domingo, julio 06, 2008

¡Me vale wilson!

Otra derrota cultural

Desde etapas que hoy parecen casi inhumanas, el PAN insiste en ser la agrupación de “las victorias culturales”.
El tiempo, o su torpe traducción en hechos, han ratificado el fracaso de esta política de engaño y autoengaño: cada uno de los intentos de “reeducar moralmente” a la sociedad desemboca en una derrota completa o, si se quiere, interminable. El episodio más reciente inicia con la difusión de los videos que registran las clases de un “cuerpo de élite” en León, Guanajuato, adiestrado en el uso de torturas y vejaciones; ejemplos: a un policía se le inyecta agua mineral por la nariz (“el tehuacanazo”), a otro se le introduce la cabeza en un cubo de excremento (técnicas de “el pocito”), a un tercero se le asesta la golpiza propia de un guardia con un detenido.
La protesta ante estos cursos surge y se intensifica, y el 1 de julio el alcalde de León, Vicente Guerrero Reynoso, se explica: “Son parte de un entrenamiento que no se va a suspender. Así de sencillo. (Luego se dirige a los medios.) Por favor, sean más éticos, sean más responsables. Den la nota con elementos, no con supuestos. Ya basta, ya basta de este tipo de cosas. Le hacen mucho daño a la sociedad. Actúen éticamente, por favor”. Los videos son “supuestos”.
Acto seguido y el mismo 1 de julio se abalanza hacia los micrófonos Carlos Torner Salinas, director de la policía de León: “La difusión de los videos busca precisamente desacreditar a la institución, de una forma u otra. ¿Quién tiene en un momento dado el interés? No sabría yo decírtelo. La policía de León tiene un manejo profesional, con instructores de altas condiciones”. El contenido de los videos lo deja indiferente, y no concibe las semejanzas con una secuencia del filme brasileño Tropa de asalto.
El alcalde no cede, se aferra a la decisión: “¡Me vale wilson! (Se los digo.) Continuará la capacitación a la policía de élite en las mismas circunstancias en que aparecen en las filmaciones. Aquí no están dañando al alcalde, están generando una mala imagen a la ciudad. A mí me vale wilson lo que digan de mí, no hay problema, yo estoy tranquilo, duermo muy bien”. La idea panista de la crítica como difamación es inalterable. ¿Y quién sabe ahora lo que significa “me vale wilson”?
Francisco García, el secretario del Ayuntamiento de León, se pronuncia: “Los entrenamientos se realizan previo acuerdo con los policías que participan. Ellos han aceptado llevar a cabo este tipo de entrenamientos, por lo tanto no hay violación de derechos humanos. La violencia que se registra en las calles es mayor a la que se observa en las videograbaciones y hay que estar preparados”.
Y asalta también la palabra José Luis Díaz, del Consejo Empresarial de León (EL UNIVERSAL, 3/VII/08): “Respaldamos el entrenamiento extremo que reciben los policías locales porque para combatir a la delincuencia se requieren muchos rambos”.
* * *
Rendirse es señal de caballeros en desgracia, que abandonan en el campo de batalla sus victorias culturales. Al alcalde Vicente Guerrero Reynoso, conminado por la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guanajuato, le toca la aceptación dolorosa (3 de julio de 2008) y wilson deja de ser la matriz de todas sus decisiones: “Ya no habrá más tehuacanazos, ni pocitos en los entrenamientos de León… Somos rápidos. La respuesta ya está. Aceptamos la petición que nos hace la Procuraduría”.
Sin embargo, aún se resiste: “No se va a hacer ahorita ningún entrenamiento de ese tipo hasta que se investigue… Esperaré la recomendación de las instituciones de derechos humanos para determinar si la aceptan. Se tiene derecho de réplica y de no aceptar la recomendación. No adelanten vísperas”.
Los que adelantaron vísperas y coleccionan epitafios son otros.
Escritor

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