Víctor G. Ayluardo
Esta vez, no fue la excepción, el río humano volvió a sacudir con una sola voz las calles de la ciudad de Oaxaca, una vez mas, retumbando, rugiendo desde todos sus rincones, desde todos sus agravios, desde el fondo de su alto orgullo y dignidad, salieron nuevamente a recorrer esas calles que ya son suyas, de tiempo atrás ganadas batalla a batalla, esas mismas calles que les pertenecieron con toda su imaginación, con toda su irreverencia, su valor, su desparpajo, enfrentando con la frente en alto todo aquello que los ha mantenido sumidos en su desgracia, en su olvido, una vez mas, todos siendo uno, todos bajo la misma rabia, sintiendo el dolor de cada compañero caído en la lucha, de cada preso político como suyo, de cada compa perseguido por la jauría rabiosa de los poderosos, ayer 8 de marzo, el río humano abrazo a los suyos nuevamente, haciéndoles saber que siguen siendo uno solo, una voz, un mismo grito, simplemente, que siguen en pie de lucha.
En Oaxaca sigue floreciendo la rebeldía, se sigue desbordando resistencia tras la embestida orquestada desde lo mas arriba, sin duda, Vicente Fox, Felipe Calderón, Carlos Abascal Carranza y Eduardo Medina-Mora junto a sus demás compinches, responsables de las acciones represivas y de persecución selectiva por parte de la policía político militar PFP, mostraron una vez mas el tamaño de su estupidez y su ineptitud, creyendo que tras una brutal arremetida contra un movimiento popular legítimo, su erradicación, desaparición, su persecución y su encarcelamiento, cortarían de tajo algo que su pequeña y estrecha capacidad mental nunca los ha dejado ver, la necesidad de resurgir del olvido y de reordenar el uso del poder popular, el desarrollo de una economía que llegue a todos sin excepción alguna, lejos de compadrazgos, cacicazgos, políticas de favoritismo a grupos de apoyo previamente seleccionados, y la corrupción que han encabezado gobiernos priístas en este momento, al cargo de Ulises Ruiz Ortiz.
La mañana del 29 de octubre de 2006, fuimos testigos de la entrada de la PFP con sus tanquetas a la ciudad de Oaxaca, bajo discursos gubernamentales de no favorecer a ninguna de las dos partes en conflicto, la presencia sería solamente con la intención de reestablecer el orden y la paz social, como si la paz social se alcanzara con efectivos militares recorriendo las calles, y no con políticas de orden social que busquen beneficiar al segundo estado con mas índice de pobreza en todo el territorio nacional, como si las tanquetas que arrasaban a su paso con chorros de agua mezclada con ácido a decenas de manifestantes, dejara a su paso hospitales, escuelas, centros de salud, funcionando eficazmente para la población, o brotaran de los helicópteros que día y noche sobrevolaban la ciudad, empleos bien remunerados y la oportunidad de desarrollarse en alguna actividad por la cual no se percibieran solo migajas.
Hoy, a casi cinco meses de aquella cobarde acción gubernamental, confirmamos la escasa voluntad del gobierno federal para "reestablecer" lo que ellos llaman orden, su doble discurso quedó una vez mas a la vista de todo el pueblo de México y la comunidad internacional, con el grueso de expedientes de comisiones nacionales e internacionales de derechos humanos, dando constancia de los abusos, los atropellos, las baja calidad moral y ética de las personas que atiborran las filas de la Policía Federal Preventiva, que una vez mas, así como en los operativos de San Salvador Atenco, manifiesto el grado de podredumbre humana a la que se puede llegar, cuando erróneamente se cree que el poder da automáticamente el derecho de abusar de el, y cometer acciones de bajeza humana, frente a luchadores sociales que buscan simplemente una opción diferente de enfrentar las múltiples necesidades y múltiples carencias de un pueblo como el oaxaqueño.
Vicente Fox Quezada junto con los altos mandos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pactaron en lo oscurito en aquellos días, el precio político que le costaría al gobierno federal, completar el quórum en la cámara de diputados en la toma de protesta de Felipe Calderón, ese precio sin duda era, apuntalar el inexistente gobierno de Ulises Ruiz bajo las tanquetas y efectivos de la policía militar PFP con algún operativo de desarticulación al movimiento social, costara lo que costara y el precio fue alto y ya todos lo sabemos, al final el beneficio sería mutuo, el PRI evitaría lidiar con la imagen de la ineptitud, de uno de sus militantes distinguidos, ante la desaparición de poderes en el estado y la crítica por parte la opinión pública, por el otro, la derecha conservadora y sus aliados empresariales representada por el panismo, llevarían otros seis años mas al poder, a un personaje dado a luz, bajo un fraude electoral que daría cobijo a la montaña de corrupciones político-empresariales existentes en el país, al amparo de gobiernos de corte neoliberal, y de paso, apagaría la mecha de lo que sin duda podría ser el comienzo de una sublevación popular, que pondría en jaque al sistema político nacional, por el grado de crispación social existente en el país en esos momento.
La megamarcha del 8 de marzo de 2007 en Oaxaca será sin duda, un golpe para quienes sentados cómodamente desde el poder, intentan de la forma que sea, hacer que prevalezca un orden político y social, que siga beneficiando a sus intereses, pero ejemplos de dignidad como el de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca nunca dejan de evidenciar el fracaso rotundo de esta, lecciones como esas nos saltan a la cara y nos hacen reflexionar que la fuerza organizada del pueblo al final será la que triunfe sobre los grandes poderes politicos-empresariales, y esa lección de resistencia debe dejar su huella y dar frutos con el tiempo haciendo que la rebeldía florezca en el campo y en la ciudad para gritar a los cuatro vientos que...
EN OAXACA NO HAY DERROTA.
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