México SA
Carlos Fernández-Vega
Indice de desarrollo humano similar al de Malawi
Integrantes del magisterio y de la APPO marcharon por las calles de la ciudad de Oaxaca y gritaron consignas en contra de la Policía Federal Preventiva Ezequiel Leyva Foto Ezequiel Leyva
Que siempre no "regresó la paz social y la tranquilidad" a Oaxaca, como lo celebró el presidente Fox el pasado lunes, tras el asalto dominical de la Policía Federal Preventiva a la capital del estado. Y no "regresó" porque él mismo desmintióse 48 horas después.
El efímero triunfalismo foxista del lunes se tradujo ayer en su reconocimiento de que Oaxaca es "un duro problema" que "heredaré" al mini presidente electo "en el punto en que esté", aunque el propio inquilino de Los Pinos asegura que es un asunto "de carácter local".
En el caso oaxaqueño la ineficiencia y complicidad de los que dicen gobernar este país son verdaderamente patéticas. Y mientras Fox y los panistas no cejan en su empeño de "arreglar" con discursos los problemas nacionales, otros, como el PRI, se dicen dispuestos a solucionarnos a partir del apellido paterno, en plural, de su más reciente ex candidato a la Presidencia de la República, porque, dicen, "hemos llegado al límite de la tolerancia".
En Oaxaca existe un añejo conflicto social de dimensiones espeluznantes que pretende solucionarse con represión, con corrupción, con arreglos en la cúpula política, con tanquetas y toletes, y sin incluir a la gente, cuando el punto de partida es el combate real al atraso, la marginación, la pobreza, la desigualdad. No es con discursos ni amenazas como la muy añeja cuan explosiva situación social de Oaxaca se solucionará.
Y retomamos el lacerante balance social que de Oaxaca ha hecho el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el cual parece no haber servido de nada para quienes dicen tomar las decisiones en este país: Oaxaca ocupa los penúltimos lugares a nivel nacional en los índices de desarrollo humano, salud, educación e ingreso, y eso no se supera con discursos, mucho menos con actitudes primitivas como las adoptadas por el PRI estatal, ante la complacencia del nacional.
Entonces, no entendieron nada, o de plano les vale. Por ello va un recuento de lo documentado por el PNUD, en su Informe sobre desarrollo humano, México 2004: la desigualdad de los niveles de desarrollo en México resulta palpable al considerar que el Distrito Federal registra niveles no muy distantes a los de algunos países europeos, mientras Oaxaca y Chiapas no superan el índice de los Territorios Ocupados de Palestina.
El índice de desarrollo humano (IDH) en Oaxaca es ligeramente menor al que reportan Cabo Verde y Guyana, aunque la primitiva clase política oaxaqueña puede presumir que supera, no por mucho, al de países como Guinea Ecuatorial, Uzbekistán, Namibia y/o Botswana.
En Oaxaca se observan los extremos de desarrollo más distantes en una entidad federativa mexicana. Allí encuentra uno de los municipios con mayor nivel de desarrollo, Santa María del Tule, con un IDH de 0.86, pero también uno de los de menor desarrollo humano, Coicoyán de las Flores, con un IDH de 0.39. En un nivel similar al último están los municipios de San Simón Zahuatlán, Santa Lucía Miahuatlán, Santa María la Asunción, Santiago Ixtayutla, Huautepec y Santo Domingo Tepuxtepec.
Los 15 municipios con menor IDH, los más pobres entre los pobres, se encuentran en sólo cuatro estados de la República: cinco en Chiapas, siete en Oaxaca, dos en Veracruz y uno en Guerrero. Si los municipios fueran clasificados como países, resultaría que el índice de desarrollo humano de los citados sería similar al de Malawi.
En términos de educación, municipios como Metlatónoc, Guerrero; Tehuipango, Veracruz; San Martín Peras, San Simón Zahuatlán y Coicoyán de las Flores, en Oaxaca, quedarían entre los últimos lugares de la clasificación mundial, con índices comparables a los de Burkina Faso, Sierra Leona y Etiopía. Por lo que toca al índice de salud, Metlatónoc, Guerrero, se clasificaría en el lugar 141, entre Eritrea y Congo; a su vez, Tehuipango, Veracruz, Batopilas, Chihuahua, y Santiago Amoltepec, Oaxaca, ocuparían el lugar 132 con niveles de salud semejantes a los de Sudán y Camboya.
Las entidades que más contribuyen a la desigualdad del índice de salud son Veracruz (10.2 por ciento), Puebla (7.6), Oaxaca y Guerrero (7.4 en cada caso) y Chiapas (6.9), seguidas de cerca por el estado de México (6.2). Las cinco primeras entidades concentran 39.7 por ciento de la desigualdad nacional del índice de salud.
En lo que corresponde a la desigualdad nacional en el índice de educación, la mayor contribución proviene de Veracruz (9.8 por ciento), Chiapas (9.5), Oaxaca (7.8), Puebla (7.7), y Guerrero (7.3). En estos cinco estados se concentra 42.2 por ciento de la desigualdad nacional del índice de educación.
La desigualdad nacional del índice de ingreso proviene principalmente de Veracruz (7.6 por ciento), Oaxaca (7.5), estado de México (5.7), Chiapas (5.2), Puebla y Guerrero (4.3). Estos cinco estados generan 30.5 por ciento de la desigualdad nacional del índice de ingreso.
Con base en las cifras expuestas, Veracruz, Puebla y Oaxaca resultan de particular importancia para focalizar las políticas de reducción de la desigualdad del desarrollo humano local, pues contribuyen de forma importante y persistente a las disparidades nacionales, tanto por la población que concentran como por la desigualdad interna que padecen.
Veracruz, Puebla y Oaxaca resultan prioritarios para reducir las desigualdades de salud, mientras Veracruz, Chiapas, estado de México y Oaxaca son claves para abatir el rezago educativo. En cuanto a la reducción de las desigualdades de ingreso, las entidades de mayor potencial para abatir la desigualdad nacional son Veracruz, Oaxaca y el estado de México.
Las rebanadas del pastel:
Es obvio que lo anterior no se resuelve con discursos, amenazas o tanquetas, pero cierto es que no se pueden pedir peras al olmo.
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