Publicamos el discurso de Enrique Maza hasta ahora porque no fueron difundidas en su oportunidad y reflejan la esencia de la Convención.
* Palabras del investigador y sacerdote Enrique Maza, al hacer la declaratoria formal de instalación de los trabajos de la Segunda Asamblea plenaria de la Convención Nacional Democrática, en el Zócalo, Cd. de México, 25 DE MARZO 07.
Hoy es un día importante, porque el pueblo se ha reunido y se manifiesta por sus derechos y para que haya justicia en nuestra Nación, porque no hay justicia.
Desde el momento en que un grupo se apodera de la riqueza que es y debe ser de todos, y de los espacios de poder y de decisión que son del pueblo y que deberían de ejercerse a favor del pueblo y no a favor de minorías que hacen suyo lo que es de todos, desde ese momento aquí no hay democracia, aquí no hay justicia.
El mal profundo de nuestra nación es que una minoría se ha adueñado del país y de sus riquezas, materiales y humanas, para su beneficio y a costa de una pobreza extensa y profunda de la mayoría. Ésa es la realidad de nuestro país.
Los causantes de esta realidad se han repartido millones para su beneficio particular y para sus luchas partidistas en pos de los puestos políticos. Son luchas de dinero por más dinero y por más poder, no son luchas ni dinero para combatir la inmensa pobreza de la mayoría.
De ahí la importancia de esta reunión que es al mismo tiempo de conciencia, de aprendizaje, de participación y de testimonio y de protesta y de lucha.
Aquí aprehendemos unos de otros, aquí nos enseñamos y nos apoyamos unos y otros. Aquí damos un testimonio no de revancha, si no de justicia y de lucha, de conciencia y de participación.
De aquí salimos a la lucha cívica, política y humana, por aquello que nos corresponde el derecho. No somos nosotros los que representamos y causamos la violencia.
La violencia la causan los que ejercen y se apoderan y se beneficia de lo que es de todos en lo político y en lo económico.
Miles de personas cada día más padecen en nuestro país el desempleo, la destrucción de las familias, la pobreza y el hambre.
La realidad y el ambiente de México siguen siendo de corrupción. Cada día nos vemos sacudidos por casos de deterioro y escándalo político y económico. La convivencia pacífica en nuestras ciudades se hace más y más difícil por los conflictos sociales, por el abuso de la droga, por el crimen organizado.
Muchos en México viven angustiados, nuestro país es saqueado sin miramientos.
Ojalá que se sumen a esta conciencia, a esta convicción, a esta lucha cívica y patriota por el bien de nuestra patria y en ella sobre todo de los pobres a quienes el dinero y el poder han despojado y tienen marginados de los bienes de la nación, desposeídos y sumisos a esta injusticia fuertemente estructurada que clama el cielo.
Que más y más se sumen a este terco deseo de que las cosas cambien, de que lleguemos finalmente a alcanzar la meta de la transición a la democracia, política, económica y social que merecemos todos, pero que merece sobre todo el pueblo. Para que los presidentes de la República no tengan ya que gobernar con el Ejército.
Con estas palabras declaro formalmente inaugurados los trabajos de esta Sesión Plenaria de la Convención Nacional Democrática para el bien del pueblo de México y del futuro de nuestro país.
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