jueves, julio 26, 2007
Norberto Rivera Capellán de los Caballeros de Colón
Por Ferrer Galván Acosta
“Prometo y declaro que haré, cuando la oportunidad se me presente, guerra sin cuartel, secreta y abiertamente, contra todos los herejes, Protestantes, Masones, tal como se me ordene hacer, extirparlos de la faz de la Tierra, y que no tendré en cuenta ni la edad, sexo o condición, y colgaré, quemaré, destruiré, herviré, desollaré vivos a estos infames herejes.
Abriré los estómagos, los vientres de sus mujeres, y con las cabezas de sus infantes daré contra las paredes a fin de aniquilar a esa execrable raza. Que cuando esto no pueda hacerse abiertamente, emplearé secretamente la copa de veneno, la estrangulación, el acero, el puñal o la bala de plomo sin tener en consideración, el honor, rango, dignidad ó autoridad de las personas, cualquiera que sea su condición en la vida pública y privada, tal como sea ordenado en cualquier tiempo por los Agentes del Papa o el Superior de la Hermandad del Santo Padre, de la Sociedad de Jesús “
Los párrafos anteriores pertenecen al juramento que los integrantes de la organización católica de laicos Los Caballeros de Colón realizan en su rito de iniciación. Esta agrupación está cumpliendo 125 años de ser fundada por Michael J. Mcgiveney en 1882 como respuesta al surgimiento de doctrinas protestantes cristianas y al triunfo de los liberales (masones) en la construcción de una América independiente.
Otro de los párrafos significativos de dicho juramento dice: “Yo. En presencia del Todopoderoso Dios, de la bienaventurada Virgen María, del bienaventurado San Juan Bautista, de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, de todos los Santos, sagradas huestes del cielo, y de tí, mi Santísimo Padre, el Superior General de la Sociedad de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, en el Pontificado de Pablo III, y continuada hasta el presente, por el vientre de la Virgen María, la matriz de Dios y el cayado de Jesucristo, declaro y juro que Su Santidad, el Papa, es Vicerregente de Cristo y que es única y verdadera cabeza de la Iglesia Católica o Universal en toda la Tierra; y que en virtud de las llaves para atar y desatar dadas a Su Santidad por mi Salvador Jesucristo, tiene poder para deponer Reyes herejes. Príncipes, Estados, Comunidades y Gobiernos y destruirlos sin perjuicio alguno. Por tanto, con todas mis fuerzas defenderé esta doctrina y los derechos y costumbres de Su Santidad, contra todos los usurpadores heréticos o autoridades protestantes”
Un destacado integrante de dicha organización es el señor Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, quien este domingo 22 de julio de 2007 fue graduado como Capellán del capítulo Estado México-Sur en grado de Honorario por la orden de Los Caballeros de Colón
(http://www.jornada.unam.mx/2007/07/23/index.php?section=politica&article=007n1pol).
Es de suponerse que el señor Rivera Carrera, Capellán de Los Caballeros de Colón, realizó el juramento mencionado. Y que por tanto desconoce a los gobiernos “herejes” a los cuales se dedica a combatir, tal cual lo juró en su iniciación
Recitando la frase de que “juro (…) que iré a cualquier parte del mundo a donde se me envíe, a las regiones frígidas del Norte, a los espesos montes de la India, a los centros de la civilización de Europa o a las silvestres cabañas de los bárbaros salvajes de la América, sin murmuración o queja; y seré sumiso a todo lo comunicado”
No resulte extraño que Norberto Rivera llame a Marcelo Ebrard a que reconozca a Felipe Calderón, ya que como está visto, el prelado juró, también, “que daré mi voto siempre por uno de los Caballeros de Colón con preferencia a un protestante, especialmente a un masón y que haré que todo mi partido haga lo mismo; que si dos católicos están luchando, me convenceré quién defiende más la Santa Madre Iglesia, y daré mi voto por él”.
Tal es el pensamiento que respalda al líder del Clero en México, el hombre que, según los rumores vaticanos, alcanzó la tercera posición en la votación para ser Jefe del Estado Vaticano, un hombre que rinde culto y venera a una patria extranjera, la del Vaticano y que reconoce por encima de las instituciones del Estado Nacional a la de un creencia política religiosa fundada en creer que Joseph Razinger, papa en turno, es el representante de Dios y éste debiera designar a los gobernantes.
El juramento completo…
http://www.jornada.unam.mx/2004/08/29/sem-juramento.html
El realismo español
Licenciado y doctor en relaciones internacionales por El Colegio de México. Cursó tres años de posdoctorado en ciencia política de la Universidad de Chicago. Desde 1970 es profesor en el Centro de Estudios Internacionales. Ha publicado 17 libros sobre política mexicana, así como media docena como coautor. Tiene docenas de capítulos en libros y más de un centenar de artículos en revistas. Es comentarista en radio y televisión.
PERIÓDICO REFORMA
Había razones para esperar que el gobierno socialista español actuara, en relación con México, con mayor elegancia
Problema y definición
El realismo al que se refiere el título de esta columna no tiene que ver con una escuela de pintura sino con otra de las grandes artes: la de la política internacional.
Desde luego que nadie puede objetar que el gobierno español busque tener buenas relaciones con el mexicano, el problema está en las formas. Es ahí donde sí hay motivo de reclamo.
