Manú Dornbierer La visita de cuatro días a México de Louise Arbour, Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, le inspiró declaraciones contundentes:
1.- Pidió al gobierno de México “aplicar los mismos recursos y esfuerzos que actualmente destina para el combate de la delincuencia organizada al desmantelamiento de redes de pedofilia y al esclarecimiento de homicidios de mujeres en Ciudad Juárez”. Así como a la erradicación de la pobreza y mejores condiciones de vida para la población.
2.- A través de reuniones con familiares de las víctimas se enteró de que todos ellos afirman “no tener acceso a la justicia, tras 15 años de asesinatos en esa ciudad fronteriza”. (En efecto empezaron con el primer gobernador panista, Francisco Barrio, que no supo o quiso detenerlos).
3.- Dijo que considera “fundamentalmente inapropiado el uso de militares en tareas de seguridad pública, pero que si es la última opción, hay que garantizar que sea a corto plazo”. También pidió garantizar la participación de instancias civiles en la investigación y sanción de violaciones a los derechos humanos, así como un sistema de rendición de cuentas permanente del Ejército y su supervisión por organismos civiles.
4.- Aseguró estar preocupada por violaciones a los derechos humanos en México, entre los que se encuentran los asesinatos de periodistas, la concentración de medios de comunicación en unos cuantos grupos de poder, la criminalización de la protesta social y el proceso de reforma constitucional al sistema de justicia penal.
Como miembro del Consejo de Ginebra de Naciones Unidas, a partir de abril, México será sometido a una revisión periódica. Comenzarán a funcionar procesos transparentes, los estados miembros presentarán informes de garantías a la par de los reportes de organizaciones civiles y agencias del organismo internacional.
¿No le gusta al “Gobierno de la República lo dicho por Louise Arbour? Entonces que decida salirse de la ONU y confrontar aún más a la opinión pública mundial en esta época de globalización irreversible, según los propios neoliberales a los que sirve. A ver si es tan macho el espurio Felipe Calderón, del que por cierto me gustaron los discursos de la gira a USA, como el legítimo Hugo Chávez.
ESTA ES NUESTRA IMAGEN INTERNACIONAL HOY: México es un país en el que se alienta la pedofilia más cruel de redes internacionales, protegidas aquí dentro, contra las más contundentes pruebas de su criminalidad, por gobernadores prianistas como Mario Marín, de Puebla, y Ulises Ruiz, de Oaxaca, (además de los horrores contra la Appo, se registraron en escuelas católicas de esa entidad redes de pedofilia en acción),
por el Poder Judicial y hasta por el Legislativo.
Y, vergüenza de vergüenzas, hasta por la Suprema Corte que en el caso de Lydia Cacho ha sido La Siniestra Corte. Por cierto ver a la Corte por TV de nuevo esta semana toda agitada y emocionada, porque “atrajo” el caso de los empresarios riquísimos que se niegan a aceptar la Reforma Electoral que les prohíbe intervenir con sus conocidos e infames spots en la política nacional para mangonear las decisiones a través de su frecuentemente malhabido dinero, fue un espectáculo digno de una obra de Molière. Llaman la atención las dos mujeres ministras, posiblemente madres, que se prestaron en la votación citada contra Lydia Cacho a impulsar la pedofilia en México. Por cierto la ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero de García Villegas, que está envejeciendo mal, quizás debido a su mala conciencia, necesita urgentemente un buen corte, un retoque de su “rubia” cabellera, pero sobre todo un buen shampoo. Como derechista debe admirar a la terrible Margaret Thatcher que se hizo la cirugía plástica al ser Primera Ministra, por el plausible argumento de que sus partidarios tenían derecho a ver una cabeza agradable. Que siga el consejo. En su caso el epíteto sería “limpia”. En cuanto a la otra ministra, Margarita Beatriz Luna Ramos, debería vigilar su cínica y delatora sonrisa. Molière la hubiera calificado como “une tête à gifles”, igual que a su jefe de toda la vida, el tortuoso tartufo Mariano Azuela.
