjc@hotmail.com
■ Documenta Forbes el combate a monopolios en México y el reparto de la riqueza

Para ser el primer año de un gobierno “decidido a combatir los monopolios y oligopolios” existentes en el país, en 2007 nada mal les fue a los barones mexicanos marca Forbes, es decir, a los dueños de esos mismos monopolios y oligopolios que en tiempos de campaña electoral Calderón juraba que desmantelaría.
En términos económicos, para no abordar los resultados análogamente raquíticos en otras áreas, ese primer año de gobierno fue igual de mediocre que los últimos 25, periodo en el que el producto interno bruto nacional apenas si se ha movido, dejando para mejor ocasión el desarrollo nacional.
A pesar de todo, no fue tan malo el “arranque” de la “continuidad”. Sólo es cuestión de prioridades: si bien la economía mexicana “creció” a un ritmo 32 por ciento menor que en 2006, la fortuna conjunta de los 10 barones mexicanos marca Forbes, de acuerdo con su más reciente informe, se incrementó casi 30 por ciento con respecto al saldo reportado 12 meses atrás, porcentaje que se traduce en 22 mil 100 millones de dólares, o el valor del PIB sectorial de la industria manufacturera dedicada a sustancias químicas, derivados del petróleo, productos de caucho y plástico.
Con respecto a los multimillonarios mexicanos, el informe Forbes 2008 (con datos al cierre de 2007) presenta dos novedades: entre los 10 ricos entre los ricos que moran en esta antimonopólica República ya no se cuenta a la baronesa María Asunción Aramburuzavala (lo que no la reduce a la pobreza ni la convierte en cliente de Progresa), pero sí al zar del cobre, Germán Larrea, a quien, por lo visto, las huelgas mineras del año pasado le aportaron lo suficiente como para reincorporarse al preciado inventario de ricos multimillonarios autóctonos, tras siete años de ausencia.
El caso de Germán Larrea es digno de mención aparte: en 2001, Forbes lo anotó en el escalón número 490, con una fortuna de mil millones de dólares. Siete años después, reaparece en la posición 127 con 7 mil 300 millones dólares, es decir, 363 peldaños de ascenso y un incremento de 630 por ciento en sus haberes, todo ello en medio de sus amargas quejas en contra de las huelgas mineras “que hacen incosteables los yacimientos” y la permanente amenaza de cerrar varias de las minas concesionadas por el gobierno, que le permiten especular descaradamente con el precio del cobre, sin olvidar Pasta de Conchos y sus enjuagues con la “autoridad” federal, especialmente la Secretaría del Trabajo. En 1996, su papá Jorge Larrea, mejor conocido como El Azote, apareció en Forbes con una fortuna de mil 400 millones de dólares, mismos que heredó a Germancito, quien ya es el tercer hombre más rico de México, sólo superado (obvio es) por Carlos Slim y Alberto Bailleres, el otro zar de la minería.
Esta decena de mexicanos probos, que igual incrementan precios y tarifas, concentran concesiones y contratos públicos, gozan de elevadísimos beneficios fiscales y además se dan tiempo para financiar campañas políticas, en 2007 reportaron una fortuna conjunta de 96 mil 200 millones de dólares, monto 2.5 veces superior al producto interno bruto agropecuario, silvícola y pesquero del país correspondiente a 2007. Todo en 10 doradas manos.
De más está decir que el grueso de esa fortuna conjunta corresponde a los haberes de Carlos Slim: 60 mil millones, 62.4 por ciento del total. Sin embargo, para este magnate 2007 no fue un buen año, porque sus haberes sólo aumentaron 22.45 por ciento con respecto a 2006, cuando tal incremento fue de 63.33 por ciento. Pero el magnate no puede quejarse: de su primera aparición en Forbes (1991, tras la privatización de Teléfonos de México) a la más reciente (2008) su fortuna creció 3 mil 650 por ciento (de mil 600 a 60 mil millones de billetes verdes) y escaló tanto peldaños como pudo hasta llegar a la segunda posición mundial
¿Qué se compra con 60 millones de dólares? Aparte de una buena tajada de Petróleos Mexicanos, se puede adquirir el sector agropecuario mexicano en su totalidad, más 50 por ciento, o si se prefiere 27.2 por ciento del PIB industrial, o el PIB de cuatro países centroamericanos (El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica) y de pilón se lleva Haití.
Más afortunado que Slim, en lo que se refiere a incremento de fortuna en 2007, fue Alberto Bailleres, quien ese año vio crecer sus haberes en 96 por ciento con respecto al guardadito de 2006 (de 5 mil a 9 mil 800), con lo que ocupa la segunda posición de rico entre los ricos en el país. A Ricardo Salinas Pliego nada mal le resultó el primer año de “combate a monopolios y oligopolios” decretado, retóricamente, por Felipe Calderón: su fortuna creció 37 por ciento, y acumula 6 mil 300 millones de dólares. Su primera aparición en Forbes fue en 1994, luego de la privatización de lo que hoy se conoce como Tv Azteca, con mil 200 millones, es decir 425 por ciento de aumento en el periodo.
A quien no le ha ido bien es a Emilio Azcárraga Jean. En 1994 su papá, El Tigre, apareció en Forbes como el segundo hombre más rico de México, con 5 mil 400 millones de dólares; para 2007, el heredero de la fábrica de sueños “apenas” reúne mil 600 millones, 24 por ciento menos que en 2006.
Otro que en 2007 reportó merma en sus haberes fue Roberto Hernández, mister tax free, quien al cierre de ese año sólo acumuló mil 700 millones de dólares, 15 por ciento por abajo respecto del año anterior. Aún así, ocupa el séptimo escalón de ricos entre los ricos.
En fin, lo interesante es que Forbes permite documentar cómo el gobierno mexicano combate decididamente a monopolios y oligopolios, y cómo se reparte equitativamente la riqueza en el país.
Las rebanadas del pastel
Calderón y Mouriño enviaron un enorme arreglo floral a la Casa de Nariño, sede de la Presidencia de Colombia. ¿El motivo? Si Alvaro Uribe no hubiera violado la soberanía ecuatoriana y masacrado a los guerrilleros de las FARC, con el consecuente escándalo internacional, el tema Iván no habría pasado a segundo plano. Gracias por el respiro, Alvarito, que entre bárbaros no se leen las “manos limpias”.