La reciente visita del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a México, dio pie a que desde algunos sitios de la izquierda mexicana se reprochara al líder del Partido Socialista Obrero Español su extraordinaria disposición para reconocer, antes que las propias autoridades mexicanas, el supuesto triunfo electoral de la derecha mexicana en el 2006. La diplomacia española no siguió entonces las reglas y formas que generalmente se observan en esos casos sino que fue brutalmente realista en apoyo de los intereses de su país en México.
La escuela política realista no se hace ninguna ilusión sobre la naturaleza humana: el egoísmo es la fuerza dominante. Esta teoría explica la conducta de los Estados -los actores centrales del sistema internacional- en función de la interminable búsqueda de sus intereses particulares definidos siempre en términos de poder. En este enfoque hecho famoso por Maquiavelo, los elementos de poder son la capacidad militar y económica, la calidad de las instituciones públicas y la diplomacia, y todo aquello que permite a unos individuos y naciones controlar a otros. En suma, esta corriente de pensamiento juzga a una determinada política en función de su contribución a aumentar el poder de una nación. En este contexto los imperativos morales son irrelevantes o de plano disfuncionales (Hans J. Morgenthau, Politics Among Nations, 7a. edición, Boston, McGraw-Hill, 2006, pp. 3-16).
Todo indica que el gobierno socialista español en su relación con nuestro país juega con estas reglas. De ahí su decisión de mostrar públicamente su apoyo al triunfo de Felipe Calderón, independientemente de los plazos formales en México, de su orientación ideológica y de cómo éste logró la victoria.
La prisa
Las elecciones presidenciales mexicanas del 2006 se llevaron a cabo en un ambiente ya muy enrarecido pero que se hizo aún más turbio tras la jornada del 2 de julio, cuando el gobierno, su partido y la oposición de izquierda, se enzarzaron en un duro debate sobre la credibilidad de las cifras. Sólo hasta septiembre, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró triunfador a Calderón por un margen del 0.6 por ciento, pero Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se negó a reconocer ese resultado y pidió un recuento.
Dos meses antes, el 6 de julio, el presidente del IFE había dicho: "El candidato que obtuvo el mayor porcentaje de la votación presidencial es Felipe Calderón, del PAN. La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos". Esta afirmación no tenía carácter legal alguno, era política, pero dio pie para que, al día siguiente, a la una y cuarto de la tarde, Rodríguez Zapatero llamara al candidato del partido que, en su origen, simpatizó con el franquismo español, para felicitarlo por un triunfo que aún no era tal. George W. Bush tardó aún un par de horas en seguir este ejemplo y el primer ministro canadiense fue el tercero en llamar con el mismo propósito a las cuatro y diez de la tarde. Vendrían después más telefonemas de jefes de Gobierno o Estado, pero el español se había adelantado a todos y eso tenía un valor político que luego se podría hacer efectivo.
Unos días después, algunos de los ansiosos darían una cierta marcha atrás, para cubrir las formas. En efecto, el 11 de julio se publicó una declaración del gobierno norteamericano aceptando que si finalmente el conteo mexicano se modificaba, entonces Washington podría "reconsiderar su posición". De Madrid salió una declaración señalando que la acción de Rodríguez Zapatero "no pretende prejuzgar el resultado final" de los comicios. Sin embargo, lo importante había sido el efecto inicial de respaldo a una victoria que formalmente aún estaba en el aire, pero que ya se sabía que la derecha sostendría como suya a como diera lugar. En suma, el gobierno español simplemente siguió cánones del realismo político.
Los intereses como explicación
Los datos de la Secretaría de Economía muestran que en el 2006 había registradas en México 2 mil 325 sociedades con participación de capital español. Esa misma fuente permite ver que en 1999 la curva que registra la inversión directa española en México empezó a ascender de manera pronunciada y que para el 2006, el monto acumulado de esa inversión alcanzó los 15 mil 827.6 millones de dólares, es decir, el 11 por ciento de toda la inversión externa directa que ingresó entonces al país. De ese gran total, el 50.4 por ciento se concentró en los servicios (bancos e instituciones de crédito), 18.5 por ciento fue a comunicaciones (telefonía) y transportes y el 16.9 por ciento a manufacturas.
Contraste
Desde luego que el Estado mexicano, como el español y el grueso de los otros actores que conforman el sistema internacional, también ha seguido los dictados del realismo e innumerables veces ha hecho a un lado los supuestos principios que se supone que rigen nuestra política exterior. Sin embargo, justamente frente a España no siempre ha sido el caso.
Es precisamente en la relación con la antigua metrópoli que gobiernos del pasado hicieron notables excepciones al realismo político y a la ganancia económica, en función de la solidaridad. Los ejemplos son varios y no se concentran sólo en el periodo del presidente Lázaro Cárdenas y en su defensa de una República Española bajo asedio; los hay anteriores y posteriores. Y un buen ejemplo de los primeros es la actitud del México del "Maximato" (1928-1934), cuando la figura de Plutarco Elías Calles era dominante.
El triunfo electoral republicano en España, en abril de 1931, tuvo lugar cuando la Gran Depresión azotaba ya al mundo y el desempleo era un problema para el nuevo régimen español. Fue entonces que en los círculos oficiales mexicanos se decidió que, no obstante la pobreza del país, se debía hacer un esfuerzo material por apoyar en España, a quienes desde México se veía como correligionarios en la lucha contra la derecha. Y fue entonces que el general Calles -el verdadero poder en México- decidió que pese a no ser una prioridad para México, el gobierno debería hacer un pedido para la construcción de varias naves de guerra a los astilleros de Bilbao, urgidos de trabajo. El contrato se firmó en 1932 y, en virtud del mismo el gobierno español abrió un crédito a México por 65.2 millones de pesetas (poco más de 5 millones de pesos de la época) para encargar a cuatro empresas navales españolas la construcción de cinco transportes y 10 cañoneras.
