ma@granadoschapa.com
Los protagonistas son Alfredo san Román, ex alcalde de Huejutla, cargo al que llegó postulado por el PAN, y que desde diciembre pasado se encuentra prófugo de la justicia pues se le inculpa por peculado cometido durante su administración; José Ponce, subsecretario de desarrollo regional y concertación del gobierno estatal, y Aurelio Marín Huazo, antiguo porro universitario, funcionario en varias administraciones estatales y ahora coordinador regional de la campaña de Olvera, el candidato priísta. La escena ocurrió en una comunidad de la Huasteca donde antaño tuvo presencia San Román, quien trata de convencer a quienes fueron sus partidarios para inclinarse al PRI; al hablar con ellos soltó su miedo machista, su fobia antimujeril: “En esta ocasión quiero decirles que la mejor opción ahorita para la gubernatura pues es el licenciado Francisco Olvera. Muchos de ustedes no me van a dejar mentir, muchos de ustedes están casados y yo creo que no les gustaría que nos mandaran las mujeres, con todo respeto. ¿Qué es lo que quiero dar a entender? Que no estamos preparados todavía en el estado para que nos gobierne una mujer”.
Marín Huazo agradece en seguida a “Alfredo san Román que sea tan directo, pero trataría de decir algo más. Lo que a Huejutla y a la Huasteca le conviene es que siga siendo el próximo gobernador del PRI (sic)”, “lo que le estamos pidiendo a Alfredo san Román es platicando con ustedes, ¿sí?, pues organizarse de tal manera que podamos obtener un buen triunfo en las urnas…De antemano les transmitimos un saludo del licenciado Olvera”, él “supo que Alfredo san Román iba a convocar a una reunión, nuevamente le estamos dando las gracias. Y bueno, lo que se trata es que ustedes nos digan de qué manera les ayudamos, a que ustedes como líderes puedan hacer un buen trabajo en su comunidad. Yo les agradezco a todos que nos hayan escuchado y a mi me gustaría que al licenciado Ponce le diéramos también oportunidad de que nos escuche, de que lo escuchemos…” Tercia entonces el subsecretario de desarrollo regional, presente con su investidura gubernamental en un acto electoral, quien además de agradecer nuevamente a san Román su participación les dice enrevesadamente que “es muy importante que pueda haber la posibilidad en el gobierno del estado, con un candidato como Francisco Olvera, que pueda ser gobernador y que continúe y sostenga el ritmo de trabajo que ha tenido el licenciado Miguel Osorio… “Quiero decirles —añadió— que hay programas que hoy están instaurados con motivo de la campaña como un programa de estrategia comunitaria” y refiriéndose de nuevo al ex alcalde y ex panista (pues fue expulsado por la acusación de que desvió fondos municipales), “que le pudieran seguir teniendo confianza en él, pero que también le tuvieran confianza a Francisco Olvera”.
Esta grabación, obtenida legítimamente muestra cómo se realiza la campaña del candidato del PRI, PVEM y PAN al, que el domingo pasado tuvo como invitado a Enrique Peña Nieto (interlocutor al día siguiente de un muy jubiloso Fernando Gómez Mont, quien en la respectiva reunión ríe como sólo se puede hacer en un ambiente fraterno), quien hace campaña por sí mismo y de paso favorece, o eso se cree, a los candidatos en las entidades que visita. Olvera, por sí mismo, no se esmera mucho en la búsqueda de los votos, como si tuviera la certidumbre de que el voto duro priísta lo llevará al gobierno. Por ello se abstiene de debatir con su contrincante: no asistió al encuentro programado por los empresarios de la Coparmex y prefiere no acudir a otros foros donde podría y debería contrastar sus pareceres y programas con los de Xóchitl Gálvez, que en cambio realiza una intensa actividad a ras de tierra, para contrarrestar la indiferencia de los medios, controlados la mayor parte de ellos por el gobierno estatal.
Para mal de la civilidad de la contienda, la candidata opositora está sometida a una suerte de marcaje personal, ejercido por el dirigente estatal del PRI, el diputado Omar Fayad, que parece haber abdicado de sus buenos modos en la política y, quizá contaminado por los que fueron propios de Olvera en su mocedad, es un adversario hostil. La semana pasada interrumpió con sus huestes una reunión en la plaza Independencia en que Xóchitl Gálvez, gran aficionada al fútbol, festejaba con algunos de sus partidarios la victoria del equipo mexicano contra el francés; y luego la persiguió hasta la plaza Juárez, donde el asedio se concretó en un golpe en la cabeza de la candidata con un encendedor lanzado desde las agresivas filas de Fayad.
Hay en Hidalgo un ancho sector abstencionista a quien la política no interesa, y hay por lo menos veinte por ciento de votantes que no han resuelto por quién sufragarán. Esos son los márgenes en que el activismo opositor deberá moverse en la semana que resta para hacer campaña.
Xóchitl puede triunfar.— México, Distrito Federal.
karina_md2003@yahoo.com.mx ————— *) Periodista