México SA
Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mx
cfv@prodigy.net.mx
■ Ivangate: altibajos de la comisión
■ La rueda de la fortuna
■ El IETU otra vez
Esta semana el premio gordo se lo llevó el director de la Lotería Nacional, Francisco Javier Yáñez. El pupilo de la miss Gordillo estaba en medio de un escándalo todavía el viernes pasado, con motivo del contrato por 40 millones de pesos para atención médica de sus empleados que le obsequió al también pupilo de la maestra milagrosa Jorge Kahwagi, presidente del Panal, por añadidura. Pero el Ivangate robó la atención de las cámaras –de diputados y senadores– y el otro asunto pasó al olvido, quizá definitivo. El caso Yáñez-Kahwagi fue atendido por el mejor abogado penalista de México, el licenciado Alzheimer, graduado con honores en Desmemory University. Ahora tomó la defensa del “chico todopoderoso” que algunos malosos quisieran someter al escrutinio de una comisión legislativa en relación con su presunto involucramiento en negocios con Pemex. Presentó como testigo de descargo al siempre dispuesto Emilio Corleone Gamboa. Su primera declaración fue desconcertante: “No nos vamos a dejar chamaquear”. Quiere que los atrevidos denunciantes reformulen su acusación porque no está clara. Uno de los que le pusieron el dedo, el senador Carlos Navarrete –ya no se sabe si es testigo a favor o en contra–, propone algo que produce perplejidad: si quieren claridad, que el acusado entregue por voluntad propia a la Auditoría Superior de la Federación toda la documentación que lo inculpa (uy sí, ya mero). Así las cosas, el fin de semana pintaba tranquilo, como para pasar el domingo frente a la televisión siguiendo los partidos de futbol de la liga española. Sólo que un suceso vino a complicar las cosas: la reunión convocada ayer en las oficinas de Bucareli para aplacar a los líderes de las organizaciones sociales que exigen la apertura del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio inesperadamente se salió de control. Ya habían roto conversaciones con el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, decepcionados porque su experiencia es en materia de jabones y detergentes –tal es el tema de su tesis profesional–, no en cuestiones agrícolas. En su lugar, el joven jefe del gabinete presidencial había designado al ministro de Asuntos para el Lejano Oriente –el del Chinogate–, Javier Alarcón, que también ocupa la Secretaría del Trabajo, pero no distingue una papa de un camote. Los representantes campesinos abandonaron la mesa de negociaciones, dejaron a Iván con el ¡rediez! en la boca. Víctor Suárez, de la campaña nacional Sin maíz no hay país, y Agustín Correa Hernández, de la Central Campesina Independiente, informaron anoche a esta sección que habían roto las pláticas con todos: Iván, Alarcón, Cárdenas y Eduardo Sojo, que también estuvo presente. Los quisieron chamaquear, dicen, y no volverán a sentarse a conversar hasta que el “chico superpoderoso” demuestre que tiene idea de la responsabilidad que le encomendaron. Pregunta: ¿así irá a conducir las negociaciones de la reforma energética?
La veleidosa fortuna
En la lista de multimillonarios que dio a conocer ayer la revista Forbes hay cambios importantes. Ya no aparece la única mujer, Marisún Aramburuzabala, esposa del embajador de Estados Unidos, Tony Garza. En cambio, los empresarios dedicados a la minería Alberto Bailleres –el rey de la plata– y Germán Larrea muestran progresos impresionantes. También aumentó la fortuna del principal accionista de TvAzteca, Ricardo Salinas Pliego. Y Carlos Peralta, el heredero de don Alejo –alguna vez el hombre más rico de México después de Carlos Slim– no figura. El dinero se concentra más en menos manos. (Ver gráfica arriba).
e@Vox Populi
Asunto: el IETU
No cabe duda que nuestro señor Presidente carece de toda sensibilidad hacia el pueblo. Anunció que para apoyar la economía se disminuiría en 3 por ciento el pago del IETU en febrero, marzo, abril, mayo y junio, y todos creímos que se había condolido de nosotros y en lugar de pagar 16.5 por ciento íbamos a pagar 13.5. Pero leyendo el decreto, con lo primero que me encuentro es que no es ni “condonación” ni “descuento”, sino que únicamente se difiere el pago, el cual se cubrirá al hacer la declaración anual de 2008. Esto fue confirmado por la persona que ayer me atendió telefónicamente en el SAT. Si de todos modos nos lo van a cobrar al final del año, y la situación económica sigue igual, o empeora, ¿en qué nos beneficia? No cabe duda que el señor Calderón odia a todos los que no votamos por él, pero se está desquitando hasta con los que sí votaron por él.
María del Carmen Velázquez Juárez/DF
R: Ya hay muchos arrepentidos.


Dinero
Enrique Galván Ochoa galvanochoa@yahoo.com
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Ya no hay secretario de Gobernación ..........

■ Ivancar, en quiebra
■ Campesinos se alzan en Bucareli
■ El fantasma de Juan Caído Mouriño
■ Alarmismo y desprestigios

Ya no hay secretario de Gobernación (pero puede seguir allí un buen rato más, en la silla desfondada, como una especie de autoatentado de su jefe, incluso sostenido por el priísmo, al que mucho conviene un Bucareli manejablemente abaratado). Herido políticamente de muerte por el expediente Ivancar, Juan Camilo Mouriño sólo está sirviendo para que grupos panistas y de otros partidos ajusten cuentas (la corriente silenciosamente contraria a Calderón y sus chicos íntimos niega apoyo al Favorito), vendan favores (los priístas, el de la complicidad taimada) y exhiban la vacuidad, frivolidad e inexperiencia de un gabinete “presidencial” de trágica risa loca.
Mouriño es una franquicia de fantasma a la que se le alzan de la mesa de presuntas negociaciones los representantes de organizaciones campesinas que no ven nada importante ni sugestivo en la alforja del supuesto conductor de la política interna del país (virtual vicepresidente en funciones, por ausencia viajera del ilegítimo titular que viaja por el extranjero en su condición de candil de la calle, como si la casa no estuviera a oscuras). Ni siquiera había necesidad de gastar una hora en forcejeos oratorios: el desgobierno federal presentó al frente campesino plural una alineación secretarial demeritada, con el rechazado Alberto Cárdenas Jiménez en condición de silencioso equino negro a la defensa, el pianista experto en telecomunicaciones, Javier Lozano, coopelando de secretario del Trabajo, y la herencia improductiva de Fox, llamada Eduardo Sojo, haciendo como que algo hace como encargado de “Economía”. ¡Uf!
Y lo peor de esa reunión: sin respuestas, propuestas, plan o alternativas. Simple verbo burocrático de pésima factura. Como si hubiera una conjura interna para exhibir aún más a Juan Caído Mouriño y ayudarle a políticamente bien morir. Mientras tanto, fuera de los salones alfombrados, maestros de Oaxaca presionan al fugaz secretario hispano-mexicano de Gobernación para que sea emitida la convocatoria para renovar el comité de la sección 22 del SNTE y que la emPeñada abuela del Nieto mexiquense, la profesora Gordillo, cancele sus pretensiones de trampear esos comicios internos. Y el experto en garantizar impunidad a funcionarios corruptos, Germán Camilo Mourtínez, trata de poner buena cara a los malos tiempos del equipo calderónico y hace esfuerzos patéticos por repartir culpas para distraer de lo hecho por Mouriño (ayer, entrevistado en televisión, habló en términos germánicos fascistoides: todo se debe, dijo, a que López Obrador lame sus heridas, que no ha podido sanar, a partir de “la derrota que los mexicanos les propinamos a él y a los perredistas” (Miguel A. Sotelo se pregunta de qué nacionalidad creerá que son los casi quince millones de personas que votaron por el tabasqueño). Por cierto, Daniel Hernández Flores recuerda que “si para lavar dinero existen los paraísos fiscales, para obtener facturas, títulos, cartillas, actas de nacimiento y nacionalidades varias, tenemos en territorio nacional las imprentas de la Plaza de Santo Domingo”. ¡Hostia!
Astillas
Más de 200 destinatarios (entre ellos, periodistas, empresas de televisión, gobiernos federal y capitalino, embajadas, profesores de universidades) recibieron ayer un correo electrónico donde se anuncian presuntas acciones terroristas. El mensaje, según eso enviado por Nadia Cortez, desde la cuenta
empiezalafiesta@gmail.com, redactado con evidente ánimo alarmista y desproporcionado, no merecería mención alguna a no ser porque adjunta textos tomados de Internet con recomendaciones de manual para fabricar bombas caseras, y afirma que esos mismos documentos han sido repartidos en el Metro capitalino (lo cual muy probablemente sólo sea una baladronada más)… Mauricio Buendía asegura que Lucía Andrea Morett, herida en Ecuador durante una incursión colombiana contra guerrilleros, “ha sido una persona ejemplar en la facultad de filosofía de la UNAM y desde antes” y que, por sus ideas y por expresarlas, ha sufrido acoso como, por ejemplo, años atrás, “cuando se inauguró la Unidad Académica Profesional Texcoco de la Universidad Autónoma del Estado de México, acto al que acudió el entonces presidente Zedillo. Ese día, Andrea y otra amiga le gritaron al presidente que cumpliera y respetara los Acuerdos de San Andrés. De inmediato, los guardias presidenciales la intimidaron para que se callara, la retiraron del lugar y la anduvieron paseando por muchos lugares, con la amenaza de hacerle daño a ella y a su familia. Según contaba Andrea, miembros de esas guardias se la pasaron siguiéndola, para intimidarla, días después”… Sobre el tema, Federico Reyes Grande se pregunta “¿a quién le conviene crear el clima derivado de una campaña mediática de desprestigio del estudiantado de la UNAM de carreras sociales?”… Un lector escribe desde Mérida: el pronunciamiento de Emilio Gamboa, prácticamente en contra de la comisión legislativa que investigaría al “joven promesa (pero de entregar nuestro petróleo a los extranjeros)”, Juan Camilo Mouriño, tiene como referente que “aquí, en Yucatán, el mismo personaje, Gamboa, tiene inversiones en el ramo de las gasolineras, utilizando la misma lógica de hacer negocios de los Mouriño. No estaría mal indagar al coordinador de los diputados del PRI sobre su riqueza y su relación con los energéticos”… Hildebrando vive, la transa sigue: Édgar Baltazar Landeros reporta que él y sus padres, a pesar de no ser militantes del PRD ni de ningún partido, recibieron propaganda de Nueva Izquierda invitándolos a votar por los Jesuses, Ortega y Zambrano. Pero, “¿de dónde sacaron nuestros nombres y dirección? ¿Por qué nos invitan a votar en la elección interna de un partido al que no pertenecemos? ¿La izquierda colaboracionista ya aprendió de su patrón el oficio de hacer fraude?”… Y, mientras un juez de Texcoco se presta a una vergonzosa maniobra más de dilación para mantener bajo chantaje procesal a ciudadanos de Atenco por hechos que, a unos días de recibir sentencia en el fuero común, luego de un año y medio de papeleos y diligencias, han sido “descubiertos” como federales, ¡feliz fin de semana!