En 1934 llegaron procedentes de España los flamantes transportes para la Armada de México Durango, Zacatecas, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí. México había hecho con ellos una compra significativa para su Armada pero que, en términos de las prioridades nacionales, no le era indispensable. Además, la compra a España significó rechazar las ofertas de otros astilleros en Italia, Alemania y Estados Unidos, con precios hasta 10 por ciento por debajo de los españoles (El Liberal, Bilbao, 31 de diciembre, 1932). También significó rechazar demandas como la del Sindicato de Obreros y Campesinos "Felipe Carrillo Puerto" que a fines de 1932 pidió al presidente Abelardo L. Rodríguez que los buques no se construyeran en España sino en México para dar empleo a los obreros mexicanos. Finalmente no todo fue miel sobre hojuelas pues hubo algunos malos entendidos sobre montos y fechas del pago, pero la operación se llevó a buen fin.
La moraleja
La historia de la solidaridad del gobierno mexicano con el gobierno republicano español se refleja poco en las historias de la época que hoy circulan en España, pero finalmente constituyen, en conjunto, un ejemplo de política exterior donde el realismo no fue la nota dominante. Obviamente, la compra de los buques, el apoyo al gobierno republicano durante la guerra civil y después, son elementos de un capítulo de solidaridades entre actores políticos que tiene como contraparte las relaciones estrechas de la derecha mexicana con el gobierno franquista español -desde Maximino Ávila Camacho y Calles ya en el exilio, hasta los sinarquistas y la Iglesia Católica sin descontar al PAN.
Es con ese trasfondo histórico que se puede juzgar la felicitación del socialista Rodríguez Zapatero a Calderón en julio del 2006 y sus posteriores entrevistas. En todo ello hay una moraleja de la que cada quien puede y debe sacar conclusiones.
Comunicado sobre la visita de Gore a México:
Hola, les envíamos el siguiente comunicado de prensa, el cual ya estamos circulando en la oficina del Gobernador, y de los secretarios encargados de la recepción de la visita de Gore. El comunicado esta dirigido originalmente al Gob. del Estado de Coahuila, pero como el racista Gore tambien se dirige al DF, lo circulamos y hacemos extensivo.
Además no hay ningún motivo para pagar los alrededor de $180,000 USD, que es lo que cobra este embustero racista por sus "conferencias", y sobre todo en Coahuila un Estado, como muchos otros de Mexico, con bastantes carencias.
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El calentamiento global por CO2 es un fraude
por Laurence Hecht
Washington (EIRNS)—El registro histórico de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera que presentó el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climatológico (GICC) como justificación para reducir los llamados gases de invernadero, es un fraude. Investigaciones del profesor Ernst–Georg Beck de la Merian–Schule de Friburgo, Alemania, muestran que el GICC interpretó y manipuló los registros de CO 2 previos a 1957 a partir de la medición de muestras de hielo de extracción reciente, que pasan por alto más de 90.000 mediciones directas por métodos químicos realizadas entre 1857 y 1957. [1]
El registro adulterado del GICC pretende probar que las concentraciones de CO2 han venido aumentando de modo constante con el progreso de la civilización industrial. El trabajo de Beck confirma un cúmulo de investigaciones previas que demuestran que el GICC escogió qué datos usar, en un intento por probar que tenemos que parar el desarrollo industrial y regresar a la era de la carreta tirada por caballos, o atenernos al calor sofocante y el derretimiento de los casquetes polares. También demuestra que el tratado de Kyoto para reducir los gases de invernadero se fundó en un fraude científico que contraviene las leyes del universo, al negar la bien demostrada determinación climática por las variaciones cíclicas de la relación orbital entre la Tierra y el Sol, y las del calor que este último emite.
En un análisis concienzudo de 175 estudios científicos, el profesor Beck descubrió que los fundadores de la moderna teoría del efecto invernadero, Guy Stewart Callendar y Charles David Keeling (ídolo del ex vicepresidente y ambientista rabioso estadounidense Al Gore), ignoraron por completo las mediciones cuidadoass y sistemáticas de algunas de las figuras más famosas de la química física, entre ellas varios premios Nobel. Las mediciones de estos químicos arrojaron que la concentración atmosférica actual de CO 2, de unas 380 partes por millón (ppm), se ha excedido en el pasado, como en el período de 1936 a 1944, cuando el nivel de CO2 estuvo entre las 393,00 y 454,70 ppm.
También hubo mediciones, con una tolerancia de 3%, de 375,00 ppm en 1885 (de Hempel en Dresde), 390,00 en 1866 (de Gorup en Erlangen) y 416,00 en 1857 y 1858 (de Von Gilm en Innsbruck). Irónicamente, aunque el aumento en los 1940 estuvo correlacionado con un período de calentamiento atmosférico promedio, Beck y otros han demostrado que dicho calentamiento precedió al aumento en la concentración de CO2.
Los datos que Beck revisó corresponden en lo principal al hemisferio septentrional, que geográficamente van de Alaska, pasando por Europa, a Poona, India, y casi todas se hicieron en zonas rurales o en la periferia de poblados sin contaminación industrial, a una altura de aproximadamente 2 metros sobre el nivel del suelo. La evaluación de los métodos químicos empleados revelaron un margen máximo de error de 3%, y hasta de 1% en los mejores casos.
