miércoles, abril 09, 2008

Colapso inmobiliario de la España aznarista

Alfredo Jalife-Rahme

Réplica del patrón estadunidense visto en 2007

Los neofascistas neoliberales iberoamericanos padecen varias enfermedades incurables y una de las más conspicuas es su proclividad a una mayor incontinencia verbal en correlación directa a sus estrepitosos fracasos financieros, económicos y militares que intentan ocultar mediante campañas publicitarias que solamente engañan a los desinformados y a los cándidos, para no decir a los tontos.

Todo el castillo de naipes financiero que edificó el locuaz cuan ignaro fiscalista José María Aznar López, patética marioneta de los decadentes Bush y Blair, empezó a venirse abajo. Nada más degradante le pudo haber sucedido a España que su aznarización, es decir, el bushismo militar y financiero, que pagará muy caro. Por haber vendido su alma al diablo anglosajón y haber participado en el fracaso de la invasión a Irak, Aznar López detenta acciones del británico hedge fund (fondo de cobertura de riesgo) Centaurus Capital (The Financial Times, 1/6/07). ¡En lo que acaban los presidentes neoliberales de Iberoamérica!

Además de ser empleado del magnate australiano de los multimedia Rupert Murdoch (Fox News, The Times, entre otros), el mendaz Aznar López (remember el 11 de marzo de 2004), miembro conspicuo del superbélico Comité del Peligro Presente de EU (que comparte con Enrique Krauze Kleinbort y al que dicen sueña adherirse Jorge Castañeda Gutman), ha sido nombrado profesor de la Universidad de Georgetown y del Tec de Monterrey. ¿Puede un personaje tan desprestigiado impartir clases a las nuevas generaciones?

Por cierto, el locuaz cuan mendaz Aznar López no se ha enterado de la muerte oficial del neoliberalismo global (ver Bajo la Lupa, 30/3/08) y pretende resucitar su cadáver en Latinoamérica mediante la Fundación para la Libertad (¡supersic!) que preside el escritor peruano Mario Vargas Llosa, convertido en vulgar propagandista, como fue notorio en la cumbre neofascista neoliberal celebrada en Rosario, Argentina, la última semana de marzo y financiada por The Heritage Foundation, American Enteprise Institute (que maneja Lynne, la esposa del vicepresidente Dick Cheney) y FAES (la fundación del Partido Popular que preside Aznar López).

A la cumbre de Rosario no podían faltar por EU, Roger Noriega, anterior coordinador bushiano de Asuntos del Hemisferio Occidental y becario de American Enterprise Institute, y por México Enrique Krauze Kleinbort, Jorge Castañeda Gutman y Vicente Fox, quienes en su totalidad integran la internacional neofascista neoliberal –clones de los viejos conquistadores que hoy venden espejismos por el “oro negro”, cuando ayer vendían espejitos por oro amarillo–, que busca revertir infructuosamente el oleaje redentor nacionalista que apenas inicia en Latinoamérica y a quien favorece el derrumbe del dolarcentrismo como el colapso inmobiliario español, su excrecencia trasatlántica.

Ambrose Evans-Pritchard (AEP), solvente analista del rotativo británico The Daily Telegraph (“Los bancos extranjeros huyen de la deuda española de bienes raíces”, 5/4/08) devela la profundidad del colapso inmobiliario español: “Los bancos internacionales se apresuran a vender sus tenencias de la deuda hipotecaria española a un descuento abrupto, temiendo que el país podría estar deslizándose hacia el peor viraje económico de su historia moderna”.

Las estadísticas oficiales apenas empiezan a permear cuando se ha vuelto inocultable el estallido de la burbuja inmobiliaria. El Instituto Nacional de Estadísticas publicó que la compraventa de casas se colapsó en 27 por ciento, mientras el otorgamiento de hipotecas disminuyó 25 por ciento; las casas nuevas se venden con un “descuento” de 30 por ciento. De acuerdo con el rotativo británico The Independent, en la próspera Cataluña el desplome ha sido de 42.7 por ciento y en Madrid las ventas prácticamente se encuentran paralizadas.

Mikel Echavarren, director de la consultora de bienes raíces Irea, fustigó que el mercado inmobiliario español se encontraba en peores condiciones de lo que sugerían las estadísticas oficiales; comentó que la “situación era preocupante”, ya que “los constructores no podían refinanciar sus adeudos” y concluyó que “el crash podía ser más severo que la crisis inmobiliaria de principios de la década de los 90”. Según AEP, Dubai’s Investment Corporation retiró un acuerdo de rescate concertado con Inmobiliaria Colonial, el otrora mayor conglomerado de bienes raíces español, lo cual lo orilló a entablar negociaciones de emergencia con los bancos, de por sí atribulados, que han sido salvados de su insolvencia por inyecciones masivas de crédito del Banco Central Europeo. El analista británico asevera que las hipotecas españolas “replican el patrón visto el año pasado en EU”, mientras “grandes fondos de Francia y Alemania, así como las aseguradoras, parecen estar liquidando sus activos españoles como medida precautoria”. Ismael Clemente, director de la rama de bienes raíces del poderoso Deutsche Bank en España, comentó que “los bancos extranjeros se estaban deshaciendo ahora de su deuda hipotecaria española a un descuento de 40 por ciento”. En forma dramática Santiago Baena, dirigente de los agentes de bienes raíces API, reveló que la crisis había obligado a 40 mil agentes a cerrar sus puertas y a despedir a 120 mil empleados.

En similitud al ridículo BdeM y a la grotesca Secretaría de Hacienda de México, el Banco de España expectoró que el “sistema bancario español permanecía en buen estado de salud, con poca exposición a la debacle inmobiliaria de EU”, a lo que revira AEP con un reporte publicado en el rotativo alemán Die Welt (5/4/08) que devela los “falsos precios” de las propiedades en España. Al parecer, las constructoras adeudan unos azorantes 500 mil millones de dólares a las “cajas”, es decir, a los bancos y a los acreedores. “El déficit de cuenta corriente del país ha alcanzado un impresionante 10 por ciento del PIB, el mayor de cualquier economía importante”, señala implacable AEP, mientras las tasas hipotecarias se han duplicado desde finales de 2005.

David Owen, economista europeo de Dresdner Kleinwort, aduce que España se estaba despertando a la realidad: “ya nadie discute si habrá recesión, sino su profundidad y su duración”. Remató con la estocada de que España “podría enfrentar un crecimiento cero por cinco años”. Finalmente, la calificadora Standard & Poor’s avaló que España se encontraba al borde de un “colapso mayor” en la construcción, la cual generó la quinta parte de todos los empleos creados en España desde el año 2000, es decir, en plena presidencia de Aznar López, a quien le resulta más sencillo vender espejismos y espejitos en Latinoamérica.

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