jueves, octubre 11, 2007

Chachalacas

Julio Hernández López

1. Que dice el secretario de desgobernación que dice su papá (político) que siempre sí sería mejor que se callara la chachalaca ex presidente. El mismo declarante que días atrás juraba meter las manos al fuego por la honestidad personal de Vicente Fox, y que todavía ayer desdeñaba el impacto político que podría tener el tour mediático estadunidense del desbocado esposo de la señora Yip Rojo, ahora ha salido con aires de filósofo político amateur: “… el que se va, se calla”. Pedagógico, el profesor jalisciense pomposamente peinado ha dicho que los políticos deben entender esa variante calderonista del comes y te vas y, reglita en mano, con un aire supuestamente conminativo, estableció: “Debemos enseñarnos a callar”. Lo malo del licenciado Paco Ramacú es que no enseña con el ejemplo, pues justamente él es un prototipo del mandatario que al dejar el poder no se conforma con el silencio político sino que se convierte en metiche permanente en los asuntos que corresponden al sucesor: hoy, Jalisco vive una guerra política entre el grupo que obedece a Ramírez Acuña –quien no pierde oportunidad de pasarse días allá, en detrimento de su función federal– y el que obedece al gobernador actual, Emilio González Márquez, quien podría aprovechar la coyuntura para pedirle a su chachalaca local que también guarde compostura.

2. El destinatario original de la famosa frase relacionada con el ave científicamente llamada ortalis vetula sigue haciendo ruido donde se lo permiten. Como en sus tiempos de candidato, habla de lo que sea, en busca de agradar a cada público o entrevistador aunque, para su molestia, el fantasma del enriquecimiento ilegítimo se impone a las pretensiones de dibujarse a sí mismo como honorabilísimo héroe patrio con rancho y lago adjuntos. Lo mismo reconoce que para lanzarse por la Presidencia de México recurrió a los directivos de la Coca-Cola en busca de ayuda económica que se enreda respecto a sus propiedades que un día presume como gran logro personal que luego niega y adjudica a familiares y amigos. Chente del Rancho ha sido emplazado a guardar silencio, al tiempo que la Secretaría de la Función Pública hace como que va a indagar por qué el presunto copresidente de México se llevó a su egoteca guanajuatense documentos oficiales correspondientes al ejercicio 2000-2006. ¿Aceptará FoSa (marca comercial del corporativo Fox-Sahagún) la orden de cerrar el pico que El hijo desobediente les ha hecho llegar por la vía de Bucareli? ¿Se rebelarán los tórtolos y soltarán por allí alguna insinuación con el indicativo electoral 0.56 por ciento? ¿El amago de Paco Ramacú es un último suspiro antes de que le den bola? Por lo pronto, en Boca del Río, Veracruz, develación programada de una estatua del prócer de las botas intelectuales.

3. La cámara chachalaca de radio y televisión ya no dijo ayer ni pío respecto a las supuestas pretensiones dictatoriales que primero el Senado, y luego los diputados federales y estatales aprobaron para suprimir el negocio de la propaganda electoral pagada. Reunidos los principales dirigentes de la radiodifusión con el licenciado FC (que ha hecho saber que apoya las medidas tomadas por los legisladores) no aprovecharon el momento para lanzar discursos incendiarios ni retomar la heroica defensa de la libertad de expresión que en otros momentos habían difundido incluso en golpista cadena nacional. El discurso del dirigente formal de la citada cámara (los que mandan son los dueños de las empresas más importantes, pero ponen por delante a algún personaje de segundo o tercer nivel para que haga lo que le ordenen esos poderosos de verdad) fue sedoso, lleno de peticiones para que el gremio sea ayudado en cuanto a actualizaciones tecnológicas y renovación de concesiones. ¡Oh, sí, gracias anticipadas, bondadoso señor Presidente!

4. En el contexto de esa 49 semana de la radio y la televisión, el ornitólogo formal del país ha hecho saber que en delante hará valer su personal criterio volátil para decidir qué chachalacas mediáticas deben callar. Claro que no se trata de un atentado a la libertad de expresión, sino todo lo contrario: “un absoluto compromiso” de la administración kalderónika con la antedicha libertad pero, ejem, bueno, siempre y cuando ella esté “asociada íntimamente (¡oh, licenciado Felipe, por favor!) al respeto a los demás y a la responsabilidad con México, así como al derecho a la información”. La Ley Patriótica que el próximo firmante de acuerdos entreguistas con Estados Unidos desea imponer, pretende que haya un “equilibrio” que permita “garantizar nuestras libertades, sí, pero hacerlo en el marco de la responsabilidad que es, precisamente, el interés general que la nación demanda de todos los mexicanos”. La doctrina equilibrista del doctor K. intenta someter a sus consideraciones subjetivas el ejercicio informativo, no sólo en los términos de ética derechista que su gobierno pregona, en sintonía con los postulados de la organización empresarial denominada A favor de lo mejor, sino, sobre todo, en consideración de valores como el respeto, la responsabilidad y el patriotismo que serán definidos por la mencionada administración K, que es acusada por un segmento importante de ciudadanos de faltar al respeto a la democracia y la soberanía nacional, de ser irresponsable en el ejercicio de los recursos públicos y en el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales y de faltar al patriotismo al prestarse a proyectos intervencionistas estadunidenses como el llamado Plan México. Tal como lo adelantó el vocero del secretario Javier Lozano en carta de amago enviada a este columnista por disentir de la línea oficial respecto a lo hecho en el caso de Pasta de Conchos, la visión gubernamental respecto a medios incómodos pasa por la famosa frase de “cooperas o cuello”.

Y, mientras Roberto Madrazo habla de un compló político-deportivo en su contra, y el superprotegido Norberto dice que no quiere guardia oficial para su persona, ¡hasta mañana, en esta columna que no juega al equilibrismo oficialmente requerido!

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