En contraste, las mediciones viciadas de las muestras de hielo muestran un aumento más bien constante en el nivel de CO2, que convenientemente casa con la idea preconcebida de que la intensificación de la actividad industrial ha generado un aumento constante del CO 2. Como ha demostrado el colaborador de Beck, el doctor Zbigniew Jaworowski, un ex alto asesor del servicio polaco de vigilancia radiactiva y montañista experimentado, que ha extraído hielo de 17 glaciares en seis continentes, las inclusiones gaseosas en muestras de hielo carecen de validez como representaciones históricas de la concentración atmosférica. La congelación, recongelación y presurización continuas de las columnas de hielo alteran drásticamente la concentración atmosférica original de las burbujas de gas. [2]
Según la teoría del calentamiento por el efecto de invernadero, el aumento de la concentración atmosférica de CO2 que causa la actividad humana, tal como la combustión de combustibles fósiles, actúa como las ventanas de un invernadero al evitar que la superficie inmediata de la Tierra reirradie el calor solar. Aunque dicho efecto existe, el dióxido de carbono no es uno de los principales gases de invernadero, pues cuando mucho da cuenta del 2 a 3% del efecto invernadero. Por mucho, el gas de invernadero más importante es el vapor de agua. Sin embargo, el agua en la forma de nubes puede reflejar la radiación solar, lo cual causa una reducción de la temperatura, Son tantos los efectos interrelacionados, que relacionar la temperatura global con la concentración de CO 2 es como tratar de predecir el valor de un fondo especulativo interpretando las fases de la Luna.
Urdir una tesis convincente de semejante correlación exige mentir con profusión y sofisticación, y a los teóricos del efecto invernadero los agarraron con las manos en la masa. Por una ironía histórica deliciosa, podría decirse que quien los descubrió fue el fundador de la ciencia moderna, el cardenal Nicolás de Cusa. Nuestra comprensión moderna de la fotosíntesis empezó cuando el investigador flamenco Jan Baptist van Helmont aceptó el reto de Cusa (que plantea en la sección "De staticis" en el Idiota), de pesar una planta y la tierra en la que está sembrada, antes y después de cierto crecimiento. Van Helmont descubrió (circa 1620) que el peso de la tierra que nutre a un sauce que ha crecido hasta pesar 77 kg en cinco años, varía menos de un par de kilos. ¿De dónde sacó el árbol su masa sólida? Irónicamente, Van Helmont, quien introdujo la palabra "gas" a la ciencia, llegó a la conclusión equivocada que la planta la adquirió exclusivamente del agua con la que se le regó.
Tomó casi otros dos siglos descubrir el hecho sorprendente de que gran parte de la masa de la planta y toda su estructura básica derivan del aire invisible y al parecer sin peso, más en particular del dióxido de carbono que contiene. Tal fue el logro de la revolución que Lavoisier emprendió en la química, y que Gay–Lussac, Avogrado, Gerhardt y otros impulsaron a principios del siglo 19. La capacidad de poner dos gases invisibles en una balanza y comparar sus pesos probó ser el secreto para determinar los pesos atómicos y, de allí, descifrar los enigmas del átomo y la célula.
Por desgracia para los mentirosos del GICC, los químicos han centrado su atención en la medición de la concentración atmosférica de CO2, en particular, desde que se dilucidó el proceso de la fotosíntesis a principios del siglo 19, y hemos conservado de modo minucioso sus registros. La verdad incómoda es que Al Gore todavía anda por ahí, pero sólo los tontos y los candidatos presidenciales "rectos", llamados así por el gran efluvio de fluidos corporales que liberan sus orificios posteriores, dan crédito a sus emanaciones.
[1]. Ver ``180 years accurate CO2 air gas analysis by chemical methods (short version)'' (180 años de análisis preciso del CO 2 en el aire mediante métodos químicos), un compendio extraoficial del biólogo Ernst –Georg Beck de la Merian–Schule de Friburgo, en www.warwickhughes.com/agri
[2]. Ver ``Ice Core Data Show No Carbon Dioxide Increase'' (La información de las muestras de hielo no muestra ningún aumento del dióxido de carbono), por Zbigniew Jaworowski, y otras referencias en www.21stcenturysciencetech.com, bajo el encabezado ``Global Warming'' (Calentamiento global).
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Repudian el genocidio de Gore en África
por Scott Thompson y Michele Steinberg
En 1999 Al Gore perdió mucho apoyo por su racismo contra África, ya que muchos demócratas y sus aliados políticos atacaron al entonces Vicepresidente por condenar a millones de africanos a una muerte lenta horrible, al negarles el acceso a las drogas genéricas contra el sida y el vih. Pero entonces, como ahora, Gore estaba más interesado en sus amigos del Imperio Británico: el príncipe Felipe, el príncipe Carlos y los demás ecofascistas que celebran cuando virus mortíferos reducen la población humana.
Ese mismo año las Naciones Unidas informaron que 5.500 hombres, mujeres y niños africanos morían diariamente por el vih–sida; muchos más que las víctimas que se dice cobró la "limpieza étnica" en Kosovo, que en ese tiempo recibió la atención de los mismos medios de comunicación que guardaron un silencio sepulcral sobre las muertes por vih–sida en África, donde debieron haberse tomado medidas para reducir la mortandad.
