Sique
Podría decirse que históricamente los seres humanos siempre han representado dos fuerzas, una, que pretende seguir conservando las estructuras sociales y económicas que se han gestado en épocas anteriores o en un determinado presente (los conservadores), y otra, que lucha para que éstas cambien en el sentido de alcanzar la justicia económica y social entre quienes conforman una población (los progresistas).
Hay lapsos en los que estas dos fuerzas están en aparente armonía y esto es el resultado de que ninguna de estas fuerzas está ejerciendo presión sustancial para un lado u otro, es cuando se dice que hay "paz social". Si bien esta "paz social" significa que no hay un retroceso en lo que se ha alcanzado también representa que el progreso se ha detenido y con la serie de cambios que la humanidad necesita para llegar a un mundo más justo, esa "paz social" es una mala noticia.
Actualmente, en el mundo, la presión ejercida por el imperio estadounidense no sólo de seguir sosteniendo su hegemonía como ocurría en cualquier monarquía o imperios de antaño sino de hacerla todavía más absoluta, ha dado lugar a una reacción de la fuerza contraria para continuar el camino hacia el progreso que habíase estancado tras el cansancio en la lucha al que no poco contribuyó el fracaso de la URSS.
En general, los que luchamos por un mundo más justo hicimos una pausa y desilusionados dejamos que el curso de la historia tomara su rumbo sin que hubiera una ingerencia significativa de los luchadores sociales, lo cual fue aprovechado por los conservadores para fortalecerse hasta que la situación se convirtió en un retroceso de los logros que las luchas sociales habían tenido. La pobreza se ha incrementado y la injusticia de la desigualdad económica y social que existe en el mundo es todavía más honda que hace cuatro décadas.
Ahora estamos viviendo el despertar de los progresistas y el mundo está entrando en una clara confrontación ideológica. La buena noticia es que cada vez que un imperio voraz intenta un movimiento para dominar al mundo entero de manera absoluta se provoca ésta reacción y siempre ha resultado perdedor. Los ganadores son siempre los que ponen fin a estas ambiciones globales. Así ocurrió con los persas, con los romanos, con Napoleón y con Hitler por nombrar algunos de los casos históricos más relevantes.
Es cierto que la lucha suele ser intensa porque la fortaleza adquirida por los conservadores durante la "paz social" es mayor que la que ganan los progresistas.
En Editorial de La Jornada se analiza el veto de Estados Unidos a la resolución presentada por Qatar en la que se pedía: la liberación de todos los funcionarios palestinos detenidos por Israel; la adopción de acciones "inmediatas y sostenidas" para detener los ataques con misiles desde Gaza hacia territorio israelí; la condena explícita al ataque de Tel Aviv sobre Gaza que "ha causado muerte y heridas a docenas de civiles palestinos" y destruyó la principal central eléctrica de esa zona; ayuda de emergencia a la comunidad internacional para la población palestina, con el fin de aliviar la difícil situación humanitaria; la restitución y mantenimiento ininterrumpido del suministro de combustible a Gaza, y "actuar expeditamente" para remplazar los equipos destruidos en la planta eléctrica. La decisión estadunidense de vetar la iniciativa desató una ola de indignación en Naciones Unidas que se ha propagado rápidamente por el mundo, especialmente en esa conflictiva zona. Es decir, existe una reacción contra la insistencia hegemónica de los Estados Unidos que siempre ha estado en connivencia con Israel, uno de sus paladines.
Otra de las reacciones ha sido, como lo señala Alfredo Jalife-Rahme, el que la sociedad civil estadunidense se haya repuesto de "su letárgica intoxicación multimediática para propinarle a Baby Bush la lección de su vida en las urnas que, más que electorales, resultaron funerarias para el Partido Republicano, vapuleado en la Cámara de Representantes, el Senado y las gubernaturas (que incluye la justicia divina del triunfo en Ohio, donde se fraguó uno más de los fraudes bushianos). Más aún: los demócratas descuelgan 275 puestos en las elecciones legislativas estatales (Democracy Now!, 8/11/06)". Uno por uno van cayendo los mendaces mandatarios que inventaron el engaño de las "armas de destrucción masiva" como coartada para capturar el petróleo; Aznar fue sacado a patadas en España por su lúcido electorado, y luego, en Gran Bretaña, Blair tendrá que ceder el poder a Brown en la primavera entrante.