Astillero
Julio Hernández López

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

La impunidad de Uribe y la crisis de la OEA

La resolución emitida anteayer por la Organización de Estados Americanos (OEA) en torno a la violenta incursión perpetrada el primer día de este mes por efectivos colombianos contra territorio del vecino Ecuador pone de manifiesto, por si hiciera falta, la decadencia de ese organismo internacional, su inoperancia –derivada principalmente de su parcialidad hacia Estados Unidos y sus aliados– y su condición de aparato burocrático costoso, demagógico e inútil.
El documento elaborado por la entidad continental reconoce que el gobierno de Álvaro Uribe violó “la soberanía y la integridad territorial” ecuatorianas al bombardear y allanar un campamento situado al sur del río Putumayo, acción en la que fueron muertos el dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Raúl Reyes y otra veintena de guerrilleros, y que dejó, además, un saldo de varias personas heridas, una de ellas de nacionalidad mexicana. La mayor parte de los gobiernos latinoamericanos condenaron el ataque perpetrado por las fuerzas armadas colombianas contra la nación vecina. Sin embargo, la Casa de Nariño, activamente respaldada por Washington, logró, a fin de cuentas, que se omitiera de la resolución una condena específica al gobierno de Bogotá. Dicha omisión consagra la tolerancia a la impunidad como norma en las relaciones hemisféricas y abre la puerta a nuevos actos hostiles del régimen de Uribe contra cualquiera de los países limítrofes: Ecuador mismo, Venezuela, Perú, Brasil y Panamá.
En su afán por evitar “palabras duras” y “no echar leña al fuego”, expresiones empleadas por el chileno José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, para justificar la impresentable resolución, la diplomacia continental acabó por plegarse a las presiones estadunidenses y evitó, en suma, atajar la posibilidad de que el belicoso gobierno colombiano vuelva a agredir a sus vecinos. Insulza admitió, con una lógica de Perogrullo, que el conflicto entre Quito y Bogotá “no está resuelto”. No lo está, en efecto, entre otros motivos porque el primer paso para solucionarlo tendría que ser un rechazo contundente a las flagrantes infracciones de Uribe a las normas básicas de la legalidad internacional.
La manifiesta inoperancia del organismo continental, por un lado, y la agresividad del gobierno colombiano, por el otro, son factores que gravitan contra la armonía en las relaciones intracontinentales, contra los procesos de integración regional en curso y, en última instancia, contra la preservación de la paz en el subcontinente. Frente a la incapacidad del foro multilateral para actuar ante los actos hostiles de la Casa de Nariño, resultan legítimas y entendibles las decisiones adoptadas por otros países de la zona en los terrenos diplomático, político, económico y de defensa. A las rupturas diplomáticas de los gobiernos de Venezuela y Ecuador con Colombia se sumó ayer Nicaragua, país que se siente también amenazado por el belicismo uribista.
Es posible que, más temprano que tarde, la impunidad concedida por la OEA al gobierno colombiano obligue a Brasil y a Perú a seguir los pasos de Venezuela y Ecuador y a desplazar tropas a sus respectivas fronteras con Colombia. Los fracasos de la diplomacia suelen desembocar en un fortalecimiento de las opciones militares, en escaladas armamentistas y en situaciones aún peores.
Cómo se mantiene «El Estado profundo» a pesar de la alternancia política partidista
La continuidad del poder en Estados Unidos, detrás de la Casa Blanca

Sesenta años de propaganda atlantista nos han convencido de que Estados Unidos es una gran democracia. Sin embargo, ningún observador cree que Ronald Reagan o George W. Bush ejercieron realmente el poder inherente al cargo presidencial. Entonces ¿quién preside? Los observadores también están de acuerdo en que, después del segundo recuento de los votos, Al Gore había ganado la elección presidencial del 2000. Entonces, ¿por qué se encuentra George W. Bush en la Casa Blanca? Preguntas a las que ningún periodista quiere responder. Thierry Meyssan rompe con el tabú.