¿Podría algún ser humano quedarse sentado y permitir semejante holocausto, teniendo modo de evitarlo? ¿Qué clase de persona impediría una solución? Según documentos de la coalición Fármacos Contra el Sida para África (AIDSDA), una persona actuó para impedirle a África —en particular a Sudáfrica, donde ya hay entre 3 y 6 millones de infectados con vih–sida— que consiga drogas genéricas a bajo costo que prolonguen la vida de los contagiados. Ese hombre es el entonces vicepresidente Al Gore hijo.
En junio de 1999, luego de una reunión en la Casa Blanca sobre la crisis del sida en África, y sobre la campaña del Departamento de Estado para impedir que Sudáfrica use dogas genéricas contra el vih–sida, Steve Love, del Centro de Estudio del Derecho Reactivo, atacó al Vicepresidente: "Al Gore es responsable de esta situación, porque encabeza la Comisión de Relaciones Binacionales con Sudáfrica. En la reunión dijo que sólo había permitido la imposición de sanciones moderadas contra Sudáfrica, porque tiene una ley que insta a la producción de drogas genéricas baratas para el tratamiento del sida, en vez de las sanciones drásticas que han pedido las compañías farmacéuticas. ¡Jesús! ¡De qué está hablando Gore? La gente muere a montones y ellos ven a la gente infectada como si ya estuviera muerta, así que, ¿para qué darles tratamiento? ¡Eso es terrible e inmoral!"
El 30 de junio de 1999 el representante estatal Harold James, quien entonces presidía la Junta de Legisladores Negros de Pensilvania y es uno de los dirigentes negros más conocidos de Estados Unidos, emitió una declaración en la que preguntaba: "¿Morirán millones en Sudáfrica por las directrices de Al Gore?"
La declaración de James reza en parte: "A últimas fechas se han dado a conocer informes inquietantes en cuanto a la aparente participación del vicepresidente Al Gore en negarle medicamentos asequibles contra el sida a... Sudáfrica... ¿Por qué tomaría Al Gore medidas que aumentarán de forma innecesaria el sufrimiento y las muertes por sida en África?
"En 1997 el Gobierno de Sudáfrica aprobó una ley que permite la producción nacional de versiones genéricas de fármacos contra el sida y la compra de medicamentos más baratos contra este mal en el mercado mundial. La ley también ordena que los productores nacionales le paguen derechos razonables a las farmacéuticas que tienen las patentes. A la industria farmacéutica le preocupa que si Sudáfrica y otros países del Tercer Mundo siguen adelante con estos planes, podrían socavar su capacidad de cobrar precios muy inflados".
El 21 de julio de 1999 el aliado del Partido Demócrata y ahora senador independiente Bernie Sanders auspició en la Cámara de Representantes una enmienda que le hubiera prohibido al Departamento de Estado castigar a países por tomar medidas para abaratar las drogas contra el sida para su población, que son legales según las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La cámara rechazó la propuesta por 307 votos contra 117.
En su declaración, Sanders calificó la epidemia del sida como "uno de los desafíos morales más grandes de este siglo", e instó a sus colegas: "Hagan que el Gobierno de EU esté del lado correcto en este asunto y ayuden a salvar millones de vidas". Sanders contó con el apoyo de la representante demócrata Marion Berry, quien preguntó: "¿De qué sirven las medicinas para salvar vidas si no están al alcance de la gente que las necesita? No debemos castigar a los países por tratar de salvarle la vida a sus ciudadanos".
Genocidio
La cosa estaba clara. Según voceros de AIDSDA, en 1998 y 1999 el vicepresidente Gore amenazó al vicepresidente (y ahora presidente) sudafricano Thabo Mbeki con que EU le retiraría toda ayuda económica, a menos que Sudáfrica abandonara sus planes de fabricar e importar drogas genéricas más baratas para el tratamiento del vih–sida.
¿Es Gore responsable de dejar huérfanos a este par de niños botsuanos, cuando le impidió al Gobierno sudafricano fabricar sus propias drogas genéricas contra el sida?
En consecuencia, miembros de la coalición AIDSDA acosaron al Vicepresidente durante su campaña por la presidencia gritando consignas como, "Al Gore mata por codicia", en referencia a las contribuciones de grandes farmacéuticas que que colmaron los arcones de su campaña presidencial de 2000, las mismas que recurrieron a múltiples métodos para obstruir el programa de Sudáfrica para producir drogas genéricas baratas que pudieran atajar el avance del vih–sida, drogas conocidas como inhibidores de proteasa.
La solución estaba a mano, y Gore la obstruyó, según Steve Love: "Es difícil apreciar el horror de la situación. Millones de surafricanos morirán por lo que el vicepresidente Gore ha hecho".
"Sudáfrica está preparada para pagar regalías razonables", agregó Love, "y las condiciones que Sudáfrica ha ofrecido se ajustan a las de la OMC. Uno de cada cinco jóvenes surafricanos está infectado con el vih–sida y morirá. Pero el vicepresidente Gore se ha arrodillado ante las compañías farmacéuticas para recabar contribuciones de campaña... 'genocidio' sería el término apropiado".