Según Jalife-Rahme "el 7/11 es superior al 11/9 en la medida en que rectifica y modifica la geometría política nacional y global: sus alcances no son solamente catárticos, sino regenerativos de lo que pudiera concretarse como el nuevo orden mundial en una mejor convivencia universal. El triunfo de los demócratas, nuestro triunfo, es festejado en todos los rincones del planeta, porque puede poner fin a la pesadilla del unilateralismo bélico bushiano".
"El 7/11, un verdadero "anti-11/9" telúrico, es todavía más profundo, porque marca y enmarca las nuevas corrientes históricas de la desglobalización y asienta el viraje hacia el centro-izquierda desde Brasil hasta Estados Unidos, con pocos días de diferencia, en lo referente al continente americano".
"Paul Krugman, el israelí-estadunidense, quien está resultando todavía mejor pensador que economista, aduce correctamente que el "movimiento conservador" llegó a su fin: "asistimos a la caída del movimiento conservador, la poderosa alianza de individuos acaudalados, intereses trasnacionales y la derecha religiosa que se configuró en la década de los 60 y los 70": The New York Times (10/11/06)".
"Desde el thatcherismo y la reaganomics, el conservadurismo anglosajón (ya no se diga sus caricaturas tropicales) degeneró en una "maquinaria política corrupta" y alcanzó su paroxismo cuando el Capitolio fue asolado por el "síndrome Kamel Nacif", que expuso el fariseísmo de los republicanos, el autonombrado partido de la moral familiar. La gran nación estadunidense castigó en las urnas la corrupción contable de Enron y la putrefacción de la ética y estética gubernamentales mancilladas por el equipo bushiano, una verdadera kakistocracia (el gobierno de los peores).
El Partido Republicano perdió su alma en su extravío globalizador. Fue demasiado el dinero que acumuló, despojando 80 por ciento de los ahorros del resto del género humano ultrajado, para que no hubiese podido sucumbir a los excesos en los que desemboca el acaparamiento del capital desde Sodoma y Gomorra".
En América Latina, el traspatio del imperio, también está reaccionando, con sus diferencias y dimensiones, pero finalmente buscando un cambio de rumbo ya no está solo Fidel Castro, los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Chile están afianzando acuerdos que de alguna manera los fortalecen para convertirse en parte de la casa y el jardín del continente americano y restarle poder a la Casa Blanca en las decisiones económicas que pertenecen a cada país y no a uno que se ha instaurado como el jefe de la economía mundial apelando a su autoridad moral cuando se ha visto que el gobierno de los Estados Unidos es uno de los más inmorales que existen en el planeta. También los grupos progresistas de países latinoamericanos que aun tienen gobiernos lamebotas del imperio están luchando, tal es el caso de Ecuador.
Nuestro México libra su propia batalla en el mismo sentido, por un lado las fuerzas de la ultraderecha: el Yunque, los multimillonarios y los corruptos, que pretenden adueñarse del país ahondando las diferencias sociales y económicas de la población que ya existen y un movimiento progresista conformado por: la Convención Nacional Democrática dirigida por AMLO, el FAP, la APPO, la Otra Campaña y otros grupos que se están conformando en el interior de la república que apuntan a lo mismo: un cambio de fondo que revierta las injusticias y la falta de libertad a la que se ha sometido al pueblo desde hace setenta años.
Desde el punto de vista histórico la victoria es segura, "el mal triunfa cuando los buenos no hacen nada", pero cuando se libra una lucha, la razón y el bien tienden a triunfar porque son muy poderosos. Así que no cejemos en el intento, "ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso", como dice AMLO, porque finalmente lo vamos a lograr.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, VENCEREMOS!
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