Durante los últimos 60 años, Estados Unidos se dotó de lo que se ha dado en llamar «aparato securitario de Estado». Este se conformó como un Estado detrás del Estado, encargado de dirigir desde la sombra la guerra fría contra la URSS y, más, tarde de ocupar el espacio que dejara vacante el desmantelamiento de la Unión Soviética y de dirigir la guerra contra el terrorismo. Dispone de un gobierno militar fantasma designado para reemplazar el gobierno civil, en caso de que este último quedase decapitado durante un ataque nuclear.
En su célebre discurso de adiós, el 17 de enero de 1961, el presidente Eisenhower declaró: «En los consejos de gobierno, tenemos que tener cuidado con la adquisición de una influencia ilegítima, deseada o no, por parte del complejo militaro-industrial. Existe el riesgo de un desastroso desarrollo de un poder usurpado y [ese riesgo] se mantendrá. No debemos permitir nunca que el peso de esta conjunción ponga en peligro nuestras libertades o los procesos democráticos».
Este aviso resultó sin embargo insuficiente. La lógica del «aparato securitario de Estado» ahogó poco a poco la de las instituciones que ese mismo aparato debía proteger. El complejo militaro-industrial utilizó su poder para modificar las instituciones civiles según su propia conveniencia, en vez de ponerse al servicio de estas. En definitiva, el lobby de la guerra falseó el proceso electoral y logró decidir, en cada elección presidencial, quién sería el ocupante de la Casa Blanca.
Desde hace 60 años, sin excepción alguna, el presidente es siempre el candidato que se compromete a concretar las exigencias del «aparato securitario de Estado» y que obtiene el apoyo financiero masivo de las firmas que tienen contratos con el Pentágono. Claro está, después tomar posesión de la Oficina Oval, el elegido trata siempre de deshacerse de sus padrinos y de acercarse a los verdaderos intereses de su pueblo. Tendrá entonces que ser capaz de darse cuenta del margen de maniobra del que dispone, con la posibilidad de que lo eliminen, política o incluso físicamente. Finalmente, el riesgo de que un presidente que se aparte del «Estado profundo» logre a pesar de ello mantenerse en el poder estará siempre limitado por la regla, impuesta durante la misma época, que limita el ejercicio de la función presidencial a dos mandatos consecutivos.
En esas condiciones –como veremos más adelante– la alternancia entre demócratas y republicanos no proporciona a los ciudadanos estadounidenses un medio de cambiar la política, sino que constituye para el «aparato securitario de Estado» la posibilidad de mantener la misma política más allá de la impopularidad del presidente ya “desgastado”. Se trata de la aplicación del principio que Giuseppe Tomasi di Lampedusa atribuye al Gatopardo: «Todo tiene que cambiar, para que nada cambie y para que podamos seguir siendo los amos».
A veces el «Estado profundo» sale a la superficie y deja entrever su poderío. Eso sucede ocasionalmente durante el período de transición presidencial. Se produce entonces un semivacío del poder, durante la fase en que el presidente saliente sigue a cargo de los asuntos pendientes, mientras que el presidente electo se prepara para asumir el mando.
En el siglo XVIII, se explicaba que ese período de transición de 11 semanas era el tiempo necesario para hacer un balance de los resultados y conformar un equipo, debido al gran tamaño del país y la lentitud de las comunicaciones. La primera transición se desarrolló en 1797, cuando John Adams fue electo como sucesor de George Washington. Durante siglo y medio, no existió ningún tipo de procedimiento para regular ese período ya que los dos presidentes (el presidente saliente y el que lo reemplaza) no tenían ninguna razón que los obligara a colaborar entre sí. Hoy en día la cosa es muy distinta ya que el «aparato securitario de Estado» aprovecha ese período para poner al nuevo ocupante de la Casa Blanca al corriente de lo que debe saber sobre «Estado profundo». Para comprender el sistema, volvamos a la historia de esas transiciones.
La guerra fría mantiene la democracia entre paréntesis
Harry Truman (presidente de Estados Unidos desde 1945 hasta 1953) modificó profundamente la naturaleza del Estado federal al crear en su seno el «aparato securitario de Estado», un tríptico conformado con el Consejo de Jefes de Estado Mayor (JCS), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Consejo de Seguridad Nacional (NSC). Estos organismos, que nada tienen de transparentes, disponen de poderes exorbitantes, solamente comparables a los establecidos para tiempos de guerra. Y es que su misión consiste precisamente en mantener el estado de movilización de la Segunda Guerra Mundial, sin mantener por ello a la sociedad civil bajo presión, como medio de librar una nueva forma de guerra contra la Unión Soviética: la guerra fría.
Para «contener» la influencia soviética, Truman organizó el puente aéreo hacia Berlín, estableció la alianza atlántica (OTAN) y declaró la guerra de Corea. Extendió además el «Estado profundo» estadounidense al interior mismo de los Estados aliados, mediante la creación de las redes stay-behind y la integración de las mismas al seno de la CIA
[
1].

El «aparato securitario de Estado» consideraba que el mejor sucesor de Truman sería el general Dwight Eisenhower, que había sido comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa durante la Segunda Guerra Mundial y había ocupado posteriormente ese mismo cargo en el seno de la OTAN. Era el hombre idóneo para continuar la guerra de Corea hasta la victoria. La opinión pública lo adulaba y lo consideraba un héroe, aunque nunca había combatido personalmente, ni siquiera había estado cerca de la línea del frente.
Como Eisenhower no era un político, ni tenía vínculos con ninguna organización política, los dos partidos trataron de atraerlo. Truman le pedió, en vano, que se uniera a los demócratas. Finalmente, Eisenhower se decidió por la candidatura republicana. Con ese partido llegó a un acuerdo que estipulaba que gozaría como presidente de libertad de acción para aplicar una política exterior antisoviética y emplearse «a fondo» en Corea, hasta la victoria. En pago, Eisenhower se comprometía a aplicar una política interna y económica de corte conservador. Escogió como compañero de candidatura al senador Richard Nixon (cuya hija se casaría en poco tiempo con el nieto de Eisenhower), que se había dado a conocer como uno de los promotores de las «cacerías de brujas» contra los comunistas.
Al resultar electo Dwight Eisenhower, Truman se puso en contacto con él para presentarle el dispositivo de seguridad nacional dado que, aunque la existencia del mismo era pública, su funcionamiento era secreto.
Eisenhower elaboró la doctrina de defensa que lleva su nombre, en virtud de la cual Estados Unidos no vacilará en utilizar la fuerza, en cualquier lugar del mundo, donde la influencia comunista amenace los intereses occidentales. Agregó además, al sistema de seguridad nacional, el principio de continuidad del gobierno. Designó, mediante un decreto secreto, un gobierno alternativo compuesto simultáneamente de militares y de industriales escogidos entre sus propios amigos, que se encargaría de tomar el mando en caso de que las instituciones desapareciesen como consecuencia de un ataque nuclear soviético.
O sea, paralelamente al procedimiento constitucional en lo tocante al vacío del poder, existe desde hace 50 años un segundo procedimiento –de carácter militaro-industrial– que puede ponerse en marcha en caso de hecatombe nuclear. En el primer caso, el vicepresidente reemplaza al presidente, de ser necesario lo reemplaza el presidente pro tempore del Senado, o el presidente de la Cámara de Representantes. En el segundo caso, los políticos electos por el pueblo se ven excluidos por un gobierno fantasmo –cuya composición es, además, secreta– que sale bruscamente de las penumbras, aunque no dispone de legitimidad electoral alguna.
Sin embargo, el «aparato securitario de Estado» le reprochó a Eisenhower no haber hecho lo suficiente, sobre todo en materia de misiles, y se negó a apoyar al vicepresidente Nixon como su sucesor. Inquieto por las consecuencias que el creciente poder del complejo militaro-industrial podía tener para la democracia, Eisenhower lanzó un aviso a sus conciudadanos en su discurso de adiós, que ya citamos anteriormente. El lobby de la guerra volvió entonces su mirada hacia el partido demócrata.
Fue de esa manera cómo John F. Kennedy obtuvo el apoyo de los industriales del armamento. Para congraciarse con ellos centró su campaña electoral en la denuncia de una supuesta ventaja de los soviéticos en materia de misiles y en la necesidad de eliminar ese abismo («missile gap»). Además, designó como su compañero de fórmula al belicoso líder del grupo parlamentario demócrata, Lyndon Johnson. Directamente vinculado al complejo militaro-industrial, durante su campaña electoral tomó la iniciativa de crear grupos de trabajo para hacer un balance de la situación y preparar sus primeras decisiones en caso de resultar electo.
Kennedy puso a la cabeza de los dos grupos de trabajo más importantes a quienes habían sido sus dos principales rivales por la investidura demócrata, neutralizando así el rencor de ambos al tiempo que explotaba sus habilidades. Creó hasta 29 grupos temáticos, cuyos miembros eran todos voluntarios no remunerados. Después de su elección, Kennedy designó al abogado Clark Clifford para coordinar el traspaso de poderes con Eisenhower, y luego nombró por lo menos a un miembro de cada grupo de trabajo para formar parte de su gabinete. No fue por sus cualidades como abogado y negociador que la elección recayó sobre Clifford sino por tratarse de un halcón, que además era un representante del «Estado profundo». Clifford había participado junto a Truman en la creación del «aparato securitario de Estado» y Eisenhower lo había nombrado ministro fantasma en el seno del gobierno militar de repuesto.
Más tarde, Kennedy impuso la Presidential Transition Act para que los siguientes presidentes pudieran seguir sus pasos teniendo a su disposición un financiamiento federal con el que pagar a los miembros de sus grupos de trabajo.