Pero en los actos de Gore hay más que una preocupación por la trasgresión de patentes. Entonces, como ahora, Gore abrazó el genocidio contra el Tercer Mundo disfrazado de "ecología". En su elogio al libro de Paul y Anne Ehrlich, The Population Explosion (La explosión demográfica. Simon & Schuster, Nueva York, 1990), Gore apoyó plenamente su exigencia de que se tomen medidas de reducción poblacional en los países más pobres del mundo. Los Ehrlich alegan en su libro que el sida es sólo la última de numerosas enfermedades pandémicas consecuencia de la "sobrepoblación" que, de manera increíble, afirman que impera en África, donde creen que se originó el sida. Gore no sólo les dio su apoyo por escrito en el forro del libro, sino que repitió como un fanático estos sentimientos en su propia diátriba "ecológista' de 1992, La Tierra en juego.
Codicia
Hoy Al Gore administra un fondo especulativo con sede en Londres, en donde el antaño cabildero farmacéutico Peter Knight preside la firma de Gore, Generation Investments. En 1999, como ahora, a Gore le encantaba el color verde dólar del que pintaron su campaña los gigantes farmacéuticos que cabildeaban a favor de medidas drásticas contra Sudáfrica.
El editorial del Washington Post del 25 de junio de 1999 atacó la ley de Sudáfrica que permitía la venta y uso de medicamentos genéricos. Decía: "Las compañías farmacéuticas estadounidenses consideran la ley —que le permite al ministro de Salud de Sudáfrica importar o producir nacionalmente drogas genéricas contra el sida menos caras— una violación a su protección de patentes. Han presionado con agresividad al Congreso y la Casa Blanca para que los ayuden, proponiendo incluso que se corte la ayuda extranjera para Sudáfrica".
Según el número 25 de "Ouch! Report", titulado "Al Gore, las drogas contra el sida y el dinero de las farmacéuticas: las jugarretas patentadas de Gore", que se publicó ese mismo mes, Gore ya procuraba su sucio lucro: "Mientras que 300 mg de AZT, por ejemplo, pueden comprarse en el mercado mundial por 42 centavos, en EU la píldora se vende a casi 6 dólares al por menor".
"A pesar del hecho de que la OMC explícitamente le permite a los miembros dar semejantes pasos cuando enfrentan una emergencia nacional o para el uso público no comercial, EU ha puesto a Sudáfrica en una 'lista preventiva' como infractor del libre comercio y le ha negado concesiones arancelarias especiales a sus exportaciones.
"La campaña de Gore también está bien parada para hacer su agosto con el efectivo de la farmacéuticas. Anthony Podesta, un amigo íntimo y alto asesor de Gore, es uno de los principales cabilderos de la PhRMA [Asociación de Invedstigadores y Manufactureros Farmacéuticos]. La PhRMA le pagó a su firma 160.000 dólares entre enero de 1977 y junio de 1998 para que cabildeara por cuestiones de patentes, entre otros asuntos. Genentech, una importante firma de biotecnología con un interés intenso en proteger sus patentes, también la contrató por la suma de 260.000 dólares en el mismo período... Peter Knight, el recabador de fondos en jefe de Gore, obtuvo 120.000 dólares en el primer semestre de 1998 cabildeando para Schering–Plough, otra farmacéutica con amplios recursos.
"Esta gente sabe a quién llamar para conseguir dólares.
"Un último indicio de que la industria farmacéutica simpatiza con Gore es que la PhRMA, Pfizer, Bristol–Meyers Squibb, Genentech y Glaxo–Wellcome contribuyeron con 11.000 dólares para Gore en el 2000 en los primeros tres meses de 1999... La mayor parte de este dinero entró luego de que los consumidores y activistas contra el sida empezaron a presionar a la oficina de Gore para que cambiara su política hacia Sudáfrica".
¿Cuántos murieron?
En una manifestación que tuvo lugar el 28 de junio de 1999 en Filadelfia, unos 3.000 miembros de la AIDSDA protestaron contra Gore, quien hacía campaña en la ciudad por la candidatura presidencial demócrata. Un número creciente de personas se percató del hecho de que negarle a Sudáfrica o a cualquier otro país pobre el acceso a las drogas genéricas contra el vih–sida es genocidio.
Nadie puede calcular cuantos murieron por esta política. El 1 de julio de 1999 Agence France Presse informó que cerca de 3,6 millones de sudafricanos estaban infectados con el virus del vih–sida, según estadísticas del Consejo de Investigación Médica (CIM), que descubrió que el número de portadores de esa fatal enfermedad, hasta ese momento, había aumentado en 30 veces desde 1990. Se sabe que el aumento hasta ahora es de 55 veces desde 1990.
Según el estudio del CIM, el porcentaje de mujeres embarazadas infectadas con vih en Sudáfrica ascendió, de 0,76% en 1990, a 22,8% en 1998; un ritmo de aumento asombroso. Los hallazgos del CIM apoyan las declaraciones del gobierno de que Sudáfrica tuvo —y tiene— una de las epidemias de vih de más rápido crecimiento del mundo.
La agencia noticiosa china Xinhua informó en 1999 que Nigeria tenía unos 571.036 casos de vih–sida, que en promedio equivalen —como en Sudáfrica— a 1.500 infectados nuevos cada día, según el coordinador nacional del Programa Nacional de Control del Sida, Nasir Sani–Gwarzo. Se calcula que 139.282 nigerianos adultos murieron de sida en 1998.
A pesar de estas cifras, Gore nunca ha repudiado su orientación genocida, como puede verse en su promoción reciente de las estafas del calentamiento global y del "canje de carbono", que elevarán el sombrío saldo total de muertes por vih–sida en África y el resto del mundo.
