lunes, septiembre 03, 2007

El barco a la deriva

Sique

Érase un enorme barco en el hubo un motín perpetrado por un pequeño grupo de oficiales ineptos y desleales que destituyeron al capitán poniendo en su lugar a un grumete que obviamente no sabía ni dirigir el timón, por tanto iba a la deriva. El capitán y una parte de sus tripulantes lograron echar al mar una gran barcaza y se montaron en ella. Aún sin recursos podían hacer frente a las tempestades porque el capitán y sus tripulantes tenían el suficiente conocimiento y ánimo para no naufragar.

El gran barco que carecía de dirección iba a estrellarse a causa del fuerte oleaje contra las enormes rocas que se avecinaban. Morirían la mayoría de sus tripulantes, sobre todo aquellos que trabajaban en las calderas y no se habían dado cuenta de lo que había sucedido en los altos mandos. En ese colapso la barcaza peligraba también porque el remolino que produciría y el estallido de su estructura la alcanzaría.

Su cometido era regresar al barco, rescatarlo de las manos de los traidores para que el capitán tomara la dirección y conduciera, salvando así a toda la tripulación.

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