Sensibilidad de paquidermo
Eduardo Ibarra Aguirre
Eduardo Ibarra Aguirre
Transcurrida prácticamente una semana de la realización de la marcha campesina en el Distrito Federal y que para algunos observadores es la demostración de fuerza social más importante en décadas, no se perciben aún indicios de alteración de los reflejos paquidérmicos del gobierno de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Los propagandistas de Alberto Cárdenas Jiménez están ocupados en convencer a quien desee escucharlos, incluidos líderes de las organizaciones campesinas ausentes por buenas y malas razones de la movilización del día 31, que en ésta participaron sólo 42 mil 500 manifestantes. Un poco más generosa, la secretaría capitalina de Joel Ortega Cuevas subió la estimación a 50 mil personas y los organizadores contabilizaron 200 mil ciudadanos.
Con independencia de las cifras sobre los participantes, la protesta tiene un valor mucho mayor en sí misma.
Trato de explicarme. En primer lugar por lo que representó en términos de las organizaciones convocantes, lo que reflejó una diversidad que rebasó la destacada presencia del corporativismo de la Confederación Nacional Campesina y, en menor medida, del clientelismo del Partido de la Revolución Democrática.
Justamente la notable participación de la quenique fue el obstáculo mayor para que otras agrupaciones se resistieran hasta el final a convocar. Y los dirigentes de éstas coincidieron, en voz baja, con los locutores que actúan como intelectuales orgánicos desde los micrófonos del oligopolio radiofónico y el duopolio televisivo: “Las protestas son maniobras de los líderes campesinos priístas para mantener sus canonjías y recibir recursos gubernamentales”.
Acaso no les falte un poco de razón. Pero reducir el liderazgo social, así seas corporativizado y clientelar a un asunto de millones de pesos e ignorar las causas y la dinámica del reclamo social –la industria del reclamo, le llama la tecnoburocracia-- conduce a darse de topes con la pared y observar conjuras por todos lados.
En segundo término, será necesario hurgar en tiempos remotos para localizar una movilización en la que convergieron con promisoria puntualidad organizaciones de la sociedad rural, desde los más empobrecidos hasta los estratos medios, con sindicatos tan importantes como el Mexicano de Electricistas y el de Telefonistas de la República Mexicana.
Finalmente, resultó notable que horas antes de la manifestación campesina y sindical, el mensajero más socorrido para llevar textos presidenciales rijosos, Javier Lozano Alarcón –además del primitivo José Luis Luegue Tamargo-- apareciera ofreciendo los oficios de negociador, mismos que no ha mostrado con los mineros y metalúrgicos, a la vez que de antemano descartó la renegociación del capítulo agropecuario del TLCAN.
Sólo se trató de una finta para la foto, como se mostró el mero día de la marcha, cuando Cárdenas Jiménez –no olvidemos que es el hombre de Lorenzo Servitje Sendra, uno de los 39 dueños de México--, corrió a Tlaxcala y Juan Camilo Mouriño Terrazo no se presentó a despachar al Palacio de Covián.
Junto con el rechazo a la Ley del ISSSTE, la manifestación del 31 es el desafío social más significativo que recibe el economista y abogado de Morelia. Ocurrió, además, cuando la agenda se satura con reclamos sectoriales y los nacionales se avizoran con gran nitidez.
En los 14 meses que el grupo gobernante lleva despachando, mostró una sensibilidad política propia de un paquidermo, como apuntaba en 1978 desde las páginas de Mundo Obrero Manuel Vázquez Montalbán, jefe de redacción del periódico comunista, al referirse a los políticos neofranquistas.
Y acaso los mamíferos provenientes de África y Asia sean más sensibles.
Acuse de recibo
El reportero José Vilchis Guerrero comenta: “Me sumo a los que festejan con entusiasmo tus primeras 500 utopías. Coincido contigo en el tratamiento de los temas: tocas la llaga de la realidad que los gobernantes se niegan a ver y nos haces reflexionar sobre los reales problemas del país, que para losgobernantes llegan a ser motivo de sus frivolidades. Tal vez ahí están las bases del optimismo (irresponsable) de un Felipe Calderón Hinojosa que se niega a ver el peligro que corre la economía mexicana ante una recesión en Estados Unidos. Que vengan otras 500 y luego otras 500 para seguir observando críticamente la realidad.”... Recuerda el periodista Marco Antonio Heredia Pérez: “Hoy existe un imperio que sigue empecinado, con sus guerras de conquista, en hacer retroceder la historia. Hoy más que en ninguna época, la guerra es una obsolescencia que hace peligrar la existencia humana. Ante esto, la parte racional de la humanidad debe seguir insistiendo en que es posible un mundo mejor sin conflictos bélicos. A través de un periodismo comprometido con las causas más nobles del género humano, se puede contribuir al logro de la paz y de la democracia, verdaderas utopías por las que vale la pena seguir vivo, con perdón de la aparente contradicción semántica. Tus primeras 500 columnas algo han hecho en ese sentido.”
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