La historia secreta del racista Gore
por Anton Chaitkin
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Al Gore entró a la política nacional de Estados Unidos como un agente de la policía, quien fue recompensado con un escaño en el Congreso por dirigir una emboscada racista del FBI en contra de un dirigente político negro, quien pretendía evitar que la policía de Nashville destruyera la comunidad al darle manga ancha al narcotráfico y la prostitución.
Años después, durante la abortada candidatura presidencial del senador Al Gore en 1988, surgió de pronto una biografía que alentaba su campaña, escrita —cosa bastante extraña— por un ex funcionario del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), Hank Hillin: Al Gore, Jr.: Born To Lead (Al Gore hijo: nacido para mandar), que se reimprimió en 1992 como Al Gore, Jr., His Life and Career (Al Gore hijo, su vida y su carrera). Hasta 1999 el único recuento público de la vida de Al Gore era el libro del hombre del FBI. Hank Hillin le dijo a este reportero que conoce a Gore y su familia desde que el primero tenía cuatro años de edad, y describió cómo se llevó a Gore a trabajar en la campaña de terror que emprendió el FBI contra los funcionarios públicos negros en Tennessee.
La pauta de cientos de operaciones del FBI y el Departamento de Justicia desde fines de los 1950, en las que funcionarios de las minorías eran tomados como blanco de manera ilegal, estaban bajo la jurisdicción interna del FBI de la "Operación Frühmenschen" (que en alemán significa "hombre antiguo" o "primitivo"). Esta doctrina racista que guiaba el encausamiento de minorías a manos del FBI, fue primero identificada públicamente por el representante demócrata Mervyn Dymally (por California). El 27 de enero de 1988 Dymally, quien entonces era presidente de la Junta de Congresistas Negros, introdujo al registro oficial del Congreso una declaración jurada del ex agente especial del FBI Hirsch Friedman, que originalmente se presentó ante el Tribunal Federal de Atlanta, en la cual afirmaba:
"El propósito de esta directriz era la investigación rutinaria, sin motivo fundado, de prominentes funcionarios negros elegidos y nombrados, en las principales zonas metropolitanas de todo Estados Unidos. En conversaciones con agentes especiales del FBI, me enteré que el fundamento de esta directriz era el supuesto del FBI de que los funcionarios negros eran incpacaes, en lo intelectual y lo social, de dirigir organizaciones o instituciones de gobierno importantes.
John Seigenthaler, director del Tennessean de Nashville, contrató a Gore en 1971 como reportero de nota roja. Los dos racistas le tendieron una trampa incriminatoria al concejal Haddox, que era una espina que la élite de Nashville tenía clavada en el costado. (Foto: Curtis Palmer).
John Siegenthaler, director del Tennessean de Nashville, contrató en 1971 a Gore, entonces de 23 años, como reportero de nota roja. Seigenthaler, al igual que Hillin del FBI, ya había trabajado antes en el Departamento de Justicia de Estados Unidos en las sucias operaciones antisindicales en torno al funcionario de ese departamento, Walter Sheridan, un cabecilla de la facción que encubrió el asesinato del presidente John F. Kennedy.
Gore, el agente de la policía
Al Gore primero cobró fama en 1974, cuando él y su jefe Seigenthaler urdieron una trampa contra Morris Haddox, un concejal negro de la ciudad que era una espina que la élite de Nashville tenía clavada en el costado. Menos de dos meses antes del ataque encubierto de Gore, Haddox había declarado que era práctica común de la policía permitir que cundiera rampante la venta de drogas y la prostitución en la comunidad negra, y juró obstruir la consideración de cualquier otro asunto legislativo hasta que el Concejo de la ciudad abordara una reforma a esta concusión criminal. [1]
Aunque nominalmente no era más que un reportero de un periódico privado, Gore en persona se puso de acuerdo con los socios de Hillin en el Negociado de Investigaciones de Tennessee (TBI) pare esconder un radiotransmisor en el cuerpo de un delator, al que cargaron de dinero para tenderle el lazo al concejero Haddox. La acusación de soborno contra Morris Haddox se anunció en un artículo del Tennessean el 7 de febrero de 1974, firmado por Albert Gore hijo, con todo y una foto del reportero de largas patillas y del jubiloso espía policíaco encubierto, acompañado de tres fotógrafos.
Iglesias de la comunidad negra llevaron a cabo manifestaciones de apoyo al concejero Haddox. Una convención política estatal negra condenó de forma unánime a Gore y Seigenthaler por la incriminación. El Tennessean del 11 de febrero de 1974 citó el ataque del maestro universitario negro James Mock contra esos "escritores que tramaron su guión en la comunidad negra e hicieron que el señor Haddox lo representara... con lo que atacan a toda la estructura política de nuestra comunidad negra".
Un artículo de Al Gore que apareció publicado en el Tennessean el 12 de febrero de 1974, con el encabezado de "Alertan al FBI y al IRS en investigación del Concejo", explicaba que el FBI —el equipo especial de Hillin— estaba tomando parte oficial en la ofensiva legal en el Concejo Metropolitano de Nashville.
Aunque más tarde un jurado absolvió a Haddox, los vilipendios periodísticos de Gore lo sacaron de la vida política. Dos décadas después Haddox regresó al Concejo de Nashville, una vez que el ataque de Gore se había disipado de la memoria del público.
