Octavio Rodríguez Araujo
Me refiero a la posición de varios de los hoy antilopezobradoristas del PAN y del PRD, pero en 1991.
Como todos sabemos, el 16 de septiembre pasado la mayoría de los delegados a la convención nacional democrática decidió que AMLO fuera el presidente legítimo, cuya toma de posesión, como tal, será el 20 de noviembre. Fue curiosa la reacción de muchos ante este hecho, especialmente de los publicistas de la derecha y, desde luego, del Partido Acción Nacional. Todos ellos, sin excepción, intentaron no sólo minimizar la existencia de un presidente legítimo, en paralelo con el presidente electo recién dictaminado por el TEPJF, sino que trataron de ridiculizarlo. Y digo que fue curiosa porque en 1991, el 26 de septiembre, a las 19 horas, los panistas, entre otros, reconocieron en la Plaza de los Fundadores de la capital de San Luis Potosí a Salvador Nava Martínez como "gobernador legítimo" de esa entidad de la Federación. Horas antes, a las 14 horas de ese mismo día, en un recinto cerrado y resguardado por efectivos militares, Fausto Zapata Loredo rendía protesta como gobernador "legal" del mismo estado, en presencia de Carlos Salinas de Gortari y en una ceremonia tan breve como precipitada.
Muchos de los críticos de AMLO en 2006 fueron en 1991 entusiastas simpatizantes de la candidatura de Nava, apoyada por una coalición entonces considerada sui generis, formada por el Frente Cívico Potosino, el PRD, el PAN y el Partido Demócrata Mexicano de origen sinarquista y ya desaparecido. Se trató de la Coalición Democrática Potosina. La elección se había llevado a cabo el 18 de agosto de ese año. En esa elección, como en la de 2006, fue evidente que el gobierno había actuado como juez y parte, y los observadores de entonces concluyeron que la equidad había estado ausente en el proceso y que los comicios no habían sido transparentes ni creíbles.
Rafael Reygadas, en su libro Abriendo veredas (capítulo 4), escribió: El 26 de septiembre, el mismo día de la toma de posesión de la gubernatura por parte de Fausto Zapata, el Informe Final del Proceso de Observación Electoral de las elecciones en San Luis Potosí señaló:
"La mayor parte de los medios de comunicación potosinos no cumplieron con su obligación de informar objetivamente a los ciudadanos de las opciones y de las propuestas políticas existentes... la televisión y la mayoría de la prensa escrita tuvieron una clara parcialidad a favor de los candidatos del PRI... (Esto) demostraría que dejó de ser una televisión de estado y se convirtió en una televisión de partido... también fuimos testigos que funcionarios gubernamentales intimidaron a ciudadanos o utilizaron la ayuda económica para favorecer a los candidatos del Partido Revolucionario Institucional. Hemos documentado incidentes de este tipo en poblados de la Huasteca, la zona Pame, Moctezuma y Matehuala. Recogimos asimismo evidencias, en diversas partes de la entidad, que demuestran que se utilizaron recursos, oficinas y vehículos oficiales (como el DIF) para hacer campaña a favor de los candidatos del mismo partido..."
Cámbiesele al texto anterior PRI por PAN y en lugar de DIF escríbase Secretaría de Desarrollo Social, y el párrafo parecería escrito por los furiosos y desbocados lópezobradoristas en 2006, pero no fue así. Lo que ocurre es que los panistas de hoy, sus publicistas por conveniencia y oportunismo, y varios cardenistas en el PRD tienen mala memoria.
Es pertinente recordar también que Fausto Zapata no pudo entrar en sus oficinas, pues los navistas (incluidos los del PAN) se instalaron en la parte frontal del Palacio de Gobierno en la Plaza de Armas de la capital. Fue un plantón. En paralelo, el 28 de septiembre, Salvador Nava encabezó una marcha a pie a la ciudad de México. La protesta contra el fraude y la imposición no se hizo esperar y a mediados de octubre el gobierno federal propuso un gobernador interino al tiempo que hacía renunciar a Zapata, quien había sido elogiado por Salinas en su toma de posesión. El gobernador legítimo, es decir, Salvador Nava, no fue criticado por ostentarse como tal por decisión de los presentes en la Plaza de los Fundadores, sino apoyado por muchos que ahora sufren de amnesia. Tampoco fue puesto al frente del gobierno de su estado, pero sí logró lo que ahora le critican a López Obrador como uno de sus propósitos: que el gobernador espurio (léase ahora presidente espurio) se quedara en el palacio de cantera rosada del siglo XVIII. Habrá que reconocerle a Salinas más oficio político que a Fox, lo que no es mucho.
No deja de ser curioso que siendo Cárdenas presidente del PRD en 1991, cuando Nava fue declarado en la plaza pública gobernador legítimo, ahora diga, haciéndose eco de Luis Villoro (como cita en su carta a Elena Poniatowska), que "muchos no podemos estar de acuerdo con nombrar un nuevo presidente en rebeldía. Esto rompería, aunque sólo fuera simbólicamente, el orden constitucional. Para sostener una amplia y permanente oposición lo que menos necesitamos son actos provocadores". Y es curioso porque no sólo hay implícita una defensa del orden constitucional que se quiere cambiar y que el mismo Cárdenas dijo que debía sufrir cambios, sino que le parezca una provocación que pondría en riesgo el sostenimiento de "una amplia y permanente oposición". En el mejor de los casos, esta crítica de Cárdenas revela que hay dos puntos de vista distintos sobre lo que debe ser "una amplia y permanente oposición". Para Cárdenas ésta debe darse, según sus hechos y dichos, dentro de las instituciones y no desconociéndolas; para López Obrador no, sino en todos los frentes: en los institucionales y en los no institucionales.
No sé que tanto pueda ser amnesia, también puede ser la incongruencia de un partido que no obedece principios de ninguna especie porque los miembros que lo conforman sólo aplican conceptos y leyes de acuerdo con la conveniencia de tener el poder para actuar en beneficio de ellos y su grupo, no porque tengan una vocación de servicio a la patria. Puede no ser cuestión de memoria, ya que igual pueden defender una postura que otra porque no existen paradigmas éticos ni una vocación de servicio a la nación. Ni siquiera es una derecha seria o congruente a determinados principios, su actuación es un bamboleo de decisiones que no están sustentadas por nada más allá que el oportunismo y la frivolidad.
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