Lo que es más indignante de todo es que el Gobierno de la República, ese mismo que se anuncia constantemente en radio y TV cacareando huevos que no pone, permita los innegables excesos del PRIAN, a costillas de los inermes niños de este país. Se entiende que Felipe Calderón, panista, haya pactado con el PRI para poderse sentar en el trono; se sabe que las costumbres de los legisladores priístas Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones son muy cuestionables en la materia de que se trata y también se dice que Miguel Angel Yunes, el del partido del Panal, de la virtuosa Elba Ester, coincide en gustos con Marín; se sabe que Felipe está pagando muchas facturas a los que lo llevaron al poder ¿pero a costillas de la niñez mexicana? Mario Marín, con el que se le ve frecuentemente departiendo, debería haber sido defenestrado y enjuiciado con todo y su rico compinche Nacif, el riquísmo rey de la mezclilla, protector y amigo del pornógrafo y pedófilo gringo Succar Kuri.
Se dice que hay posibilidades de que Kuri salga, porque los jueces de Quintana Roo no funcionan, se hacen sin duda de la vista gorda con los bolsillos llenos a ciencia y paciencia de todo el gobierno. Pero para que se entienda la incongruencia y la canallada panista, esta vez solapada por el PRI, al líder campesino de Atenco, Nacho Valle, le dio el Poder Judicial panista 67 años de cárcel. ¿Así de repugnante es este país bajo la bandera blanquiazul?
LA IGLESIA ACEPTA Y PROTEGE A LOS PEDOFILOS EN SU SENO Y, lógicamente, fuera. Recientemente, el 30 de enero de 2008, falleció uno de los más pavorosos pedófilos del mundo -exnazi, según Carlos Fazio-, Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, en varios países del mundo: Argentina, Austria, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, Italia, Irlanda, México, Suiza, Venezuela y que, naturalmente, aportó millonadas a la Iglesia. Su criminal expediente ha sido muchas veces expuesto en México en la revista Proceso, en periódicos, otras revistas, en libros y en Internet hay miles páginas escritas sobre este multifacético delincuente. Pero parece que a los mexicanos más ricos, a todos los empresarios de Monterrey y hasta al propio Carlos Slim, según la revista Forbes y el Wall Street Journal, no les llegó la información.
A Televisa tampoco puesto que en grandes desplegados en la prensa mostró su dolor por la muerte de ese pedófilo, que la propia Santa Sede del Papa Ratzinger, el viernes 19 de mayo del 2006, confinó a una vida de "oración y penitencia" y le prohibió oficiar, precisamente por sus abusos sexuales contra infinidad de niños y adolescentes, entre ellos los alumnos de escuelas católicas en México como el famoso colegio Cumbres, entre muchas otras que fundó y a través de las cuales se enriqueció. [ ]Varios Obispos de Estados Unidos ordenaron a la Legión que dejara de operar en sus diócesis, por hacerlo sin informar de sus labores. La diócesis de Richmond, Virginia, prohibió a la Legión y al Regnum Christi trabajar allá, ya que no aceptaron obedecer la política de protección a menores de edad.
Más claro ni el agua. A ese grado llegó el cinismo de los legionarios pederastas.
Pero más allá de la pedagogía escogida por Maciel para sus crímenes contra la niñez, recientes casos como el del cardenal Rivera en la Ciudad de México, protector del cura Aguilar, el hiperviolador de decenas de niños mexicanos, pederasta de grandes ambiciones y proporciones en este país y en Estados Unidos, nos demuestran que en México todos los poderosos no sólo toleran, sino que defienden descaradamente la pedofilia. En cambio aquellos como la valiente e inteligente periodista Lydia Cacho que no se cansan de luchar contra los malditos pedófilos o los exlegionarios que fueron víctimas directas de la pederastia y drogadicción (probada adicción a la morfina… y al lavado de dinero) de Marcial Maciel y lo han denunciado en diversos foros mundiales y en libros, resultan ser en este país absurdamente corrupto, “los malos”.
Pero ahora, con los ojos del mundo mirándonos desde la ONU, qué va a hacer el fantástico “Gobierno Federal” frente a la acusación de Louise Arbour, y a su exigencia en nombre de la Organización de Naciones Unidas, de invertir el mismo esfuerzo y dinero que en la lucha militarizada contra el narcotráfico para salvar a los niños mexicanos de la pornografía y de la prostitución, para cambiar la atroz imagen actual de México? Y no olvidemos ni por un instante la otra, la que duele tanto y por la que no se hace nada, es decir la misma exigencia para hacer justicia a las muertas de Juárez y terminar con los atroces feminicidios.
Cuidado, Felipe Calderón, el escándalo que fuera -porque dentro ni quien haga caso- que causan ambos horrores made in Mexico y el innegable apoyo de todo el aparato federal y empresarial a la pedofilia, pueden hacer que gente decente ya no quiera invertir en México y eso sí que lo pondría a temblar ¿verdad?