Kennedy desafió a la URSS ante el muro de Berlín, desplegó misiles en Turquía y logró disuadir a los soviéticos de instalar los suyos en Cuba como respuesta. También emprendió los grandes programas espaciales. Pero no tardó en revisar sus compromisos con intenciones de reducirlos. Es verdad que autorizó la invasión contra Cuba, pero rectificó después del fiasco de Bahía de Cochinos. También es cierto que metió las manos en Vietnam, pero rápidamente empezó a tratar de buscar cómo preparar la retirada.
Apoyándose en la legitimidad que le otorgaba un amplio apoyo popular, entró en conflicto con su estado mayor y ordenó investigaciones sobre las actividades políticas de varios generales. En definitiva, acabó siendo asesinado para favorecer a su vicepresidente, Lyndon B. Johnson –cuya ceremonia de toma de juramento había sido preparada justo antes de que Kennedy fuese abatido–, quien aprobó sin demora la escalada de Vietnam y nombró además a Clifford Clark como ministro de Defensa para realizar esa sucia tarea.
La impopularidad de Johnson hacía imposible su reelección, así que este renunció a tratar de obtener la candidatura. Como el partido demócrata estaba en manos de pacifistas que se oponían a los horrores de la guerra de Vietnam, los halcones necesitaban un cambio de partido para mantenerse en el poder y continuar su propia política. Eligieron, con toda lógica, al ex vicepresidente Richard Nixon, un oportunista que ya conocía todos sus secretos.
Cuando los dos candidatos más importantes ya habían recibido la investidura de sus respectivos partidos, Johnson se reunió con ellos para ponerse de acuerdo sobre los detalles de la transición. Se trata solamente de un espectáculo puramente formal, pero que permitió que el demócrata Johnson se pusiera en contacto con el candidato republicano antes de que este fuera electo.
Aprovechando la existencia de la Presidential Transition Act, el republicano Nixon siguió los pasos del demócrata Kennedy creando así 30 grupos de trabajo para definir su futura política en estrecho contacto con el «Estado profundo».
Nixon aplicó una política de distensión hacia la URSS y negoció los acuerdos de limitación de la carrera armamentista respetando los intereses del complejo militaro-industrial, o sea suprimiendo ciertas armas para favorecer las más sofisticadas. Por iniciativa de su consejero Henry Kissinger, estableció una sorprendente alianza con la China comunista para aislar a Moscú. Sin embargo, renunció a tratar de vencer en Vietnam, cosa que el «aparato securitario de Estado» le hizo pagar muy caro al organizar contra él un proceso de destitución como consecuencia del escándalo del Watergate. Durante meses, el número 2 del FBI, Mark Felt (alias «Deep Throat»), destiló personalmente informaciones devastadoras al Washington Post.

Acorralado, Nixon preparó en secreto su renuncia y sólo le avisó a Gerald Ford con un día de antelación. Ambos hicieron un trato: Ford ocuparía la Oficina Oval a cambio del perdón para Nixon y de la suspensión de toda acción judicial contra este último. Ford aceptó. Previendo aquella posibilidad, Ford ya había conformado un pequeño equipo de trabajo, pero este fue disuelto inmediatamente. Un miembro importante del «aparato securitario de Estado», el embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Donald Rumsfeld (adversario de Kissinger), fue llamado urgentemente a Washington para que se encargara de la transición.
Rumsfeld ayudó a conformar el nuevo equipo –una combinación de ex colaboradores de Nixon y de caras nuevas. El asunto era más complicado de lo que parecía ya que se trataba de penalizar la política que había llevado a la pérdida de Vietnam, representada por Kissinger, salvaguardando a la vez la influencia de la industria armamentista, también representada por el propio Kissinger (que había sido secretario general del American Security Council, la principal organización del complejo militaro-industrial en aquella época). Ford designó a Nelson Rockefeller como nuevo vicepresidente. Este último no sólo era el heredero de la más importante dinastía industrial del país. También había sido el jefe de operaciones secretas del «aparato securitario de Estado» durante la presidencia de Eisenhower.
Rápidamente, Ford se dio cuenta de que los ex colaboradores de Nixon arrastraban el peso de la imagen del Watergate y le pidió a Rumsfeld que terminara el trabajo. Rumsfeld se convirtió así en secretario general de la Casa Blanca. Echó a los últimos colaboradores de Nixon, con excepción del propio Kissinger, y puso a
George H. Bush a la cabeza de la CIA. Con la ayuda de este último, Rumsfeld creó una comisión de evaluación de la amenaza soviética («el equipo B») que inmediatamente gritó que venía “el lobo” y reactivó la carrera armamentista.
La imagen de Ford era desastrosa. La opinión pública lo veía como un pícaro que había exonerado a Nixon para tomar su lugar en la presidencia, mientras que el «aparato securitario de Estado» quería borrar la humillante imagen de la caída de Saigón a la que se le asociaba (aunque aquello no era otra cosa que una consecuencia de la paz que quería Nixon). Ford no tenía la legitimidad necesaria para emprender iniciativas importantes. El «Estado profundo» necesitaba, por consiguiente, un nuevo presidente demócrata. Este sería Jimmy Carter, protegido de David Rockefeller (el hermano del vicepresidente Nelson Rockefeller), capaz de pasar la página de los crímenes anteriores y de mantener a la vez el rumbo ante la URSS.

