jueves, junio 07, 2007

Estado policía

Julio Hernández López

Negro deambular europeo
Fascinación por lo represivo
Ministros y sorteos bajo sospecha

En ruta hacia el primer aniversario del primer gran fraude electoral del presente siglo en México, se ha instalado formalmente un Estado policía, con sus correspondientes autoridades gendarmes. El país está controlado militarmente y cada ciudadano es susceptible de ser tratado sin miramientos procesales ni respeto a derechos humanos o constitucionales. Se han abolido derechos y garantías silenciosamente (o, dicho de otra manera: mediante el ruido mediático que propicia y justifica la "mano dura" para enfrentar delincuencias reales o exageradas, autónomas o controladas) y se ha preparado a la población para que acepte el abuso diario, la arbitrariedad constante, las armas y los uniformes por escenografía cívica. Ese es el primer triunfo (¿el único?) de un gobierno que camina con el lastre de su origen electoral ilegítimo y que a lo largo de su ejercicio impugnado va sumando motivos para el rechazo ciudadano.

Tiempos hubo en que los presidentes de México se esforzaban por aparecer en el extranjero como personajes luminosos, vivaces y modernos (aunque la realidad interna fuera diametralmente opuesta a esas poses externas), pero Felipe Calderón ni siquiera en ese sentido se esfuerza. Por el contrario, deambula por el extranjero con prendas negras y una inocultable fascinación por el uso de la fuerza, los justificantes de la represión, los métodos policiales eficaces y las mejores historias de combate a las mafias. Una especie de presidente-policía o de policía-policía. El fiscal constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y los ciudadanos en general como presuntos sospechosos. El presidente de los panistas que saluda en su reunión de Consejo Nacional con la diestra en la sien, al meritito estilo militar, comandante en jefe del ejército que abuchea al traidor Espino. El viajero transoceánico que califica de folclor las expresiones de rechazo a su forma de hacerse del poder y de ejercerlo.

El Estado policial calderonista ha sido tejido para contener las muestras de inconformidad social, tanto las correspondientes a problemas heredados como las que previsiblemente se darán cuando el teórico de la aplicación armada del derecho decida dar los pasos adelante en busca de conformar a la fuerza un nuevo "pacto" social decidido por las elites.

Astillas

¿Tú crees que sea verdad tanta belleza?, preguntan varios lectores escépticos a un tecleador al que encuentran condescendiente con la insólita decisión de la Suprema Corte respecto a la ley Televisa. Los precavidos usuarios de este permanente asomo a los abismos llamado Astillero, consideran que tras el vuelco judicial podría estar una segunda ronda, ya negociada, en la que voces "libres" y "plurales" del Congreso y de la sociedad, a iniciativa del Presidente LegaL, aprueben propuestas de operación subterránea parecidas a las que ahora se desecharon en un foro muy vigilado. Incluso, hay quienes especulan sobre la posibilidad de que la Corte busque legitimarse para más adelante soltar mazazos confirmando reformas estratégicas calderónicas. Por ejemplo, el doctor Arnulfo Luis Ramos (aluis@ece.buap. mx) escribe, desde algún benemérito cubículo poblano, que "en el colmo del cinismo, todos los legisladores federales muestran su beneplácito por la actitud de la Corte al echar atrás la ley Televisa. ¿Quién diablos entonces la aprobó? Habría que conseguir la opinión de todos y cada uno de quienes la autorizaron. Qué vergüenza. Ya hablan de ponerse a trabajar para otra ley. No hay que ser ingenuos, la Triple T no se quedará cruzada de brazos. Con la actitud de honradez, ética y moral que han mostrado nuestros legisladores, es pan comido volver a hacer otra ley a modo". Daniel Baños (marcebito@hotmail. com), por su parte, comenta: "se me hace toda una obra de teatro, en la cual van a dar por fallida la tal ley Televisa, pero nos la van a dejar caer con las susodichas reformas, para que así piensen que se empieza a actuar derecho (nos espera el camino del fin: verdades con mentiras)"... El profesor Benjamín Cortés Valadez envía la siguiente décima: "Con el golpe de la Corte/ se rompe el antiguo pacto,/ ahora veremos, de facto,/ que apoyo a Felipe aborte;/ su enojo tal vez reporte/ de dudas un gran despeje/ porque ahora como eje/ para hacer públicas quejas/ dirán sus levantacejas:/ 'Creo que el bueno sí era El Peje'". El profesor Cortés Valadez invita a oír los domingos, a las 10 de la mañana, en Radio Educación, El Chauiztle, con Eugenio Sánchez Aldana... Otros abonados a esta sección de deportes analíticos extremos reprochan que las baterías dubitativas se dirijan solamente al Melate y no a otros ámbitos igualmente sospechosos, como los nuevos juegos de azar que opera Televisa. Juan José Albores (jujoalbores@hot mail.com), en cambio, advierte que "la Lotería Nacional publica que los números agraciados fueron remitidos para su venta a tal agencia, pero nunca dice si fueron o no vendidos, de tal suerte que nunca se sabe si los premios van a la ciudadanía o se los queda el gobierno. Utilizando procedimientos cibernéticos es fácil que los números puedan ser seleccionados, eliminando los vendidos con cualquier truco mecánico que mueva las bolitas. Con esa estratagema fraudulenta los dineros son destinados a la 'asistencia pública', que en la pasada administración fue la 'asistencia Martita', y en la actual es la 'asistencia Gordillo', o tal vez más arriba. La operación se remata con una acción aberrante, pues resulta que quien supervisa y sanciona los sorteos es la Secretaría de Gobernación, parte íntima de quien los realiza, de manera que el contubernio y el fraude se institucionalizan. Es preciso que participe un organismo ciudadano imparcial y transparente para dar certidumbre"... Y, mientras el enredado Fidel Herrera mantiene su discurso de que no pasa nada grave en el campo de batalla llamado Veracruz, ¡hasta mañana, en esta sección de juegos de azahar!

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