martes, septiembre 23, 2008

“Ir a la guerra sin rifle” es perder la batalla y la vida

Conjeturas
Por Alvaro Cepeda Neri

Cuentan los reporteros (Impacto, El diario, Reforma y La Jornada: 9/IX/08) que en la ceremonia de reconocimiento a los policías de la Federal Preventiva, los familiares de los asesinados en la desigual lucha contra los matones al servicio de las delincuencias, con desesperación en sus rostros, casi a gritos (para ser escuchados) le echaron en cara a Calderón y García Luna que esos servidores públicos sean enviados al combate “atados de manos”.
Esto porque sus armas son inferiores a las que utilizan los sicarios. Y porque reciben sueldos de miseria, mientras ya fallecidos sus deudos son recompensados con el pago de un seguro todavía más miserable y después de ir y venir a tramitarlo ante funcionarios a los que hay que rogarles que cumplan con sus obligaciones.
Herminia Miranda y Mónica Alcántara, Abel Barajas y Mayolo López con Claudia Herrera y Alfredo Méndez, reporteros, respectivamente de esos tres periódicos, con sus crónicas (y de otros periodistas más que no ha de leer el novelista García Márquez, pero echa pestes contra su trabajo sobre la marcha, exigiendo exquisitez) pusieron al tanto a sus lectores.
Esposas, hermanos y madres de los policías fallecidos, con el llanto derramándose sobre sus rostros de mexicanos empobrecidos, se quejaron de que son enviados a una lucha sin todos los requisitos para resguardarse físicamente. Como en el refrán aquel de “ir a la guerra sin rifle”, van los policías a enfrentarse a quienes, en el mercado estadounidense, con todo el dinero del mundo, compran armamento mucho muy superior.
Cuando Calderón se acercó a saludar a las viudas, éstas, atropellándose en el uso de la palabra se quejaron y le reclamaron por el trato de que son víctimas. Les retrasan el pago de los sueldos, mientras sus esposos están en el campo de batalla. Les hacen dar vueltas para cobrar el seguro. Y sin ninguna explicación de porqué reciben unos cuantos pesos, a cambio de la vida de sus familiares.
El presidente las escuchaba, y entre saludos y condolencias daba órdenes a García Luna. Que de momento, fue para esquivar los reclamos y no es suficiente. Porque el gobierno federal (y de las entidades) debe volcarse en apoyos a quienes cumplen con su deber.
Estamos rebasados por la violencia despiadada de los delincuentes. Y si bien hay policías al servicio del enemigo, también existen los que están al frente combatiendo a los pistoleros, como es el trabajo de un policía. Así que, han de ser equipados para la guerra y recibir, cuando menos, pagos suficientes por su labor y de manera puntual.
Darles reconocimientos, tal vez sirva, pero hay que tratarlos como merece su desempeño. Y que no se repitan actos donde sus familiares tengan que gritar sus reclamos. De lo contrario seguirán las deserciones, en el mejor de los casos o se pasarán al enemigo.
Los gobernantes deben reflexionar en sus conductas y corregirlas para atender las necesidades de la policía que está cumpliendo para detener la violencia de los delincuentes que van armados hasta los dientes.

Qué curioso, los ciudadan@s nos sentimos igual que la policía: el gobierno federal espurio nos ataca con armas de alto calibre como son los medios masivos y nos amenaza con el poder militar mientras que nosotros damos vueltas y vueltas repitiendo nuestras protestas y denuncias sin que nos escuchen, da la sensación de que estamos "atados de manos". Sin embargo, no lo estamos, sólo es cuestión de paciencia y perseverancia, poco a poco iremos venciendo a las armas de la desinformación y la represión porque tenemos armas más poderosas que ésas, la verdad, el amor y el deseo de defender a la patria.

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