Carter escogió como consejero de Seguridad Nacional a Zbignew Brzezinski [2], secretario general de la Comisión Trilateral, el think tank de los Rockefeller. Brzezinski había teorizado sobre una versión moderna del «containment» que se practicaba hacia la Unión Soviética, fortaleciendo así la doctrina del «aparato securitario de Estado». Sobre esa base, disminuyó la presión militar en América del Sur (renegociación del control del Canal de Panamá y fin de las dictaduras militares) y la desplazó hacia el Asia Central (guerra de Afganistán contra los soviéticos). Fue en ese contexto que contrató a Osama Ben Laden y desarrolló el apoyo estadounidense a las organizaciones extremistas sunnitas anticomunistas.
Desgraciadamente, la credibilidad de Estados Unidos se resquebrajó con el asunto de los rehenes de la embajada de Teherán. Lo más importante fue que, luego de las revelaciones de las comisiones investigadoras parlamentarias, al bautista Carter se le ocurrió moralizar la CIA aprovechando la limpieza post-Watergate. Al verse así amenazado, el «aparato securitario de Estado» organizó una campaña mediática contra Carter, acusándolo de ser portador del «síndrome de Vietnam». Y luego, empezó a buscarle un sustituto republicano.
En definitiva, el «Estado profundo» organizó la fórmula Reagan-Bush (este último había sido director de la CIA). Por primera vez en la historia de Estados Unidos, el vicepresidente era el hombre fuerte, mientras que el presidente no era más que un actor de Hollywood en un papel de relleno [
3].
Reagan y Bush nombraron un triunvirato para que organizara la transición: Ed Meese como encargado de preparar las nominaciones y el programa, el abogado William Casey se ocupaba de de las relaciones con el «aparato securitario de Estado», mientras que el brillante James Baker correteaba por todas partes. En realidad, Casey había sido el oficial que se ocupaba de Reagan cuando, en años anteriores, este último había sido en Hollywood [como Vito Corleone en el famoso film de Coppola. Nota del Traductor.] el Padrino –destacado en el seno de la farándula– del Comité Internacional de Refugiados (International Refugee Committee), una pantalla anticomunista de la CIA. Y, enseguida que se le presentó la oportunidad, Reagan nombró a Casey director de la agencia de espionaje.
Sobrevino inmediatamente el doloroso episodio del intento de asesinato contra Ronald Reagan, por parte de un amigo de los Bush. El atentado fracasó, pero Reagan entendió el mensaje y dejó todo lo que tenía que ver con la defensa totalmente en manos de su vicepresidente.


Fue durante ese período que se desarrolló el procedimiento de continuidad del gobierno. El gobierno militar de repuesto creado por Eisenhower no había sido, hasta entonces, otra cosa que una directiva. En aquel momento, se decide materializarlo. Se creó entonces un equipo permanente y se construyeron gigantescos búnkeres especialmente equipados para proteger a dicho equipo junto con los dirigentes sobrevivientes: Cheyenne Mountain, Raven Rock (llamado "site R") y Mount Weather.
Este equipo instaló un sistema de vigilancia sobre el gobierno civil para poder seguir en tiempo real todos los asuntos que tratara este último y estar así preparado para proseguir la acción gubernamental sin que se produjese ni un minuto de interrupción en caso de apocalipsis nuclear. Se organizaron ejercicios de simulación de continuidad gubernamental dos veces al año.
Con toda confianza, el «aparato securitario de Estado» apoyó al vicepresidente Bush como sucesor de Reagan. El encargado de servir de enlace entre el «Estado profundo» y el equipo de campaña fue un miembro del Consejo de Seguridad Nacional, el general Colin Powell.
En 1989-91, los «combatientes de la guerra fría» vieron como se derrumbaba la Unión Soviética, hecho que siempre habían deseado, pero que los dejaba desconcertados. El «aparato securitario de Estado» había cumplido su misión. Durante 45 años, hombres sinceros habían creído que estaban defendiendo a su país cuando manipulaban las instituciones a costa de la democracia. Como Dwight Eisenhower lo había previsto, algunos de ellos se habían acostumbrado tanto a aquel poder que ya no podían resignarse a perderlo. Aunque había perdido su razón de ser, el «Estado profundo» iba a mantenerse. Pero, ¿a qué precio?


A falta de enemigo, el «aparato securitario de Estado» entre en guerra consigo mismo

Le tocó a George H. Bush (Bush padre) la pesada tarea de definir los objetivos de Estados Unidos en el mundo postsoviético. No sin vacilaciones, Bush padre imaginó la construcción de un «nuevo orden mundial» favorable a una dominación económica global que ejercería Estados
Unidos. Ordenó reducir el formato de las fuerzas armadas y estudió las posibilidades de reconversión del «aparato securitario de Estado» para luchar contra el surgimiento de nuevos competidores. Ante la duda existencial, el «Estado profundo» favoreció la alternancia partidista.
Los periodistas trotkistas que la CIA había reclutado en el pasado para luchar contra la influencia soviética en el seno de la izquierda se habían pasado al partido republicano, bajo la apelación de «neoconservadores». Se habían convertido en los propagandistas del lobby de la guerra. Como veletas que giran en el sentido del viento, se pusieron entre contra de Bush padre criticándolo por no haber aprovechado el fin de la URSS para derrocar a Sadam Husein al final de la operación Tormenta del Desierto, y llamando a votar por el único candidato capaz de desencadenar la próxima guerra en Yugoslavia: Bill Clinton.
Perfectamente conciente de la ocasión que se le presentaba, el gobernador Clinto hizo campaña basándose en el surgimiento de nuevas amenazas y en la necesidad de desempeñar el papel de gendarme en Yugoslavia. También propuso modernizar las fuerzas armadas adaptando la administración de estas a las evoluciones sociales, lo cual significaba entre otras cosas más apertura al reclutamiento de mujeres y gays. Bush padre, que era el presidente más popular de Estados Unidos en el siglo XX (¡90% de opiniones favorables!) subestimó la capacidad de los «combatientes de la guerra fría» para sacarlo de la Casa Blanca. Para privarlo del apoyo de una parte de sus electores, estos financiaron la candidatura independiente de Ross Perot, un millonario que había servido de cobertura para una operación de salvamento de las Fuerzas Especiales en Irán. Bush padre perdió las elecciones.
A pesar de que Sadam Husein ya se había sometido a las resoluciones de la ONU, Bill Clinton se opuso al levantamiento del embargo que la ONU había decretado contra Irak, hambreando así a los iraquíes y provocando 500 000 muertes. Sin embargo, lo que sí hizo Clinton fue frenar el rearme (principalmente al bloquear el proyecto de armamento espacial) y negarse a emprender la operación de Yugoslavia, que le había valido el apoyo del «aparato securitario de Estado». Peor aún, durante un ejercicio de simulacro, Bill Clinton descubrió la composición del gobierno secreto que el «aparato securitario de Estado» había conformado para sustituirlo a él.
A la cabeza de aquel gobierno secreto se encontraba el ex secretario de Defensa
Donald Rumsfeld y se componía además de algunos de sus propios colaboradores, como el jefe de la CIA, James Woolsey. Para poder estar listos para garantizar el relevo, aquella gente espiaba permanentemente al gobierno civil, interceptando todas sus comunicaciones y todos sus documentos. Considerando que aquel dispositivo de la guerra fría era ya obsoleto, Clinton –que se negaba a ser un presidente desechable más– ordenó la disolución de dicha estructura. Y le costó caro.
El conflicto que comenzó entonces empezó a corroer a Estados Unidos desde adentro ya que algunos dirigentes del «Estado profundo» se dejaron llevar por la embriaguez del poder, mientras que otros trataban de parar aquella tendencia infernal. La desgarradura inevitablemente empuja Estados Unidos hacia la desintegración o la dictadura.
Luego de pasar a la clandestinidad total, parcialmente exilado en Israel, el «Estado profundo» estadounidense urde un complot contra Bill Clinton. Atrapado en 1995 en un asunto de faldas con una becaria israelí de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky, Clinton se vio sometido a un procedimiento de impeachment de 1998 a 1999. Pero, contrariamente a Nixon –que no tenía margen de maniobra–, Clinton dio marcha atrás. En momentos en que la Cámara de Representantes acababa de votar su destitución, Clinton restableció el gobierno secreto y el Senado lo salvó. Después, le ordenó a la OTAN que bombardeara Serbia.

