jueves, noviembre 29, 2007

Estado de derecha (España)

Koldo Campos Sagaseta
Rebelión

“Vivimos en un estado de derecho” repiten los que han hecho del derecho ajeno su repleta alcancía de beneficios. Y es que no hay respingo, murmullo o casual tos que no encuentre delante el secular pretexto del “estado de derecho” exigiendo obediencia e imponiendo silencio.

Y al incuestionable “estado de derecho” se han atrevido, incluso, a agregarle el bienestar, como genérica definición de los tiempos y las circunstancias al uso.

No importa que se encojan aún más los ya de por sí desprovistos salarios y aumenten sus groseras ganancias los banqueros; no importa que el trabajo precario sustituya al empleo y las colas del paro aumenten efectivos…vivimos en un “estado de derecho y bienestar” insisten ellos, los administradores de la panacea.

De un estado de derecho en el que la justicia vulnera los más elementales derechos del ser humano y que con la misma templanza con que condena a diez años de cárcel el crimen de dos artículos de prensa, condecora y absuelve la picardía de la tortura, la gracia de la impunidad; de un Estado que dispone sus juicios y sentencias al real acomodo de sus intereses y accionistas, y decide, como si fuera competente, si es delito el diálogo, cuándo no es sujeto de sanción, porqué el derecho de reunión hoy no es derecho, y encausa a un presidente de gobierno autonómico y criminaliza el derecho de expresión de un pueblo.

De un estado que ha oído a su propio ministro de justicia su intención de instrumentar nuevos cargos a los presos vascos que cumplieran sentencia, que no a todos, y que, también, lo ha visto obrar en consecuencia, como si semejante despropósito fuera legal, menos aún moral; de un Estado que tolera que excarcelados pistoleros a cargo del Estado, como Rafael Vera, puedan vivir en fincas intervenidas por la justicia; que todavía ignora, porque no le importa, qué ha sido de los asesinos de los cinco abogados laboralistas de la calle Atocha; que mientras condena en Otegi o en jóvenes catalanes su irrefutable verdad sobre los monarcas españoles, cabildea la comprensión para quienes desde los grandes medios de comunicación pegan fuego a la real memoria, en el único acto lúcido que se les recuerde.

De un estado que avala elecciones fraudulentas y que usurpa gobiernos por el fraude, que vende programas pacifistas y se embarca en alianzas militares, que cierra periódicos y calla emisoras de radio y televisión, que entierra todos los días cinco trabajadores muertos en los llamados accidentes laborales, que vulnera e incumple sus propias leyes dependiendo de la conveniencia de sus testaferros y que nadie mejor que Valle-Inclán definiera en sus Luces de Bohemia, cuando Max Estrella “poeta ciego de odas y madrigales”, “que vive de hacer versos y vive miserablemente” nos muestra en su calvario por Madrid el “trágico esperpento” de una España “desgreñada y macilenta”, “cuya leyenda negra es su propia historia”, “el dolor de un mal sueño”, “un corral donde el sol es, y no siempre, el único bien”, esa España de “ladinos, guindillas y fantoches”, “en la que los bizarros coroneles se caen de los caballos hasta en las procesiones”, donde gobierna “el rey de Portugal” y es “marquesa del Tango”, Enriqueta la Pisa-Bien. Esa España en la que “todo lo manda el dinero”, que decía el preso en Luces de Bohemia; y en la que “se premia el robar y el ser sinvergüenza”, que apostillaba el sepulturero.

-“Los que tienen a su cargo –afirmaba Max Estrella- la defensa del pueblo son al mismo tiempo sus verdugos”, “¡y a eso llaman justicia los ricos canallas!”, mientras las leyes reposan en “carpetas de badana mugrienta” y la autoridad es un “pollo chulapón de peinado reluciente” (cualquier parecido con Garzón es pura coincidencia y el autor de la coincidencia es Valle-Inclán) que se pasea y dicta: “Aquí no se protesta” (Serafín); “habrá que darle para el pelo” (Capitán Pitito); “Se la está ganando” (Guardia).

Hasta que al final preguntaba el preso “van a matarme… ¿qué dirá mañana esa prensa canallesca?”.

-“Lo que le manden”, respondía Max Estrella.

No, aquí lo que sigue habiendo es un estado de derecha, de la más rancia derecha.

No hay comentarios.: