HACIA UNA ESPIRITUALIDAD DEL ACTIVISMO
Ninguna persona en su sano juicio realmente quiere ser un activista político. Cuando el activismo es emocionante, suele involucrar el riesgo de sufrir dolor físico o encarcelamiento, y cuando es seguro, muchas veces es tedioso, seco y aburrido. El activismo tiende a ponerlo a uno en contacto con personas extremadamente desagradables, que pueden ser prensa, antimotines, o incluso algunas veces, tus compañeros activistas. No solamente eso. Genera un sentimiento enorme de frustración y coraje, hace que tu garganta se queme de tanto gritar, además de lastimarte los pies.
Sin embargo, en este momento histórico, estamos llamados a actuar realmente creyendo que la Tierra es un ser vivo, consciente, del cual somos parte, que los seres humanos estamos interconectados y somos preciosos, y que la libertad y la justicia para todos es lo más deseable.
Cuando fundamos Reclaiming hace dos décadas, nuestra intención era unir lo político y lo espiritual. O más atinadamente, algunos de nosotros para quienes lo espiritual y lo político era inseparable queríamos crear una práctica y una comunidad que reflejara esta integración.
Ahora, con las fuerzas de Bush empujando y presionando una guerra agresiva, con problemas ambientales y sociales dejados de lado, la necesidad del activismo es más fuerte que nunca. Las estacas nunca habían estado tan altas y el sentido de urgencia es palpable.
Los compañeros de Reclaiming han estado ahí en la calle -siendo parte de marchas y manifestaciones y protestas desde Seattle hasta Washington DC- llevando magia, rituales y danzas espirales en lo que muchas veces parece la zona de batalla. Y haciendo el trabajo proactivo más allá de las protestas -ayudar a organizar nuestras comunidades, brindar curación, comida, alimentación para los niños, música, arte y rituales- y todas aquellas cosas que dan carácter al mundo en el que queremos vivir.
La integración de la magia y el activismo muchas veces significa llevar l a magia a la acción -como hacer una danza espiral en medio del gas lacrimógeno en Québec o en la estación Central rodeada de policías antimotines-. Esto puede significar que comencemos nuestro plan estratégico con un trance o una lectura de tarot, o invocando al agua mientras trabajamos contra la privatización de los recursos acuíferos.
Pero dicha integración también significa que nuestros rituales deban estar informados por nuestro activismo, y por las situaciones de la vida real a las que queremos referirnos. Esto implica una concepción diferente de la espiritualidad -que la espiritualidad y los rituales no son algo aparte del mundo, sino que son parte sustancial del mismo-.
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Álvaro, Diácono en Resistencia