En 1987, durante su campaña por la candidatura presidencial para 1988, Gore se jactó en el Des Moines Register que su lasbor como reportero "encausó y mandó a la cárcel a un montón de gente". Periódicos de todo el país informaron y dejaron a descubierto el carácter traicionero de esto, y la vergüenza contribuyó a la derrota de Gore en 1988. [2]
El agente editorial John Seigenthaler le consiguió a su subalterno Al Gore una candidatura por un escaño en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, en las sesiones que iniciaron en 1976. Gore recibió el patrocinio de la facción de banqueros aglutinada en torno a Walter Sheridan, y dejó el periódico luefgo de ganar la elección, para ocupar su cargo en el Congreso, el mismo que había ocupado Albert Gore padre.
El trabajo de soplón del FBI de Gore, y su consiguiente ascenso al Congreso, iban acorde con los antecedentes racistas imperiales de su familia. Se crió más que nada en Washington, D.C., donde asistió a una escuela privada como el insufrible hijo arrogante de un acaudalado político sureño blanco. Su padre giraba en la órbita de Cordell Hull, el aristócrata de Tennessee que se convirtió en secretario de Estado del presidente Franklin Delano Roosevelt, cargo desde el que se opuso acérrimamente a las iniciativas de Roosevelt a favor de los pueblos coloniales que desafiaban el racismo imperial británico.
En 1964 Gore padre, quien entonces era senador, traicionó al presidente Lyndon Baines Johnson y al movimiento de los derechos civiles al votar en contra de la memorable ley de los Derechos Civiles (el 2 de julio de 1964), que fue la que le asestó un golpe mortal a Jim Crow, al proscribir la segregación racial en toda la nación. Gore padre también trató, sin éxito, de maniatar la ley con una enmienda que eliminaba el recorte de fondos federales a los estados que desobedecieran la ley y perpetuaran la segregación racial.
En la época en que su hijo incriminó a Morrix Haddox, Gore padre, quien ya se había retirado de la política, era vicepresidente de la Occidental Petroleum Company de Armand Hammer, y presidente de su Island Creek Coal Co. La familia Gore amasaba entonces su fortuna en la industria petrolera, con las intrigas de Hammer en provecho de las operaciones estratégicas británicas. En esos tiempor el padre de Gore también era docente de la Universidad Vanderbilt de Nashville, el centro nacional del "respetable" resurgimiento del Ku Klux Klan del siglo 19.
Mientras trabajaba para Seiganthaler y la fuerza de ataque del FBI contra los negros, ¡Al Gore hijo asistía a la Escuela Divinity de la Universidad! Éste era el escondrijo de los "fugitivos" y de los "agraristas de Nashville", los sectarios gnósticos que revivieron la "causa perdida" de la Confederación sureña como un ataque neofeudal en contra de las minorías, los sindicatos y la civilización industrial moderna.
Con estas ideas, Gore hijo se abrió paso al poder, al unirse a los amos británicos de su padre en la guerra contra la tradición de Franklin Delano Roosevelt en el Partido Demócrata y contra los pueblos de color en todo el mundo.
FOOTNOTES:
[1] Dos artículos de periódicos locales, ambos publicados el 12 de noviembre de 1973, dejan clara la motivación fascista de la trampa: el Banner de Nashville, con el encabezado "El concejal Haddox se busca un enfrentamiento con la policía", decía que éste había declarado que obstruiría los proyectos de ley que afectaran su distrito de Nashville, hasta que se reformara el departamento de policía. Haddox habló del caso de una mujer negra drogadicta que, según se había informado, fue sodomizada por 25 oficiales de policía, al tiempo que no hacían valer las leyes contra las drogas y la prostitución en la comunidad negra. The Tennessean, que llevaba por titular "Haddox antepone el orden público al trabajo legislativo", por Wayne Whitt, mostraba una fotografía de Morris Haddox con el pie de foto: "La gente merece alguien mejor". El artículo describía cómo Haddox amenazaba con obstruir el proceso legislativo, a menos que se obligara al departamento de policía a hacer valer la ley, y a frenar la prostitución y la venta rampante de drogas peligrosas en la comunidad negra.
[2] Luego de la incriminación de Haddoz, la Gestapo de Hillin y Seigenthaler la agarró contra el demócrata Ray Blanton, quien fue elegido como gobernador de Tennessee en 1974. Blanton se opuso a su racismo y a sus medidas de Estado policíaco, y trato de emprender una indagación del incriminamiento de James Ray Earl en el asesinato de Martin Luther King, Jr. en 1968, el cual sigue sin resolverse. Hillin le dijo a este reportero: "Me asignaron la misión de tumbar a Blanton". Los siguientes cuatro años de cacería de brujas y el consiguiete encarcelamiento del inocente Blanton (más tarde se declaró sin lugar la acusación), quedaron registrados en las páginas del primer libro de Hillin, FBI Codename TENNPAR (Nombre código del FBI, TENNPAR), el cual lo hizo famoso y dio paso a su biografía de Gore dos años más tarde. Una de las estrellas del reparto de Hillin y Seigenthaler que TENNPAR hizo célebre, era el fiscal federal de Memphis, Hickman Ewing, de la más pura cepa del Ku Klux Klan. Poco después de cerrar el caso Blanton, Ewing inició la campaña de difamación y enjuiciamiento contra el congresista negro de Memphis, Harold Ford, la cual duró diez años; a la larga el representante Ford fue absuelto. Ewing pasó a trabajar como uno de los agentes que participaron en el ataque de Kenneth Starr contra el presidente Bill Clinton.