lunes, enero 07, 2008

La mayoría apuesta a Encinas

Gilberto Balam Pereira

Resulta muy estimulante leer en POR ESTO! todos los días, que Tere Jardí escribe sobre las perspectivas de AMLO, sus aciertos, contradicciones, sus errores, sus cualidades, sus verdades ante el gobierno espurio. Son líneas y páginas que aparentemente pasan con displicencia. Pero no. Un buen lector se acerca a la realidad con ellas, enriquece su conocimiento sobre la realidad objetiva. Eso significa que hay interés en Tere sobre el inmediato plazo que nos aguardan las imposiciones y por demás arbitrariedades políticas y económicas dictadas por un régimen usurpador. Tales afrentas de la derecha han sido motivo de comentarios y críticas claras y convincentes por analistas, columnistas y otros ciudadanos, por lo que no seré reiterativo.
Por mi parte, estimo que son cinco años más que nos esperan de golpeteos a cargo de la derecha más retrógrada que hemos tenido por tantas décadas .
A pesar de ello, se trata de un régimen débil, temeroso, inseguro y sin brújula, parapetado con el ejército. No supera el pánico permanente hacia la fortaleza de un líder carismático que tiene un proyecto de nación diferente al que sustentan los ilegítimos del gobierno, y que llena el zócalo las veces que quiere. Tenemos un sistema que al amanecer del año 2008, ofrece a la población aumentos de precios en cascada y la enajenación de los recursos energéticos; es un gobierno débil, antidemocrático, despreciativo de la población empobrecida por los mismos yugos.
Ante esta situación, ¿qué nos queda como esperanza, como expectativa, como única posibilidad de cambio al breve plazo? Yo opino que es la figura de AMLO, con su programa de nación que anuncia todos los días en sus giras. Pero como es ya sabido, en política no faltan las tribus de búfalos, esos modus vivendi, los oportunistas, las sectas modositas, las conciliatorias, las de medias tintas si no hasta las descaradamente hipócritas, que por fortuna están bien identificadas. Y por fortuna, también, hay ciudadanos muy íntegros y convencidos de que sólo la izquierda unida podría conducirnos al cambio. Y si no, miren.
El miércoles 12 de diciembre, en la junta de coordinación política, el líder de los diputados perredistas, Javier González Garza, enfrentó uno más de los embates de los prianistas: por indicación de Rogelio Carvajal, operador de Germán Martínez, éstos manifestaron el rechazo total a Genaro Góngora (PRD) como consejero presidente. González Garza informó entonces, a su bancada, que el PRI y el PAN no querían dejar pasar a Genaro Góngora y que no sólo pretendían los prianistas designar al consejero presidente del IFE, sino decidir a los tres consejeros dejando fuera al PRD.
Inicialmente había un acuerdo entre priístas y perredistas para designar al presidente del IFE, mientras al PAN no se le tocara a los consejeros actuales que le son afines. Pero Germán Martínez cambió este último acuerdo.
Entonces Ruth Zavaleta, presidenta de la directiva, llegó al grupo parlamentario del PRD para avisar que no se iba a instalar la sesión que estaba convocada para las 14 horas, y cuyo punto central era la elección de los nuevos consejeros,
Mientras llegaba la hora de iniciar la última sesión del período ordinario, Héctor Larios y Emilio Gamboa amagaron a Javier González Garza (PRD) intentando imponerle un aparente candidato del PRD; decían los del PRIAN, a González Garza, que aceptara a uno de los candidatos del PAN pero presentándolo como propuesta perredista. Un monumento al cinismo y a la política más depravada por parte de estos prianistas. Por supuesto que González Garza se opuso, y tanto PAN como PRI le advirtieron que al no aceptar, la elección se iría hasta febrero. Lo que quería el PAN, en esos momentos, alcahueteado por Gamboa Patrón, era tener dos consejeros y no uno, pero a través del PRD. Sinvergüenzada os presenciáis. Y la elección se fue hasta febrero. Buen plazo para que el PRD ajuste su posición. Las condiciones objetivas lo permiten. Muchos siguen con la finta de que los chuchos se encuentran en mayoría.
Yéndonos un poco atrás, recordamos que en la aprobación del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), el PRD tuvo un grupo importante que votó contra las reformas retrógradas del PRIAN y el mismo miércoles 12, el grupo perredista que votó en contra fue también importante. Es digno de mención que en el debate del Cofipe y la selección de los consejeros dentro del PRD, pesó la posición de AMLO quien, el lunes 3, envió a González Garza y al senador Carlos Navarrete una carta en la que afirmó que: este proyecto (las reformas al Cofipe) en vez de contribuir a que el país retome el camino de la democracia, afianza el predominio ilegítimo del bloque conservador que nos robó la elección presidencial de 2006. PRI y PAN están a favor de las reformas, pero nada justifica que los legisladores del PRD se presten a esta maniobra antidemocrática y menos que la promuevan.
Sobre el Cofipe, de 127 legisladores sólo 62 votaron a favor de la reforma que fueron de Nueva Izquierda y del MND; 3 se abstuvieron y 19 no acudieron a la sesión. Los restantes no estuvieron a favor de AMLO.
Antes, en el grupo parlamentario predominaba Nueva Izquierda, pero ahora la carta de AMLO al respecto, ha venido a cambiar la correlación de fuerzas.
Entiendan los tarados que el problema no radica en estar o no con AMLO, sino que se trata de hacer pública una identidad política de un buen número de diputados. Esta carta pública de AMLO deja en claro una definición. Se sabe que en el fondo, el Cofipe pretende la desintegración del Frente Amplio Progresista. En este contexto, los encinistas están muy, pero muy movidos mientras Nueva Izquierda estudia sus estrategias de sobrevivencia. Por razones de espacio, les ofreceré más información en la próxima colaboración.

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