De todas maneras, después de toda aquella lucha por el poder, el «aparato securitario de Estado» no tenía intención alguna de aceptar al vicepresidente Albert Gore como sucesor de Clinton. El candidato del «aparato securitario de Estado», el republicano John McCain, perdió una primaria decisiva, pasándole así el testigo a una personalidad poco creíble, George W. Bush (Bush Jr.). No quedó más remedio que preparar al nuevo candidato, con la mayor precipitación. Se conformó un nuevo equipo con Dick Cheney, el gran jefe del Partido Republicano, y varios de los hombres claves del «Estado profundo».
Se le dio a Bush una formación acelerada mediante un grupo de especialistas, los Vulcanos (nombre del dios encargado de forjar las armas en el Olimpo), bajo la dirección del inoxidable Henry Kissinger y de la sovietóloga Condoleezza Rice. Se recolectó un océano de dólares para su campaña electoral. A pesar de todo, Al Gore derrotó a Bush Jr. El «Estado profundo» se vio entonces obligado a hacer trampa para cambiar el resultado del escrutinio, de forma visible y nada gloriosa, y para lograr que la Corte Suprema nombrara presidente a Bush Jr., a falta de haber podido lograr que saliera electo.
La transición Clinton-Bush Jr. se convirtió en una larga crisis. Durante el litigio por los resultados de la elección, los fondos que la Presidential Transition Act destinaba a los grupos de trabajo estuvieron congelados y los inmensos locales que estos grupos debían usar se mantuvieron cerrados. La administración Clinton tuvo que tomar medidas extraordinarias de seguridad para proteger al vicepresidente Gore. En definitiva, este último acabó abandonando el litigio como consecuencia de serias amenazas contra su familia. El dúo Bush Jr.-Cheney finalmente entró a la Casa Blanca. Al igual que en la época de la llegada del dúo Reagan-Bush padre, el verdadero poder recayó en el vicepresidente.
Saliendo nuevamente de las sombras, Donald Rumsfeld fue nombrado secretario de Defensa, mientras que Colin Powell se convertía en secretario de Estado y Condoleezza Rice era nombrada a la cabeza del Consejo de Seguridad Nacional. Meses más tarde, el «aparato securitario de Estado» organizaba los espectaculares atentados de Nueva York y Washington, reactivando así el militarismo estadounidense, ahora contra un adversario imaginario: el terrorismo islamista.

Lejos de consolidar el sistema, las demostraciones de fuerza que tuvieron lugar con el complot Lewinsky de 1995 a 1999, con las elecciones fraudulentas de 2000 y los atentados de 2001 aceleraron su desintegración interna postguerra fría. La inadecuación de las fuerzas armadas estadounidenses a la colonización de Afganistán e Irak condujo a una catástrofe similar a la Vietnam. El proyecto del vicepresidente Cheney, en el que Irán sería la siguiente presa, provocó el amotinamiento de una parte del Estado Mayor, inquieto ante la posibilidad de verse obligado a desplegar aún más tropas [4]. Por primera vez, el «aparato securitario de Estado» se encuentra dividido, en guerra consigo mismo.
En lo tocante a la sucesión de George W. Bush, las dos facciones tienen cada una su propio candidato. Y no resulta fácil comprender de qué manera pueden esperar los Clinton sacar provecho de dicha división para tomar su revancha y lograr meter a Hillary en la Oficina Oval. Los amotinados apoyan a Barack Obama, con el proyecto de una retirada parcial de Irak, quedando en buenos términos con Irán, y del ataque contra Pakistán. Mientras tanto, el clan Cheney apoya a McCain, con la esperanza de mantenerse en Irak y de acrecentar la presión sobre el Medio Oriente.
Ninguno de estos dos candidatos dispone de un plan tendiente a reconciliar las facciones opuestas en el seno del «aparato securitario de Estado». Lo cual indica que el próximo ocupante de la Casa Blanca, sea a quien sea, no podrá evitar la implosión del sistema.
No queda más remedio que reconocer que, aún tratándose de un hecho deplorable, el desarrollo del «aparato securitario de Estado» respondía a una lógica. Es posible comprender por qué se aplicó una democracia “entre paréntesis” durante la Segunda Guerra Mundial, e incluso durante la guerra fría. Pero nada en la situación actual justifica que eso se repita. En definitiva, las contradicciones internas de ese sistema han llegado al paroxismo en momentos en que el «aparato securitario de Estado» afirma querer democratizar el mundo por la fuerza.
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París, Francia.
Es el autor de La gran impostura y del Pentagate
Reflexiones del compañero Fidel Castro

El Tribunal Penal Internacional

La Hojilla, programa de Venezolana de Televisión, se encargó deseleccionar, a lo largo de meses hasta ayer 5 de marzo, datos y frases que reflejan con precisión el plan imperialista de hacer con Chávez lo que se hizo con Milosevic después de la guerra genocida de Kosovo:juzgarlo en el Tribunal Penal Internacional.
Ayer, cuando pasadas las 12 de la noche, hora de Cuba, es decir, hoy mismo, escuché declaraciones oficiales a la prensa de un grupo de funcionarios que se ocupan en Colombia de los trámites legales pertinentes, no me quedó duda alguna. No se trata de un secreto. Es una batalla de opinión previa. Tuve muy presente al escribir estas líneas la excelente recopilación de La Hojilla.
¿Qué se ha dicho de Chávez en días muy recientes? Fue electo por el voto mayoritario de la población. De inmediato se añade: igual que Hitler. Claro que no se explica lo conocido demasiado bien: que Hitler fue fruto genuino del sistema capitalista, que se expresó a través del Tratado de Versalles y la imposición de sanciones —ya lo mencioné en una reflexión—, las cuales exaltaron el nacionalismo en la recién nacida República de Alemania. El fascismo asesinó a incontables personas. Chávez nunca mató a nadie, ha sido elegido varias veces, y los más increíbles insultos contra él se publican y divulgan diariamente por todos los medios. Jamás lograrán la conformidad del Presidente de Venezuela.
Cuando el gobierno de Estados Unidos tuvo la seguridad de que podía destruir proyectiles en pleno vuelo desde California con empleo de satélites espaciales, habla entonces sin rubor alguno de guerras atómicas y no oculta la intención de gobernar el mundo a sangre y fuego. Se emplean millones de millones en armas que nada aportan a la satisfacción de necesidades y al bienestar del ser humano; mantienen,por el contrario, en constante tensión a la economía mundial; imponen a los países, como los aventureros del Oeste de Estados Unidos, la consigna de la bolsa o la vida.
Escuchando durante horas a los economistas reunidos en La Habana discutir civilizadamente sobre globalización y problemas del desarrollo, puede apreciarse el tremendo choque de ideas y las contradicciones que brotan con creciente fuerza y complejidad en nuestro mundo actual. En la mente conservo un buen número de hechos que con seguridad se abordaron en esa reunión.
Es de por sí sumamente valiosa la solidaridad expresada en esa conferencia con el pueblo del Ecuador.
El Presidente de esa nación, Rafael Correa, dijo hoy que si la Organización de Estados Americanos "no condena la agresión a su país,habrá que tirarla al basurero de la historia". "Tenemos que tomar decisiones mañana en Santo Domingo para condenar claramente la agresión a Ecuador", agregó. Estas dos declaraciones no solo las escuché en la entrevista de Correa por la televisión. Constan en diferentes agencias cablegráficas.
La gravedad del problema creado por el gobierno de Estados Unidos no puede subestimarse.
Ayer Bush dio su apoyo al candidato republicano McCain, que está comprometido con la guerra de Iraq y disfruta lanzando bombas contra la población civil, es opuesto a toda negociación y jura mantener el bloqueo económico contra la nación cubana. Hace dos días los cables informaron sobre nuevas medidas de Bush para extender más en la Internet el bloqueo contra Cuba.
¿Qué podrán esperar del imperio los pueblos de América Latina que aspiran al resguardo de la soberanía nacional?
¿Puede ser o no sostenible semejante tiranía que tanto lesiona a la población del planeta?

Fidel Castro Ruz
Marzo 6 de 2008
Solidaridadconcuba

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¿Que hay detrás del Conflicto Ecuador Colombia?
Por Gino Calderón

El conflicto entre Colombia y Ecuador es parte de las provocaciones por parte de los Estados Unidos de Norteamérica, en un siniestro plan de crear alguna guerra en Sudamérica, para justificar una “intervención humanitaria” armada, como sucedió en Afganistán e Irak (con la excusa de desmantelar los arsenales de destrucción masiva de Saddam Hussein, que nunca fueron probados). Esta intervención tendría la finalidad de apoderarse de la región amazónica, donde se encuentra el ecosistema más diverso del planeta. Aprovechando el llamado plan Colombia, pues este es el ultimo recurso que tienen, luego de años de intentarlo a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU), con la propuesta de la “Internacionalización n de la Amazonia” y de los recursos del “Sistema Acuífero Guaraní” (SAG) que es uno de los reservorios de agua potable más grandes del mundo, tiene una superficie aproximada de 1.194.000 kilómetros cuadrados, estimándose en unos 50.000 kilómetros cúbicos. La profundidad más común del Acuífero es de 200 mts., se extiende desde el centro del Brasil hasta la Pampa Argentina y fluye por debajo de parte del Paraguay y el Uruguay. El proyecto estadounidense, explicitado en el Plan Colombia, consiste en el tendido de un cerco armado sobre la Amazonía , y para ello también requiere de la participación de Argentina, Paraguay y Brasil en torno a la Triple Frontera que comparten eso países sobre la región de Iguazú, que se encuentra el epicentro del Sistema Acuífero Guaraní. Puede decirse que los intentos estadounidenses de instalación militar en la Triple Frontera apuntan a consolidar la estribación Sur del Plan Colombia. La excusa que esgrimen los servicios de inteligencia de Washington, como siempre, la existencia de células del terrorismo internacional islámico y esa estrategia procura crear las condiciones para una eventual y muy posible intervención militar norteamericana en la subregión, afirmaron los periodistas argentinos Stella Calloni y Víctor Ego Ducrot, dos de los especialistas que con más detalles han desarrollado el tema en los últimos tiempos. Estados Unidos siempre procuro el control de la Amazonía y de otras áreas de la región. En realidad, ello explica la constante instalación de bases militares en el área. Ese es el objetivo final del Plan Colombia y de la Iniciativa Regional Andina", aseguró Elsa Bruzzone, especialista en Defensa Nacional, Estrategia y Geopolítica y secretaria del Centro de Militares por la Democracia Argentina (CEMIDA). El Plan Colombia es la mayor operación político militar de Estados Unidos en América Latina, dispone de bases militares en 9 países de América Latina. (Ouestión, Marzo 2004, p.2), se sitúan estratégicamente para dominar cuencas hidrográficas fundamentales. La de Manta, en Ecuador, domina la cuenca del Putumayo. La de Alcántara, en Brasil, amenaza el Amazonas. En Argentina la intención de colocar una oficina de la CIA en la triple frontera (Foz do Iguazú) y la implementación n de DOS bases militares en la Argentina, una en la Patagonia y otra próxima a Buenos Aires que custodia el Río de la Plata. Los 80 mil marines en Surinam - Guayana; cuidan el río del mismo nombre. La intervención en Colombia apunta hacia las cuencas del Cauca y del Magdalena, e indirectamente, hacia el Lago de Maracaibo. Colombia cuenta con el ejercito mejor equipado de la región, pues recibe la segunda subvención presupuestaria más grande del mundo detrás de Israel, el gobierno de Bush le había pedido al Congreso nacional que le suministrara $537 millones al Plan Colombia con el pretexto de que sus ejércitos luchan contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y contra el llamado "narcoterrorismo" , uno de los supuestos "nuevos enemigos" según estrategas y académicos orgánicos de Washington, como el conocido Samuel Huntington.La mayoría de los informes de prensa acerca de las actividades militares de Washington en Colombia se han concentrado en los esfuerzos contra las drogas y las actividades de los guerrilleros, pero la intervención del Pentágono, igual que la guerra inminente contra Irak, recibe su ímpetu de lo que Estados Unidos ya ha determinado: ejercer control sobre las extensas reservas petrolíferas del país. Más de $130 millones han sido destinados para enviar docenas de miembros en Actividades Especiales, para capacitar dos brigadas colombianas que protegen el inmenso campo y oleoducto de Caño-Limón, provincia de Arauca, que está bajo el control de Occidental Petroleum. La compañía British Petroleum maneja los campos de Cusiana y Cupiagua en los Andes orientales. Empresas canadienses y estadounidenses han asegurado los derechos, otorgados por el gobierno colombiano, para explorar reservas potenciales de 2.5 billones de barriles en la Cuenca de Putumayo. Se calcula que sólo se ha explorado el 20% de los campos petrolíferos potenciales del país. Estados Unidos consolidaría así sus posiciones militares en toda el área, conforme lo demanda la doctrina oficial sobre Guerra de Baja Intensidad (GBI), y ejercería el control directo sobre territorios ricos en recursos naturales: fuentes de agua, yacimientos petrolíferos y zonas estratégicas en biodiversidad, claves a la hora de aportar importantes caudales en el marco del programa económico para la región, basado en el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
El libro didáctico "Introducción a la Geografía”.
El mapa que David Norman incluye en su texto escolar ilustra la dimensión de " la Primera Reserva Internacional de la Floresta Amazónica (PRINFA)". La alocada redacción afirma que esta iniciativa fue apoyada por la comunidad internacional y que simboliza "una misión especial para nuestro país (Estados Unidos) y un regalo para todo el mundo, visto que la posesión de esas tierras tan valiosas en manos de pueblos y países tan primitivos condenaría a los pulmones del mundo a su total destrucción en pocos años". El texto continúa delatando la naturaleza del proyecto, en la ficción y en la realidad: Podemos considerar que este área tiene la mayor biodiversidad del planeta, con una gran cantidad de especímenes de todos los tipos de animales y vegetales. El valor de esta área es incalculable, pero el planeta puede estar seguro de que Estados Unidos no permitirá que esos países latinoamericanos exploten y destruyan lo que es verdadera propiedad de toda la humanidad. PRINFA es como un parque internacional, con severas reglas para la explotación". El libro didáctico "Introducción a la Geografía ", del autor David Norman, página 76, utilizado en la Junior High School (equivalente al 6° grado de la primaria) de USA, están mostrando el mapa del Brasil amputado, sin el Amazonas y el Pantanal.